Partida Rol por web

Mordred intento continuar avanzando pero elizabeth era un peso muerto que colgaba de su costado y que no podía abandonar, podía sentir el dolor y la desesperación en sus palabras mientras su cuerpo caía incapaz de moverse otro centímetro.
Apretó los dientes con rabia contenida y tuvo que aceptar que no podía hacer otra cosa que no fuera confiar en que sus amigos pudieran salir de sus problemas por ellos mismos. Cargo a elizabeth en sus brazos y empezó a caminar en dirección a la puerta que los llevaría de regreso a su mundo.
Las palabras de la dama del lago seguían resonando en su cabeza con cada paso que daba por el camino que los alejaba cada vez mas de su destino, nimue le había dicho que su futuro lo esperaba en camelot pero a no ser que arturo hubiera muerto sin dejar herederos su único destino era una celda oscura en lo profundo del castillo. Para hacer las cosas aun peor tan pronto como llegaran a camelot elizabeth y el tendría que partir caminos por lo que tendría que enfrentarse solo a lo que fuera que lo aguardara en el castillo-regresare contigo aunque sea lo ultimo que haga-dijo con lagrimas en los ojos mientras sentía como eli se alejaba de ella tan pronto como atravesó aquella puerta dorada.

Antes de echarme a andar, caminé deprisa hacia él, incluso llegué a correr hasta que con mis brazos rodeé su cuello. Mis labios se posaron sobre los suyos y en un suspiro nos dimos un largo beso que duró menos de lo que hubiese preferido.
-No me voy a separar de ti -confirmé.-Iremos juntos a Camelot y después, continuaremos mi camino.-Le miraba intensamente a los ojos, sin dejar de rodearle con mis brazos contra mi pecho-¿Qué te parece?

Penso que su camino seria solitario pero antes de que pudiera decir otra cosa elizabeth se abrazo a el y lo beso con una intensidad que nunca antes había sentido. El tiempo pareció congelarse en aquel segundo que sus labios se unían el uno con el otro, cuando finalmente se separaron mordred estaba tan sorprendido como aliviado de saber que al menos podrían seguir juntos un instante mas-sabes que iría a los confines de la tierra contigo-le dijo el como toda respuesta mientras volvía a besarla alli a la orilla del lago.
Por un dichoso segundo no existió camelot ni avalon ni ninguno de sus problemas, solo ellos dos juntos por siempre, pero la realidad aun seguía alli y debían enfrentaría si querían tener alguna posibilidad de volver a ver a sus amigos, tomados de la mano empezaron a caminar finalmente con rumbo a camelot con el único consuelo de que fuera lo que fuera que encontraran alli lo enfrentarían juntos. El hubiera deseado utilizar aquel tiempo para preguntarle a elizabeth sobre todas las extrañas cosas que parecían estar de alguna forma relacionadas a ella aunque temía escarbar alguna herida que su amiga quisiera ocultar- no comprendo que tiene que ver un dragón con todo esto-dijo finalmente hablando en voz alta en relación al extraño pedido que nimue le había echo a eli, acaso el dragón guardaba algún artefacto que la dama codiciaba o tenia acaso las respuestas a las preguntas que tenían.

Su madre seguía evadiendo sus preguntas cuando lo sorprendió mandándole a Excalibur, que con un reflejo antinatural atrapó Galeas. Excalibur era más impresionante de lo que nunca había visto e imaginado en sus manos, pero evitó que eso lo distrajera de lo importante.

Probablemente si intento marcharme con Excalibur me lo impedirás, pero aún así me iré con Lilyan de vuelta a Camelot si no empiezas a darnos las respuestas que andamos pidiendo. - replicó Galeas. - Apenas te he visto en toda mi vida y aún así te quiero más que a mi padre, pero eso y la palabra "destino" no serán suficientes para atarme a una vida en contra de mi voluntad sin el resto de mi familia.

Escuchaba las palabras como sumida en un sueño, me sentía tan desconcertada y desorientada que por primera vez en mi vida tenía miedo a tomar una decisión.

- Pero si me quedo ¿volveré alguna vez a Camelot? ¿Volveré a ver a la gente que me quiere? Y Norma... ¿qué será de Norma? Ella me estará esperando. -Eran demasiadas las dudas, demasiados los interrogantes que todavía quedaban por desvelar. No podía aceptar aquella enorme responsabilidad sin saberlo todo, sin conocer toda la verdad.- ¿Y por qué precisamente yo, la única que no tiene magia? ¿Por qué tú no puedes continuar? Tienes poder para seguir mil años más, ¿por qué ahora?

Vivian suspiró. Eran demasiadas preguntas para responder y lo peor, era que no podía decir nada. Debían descubrirlos por ellos mismos.
-Vuestros amigos están en el bosque, pronto llegarán al río donde os bañabáis. -Musitó.-Deberéis ir a Camelot, allí descubriréis las respuestas a vuestras preguntas. Yo... estoy cansada-volvió a suspirar, se acercó a su hijo querido, y lo estrechó contra su pecho, besó su frente y llevó su mano a la mano con la que Galeas empuñaba la espada- Llévate a Excalibur, entregásela a su legítimo dueño en el momento en que más la necesite, tú sabrás cuando es ese momento.-Le comunicó en un susurro solemne.

Se acercó a Lilyan y también la estrechó contra su pecho y besó su frente, como una madre amorosa.
-Guía a Galeas con tu coraje -le pidió con sabiduría mientras posaba sus manos en los hombros de ella, mirando intensamente a sus ojos.-Te necesita.-Apartó sus manos.- Cuando creas que estás preparada para ser la Dama del lago, te estaré esperando.

Cerró los ojos y ambos jóvenes se volvían a encontrar en el sitio de donde se los había llevado. Un camino de piedras naranjas brillaba a sus pies, indicando la salida de Avalon.

Galeas miró las piedras de brillo naranja y miró a Lilyan.

Seguimos sin respuestas, aunque al menos al fin nos han dejado tomar nuestro propio destino. Supongo que es hora de volver a Camelot y regresar con nuestros amigos, espero que no nos hayan tomado demasiado la delantera. Y no, no me estoy refiriendo a Mondred con los pechos de Eli...

Dijo el hijo de Vivian con una sonrisa, mientras acomodaba la montura de Excalibur en su cuerpo para poder llevar esta pesada carga consigo de vuelta a Camelot.

Parecía que aún teníamos una oportunidad de escapar a nuestro destino, quizás no por mucho tiempo, pero por ahora podíamos volver a Camelot. Miré ansiosa el brillo de las piedras que mostraban el camino y volví mis ojos hacia Galeas, sonrió al verlo con Excalibur, formaba sin lugar a dudas una bella estampa, pero no pude evitar fruncir el ceño al oír una de sus típicas bromas. No cambiará nunca.

- Si tan enamorado estás de Eli dispútale a Mordred su amor. -Los celos que me invadieron en aquel momento hicieron que mis palabras sonaran frías y duras.

Avancé por el camino sin pararme siquiera a esperarle. Tenía miedo a ver lo que encontraría al llegar pero mi rabia hizo que avanzara con decisión, sin mirar atrás.