Partida Rol por web

Kai está mirando al techo, presa de los nervios.
Respira lentamente, más lento de lo normal, hasta que rompe el silencio.

- Estoy aterrado.

Por estar asustada, hasta tiemblo. Aunque cuando veo que Kai comparte ese sentimiento conmigo, me relajo un poco.

-S-somos dos...

Suspira profundamente, aliviado.

- Eso es... ¿algo malo?

Algo malo. ¿Sí? Porque yo creo que es pronto. Pero al mismo tiempo me muero de ganas. Aunque no, es pronto, es pronto...

-N-no. Creo que... es normal. Sí, normal.

- De acuerdo... - dice, y se incorpora hasta levantarse. - ¿Vienes conmigo un momento?

Frunzo el ceño, aunque asiento.

-Claro...-Respondo, con un nudo en la garganta. Y le sigo hasta donde me pide.

Te levantas y él te toma de las manos. Estáis a los pies de la cama, de pie, fuera de ella. Pero él hace algo extraño. Comienza a ponerse de rodillas, y espera a que lo hagas tú también.

- Acompáñame.

Le miro, algo extrañada, aunque sonriendo con curiosidad. Le sigo y me pongo de rodillas, como él.

-¿Qué... estamos haciendo?

Sonríe también, algo nervioso, quizás con sentimiento de ridículo en su persona.

- Tú espera, déjame empezar. - te dice, y sigue con tus manos en las suyas. - Kaori... Esta ha sido nuestra cama durante mucho tiempo. Y lo será también a partir de mañana. Y aunque estemos casados, quiero que todo sea así. Y quiero darte unos votos a ti, solo a ti, en privado.

Le observo, y sonrío con infinito amor. Me tiemblan las manos, sin poderlo evitar, pero asiento en silencio, esperando a oírlos.

Ante tu silencio, él asiente para sí mismo. Suspira, y retoma el aire. Sus manos vuelven a tomarte con fuerzas renovadas.

- Eres una luz en mi vida. Tenue, callada... como la luna que nos ilumina ahora. - es cierto que la luz lunar entra por la ventana. - Pero suficiente como para guiar todas mis noches. Por eso te prometo seguir siempre tu luz, con tal de contemplarte, encontrarte, cuidarte y entregarme a ti, como el más fiel de los compañeros que puedas tener en tu vida.

Acaba, y espera a tu reacción, intentando ver tus emociones.

Sigo temblando, aunque a medida que habla se me entrecorta la respiración. Sonrío, y sin poderlo evitar se me escapan algunas lágrimas, por la emoción, los nervios, el miedo.

-Kai...-Murmuro, y sonrío, avergonzada por las lágrimas que caen. Me las seco. Supongo que me toca a mí, aunque no tenga nada planeado.-Te amo. Nunca podría amar a alguien del mismo modo. Tengo miedo, de muchas cosas pero... con solo con verte, escucharte o abrazarte siento que... ya no hay nada que temer. Prometo cuidarte, entregarme a ti para siempre.

Y mis miedos se van disipando... al menos hasta mañana.

Escuchas que él solloza, pero sonríe abiertamente. Se cubre la boca, intentando contener sus emociones. Hasta que por fin alza su torso para estrecharte contra sus brazos. No necesita nada más, y es lo propio en una ocasión como aquella.

Él llora en tu cuerpo, emocionado y feliz, temblando de tantos sentimientos.

Me río, sollozando también, contagiada por él.
Le abraza con fuerza, necesitada de su calor y su amor. No puedo creer que mañana sea el día, que me vaya a casar con él.

Tiemblo y lloro, sin dejar de abrazarle hasta estar más calmados. Después... creo que ambos necesitaremos dormir.
Mañana debemos estar frescos.

Mañana...

Por fin, os marcháis a dormir.
Abrazados, llenos de amor, de miedo y de alegría. Pero todo apunta a que será un día brillante. Para él, con esos votos, quizás ya esté casado contigo. Pero queda el día más importante.

Duermes y despiertas, ante un día glorioso.