Partida Rol por web

O el vino que le habían dado en la taberna era demasiado peleón o Jenócrates no se estaba enterando de nada. Miraba  de un lado a otro, de Calístrato a Gaius intentando seguir su conversación, mesándose la barba y asintiendo, que era su mejor esfuerzo por disimular su ignorancia. 

-Bien, si eso supone ponernos en marcha, allá vamos. Ya pensaba que querríais quedaros a vivir en este pueblecito tan majo. Ya estaba pensando, incluso, en cual era el mejor terreno para construir y todo. ¿Brujas, decís? Cuatro viejas drogadas y feas no creo que nos supongan mucho problema. Los caníbales igual me preocupan un poco más, pero... -deja la frase a medias y, mientras sostiene con firmeza el escudo antiguo, asume con determinación aquella empresa. -qué se le va a hacer, soy un pobre loco y ya he vivido mucho.

-Calístrato, guíanos.

-Ja ja!-Ormuz sonríe abiertamente a Calístrato-¡Qué emocionante!- Ormuz se frota las manos y mira a sus compañeros. Lo cierto es que su corazón le palpita con mas fuerza que de costumbre y se siente realmente excitado.

-Reunid algo de comida y partamos rápidamente-dice mientras se acerca a algún pobre villano que les mire con preocupación.

-Disculpe, ¿podría indicarnos a cuánta distancia se encuentra el castillo de la Señora?-La sonrisa de Ormuz le hace parecer un niño en el dia de su cumpleaños. Por su mente solo le cruzan leyendas cristianas y cuentos en la hoguera. Siente escalofríos.

Los aldeanos, allí reunidos, observan con contenido pavor la escena y los movimientos expresivos y alegres del persa. Os dan indicaciones (llegaréis al anochecer) y os dan comida (pan, queso, carne). Pero se niegan en cualquier caso a acompañaros, y forman en silencio a vuestro alrededor mientras os vais.

Entre ellos se encuentra el soldado romano herido, subalterno de Tulio. Os promete cuidar de él mientras estéis fuera, y os desea buena suerte.