Frunzo los labios y me encojo de hombros.
La verdad es que no tengo ni idea. No sé si él puede seguir sintiendo placer. Al menos... si no siente nada de cintura para abajo, no tendría sentido.
-Es lo que menos me preocupa ahora...-Respondo, desviando la mirada algo insegura ahora. No es que no me preocupe, es que no me atrevo a pensar en ello.
Te ve dudar, un poco incapaz de ocultar tus sentimientos en aquellos momentos.
Así que te toma de la mejilla, haciendote que te mires más directamente. Parece consternado, pero determinado.
- No me mientas. Yo sigo amándote igual. Y te tomaré con la misma pasión. Pienso hacer lo que esté en mi mano... para poder estar contigo. Antes de que me abandones.
Le miro, algo acobardada.
Pero le acaricio la mejilla.
-No voy a abandonarte. Encontraremos la manera, ya lo verás.
Sonríe, entristecido por lo que le dices. Besa tu mano y mira al exterior, por la ventana.
- Lo veo en tu mirada. Lo harás, pero no te puedo culpar. Cualquiera lo haría. No es nada malo... Solo algo inteligente.
Frunzo el ceño y niego con la cabeza.
-No, no interpretes mal mi mirada. Tengo miedo del cambio, sí. Pero no voy a abandonarte.
- No son los cambios que esperaba en nuestra vida... Y si van a destruirla, prefiero antes que le pongamos fin. - declara, firme y con lágrimas en sus ojos. - Así sufriremos menos. De todos modos... quiero saber cuándo puedo empezar la rehabilitación.
Todavía no sabes cuando, aunque es realmente pronto para empezar a ejercitar algo.
El médico así te lo hizo saber, pero la ansiedad es algo que hay que controlar.
Pestañeo rápidamente, sin comprender.
¿Me va a dejar?
-Aún es pronto, tienes que esperar algún tiempo.-Le digo, y me incorporo un poco.-Pero Kai, estos cambios no tienen por qué destrozar nuestra vida. Sigues siendo Kai, sigo amándote igual.
Suspira y espera algo de tiempo antes de contestar. Después, susurra algo que suena a "tiempo al tiempo".
- Mi vida es totalmente diferente ahora. He perdido mi autonomía, Kaori. ¿No te das cuenta de lo mucho que puedo depender de ti? ¿De la carga que puedo llegar a ser si no domino pronto mi nuevo estado? Tienes que asimilarlo.
Espero pacientemente.
Desde luego que he pensado en eso...
-Te estoy diciendo que quiero ayudarte. No me importa que dependas de mí. Eres fuerte, y si tú mismo no quieres depender de mí, estoy segura de que encontrarás las herramientas necesarias para ser autosuficiente. Poco a poco.
- ¿Una herramienta? - te pregunta, cínico. - Sí, seguro. Una cuidadora las 24 horas del día. - se tapa la cara con las manos. - Eso sí que estaría bien, si puedo permitirmelo. Antes te dije que no te olvidaras de lo que me has dicho... pero creo que sería mejor que hicieses todo lo contrario. - te mira, totalmente serio.
-No quieres que lo olvide. Estás diciendo eso porque estás afectado.-Le aseguro, incorporándome un poco más.-Tienes que darte la oportunidad de conseguirlo.
No tiene fuerzas para responder a eso.
Solo agacha la cabeza, hundido y superado por las circunstancias. Es normal que le ocurra. Y empiezas a pensar que tendrá muchas ocasiones en las que esté así.
Y tú, si lo deseas, tendrás que estar a su lado.
¿Podrás con ello?
Él siempre ha sido el fuerte.
Y yo soy débil, casi lo he terminado de demostrar hoy.
Yo quiero estar con él, quiero ayudarle en todo lo posible. ¿Pero podré hacerlo teniendo en cuenta que no sé, siquiera, ayudarme a mí misma?
Ha perdido toda su confianza, y estoy segura de que su personalidad también va a cambiar.
Pero hay que ser fuerte.
O fingirlo, al menos.
Le acaricio la mejilla con cariño y suspiro.
-¿Necesitas algo?
Tras un silencio que se hace eterno, habla al fin.
- A ti.
Escuchas ese susurro, que termina de ser totalmente contradictorio. Es como si quisiera alejarte como si él mismo un mal terrible. Como si fuera contagioso. Pero a la vez quisiera ser egoísta y mantenerte a su lado.
Y todavía sin decidirse.
El futuro es una incógnita.