Partida Rol por web

Sentí el aliento fétido de ese bicho en mi nuca.

Corrí como nunca, esquivé como nunca, y me arrastré como nunca. Si me viera el entrenador estaría orgullosa de mi. Pero tras cerrar la puerta y que Scot atrancara la puerta con el pestillo, no obtuve ná. Solo un Gracias Lex. ¿What? Mi cara era una mezcla de sorpresa y jadeo por la carrera. Menos mal que la oscuridad ocultaba mi rostro sorprendido.

Y después de todo, no podía culpar a nadie. ¿ Quien me mandaría a mi hacer estas cosas? Pero por otro lado... ¿cuántas veces en al vida te persigue un bicho para acabar con tu vida? No sabía si agradecer esta visita al pasado de mi madre o a el espíritu aventurero de Lex y Patrik. La adrenalina no había empezado a remitir y me sentía realmente... bien.

-Será mejor bajar- opiné con mi espalda apoyada en la puerta, cuando Lex encendió la linterna que nos iluminaba unas escaleras descendentes, y aun sentí como el bicho estaba tras la puerta.

Abajo el interruptor de la luz dio paso a la bombilla, iluminando pobremente la sala. ¿Era eso un almacén del museo?

- Vale...se lo que estáis pensando- Afirme inclinándome para echar una ojeada dentro de una caja, a ver que había.- Pero no toquéis nada.

Como hablar con una pared. No me lo creía ni yo.

- Bien... buscad el cuadro ese de Willy. Si realmente visteis algo en el otro...- no lo dudaba, pero a estas alturas, tras una carrera de fondo vs bicho salido de las mazmorras de Disney, ya me esperaba cualquier cosa.- ... a ver que vemos en este.- Dije algo extrañada de mis palabras.

Sin embargo, había llamado a la policía. Cuando saliéramos tendría que dar alguna explicación, así que esperaba que toda esta fantasía tuviera una explicación lógica o me la iba a cargar de lo lindo. Por lo menos poder explicarlo con algo en la mano. Literalmente.

Observé, maravillado, el gran número de objetos cubiertos por plásticos y telas que había en aquel sótano que actuaba como una especie de almacén del museo. Pensé que probablemente allí fuera donde acababan todos los objetos que aguardaban una restauración o que no resultaban lo suficientemente llamativos o relevantes como para ser expuestos en el museo.

-¡Whoalá, chicoz! ¡Ezto ez imprezionante! -exclamé, mirando aquellos objetos, alucinado-. ¿Creéiz que el otro cuadro de Willy el Tuerto pueda eztar por aquí? -No obstante, había algo que en esos momentos me importaba mucho más-. ¿Qué creéiz que era eza coza de ahí arriba? Parecía un demonio como loz que zuelen zacar en películaz y videojuegoz. ¿Cómo ha llegado eze bicho aquí? ¿Zerá una ezpecie nueva de animal raro?

Pese a haber estado a punto de morir hacía escasos minutos, mi tono era optimista y lleno de curiosidad.

Nos salvamos todos por los pelos de aquella bestia, tras atrancar la puerta nos vimos obligados a bajar a un lúgubre sótano que daba bastante canguelo, pero no teníamos otra opción era eso o volver a cruzarnos con ése asqueroso bicho. Al llegar abajo y por suerte para todos no había ningún monstruo, al menos de momento, en cambio había un almacen atestado de piezas arqueológicas, pequeñas estatuillas, cuadros, libros, era un tesoro en sí mismo y dirigí los ojos a Lex-¿Lo estás viendo Lex? ¡Menuda pasada!- exclamé con ojos fascinados viendo todo lo que teníamos ante nosotros.

Me acerqué a una de las estanterías mirando absorto todo lo que había allí almacenado-No tengo ni idea Caleb, pero ese bicho estaba decidido a comernos- dejé de lado aquel polvoriento expositor volviendo a la realidad de la situación aunque las palabras de Anne resonaron en mi cerebro-Anne tiene razón, echemod un vistazo ya que estamos aquí, si tan mal estaba el cuadro imagino que lo tendrán aquí abajo para su restauración- comenté mirando a mí alrededor-A lo mejor ese cuadro tiene algún secreto oculto...- susurré acercándome a Lex-¿Te imaginas prima que tenga algo escrito en el reverso? Sería flipante-dije con ojos brillantes. Aquel monstruo no se me quitaba de la cabeza, pero la excitación de la búsqueda, barría todo lo demás.

- No creo que quisiera comernos. - Rectificó a Patrick. - Al pirata de allí arriba sólo lo mató. No se lo ha comido. Igual defiende lo que cree su territorio o... - Tragó saliva ante una prespectiva mucho menos halagüeña. - O podría ser que tenga crías y... - Meneó la cabeza. No quería seguir por ahí. Todo eran meras especulaciones. Lo único cierto era que estaban atrapados en aquel sótano.

No parecía que allí hubiera ninguna salida. Era eso o que la oscuridad que allí reinaba, sólo interrumpida por el resplandor de las pantallas de los móviles y sus linternas y de la única bombilla que colgaba del techo, le impedían ver más allá de dos palmos de su nariz. Mientras todo el mundo parecía fascinado por todo lo que allí se encontraba almacenado, Scott empezó a buscar una forma de salir de allí. Una que no supusiera forzosamente abrir la puerta que acababan de franquear. Prefería ser práctico antes que curioso aunque le llamaran rarito.

Tragando el nudo que se había formado en el fondo de su garganta, Lex bajo las escaleras agarrada a la manga del abrigo de Patrick, no por miedo pero si por seguridad. Su mente trabajaba a marchas forzadas tratando de encontrar sentido a lo que estaba sucediendo, a lo que habían dejado atrás. Seguía sin comprender como había aparecido aquel monstruo allí. ¿Habían estado ser y pirata encerrados en el cuadro de Willy? ¿Cómo había sucedido? ¿Qué podía esperarles ahora que estaba atrapádos?

-¡Wooo!- articuló finalmente, sin separase demasiado de su primo y Anne, cuando la escasa iluminación les mostro los tesoros que ocultaba la oscuridad – Sí, sí. Lo veo Trick. Es impresionante – continúo, acordándose en ese instante de la linterna dinamo que siempre llevaba con ella en el bolsillo de la cazadora

Tras darle cuerda suficiente, a toda velocidad, esta ilumino algo más la sala aunque no como para desvelar el camino completo.

-otro, querrás decir – sonrío a la confidencia de su primo para luego añadir algo más, ante las palabras de Scott – o quizá era el guardián de una prisión, la prisión de ese pirata y de alguna manera han escapado ambos…o porque no el protector de un gran tesoro – de nuevo el espíritu de los Goonies regreso al rostro y voz de Alexandra, venciendo a las impresiones que el pirata y la persecución del monstruo habían dominado en la joven – estoy con Anne – se acerco a ella y la agarro del brazo con la mano libre – busquemos el cuadro y veamos si logramos averiguar que esta pasando…mejor tener todas las piezas cuando nuestros padres den con nosotros – luego miró a su rubia amiga y le dedico una sonrisa apretando ligeramente su brazo – gracias por lo de antes, nos has salvado el pellejo. Te debo un batido extra gigante.

A continuación el grupo continuo su camino, buscando entre todos los tesoros arqueológicos que había en el sótano en busca del cuadro de Willy o de cualquier cosa que llamara su atención.

El sótano era sin duda un tesoro en sí mismo, y todos os pusisteis a mirar rápidamente por todas partes, hasta que Caleb dio con lo que estabais buscando.

El cuadro del INFERNO. 

Oculto tras una sábana, encontró el segundo de los cuadros que Willy había pintado, y al retirar la sábana, Caleb, Anne y Patrick lanzaron un "Ooooh" generalizado que llamó la atención de los demás.

Anne y Patrick se acercaron por detrás de Caleb, y los tres contemplasteis absortos el cuadro... percibiendo algo que a algunos ya os resultaba familiar.

En la cubierta del barco, parecía haber gente moviéndose en todas direcciones, subiendo y bajando por los mástiles y también apareciendo y desapareciendo entre las velas.

- Si realmente fue Willy quien pintó estos cuadros... - Suspiró. - Era realmente bueno. ¡Ni un un millón de años podría hacerlo mejor! - Exclamó. 

Ya tenían el cuadro frente a ellos. Era un buen cuadro, del estilo del primero, aunque personalmente, el del faro le gustaba más a Scott. ¿Y ahora qué? ¿Iban a ver algo extraño también fantasmas en aquel segundo cuadro? Desde luego una cosa tenía clara, con lo despistado que era para los detalles si había algo que divisar en aquel cuadro, sin duda no sería él quien lo descubriese. 

- ¿Veis algo raro en este también? - Miró a Sarah, Caleb y sobre todo a Lex.

Observé el cuadro, fascinado por lo real que resultaba el cuadro. ¿Ese era el Infierno, el barco pirata que habían encontrado nuestros padres? Parecía impresionante, sin lugar a dudas. Era una pena que no hubiéramos podido verlo en persona...

Sin embargo, no era eso lo que más estaba llamando mi atención. Estaba sucediendo. Otra vez. ¡El cuadro tenía vida!

-¡Mirad! ¡Mirad, chicoz! ¡Ahí! -exclamé, señalando al lienzo-. ¡Hay perzonaz en el interior del barco, moviéndoze por loz máztilez y detráz de laz velaz! ¡Tienen que zer la tripulación de Willy el Tuerto!

Dirigí una mirada a Anne y a Patrick, quienes se habían acercado por detrás y también observaban el cuadro, con la fascinación reflejada en la mirada. Ahora no eran Lex y Sarah quienes habían visto algo en el cuadro, sino ellos dos.

-¡Anne, Patrick! Vozotroz también lo eztáiz viendo, ¿verdad? -les pregunté, con entusiasmo.

Ahí estaba, el cuadro del Inferno, en efecto como nos habían dicho el tiempo le había pasado factura, estaba deteriorado pero aún así tenía una cantidad inusual de detalles, las cuerdas, las velas, hasta parecía que las personas de cubierta se movían...no, no lo parecía ¿Se movian?-¿Pero qué coño? Eh, ¡la gente del barco se está moviendo!- exclamé mirando a Caleb y luego a Lex ya que ella lo había visto antes en el cuadro del faro-¡Si tío es una pasada!-dije absorto mientras miraba aquellas figuras en miniatura y el velamen en movimiento.

No sabía ni que buscaba.

Si, un cuadro, vale. Pero allí había de todo. Desde momias antiguas hasta el Santo grial. Podía haber tenido delante de mis narices una reliquia China que ni me habría dado cuenta. Para mí las antigüedades se reducían a calcetines con más de dos años o a las películas de Lindsay Lohan.. En sus buenos tiempos.

No fue hasta que Cal avisó que no vi el cuadro. EL Cuadro. Porque no había visto nada tan...real. No podía ser. Habia gente dentro? Era un holograma? 

-Parece tan... Real...- dije alargando la mano por encima del hombro de Cal y Patrick para tocar la pintura.

Anne alargó la mano para tocar la pintura y en cuanto su dedo rozó la tela, todo empezó a dar vueltas, como si de repente se encontrasen en el interior de un remolino gigante y estuvieran siendo tragados... hacia el cuadro.

Caleb, Patrick, Emiko, Scott, Sarah y Lex se apretaron unos con otros y a Anne. Era como si se encontraran en el centro de un huracán y el viento estuviera intentando arrastrarlos... hasta que por fin, consiguió que se elevasen en el aire, comenzaran a girar alrededor del cuadro... y desaparecieron.

Pero ¿cómo podía ser tan torpe? Cayéndome cada dos por tres nadie me iba a tomar en serio como la chica dura que quería aparentar ser. Mis pies siempre parecían empeñados en dejarme en ridículo en las situaciones más complicadas. Por suerte no me dejaron sola, todo lo contrario, entre Lex, Patrick y, sobre todo, Anne, consiguieron sacarme de allí justo cuando ya creía que el bicho aquel me iba a comer de un solo bocado.

—Gracias chicos —conseguí balbucir, dirigiendo especialmente una sonrisa a Anne aunque seguramente ella no la vería ya que estábamos corriendo, yo por lo menos con toda mi alma, hasta la puerta abierta—. Ya me veía como comida para mosquitos gigantes.

Con el corazón en la garganta y los nervios instalados en el estómago, por fin pude ponerme a salvo junto al resto en la siguiente habitación para encontrarme con la más completa oscuridad. La respiración agitada se quedó en suspenso al sentir cómo el miedo volvía a embargarme, sobre todo al no saber si habría más bichos como aquel que habíamos dejado fuera o parecidos esperándonos en esa negrura. Menos mal que Lex había estado rápida y había encontrado un interruptor que nos descubrió unas escaleras. ¡Claro, el sótano! Grité en mi cabeza. Allí seguramente estaría guardado el otro cuadro.

Con cuidado, o más bien excesivo cuidado para no caer rodando, descendí detrás del grupo para encontrarme ante otro museo bajo el museo.

—¡Oh, vaya! —exclamé alucinada ante lo que veía, casi todo cubierto por telas que, a su vez, se veían cubiertas de polvo.

El miedo que había sentido hasta ese momento había dado paso, a una velocidad increíble, a la fascinación y a la curiosidad. Moví la cabeza repetidamente de forma afirmativa, mientras observaba los objetos a mi alrededor, cuando propusieron buscar el otro cuadro de Willy, si lo encontraban y se quedaba mirándolo fijamente quizás pudiera ver algo más como en el del faro y, con un poco de suerte, el resto también lo verían y así se darían cuenta que ni Caleb, ni Lex ni yo estábamos locos.

—¡Wualaaaaa! —si hubiera sabido silbar bien lo hubiera hecho ya que el cuadro, que el pequeño del grupo había dejado al descubierto, me había dejado con la boca abierta. Quién iba a decir que Willy, un pirata sediento de sangre y acaparador de tesoros, iba a resultar ser un artista tan impresionante.

Miré embobada, intentando descubrir algo dentro del cuadro parecido a lo que había visto en el del faro, pero en esa ocasión, quizás por los nervios quizás por el miedo que había pasado, no logré ver absolutamente nada, a pesar de que en esa ocasión el resto sí estaban viendo lo que debía ser la tripulación del Inferno.

—Jo, qué mierda. Ahora soy yo la que no veo nada —dije desilusionada mientras veía como Anne acercaba la mano para tocar la pintura. No me extrañaba ya que estaba tan bien dibujada que, como decía su salvadora, parecía demasiado real.

Lo que pasó a continuación... Ni siquiera podría describirlo con palabras, simplemente me vi de repente metida de lleno en un gigantesco remolino que me arrastraba junto al resto del grupo, pegada como estaba a ellos, y sentía cómo me absorbía y cómo mi estómago se convertía en una batidora.

—Pero qué...  —intenté gritar cuando me vi elevada por los aires para luego... ¿Qué coño está pasando?

¿Qué estaba pasando? De pronto aquel huracán que se desató en el interior de aquel sótano empezó a tirar de él en dirección al cuadro. Se agarró a lo que pudo, en esta caso una estantería. Aquella ventolera tenía mucha fuerza y a cada momento parecía que tenía una fuerza mayor. ¿Estaban siendo engullidos por el cuadro? Todo hacía indicar que sí.

¡Pero eso no era posible! Primero fue el pirata, luego aquel ser salido de las peores pesadillas y ahora aquello. Si bien los dos primeros hechos extraordinarios podían tener alguna explicación racional, por remota que fuera, el ser engullido por un cuadro escapaba a toda lógica. Por primera vez desde que llegaron al museo tuvo verdadero miedo. Sí, se asustó cuando vio el cadáver del pirata, también cuando apareció aquel horrible ser alado, pero en ambos casos tenía una escapatoria. En cambio en ese caso no tenía escapatoria posible.

- ¡Jodeeeer! - Gritó con todas sus fuerzas, pues otra cosa no podía decir.

Cuando finalmente se soltó de la estantería fue atraído por el cuadro con la fuerza de mil demonios y de pronto desapareció.

No podía creer lo que sucedía. ¡Estábamos siendo tragados por el cuadro de un barco pirata! ¿Era eso lo que le había sucedido al pirata y al monstruo alado? ¿Ellos también habían sido succionado por un cuadro, solo que desde el otro lado del lienzo, de dentro a fuera?

En esos momentos, la respuesta poco importaba. Me agarré con fuerza Anne con una mano, mientras que con la otra sujetaba mi gorra para no perderla en medio de aquel remolino.

-¡Oztiá, chicoz! ¡Agarraoz todoz fuerte, que noz traga! -exclamé, terminando mi frase con un sonoro grito asustado.

Durante un rato siguió cogida al brazo de Anne, hasta que Caleb anunció el hallazgo del cuadro. Fue entonces cuando dejo a Anne libre, viendo como se adelantaba a observar el cuadro. En esa ocasión prefirió actuar con cautela y mantener la distancia con el cuadro, no quería volver a perder los nervios haciendo aún más el ridículo. Claro que para su sorpresa esta vez Anne y Patrick se sumaron a las visiones de personas en el interior.

-Bueno al menos está claro que estamos todos igual de locos aqui – sonrió poniendo una mano sobre el hombre de su primo para poder ver el cuadro ella misma.

Era un cuadro igual de magnifico que el del faro y el mar embravecido pero se trataba del Infierno, eso lo hacía aún más especial. Aunque no pudo percibir nada especial en el, no estaba segura si era bueno o no pero al menos tenía claro que si salían de aquella enteros deberían hacérselo saber al director del museo.

-vale, deberiam…- las palabras de Lex murieron en el momento que Anne toco el cuadro y todo empezó a dar vueltas

Lo último que pudo hacer antes de ser absorbida, aparte de gritar, fue agarrarse con fuerza a Anne y esperar que todo terminara. A poder ser con ellos vivos.