Mientras esperaba por Lilyan me quedé pensando, divagando, perdida en mi mente. Miré mis manos, volvían a recuperar su tersura y su color, mis cabellos volvían a ser de oro y no como la nieve, mi cuerpo se enderezaba, y la vitalidad volvía a fluír en mí. Sonreí y miré al techo, hacia arriba, hacia nuestros héroes. Pero yo no había cumplido mi parte del trato. Al contrario, me había dado cuenta de la cruda realidad, algo que siempre había sospechado. Jamás sería aceptada por nadie. Incluso había podido ver la repulsión de Lilyan reflejada en su cara.
Llevé mis manos a la espalda, en el lugar donde antes estaba las alas escamadas. Y sentí un picor en su lugar. Miré al suelo resignada. Nadie me aceptaría. Condenada a estar sola, a ser despreciada, odiada y temida. Mis manos se deslizaron de mi espalda a los hombros, a la nuca, al pelo, y atrapé mi cabeza entre ambas. Un grito de angustia surgió de mi interior, desgarrando el silencio. ¿Qué me habían hecho?
Caía al suelo de rodillas. Derrotada, cansada para seguir hacia delante.
Ya sentía la magia de Avalon allegándose a Camelot. Estaban furiosos. Mariam había utilizado nuestra magia no sólo para crear un escudo donde no dejar pasar los de fuera, ni dejar marchar los de dentro. Sino para atacar a Avalon mientras los suyos se dirigían al castillo.
-Ingenuos -susurré con la cabeza todavía entre mis manos, con lágrimas en mis ojos, y encogida en el suelo.-Sois todos unos ingenuos -Alcé la cabeza y miré al horizonte- Lucháis por el poder diciendo que es por la familia, lucháis por dinero cuando decís que es por el pueblo, lucháis por orgullo cuando decís que lo hacéis por amor. - Me levanté apoyándome en una rodilla. Me eché a caminar, me dirigía al salón donde se oían gritos y señales de una lucha- No entendéis lo que tenéis, y por qué lo vais a destruir. ¡ESTÁIS CIEGOS!
El sonido se volvia cada vez mas atroz a medida que la fuerza le fallaba,sus manos se llenaban de manchas y verrugas convirtiendose en una horribles garras que parecian descididas a arrancar la vida del cuerpo de mariam. Su cara se desfiguraba en una mascara mortuoria con los ojos inyectados en sangre haciendo que la mueca de rabia en su rostro pareciera aun mas monstruosa,todo su cuerpo envejecia mientras mordred sentia como todo su ser psrecia consumirse en aquella rabia.
La muerte parecia a punto de llevarselo cuando de repente todo se detuvo,la magia volvio a fluir tal como el sire fluye a traves de una ventana abierta y tanto el como galeas recuperarom su juventud,en aquel momento de cordura fue que comprendio lo que habia echo.De lo que alguna vez habis sido el hermoso rostro de mariam pentrose no quedaba mas que un vulto informe de carne magullada que apenas si podia considerarse humano,el hueso de su nariz se le habia clavado en lo profundo del craneo dandole un aspecto de cadaver descompuesto que hizo que incluso mordred se sintiera enfermo,aquello no tenia que terminar asi,ella habia cavado demasiado,profundo en sus secretos desenterrando cosas que el siempre queria ocultar de otros.
Cuando finalmente se levanto se sentia desecho tanto fisica como mentalmente,con gesto distraido tomo sus armas notando que sus manos estaban cubiertas de sangre y restos de hueso,intento quitarsela con la capa de uno de los guardias pero por mucho que frotaba el sentimiento de la sangre tibia en sus manos se negaba a abandonarlo haciendolo sentir mancillado por dentro,finalmente se dio por vencido y empezo a bajar las escaleras con aire ausente mascullando un agradecimiento a galeas por haber estado alli-soy un monstruo verdad-dijo finalmente antes de abrir la puerta que llevaba a la gsleria donde posiblemente se encontraban elizabeth y lilyan,tenia miedo de escuchar la respuesta de galeas para luego ver aquel rechazo en los ojos de eli cuando lo mirara y viera en lo que se habia convertido,su unica esperanza era que los seres de avalon llegaran alli y pusieran fin a toda esta locura.
No sabía que estaba haciendo exactamente Mondred, pero de pronto notó como las fuerzas se le iban del cuerpo, como su cuerpo se marchitaba y caía con la sorpresa contra el suelo con su escultural cuerpo convertido en un viejo decrépito. Afortunadamente, eso duró poco y tal como vino se fue, aunque el shock para Galeas fue importante y tardó un poco en recuperarse, afortunadamente no quedaba enemigo alguno para haber aprovechado esta oportunidad en la que había quedado indefenso.
Cuando finalmente se levanta mira a su amigo Mondred y vio como intentaba limpiarse las sangre de las manos sin éxito. Galeas miró el cadáver destrozado de Lady Pentrose y no le hizo ninguna pena, era una traidora a los de su especie por haber sucumbido como un perrito faldero a Arturo. Finalmente sus miradas se volvieron a cruzar por un instante, y Mondred pareció que le agradecía su presencia aunque le sorprendió la frase que dijo.
¿Tú un monstruo? - pensó Galeas - Monstruo eran nuestros padres, que se consideraban por encima del resto mientras se comportaban como monstruos. No amigo, tu y yo somos víctimas, supervivientes, nacidos del pecado buscando redención pues aún se nos debe. Pero no quiso hablar en voz alta, Mondred parecía tocado y no sabía si sus palabras podrían reconfortar más que el silencio, así que nuevamente se puso a su lado para acompañarle en busca de sus amigas.
Las piernas cada vez me pesaban más y los estragos de la edad eran visibles en mi aspecto, pero aún así hice el esfuerzo de continuar caminando. De pronto sentí cómo la energía volvía a mi cuerpo y los años que la magia me había robado regresaban devolviendo mi juventud. Algo había pasado que había provocado aquel cambio... y seguramente habían sido los chicos que habían conseguido su propósito de vencer a Lady Mariam. Cuando corrí al encuentro de Eli, ellos ya estaban llegando y de nuevo, los cuatro nos juntamos.
Pero no éramos los mismos, algo había cambiado en nosotros, en algunos en el interior y otros en el exterior, pero no había tiempo que perder pues la fuerza procedente de la magia de Avalon estaba muy cerca, hasta yo era capaz de sentirlo. Y aquello sólo podía significar más problemas para nosotros.
Y por fin, volvíamos a estar los cuatro juntos. Jóvenes, radiantes, poderosos y furiosos.
Caminábamos los cuatro a la par por el pasillo hasta llegar al salón de fiesta. Allí los nobles gritaban, corrían y se empujaban. Estaban tan ridículos corriendo de un lado para otro sin saber a donde ir. Traspasamos el salón hasta llegar a la puerta que daba a los jardines y desde ahí pudimos ver el gran tumulto de magos y brujas que se acercaban a las puertas del castillo.
Alcé ambas manos con la palma hacia arriba, de cada una salió una llama, la de derecha azul, la de izquierda verde. Incrementaron suavemente con sólo pensarlo. Mis ojos cambiaron, el iris se volvió amarillo y la pupila una raya vertical. Miré a Mordred y sonreí.
-Un nuevo truquito que he aprendido en las mazmorras.-le confesé casi divertida.
Las flechas comenzaron a volar desde las murallas hacia los magos, estos crearon un escudo mágico. Las flechas resbalaban y caían a sus pies. En la muralla derramaban grandes tinajas con brea a los magos para prenderles fuego. Muchos de ellos caían al suelo envueltos en llamas.
-Amigos, nos vemos en el río cuando acabe todo esto. Nos bañaremos desnudos en las frías aguas, comeremos los peces que pesquemos con nuestras propias manos, contaremos buenas historias, historias épicas. Y después nos quedaremos abrazados a los pies de una hoguera, observando las estrellas en el silencio de la noche.
Di un paso adelante, sin volver la vista atrás. Y me intrigué en la batalla.
Esperaba alguna broma pero por primera vez en mucho tiempo galeas simplemente se quedo alli brindandole apoyo sin decir palabra,su mirada lo decia todo y le recordo a mordred de la primera vez que se habian visto,en aquella epoca era un chiquillo engreido que llevaba a herrar su primer caballo,trato muy mal al aprendiz de herrero y como recompensa se llevo un soberbio puñetazo que lo dejo plantado en el suelo.Antes de que supiera como ambos se encontraban en el suelo de la herreria peleando como animales hasta que el herrero finalmente los separo.Cuando se los llevaron a ambos al castillo mordred se sorpendio al descubrir que el padre del que el habia tomado por un sucio chiquillo era uno de los caballeros de su padre,ambos los miraban con gesto ceñudo hasta que mordred dio un paso al frente tomando toda la culpa por lo que habia pasado.Cuando salio de la habitacion de arturo tenia los cachetes rojos como manzanas y alli afuera esperandolo estaba aquel chico,se dieron la mano mientras el sonreia a pesar del dolor y desde ese dia se volvieron amigos. Luego del incidente de la herreria siguieron muchas travesuras mucho peores,algunas de las cuales lograron escapar por muy poco como la vez que habia tenido que sacar a galeas del burdel luego de su primera vez arrojandolo a un monton de heno desde la ventana.Sonrio mientras se pasaba la mano por la mejilla donde habia recibido el golpe-ahora que lo pienso nunca te devovi aquel puñetazo-dijo mientras volvia a sonreir dandole un golpe suave en el hombro antes de encontrarse con elizabeth y lilyan.
El alivio de verlas a ambas indemnes fue tal que tuvo que reprimir el deseo de abrazarlas a ambas pues su trabajo no habia terminado aun,pasaron por el salon principal donde los nobles estaban balando como ovejas sin pastor pero no le prestaron mas atencion que si fueran ovejas de verdad y se dirigieron al patio donde se divisaban las murallas,los magos al parecer habian podido someter a la poblacion civil sin demasiados problemas y ahora atacaban las murallas sin nada que los detuviera,los guardias intentaban resistir pero sus armas de acero y fuego poco eran capaces de hacer contra el poder mistico de la isla-solo espero que no lo uses luego conmigo-le contesto a elizabeth tragandose todas las preguntas que tenia, la batalla parecia decantarse a favor de los asediantes pero ellos tenian que dar el golpe desciscivo antes de que su padre junto a merlin y los caballeros tuvieran oportunidad de interferir.
Con el improvisado grito de guerra los cuatro partieron a pelear aunque el sospechaba que no iban a dispersarse demasiado, antes de que pudiera entrar en la refriega mordred detuvo a elizabeth tomandola con cuidado para no quemarse con su fuego-por si no vuelvo a tener la oportunidad- le dijo antes de atraerla hacia si y plantarle un beso apasionado en la boca, aquel dia comprarian su libertad con magia y acero pero si partia aquel dia preferia hacerlo sin asuntos pendientes.
Mientras seguían de camino, Mondred pareció poco a poco volver a ser el de siempre, lo cual reconfortó a Galeas. ¿Puñetazo? Las memorias regresaron al día en el que él y Mondred se conocieron, y una amplia sonrisa apareció en el rostro de Galeas. La verdad es que era curioso como se habían conocido inicialmente todos, se decía Galeas mientras recordaba como conoció a Lilyan, en una noche estrellada de luna llena donde su pelo brillaba como la plata más pura, y no había hembra que se le resistiera... hasta que una joven le cruzó la cara de un guantazo. No fue el primero ni fue el último que recibió, aunque desde luego el más duro de todos. Pero lejos de amedrentarle, su respuesta fue "si ahora me das un beso será la mejor noche de mi vida".
Ella lo miró con cara de no saber si darme otra ostia o ponerse a reír, y optó para dejarme plantado allí el resto de la noche. El día siguiente Mondred me presentó a Elisabeth y a su amiga Lilyan, la cual le dije que aún esperaba su beso aunque hubiera salido el sol, lo cual provocó que Eli y Mondred estallaran en risas e hicieran preguntas de lo más indiscretas, que con mi talento natural, fueron respondidas de las formas más inverosímiles y picantes posibles.
Mi mente volvió al presente cuando finalmente nos reunimos con las chicas, y la hija de Merlín parecía totalmente recuperada y con ganas de patear traseros, y eso me gustaba. Mondred se puso melancólico con Elizabeth, así que la mirada de Galeas se puso en Lilyan y se acercó a ella...
Yo soy más del estilo Eli - dije mientras ponía de espaldas a Lilyan y le magreaba los pechos como había hecho ella poco antes que empezara todo este infierno. No estaba para pensar que quizás no habría un mañana, estaba para pensar que es lo que mañana disfrutaría... bueno, si Lilyan no le cortaba las manos. U otra cosa.
El peligro se cernía sobre nosotros y aquella podía ser nuestra última noche... la última noche que compartiríamos juntos aunque fuera combatiendo. Miré con cierta envidia a Mordred despidiéndose de Eli, aquel no parecía ser el mejor momento para aquello o... no, éste es el mejor momento para ello.
La delicadeza y la pasión que demostraba Mordred contrastaron con la zafiedad y la falta de tacto de Galeas, siempre pensando con la bragueta... ¿tanto le cuesta mostrarse delicado y sensible por una vez? Intenté que no viera mis ojos que se empezaban a empañar por la lágrimas mientras, dando media vuelta, le propiné tal tortazo que resonó igual que un látigo sobre la piel.
- Si ni tan siquiera eres capaz de comportarte con ternura una sola vez en tu vida, tratándome igual que a cualquiera de tus putas, entonces... esta es la mejor despedida que puedo darte.
Y dando media vuelta saqué mi espada dispuesta a enfrentarme a cualquiera que se me pusiera por delante, tal era la rabia y el odio que me dominaban en aquel momento.
Cuando sus labios se posaron sobre los míos, las llamas desaparecieron. Le rodeé con mis brazos, cerré los ojos y me relajé. Nos besamos durante un instante que pareció una eternidad. Y cuando acabó, deseé haber seguido en ese beso y no terminar.
-No mueras.... -le susurré antes de apartarme de su cuerpo. Me volví y miré a los otros dos, me quedé mirando como Galeas magreaba los pechos de Lilyan, y aunque no oí lo que le dijo, lo supuse.-¡Eh! ¡No muráis tampoco vosotros! ¿Vale?
Me acerqué a Lilyan y me puse a su lado, las llamas volvieron a emerger de mis manos. El aroma de Lilyan llegó hasta mí, y recordé la primera vez que la vi. Ginevra me daba clases de como ser una dama de la corte cuando una niña con el pelo enredado, con la cara y ropa sucia apareció por la puerta acompañada de Lancelot. No me gustaba, no tenía clase, era una niña tonta que se metía en líos y la mayoría de las veces me culpaban a mí por su culpa. Pero la veía todas las días, era la única niña que veía en la corte, la única con la que me relacionaba y como Mordred estaba siempre ocupado en sus clases, me acerqué a ella, y el roce hizo el cariño.
Me volví para sonreírle y le dije Lilyan:
-Metámonos en líos
Aquel beso no era el primero quemle daba a una dama y sin embargo fue cien veces mas intenso que ninguno que hubiera dado antes.El y elizabeth siempre habian jugado a estar juntos,desde niños cuando jugaban al rey y la reina o durante su adolecencia que mordred siempre se metia al baño con la excusa de constatar cuanto se habia "desarollado" su amiga solo para ser corrido entre gritos y maldiciones generalmente con un objeto contundente arrojado a su cabeza.
A medida que pasaban los años y su padre empezaba a buscarlemuna esposa mordred probo los placeres de la carne tanto en los burdeles con galeas como con alguna criada joven y atractiva a la que deslumbraba con sus palabras,pero incluso entonces elizabeth siempre tenia un lugar especial en su corazon que nunca terminaba de definir y aquel beso fue la culminacion de todas sus dudas-no te preocupes sabes que volveria de la muerte por ti-le dijo antes de girarse para enfrentar a su primer enemigo,el echo de tener una espada y un estoque le quitaba rango pero sus enemigos embutidos en armaduras eran demasiado lentos con sus alabardas comompara hacer una diferencia,antes de que lo notaran se movia al costado y "rompecorazones" atravesaba acero musculo y hueso como si no fuera mas que papel. Un par tuvieron el ceso de agarrar una espada para intentar alcanzarlo pero alli donde su espada bloqueaba el pequeño "colmillo" encontraba su camino hacia el siempre desprotegido cuello, pero incluso en medio del combate mordred no podia sacarse la preocupacion que sentia de no ver a su padre y sus caballeros en ninguna parte,tal vez habia cambiado en los ultimos años pero si habian dos cosas que no cambiaban era que era valiente hasta la estupidez y terco como una mula,era imposible que hubiera escapado del castillo junto a merlin y sus caballeros cuando aun podian defenderlo.
Ese golpe le había dejado marca. Mejor, eso significaba que le dejaría marca el resto de su vida... con lo cual, aún le quedaría toda una vida por delante para pedirle perdón a Lilyan. Si alguna vez tenía que ocurrir algo de verdad, quería que fuera porque tenía que ser, no porque el imbécil de Arturo había causado uno de los peores conflictos en Camelot en lustros. No iba a hacer como Eli y Mondred y tomar algo por si no volvían a ver la luz del día, los planes b eran para los temerosos y los débiles, y Galeas no había llegado aquí en este punto para no ver por fin a todos sus amigos felices.
Galeas alzó en alto a Yntal y lanzó un grito de guerra, y empezó a acabar con todos los enemigos que se le plantaban delante. No es que se lo tomara como una competición en ver con cuantos enemigos podía acabar cada uno de sus amigos, pero sabía que ahora era el momento de hacer limpieza. ¿Cuando vendrán los platos fuertes? - dije en voz alta a Mondred, ya que allí no había ningún caballero de la mesa redonda. Si se terciara... mi padre es sólo mio. - Si había heredado un sólo derecho en todos estos años, sin duda era ese.
Lilyan has posteado como ilusión :P
Asentí ante las palabras de mi amiga. Por supuesto que nos meteríamos en líos, en uno muy gordo del cual quizá no pudiéramos salir, pero al menos lo haríamos los cuatro juntos, como siempre había sido.
La espada brilló durante unos instantes en mi mano justo antes de empezar su danza de muerte. Con un fuerte grito descargué mis nervios y mis miedos, y me lancé al ataque guiada por la furia que manejaba mi brazo. A cada tajo y a cada punzada de mi espada un cuerpo caía a mis pies, pero aquellos sólo eran meros peones en el tablero, faltaban las piezas más importantes... pero esas todavía no habían entrado en acción.
- ¿Dónde está Arturo? ¿Dónde está mi padre? -pregunté al aire por si alguno de ellos los habían visto, parecía que se habían esfumado.
Aún quedaban magos y brujas que derrotar, y ahí yo me consideraba una inútil, así que fui intentando abrirme camino entre los soldados que áun eran fieles a Arturo y sus caballeros y que intentaban interceptarme el paso. Aunque había recuperado la juventud y los años robados por la magia de Lady Mariam, el cansancio hacía mella en mí, el brazo me pesaba y mis movimientos empezaban a ser un poco más lentos. La lucha en la entrada a la caverna me había consumido mucha energía y ahora lo estaba pagando. Sentía que no iba a poder resistir durante mucho tiempo y aquello sólo podía significar que mi final estaba cerca.
Desvié la vista de mi objetivo durante unos segundos para mirar a mis amigos que, al igual que yo, estaban peleando con todas sus fuerzas, y mis ojos se cruzaron por última vez con Galeas... y ahí me quedé prendida hasta que noté la sangre resbalando por mi brazo izquierdo y vi al soldado que tenía enfrente. Levanté la espada y con un tajo descendente le atravesé de lado a lado. El dolor llegó a mi cerebro y mis piernas temblaron haciéndome caer de rodillas. Y allí esperé.
Jajajaja... despiste más tonto :P
Llamaradas azules y verdes despedían mis manos, y en cuanto el enemigo era tocado caía muerto al suelo completamente carbonizado. Estaba sorprendida de este nuevo poder, podría acostumbrarme. Era peligroso y a la par, divertido.
Pero la misma pregunta que todos se hacían para mí no era más que un susurro. Me lo estaba pasando demasiado bien como para preocuparme de unos cuantos individuos en concreto. Me volví sólo un instante para ver como Mordred luchaba con toda su furia, como Galeas esquivaba con gran destreza y Lilyan.... caía herida.
-¡¡NO!! -grité. Me eché a correr en su dirección pero empezaron a rodearme y me era imposible llegar. Trataba de matarlos lo más rápido que podía, con lágrimas en los ojos, pero cada vez había más y no sabía de donde salían. Gritaba enfurecida a cada golpe que daba. Apretaba los dientes furiosa. Mi cuerpo convulsionaba con cada sacudida de magia que creaba para que cayeran desplomados. Pero era imposible.
La batalla arreciaba a su alrededor como una tormenta donde cada uno de sus compañeros era un islote en medio de un mar embravecido de acero y cuero,cada golpe que daba se sentia ligero como pluma gracias al acero valyrio pero aun la mejor espada del mundo era solo tan fuerte como el brazo que la esgrimia.Con el tiempo sus saltos se volvian cada vez mas cortos,sus fintas mas simples y los golpes de espada y alabarda cada vez se acercaban mas a su cuerpo,sin importar cuantos soldados matara siempre aparecia uno nuevo para pelear.Otro rostro extraño en medio de un mar de carne que parecia nunca tener fin.
El grito de elizabeth perforo sus oidos como una flecha haciendo que girara hacia atras para buscar a su amiga,en medio de los soldados no fue muy dificil encontrar el unico punto de donde salian llamas y humaredas junto con los gritos de hombres calcinados.Intento correr hacia ella sintiendo que sus pies eran de plomo,con cada paso que daba un nuevo soldado tan indistingible como el anterior se le cruzaba y el lo mataba como si fuera un simple monigote de entrenamiento-algo no esta bien,mi padre jamas tuvo tantos hombres-le repetia una voz en su cabeza mientras la distancia entre el y elizabeht parecia alargarse cada vez mas en el creciente oceano de personas,jamas penso que estaria aliviado cuando el olor a humo finalmente llego a sus pulmones cuando alcanzo a eli solo para descubrir que lilyan ya habia caido presa del inagotable contingente de soldados-esto no es posible,ningun hombre puede continuar peleando asi-le dijo a elizabeht mientras sentia como los musculos de su brazo parecian aullar con cada nueva estocada que daba intentando evitar que pudieran acercarse a lilyan y rematarla,a medida que el cansancio lo ganaba la idea se volvia mas persistentes 'aquellos soldados no podian se hombres'
Se me ocurre que quizas igual que como hizo en la cueva merlin esta reviviendo los cadaveres de los soldados que matamos,por eso parece que son demasiados, en realidad son pocos pero vuelven a levantarse todo el tiempo
Galeas apenas sentía el latir de su corazón, y eso que sonaba bien fuerte, pero la pelea ahogaba prácticamente cualquier sonido ajeno a la misma. La pelea era frenética, y ya empezaban a parecer-les todos sus enemigos iguales. Pero entre toda esa muerte y destrucción, por un instante sus ojos se encontraron con los de Lilyan, y allí si que oyó bien su corazón. Ese momento lo aprovechó uno de mis enemigos para atacarme por el flanco, aunque logré bloquear como pude el ataque y le propiné un codazo que le rompió la nariz... si no se la hubiera roto de un puñetazo anteriormente. ¿Que demonios estaba pasando aquí?
Entonces un grito desgarrador de Eli centró mi atención mientras hacía un barrido para mantener mis enemigos a raya, y me fijé que no era tanto porque ella estuviera herida... era Lilyan la que lo estaba! Galeas rugió como nunca lo había hecho y como si fuera un berzeker nórdico empezó a avanzar de forma furiosa como los tajos que lanzaba que no parecía que nadie pudiera detener si era alcanzado... y aún así, la marea de hombres no parecía precisamente aminorar. Pero Galeas había preparado su espada para momentos como estos, y finalmente llegó donde estaban sus amigos y le clavó la espada en toda la espalda a uno que pretendía atacar a Mondred mientras este defendía a Lilyan.
Galeas agarró el cuerpo con sus brazos tras sacar a Yntal y con la fuerza de un oso lo lanzó contra los hombres que tenían delante haciéndoles caer y retroceder, y Galeas rápidamente volvió a sacar su espada y se puso al otro lado de Mondred, protegiendo así ambos flancos de Lilyan. Escuchadme malditos! Rendios ahora porque no pienso morir, pues la única con el derecho en acabar con mi vida es Lilyan. Y desde luego, no dejaré que acabéis con ella para volverme inmortal... ¿pues para que quería la vida eterna sin poderla pasar con ella? - Empecé a hablar mientras soltaba ataques, las palabras salieron solas de mi boca sin que pudiera hacer nada para remediarlo. Ni tan siquiera pude finalizar con un "o matad a Mondred y me quedo con Eli" para que no sonara tan trascendental, pero ya mi boca se había cerrado nuevamente y temía cuando la abrieran sus amigos.
Apenas sentía mi brazo izquierdo y tenía la vista nublada por la debilidad y el sudor, pero aún así movía la espada delante de mí lanzando tajos a lo loco sin ser consciente de si acertaba a alguno de aquellos soldados o no, parecía que nunca acabarían con ellos.
Cuando pensé que toda estaba perdido oí el grito de Eli y sentí a Mordred peleando junto a mí, protegiéndome. Intenté sonreír pero lo único que apareció en mi cara fue una mueca de horror y desesperación. Me sentía inútil y aquello no era propio de mí. Pero lo que consiguió sacarme de mi estado de aturdimiento fueron las palabras que sonaron claras a mi lado, aquello no podía ser, estaba teniendo alucinaciones, ¿de verdad Galeas había dicho aquello? Esta vez sí que se formó la sonrisa en mi boca y, haciendo un gran esfuerzo, logré incorporarme apoyándome en la espada, con mi brazo izquierdo inutilizado contra mi costado.
El peso de la espada empuñada sólo con una mano aumentó, pero aún así conseguí dar alguna punzada que traspasaba a los cada vez más numerosos enemigos. Aquello tenía que ser cosa de magia, no había tantos soldados en Camelot.
- Tenéis que usar la magia... los tres, quizás canalizando y enfocando todo vuestro poder en uno de vosotros consigamos vencerlos. Por la fuerza no conseguiremos más que la muerte.
Los cuatro luchábamos codo con codo, tratando de evitar en lo mayor posible que los guardias llegasen a Lilyan. Y entonces alcé la mirada, y allí estaban todos. En una torre se encontraba Arturo y Ginevra rodeados de sus caballeros y a un lado Merlín, todos miraban, no hablaban. Y en la torre paralela se encontraban el otro bando, observando. La dama del lago, Morgana, Mogause y compañía.
Por un instante me quedé mirando como nos observaban pero pronto volví a atacar a los que se acercaban.
-¡Somos piezas de ajedrez! -casi grité al darme cuenta.- No luchan entre ellos, esperan a que nosotros matemos. ¡Nos están sacrificando!
Entonces oí lo dicho por Lilyan, tenía razón.
-Yo seré el recipiente -les dije.- Entregadme vuestra magia de Avalon-les apresuré, ya sabía hacia donde atacar, y como elevarme. Sentía ese cosquilleo tras mi espalda, las alas deseaban emerger de mi carne.
La batalla arreciaba con la furia de una tormenta mientras el acero de sus armas cantaba al entrechocar desgarrando a sus enemigos con cada golpe,pero aun en medio del calor del combate podia sentir el frio de la desesperanza atenazandole el corazon.Cada golpe era mas lento que el anterior,mas debil y menos presciso,incluso con el acero de su espada le estaba costando matar a sus enemigos de un solo golpe llegando al punto que tenia que invertir toda su energia solo en defenderse de la continua oleada de ataques,cuando escucho la voz de elizabeth supo que al fin la locura habia terminado por reclamar sus mentes para siempre.
Alzo la vista hacia las nubes y rio,solo rio como un demente mientras veia como su madre y su padre parecian mirarlo desde extremos opuestos del castillo con el mismo interes que tendrian para observar a dos perros ladrandose el uno al otro,eran piezas de ajedrez,siempre lo habian sido y ahora aquella verdad se les rebelaba en toda su cruel realidad-tomala toda y envialos a lo mas profundo del infierno-dijo mordred mientras soltaba sus armas y canalizaba su magia dentro del cuerpo de elizabeth,la conocia de toda su vida por lo que no fue dificil sentir el nucleo de su magia y transmitir su propia energia alli,podia sentir como las armas de los guerreros se le clavaban en el cuerpo aprovechando que ya no se defendia pero ni siquiera le importaba,eran solo piezas de ajedrez y las piezas no sienten dolor.
Mientras Galeas seguía luchando - cada vez con menos fuerzas -, le pareció que habían sido sus palabras las que habían animado a Lilyan a reincoporarse, lo cual también lo animó a él. Pero luego sus palabras hicieron que su táctica tuviera que cambiar. Eli se ofreció a ser ella la recipiente - en parte normal, era quien dominaba más la parte de la magia de todos nosotros - y uno a uno empezó a darle su fuerza.
Madre, se que estás cerca, así que haz que salga toda mi parte de mi en su máximo poder hacia Elizabeth para que nos podamos reunir bien pronto - Se decía a si mismo Galeas mientras clavaba su espada en el suelo y hacia que su magia se canalizara hacia Eli. Probablemente si hubiera sido sólo él le hubiera costado más, pero notando también a sus amigos haciendo lo mismo no le fue difícil conectar su núcleo con el de la hija de Merlín para potenciarla.
Vi como tanto Mordred como Galeas dejaban de luchar para concentrar toda su fuerza vital en Eli, incluso yo misma noté como la energía escapaba de mi cuerpo sin ningún movimiento ni acción por mi parte. Me acordé cuando me había contado que la magia también estaba latente en mi interior y ahora, llamada por el poder de la amistad que nos unía, se mezclaba con la de mis amigos en el cuerpo de Elizabeth, aglutinando un poder que iba en aumento a toda velocidad.
Miré extasiada como las alas volvían a crecer en su espalda y como una luz de pura energía la envolvía. Ella era la única que nos podía salvar en aquellos momentos, si es que teníamos salvación. Caí de nuevo de rodillas completamente agotada, mientras los soldados se habían detenido asombrados y asustados ante el nuevo poder que se alzaba ante ellos.
Levanté mi cabeza para clavar con odio los ojos en mi madre... allí estaba ella, orgullosa, altiva, sin importarle lo que le pudiera suceder a su hija. Y ¿mi padre? ¿dónde estaba mi padre que no le veía?