Partida Rol por web

-Haced los ejercicios del libro. -Dijo al cabo de un largo rato.

Se levantó y fue hasta la ventana de la clase más cercana a su escritorio y se quedó mirando a la calle. No dijo nada más en toda la hora de clase que restaba. Aquella mañana había ido con intención de enseñarles a los chicos a salir adelante pese a las dificultades de su entorno y ahora la realidad le había devuelto un duro golpe que no podía asimilar.

El silencio siguió hasta el timbrazo final que marcaba el fin de aquel típico día en el St. Joseph Merion High School, navajazo incluido. El señor Anderson siguió callado en su asiento mientras sus alumnos iban abandonando la clase, tratando de asimilar la dura lección que había recibido ese día. Para él algo nuevo, sin embargo, para aquellos chavales era un día más, la misma mierda.

A la salida, Alyssa, Curtis, Dwayne y Madeleine se fueron en la misma dirección pues vivían en calles cercanas, junto con algún otro chico que también vivía por su zona, al doblar la esquina se encontraron a una cuadrilla de chavales de su edad con pinta de pandilleros. Todos ellos con el mismo pañuelo rojo. Eran Merioners.

Ocupaban toda la acera, algunos sentados en un banco y otros apoyados en la pared de enfrente. Parecían ajenos a la presencia del grupo de chicos y chicas recién salidos del instituto hasta que estos tuvieron que pasar por el corro que formaban. Dejaron pasar a los primeros pero cerraron inmediatamente el círculo en cuanto Dwayne estuvo dentro. Con él quedaron atrapados también Curtis y Alyssa y un par de chavales, mientras que Madeleine había sido de las primeras en pasar.

Pudieron reconocer al muchacho que estaba intimidando al que había sido apuñalado momentos antes de que lo hirieran. Le llamaban Skinny Diamond, aunque en realidad se llamaba Lester Smith. Era uno de los que estaban sentados tranquilamente en el banco. Cuando los Merioners impidieron el paso del pequeño grupo se levantó y fue hacía Dwayne.

-¿Qué pasa marica?. - Le espetó ya de primeras.

Alyssa miró a los matones y negó con la cabeza.- Tsk...- Suspiró algo agobiada por la situación.

Alyssa dirigió su mirada hacia Skinny.- Tu eres al que llaman Skinny, ¿no? ¿Puedes decirle a tu séquito que nos dejen pasar? Algunos de los de aquí somos ajenos a tu problema con ese.- Hizo un gesto con la cabeza hacia Dwayne. Estaba comenzando a enfadarse.

Sabía perfectamente a que venía todo este rollo, antes o después tenía que encontrarme con ellos, no me lo esperaba tan pronto pero debían conocer mi camino de vuelta a casa. Los que me acompañaban accidentalmente no tenían la culpa de nada pero ya no iban a irse de rositas, espero que no les pase nada.

- ¿A qué viene esto tío? Vais a ir jodiendo a cada rato, estáis equivocados si os pensáis que soy un chivato. Me importa una mierda vuestras vidas y vuestros problemas, yo no soy uno, sólo he visto lo que ha visto medio instituto. Si os parece bien cada uno a lo suyo.

No iban a ser la última frase, seguro. Sólo esperaba su reacción y no tener que llegar a la violencia, no me gustaba la idea de llegar a casa y que mis hermanos viesen marcas y heridas, no era el ejemplo que quería para ellos.

Curtis exteriorizó su pensamiento en voz alta.-Mierda...-Resonó en el pequeño grupo que había quedado atrapado en mitad de la bronca entre Dwayne y el otro tipo.-Eh, Negro.-Mostró la mano abierta y la escayola extendidas.-Yo no tengo una mierda que ver en esto, me abro.-Comentó mientras intentaba salir del corro.

No le caía mal Dwayne, pero ya había tenido bastante suerte evitando una bala como para que un pandillero de tres al cuarto lo cosiera a navajazos un par de días después en una bronca que ni siquiera iba con el.-Venga, Alyssa nos abrimos.-Le comentó a su otra compañera de clases mientras intentaba pasar entre dos de los pives del corrito.

Realmente el corro que se había formado no tenía intención de atrapar en su interior a los demás, únicamente a Dwyane, los demás habían quedado allí por ir junto a él en ese momento. Sin embargo, cuando Curtis trató de abrir hueco para que les dejaran marcharse los matones que iban tras Skinny no se movieron ni un ápice y no dejaron pasar a nadie hasta que Skinny se giró hacía ellos y asintió con la cabeza. No le importaban lo más mínimo. Uno de los matones se apartó y hizo una especie de cómica reverencia para dejar pasar a Alyssa, Curtis y los otros dos.

-Con que no eres un chivato... -Le dijo a Dwyane. -Te he visto hablar con ese chupapollas de Anderson. ¿Acaso me estás llamando mentiroso?. -Acercó la cabeza a la de Dwyane hasta que sus frentes se tocaron, su mirada de asesino juvenil se clavaba con mayor profundidad que cualquiera de los navajazos que le habían asestado al otro pobre chaval.

Parecía que me iba a comer el marrón yo solo, sin venir a cuento, sin excusas que no hacían falta y sin intención de replicar a nadie la mierda que se me venía encima:

- Tío estás flipando si crees que he cantado algo, sólo le dije que llamase a una puta ambulancia, y si hubieses sido tú el que estaba desangrándose en el suelo habría hecho lo mismo... sin embargo tus coleguitas estarían escondiéndose para no verse salpicados.

Skinny sacó una navaja tipo mariposa y la hizo aletear frente a Dwayne con un rápido movimiento de muñeca. Colocó el filo de la hoja junto al cuello del muchacho y le amenazó clavando su mirada intensamente en sus ojos. Aunque lo que más preocupaba a Dwayne era la ligera punzada que sentía en la yugular.

-Ándate con ojo, negro. - Le espetó con cierta malicia en la voz. Recogió la navaja y abrió paso para dejar que Dwayne se fuera. Aquello, afortunadamente, sólo había sido una advertencia.

Se debía sentir muy chulo allí con sus matones rodeando a Dwyane y esa navaja en la mano. Seguro que en un uno contra uno legal no se sentiría tan chulo, pero el barrio no era ni mucho menos legal y aquí no se trataba de la ley del más fuerte, sino del mejor protegido. Y Skinny lo era. Además el hijoputa estaba loco, loco de atar. Algunos camellos medio yonkis de esos que llevaban toda su demacrada vida pasando virales en las esquinas y colocándose con su propia paga lo decían: había que tener cuidado con Skinny, aquel negro hijo de puta era malo hasta el hueso.

Fin de la escena