- Pues entonces déjame desordenarlos. - te dice, acercandose a ti y tomarte a horcajadas sobre su cintura.
Viendo sus intenciones me aparto un poco, aunque le acaricio las mejillas.
-Uhm... no me apetece demasiado.-Le digo, pero le mimo un poco. No me apetece tener otra experiencia como la de ayer.
Prefiero pasar un día tranquilo.
- Parece que tendremos sequía en un tiempo, ¿no? - te pregunta, con una sonrisa triste. Aunque igualmente te besa con fuerza las mejillas.
Pasáis un día tranquilo, y el resto es normalidad.
Nuevas metas, un espejo que muestra una realidad que se transforma, como si estuviera quebrado... ¿Qué más os espera?