- 50 yenes, a que una hora. - te dice él, algo interesado en tu reacción. - ¿Te llevo a casa o te apetece merendar cenar? Tengo muchísima hambre. - aunque hace apenas horas que el almuerzo tuvo lugar.
-Bah, seguro que pierdo.-Me rindo, riendo. Le miro sorprendida.-¿Tienes hambre otra vez? No estarás... ¿¿embarazado??
Se ríe con ganas, a carcajada limpia, escandalizando a alguna persona que camina por la calle, ya que estáis fuera.
- Para eso tendría que haber... - va diciendo, pero se corta al pensar en algo, y se sonroja momentáneamente. - Y... y todavía no, ya sabes...
Me río también, asintiendo.
-Ya, ya. Venga, vamos a merendar.-Le digo, y voy con él hacia una cafetería, aunque sea para tomarme un café. Él comerá más, seguro.
Vais a merendar, con la duda de qué ocurrirá en esos días que os esperan, y en el día en que os tocará trabajar. ¿Tienes teorías? Nunca sabrás si son ciertas hasta el momento de la verdad.
Pero el día tarda menos de lo que esperas en llegar...
Fin de escena.