Partida Rol por web

Miro a mi hermano con preocupación. Por un lado sé que lo que dice es sensato, tengo el pie que se me cae y no es conveniente que me ponga a correr como un loco por mi vida por una casa que ni conozco ni quiero conocer. Pero, ¿qué es peor? ¿Exponerme yo con un pie gangrenado o soportar la angustia de saber que el que se está jugando la vida es mi hermano? Porque una cosa tengo clara: no quiero que se quede. Es que no, ¿eh? Eso no es negociable. Pero claro, ¿con qué cara digo yo ahora "pues no voy y mi hermano tampoco"? La incertidumbre marca mi rostro.

-No sé, Sean -digo con dudas-. Sí, no puedo correr bien, pero... ¿y tú?

Por el rabillo del ojo echo un vistazo a las voluntariosas féminas que se han ofrecido para acompañarme en nuestra labor. Ellas también van a sacrificar su vida, como lo haría yo o mi hermano. Pero no puedo evitarlo, soy un cabrón... y si para que mi hermano sobreviva han de caer familias enteras, ¿qué se le va a hacer? Angelitos al cielo.

Aunque tiene razón. Yo no voy a poder darlo todo. Tengo menos posibilidades que él. Y sé que se va a quedar, no me cabe duda alguna. Me abalanzo sobre él y le abrazo con fuerza, como si quisiera meterlo dentro de mí, dos gotas de mercurio que se funden al reencontrarse.

-Más vale que salgas, porque si te pasa algo, me muero.

Recobrando la compostura (y ocultando las lágrimas que habían empezado a asomarse por la comisura de mis ojos) me giro hacia las chicas.

-Lo siento, señoritas, pero mi médico me desaconseja los 100 metros con el pie pocho, tendrán que aceptar a mi acompañante como sustituto -bromeo malamente con la mano sobre el hombro se Sean.

Las tengo delante, todas jóvenes, llenas de vida, no parecen malas chicas. Y soy lo peor. Soy repugnante. Soy escoria. Porque si me dijeran "caen todas pero tu hermano vuelve", firmaba ahora mismo.

- A que coño esperáis!! La potente voz de Roy retumbó en la casa. Apoyado en su amigo Tony aguardaba frente a la puerta, listo para abrirla y recorrer los metros que les separaban de la furgoneta.

La herida de bala le lanzaba punzadas de dolor a su cerebro, mientras su mano apretaba instintivamente el bate. Los segundos parecían minutos, y empezaba a impacientarse.

Sin duda la carrera se le haría muy larga. Dedicó una mirada a Tony, en sus ojos podía ver el miedo, y Roy intentó reconfortarlo apretando levemente el hombro de este.

- Todo saldrá bien. Musitó entre dientes.

 Es ese momento todo se pone en marcha. Algunos suben corriendo por las escaleras preparandose para hacer ruido y atraer a todos es cadaveres putrefactos a la parte trasera de la casa mientras que el otro grupo corre hacia la puerta esperando a que empiece el ruido y la mayoria se haya quitado de la puerta para poder salir y cruzar hasta donde esta la furgoneta. Todo el grupo esta nervioso, depues de lo que ha ocurrido en los ultimos momentos. Pero todos esos nervios se crispan cuando desde la cocina se oye un cristal roto. Todo el grupo puede oir los gemidos de los zombies que estan fuera de la casa, sus pies al arrastrarse por la arena, los golpes que dan a las paredes...