Rubik dijo:
Enunció antes de mirar a los otros y comenzar a caminar en dirección al cobertizo.
Misi dijo:
Maulló una última vez y siguió a Rubik.
Así que no puedes caminar junto a los demás hacia la ventana, porque nadie se ha acercado aún a ella.
Me estáis volviendo loca, intentad leer con un poco de atención por favor xD.
Finalmente los gaticos terminaron de deliberar y se pusieron en marcha. Rubik y Misi se encaminaron hacia el cobertizo y se metieron dentro para esconderse. Marí se colocó en posición, con sus cuerdas vocales listas y preparadas para entonar su mejor maullido lastimero.
Por su parte, Resaca echó a andar hacia la ventana entreabierta, pensando que los otros iban con ella. La gatica se colocó junto a a la ventana y no fue hasta que llegó allí cuando se dio cuenta de que estaba sola. En el interior del sótano Resaca podía percibir movimientos y sus agudos oídos escuchaban los ruidos de alguien tarareando entre dientes.
Lin parecía indeciso. Tras despedirse de Rubik miraba a Resaca y miraba a Misi, pero no llegó nunca a decidir a cual de los dos seguir y al final se quedó solo en medio del patio.
A lo lejos se podían escuchar todavía los gritos de la señora con rulos, que se había metido en su casa pero seguía lanzando improperios y amenazas desde allí.
Después de que los gaticos se disgregasen, Marí sintió que su momento había llegado.
Marí, 1d6 (Astucia) para maullar lastimosamente.
A pesar de la oscuridad los gaticos pudieron ver con facilidad en el interior del cobertizo. Se quedaron helados en cuanto pusieron un pie en él. A su alrededor se apilaban jaulas de metal en largas columnas, desde el suelo hasta el techo. Todas estaban vacías y quizá estuvieran rotas, pues las puertas de algunas colgaban de sus goznes, pero era sin duda una imagen aterradora para los dos gaticos.
Desde la rendija de la puerta podían ver a Marí preparada para su gran momento, a Resaca junto a la ventana y a Lin en medio del patio.
Como toda una damita de ópera o ballet Marí comenzó su preparación antes de maullar como lo hacen los ángeles de los gaticos. La blanca gatita se apoya en sus cuatro patas y curva la espalda primero, a modo estiramiento, y como puede trata de elevar su cabecita casi aún sin cuello desarrollado.
Justo antes de empezar solo espera sonar convincente. Sus ojos se abren como platos azules y los cierra, para acontinuación volver a estirar la cabecita y entonar el maullido más lastimero y tierno. Lo llamaría a partir de ahora el especial Marí.
Motivo: Astucia
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Como no me pusiste dif no puse yo tampoco... Pero gastaré la reserva mental que haga falta!
La dif base es 4, si alguna vez no os la digo, considerad que es esa ^^.
Sólo puedes gastar 2 puntos de reserva mental por acción (valor de Astucia), así que con eso no te llega, pero tienes dos opciones:
- Esforzarte. Pagarías en puntos de daño la diferencia.
- Gastar reserva de Instinto. Te sirve como reserva comodín para cualquier acción.
Y la última opción es asumir que el especial Marí suena más bien como si le hubieran pisado la cola XD.
Pago la diferencia en puntos de daño. El especial Marí lo merece :(
Lin continuó observando a la pequeña actriz. Miró con curiosidad si aquel maullido llamaba la atención del bípedo raptor. Allí estaba en medio del patio para asegurarse de que la pequeña lograba salir de ser atendido su reclamo. Tentado estuvo de ir él mismo aún sabiendo que era una treta. Volvió a agazaparse para estar preparado ante cualquier eventualidad. Aquel algodoncito maullante no sería capturado...por encima de su cadaver.
Rubik no terminó de entender por qué Lin se quedaba atrás, en medio del patio, o lo que hacía Resaca. Pero sabía que ellos eran más experimentados, más sabios y probablemente él se hubiera perdido algo. Además, mejor así: Marí no se quedaría sola.
Caminó, por tanto, animado hacia el cobertizo, casi saltando de alegría por las últimas palabras que el enorme gatico le había dedicado. De camino echaba de vez en cuando vistazos atrás, y aún cuando hubo entrado la mirada atenta de un gatico podría vislumbrar sus ojos a través de la rendija de la puerta, atento como estaba a todo lo que sucedía fuera. Se sentía nervioso, expectante y, sobre todo, pletórico. Desde allí siguió con las pupilas a los gaticos que se habían quedado fuera, deteniéndose en Marí mientras ella maullaba. Casi le pareció que la gatica se estaba haciendo daño, pero no tardó en convencerse de que no era así: era tan buena que seguro que estaba fingiendo eso para sonar más lastimera. Toda una profesional.
Una vez Rubik entró en el cobertizo todo su pelaje se erizó por un instante. Sus ojos recorrieron el lugar y buscó con la mirada a Misi, un poco asustado. - Mi... Mira... - Maulló antes de comenzar a caminar de espaldas, huyendo lentamente de aquellas jaulas antes de que alguna saltase en su dirección. - E... Están vacías, ¿verdad? - Preguntó muerto de miedo, comprobándolas una vez más con la mirada sin dejar de recolar. Al tocar con el trasero la salida, sin embargo, se envalentonó: no podía portarse así en medio de su primera misión. De modo que se dio la vuelta y miró fuera a través de aquella rendija, observando con cuidado de no ser visto toda aquella situación mientras intentaba no pensar en lo que había tras él.
De la pequeña garganta de Marí salió un maullido lastimero capaz de enternecer a cualquiera, tal vez incluso a alguna señora con rulos. La gatica se esforzó como nunca antes lo había hecho y le dolió. Sus cuerdas vocales estaban tensas por los nervios de ser la protagonista del momento y pudo sentir cómo se lastimaban. Pero ella era toda una artista y el espectáculo debía continuar. No detuvo su maullar a pesar de saber que probablemente estaría un poco afónica un par de días.
Y funcionó. Vaya si funcionó. Resaca, que estaba junto a la ventana, pudo escuchar con sus finos oídos cómo el tarareo cesaba y una voz masculina empezaba a hacer ese enervante sonido que los humanos creen el favorito de los gaticos.
- Bisbisbisbisbisbis... -empezó a decir alzando la voz desde el sótano- ¡Bisbisbisbisbisbisbisbisssssss...!
Con esa cantinela Resaca pudo escuchar cómo el humano salía del sótano, presumiblemente atraído por lo inevitable de su humanidad. Cualquier gatico que hubiera perseguido una luz brillante durante horas podría comprender la atracción de aquel humano por los maulliditos.
Los gaticos podían imaginar que el humano tendría que recorrer parte de su casa para llegar hasta el patio. No sabían cuanto tiempo tendrían, pero en aquel momento el camino hacia el sótano estaba despejado.
Rubik y Misi, como estáis lejos, si queréis llegar a la ventana en este turno, tirad 1d6 a dificultad 6 (va con Agilidad).
El resto podéis llegar sin necesidad de tirada si queréis.
Por temor a que el humano que hacía de guardia de aquella cárcel se asomase a la ventana antes de salir Rubik se había metido en el cobertizo, esperando así no ser visto. Desde allí observó y esperó, esperó y observó, y cuando decidió que había sido suficiente tiempo de observar y demasiado de esperar - lo que fueron apenas unos segundos - echó a correr en dirección a aquella ventana. El humano ya había tenido suficiente tiempo como para escuchar a Marí, y finalmente no se había asomado: era su oportunidad para entrar allí.
- ¡Vamos, Misi! - Maulló mientras salía tan rápido como le permitían sus pequeñas patas.
De modo que trató de correr y saltar por la ventana más rápido que el trueno, más que un rayo y, sobre todo, más que cuando un rato antes escapaba de aquel demonio en forma de perrete deforme. Y cuando se dio cuenta de la velocidad que llevaba una enorme emoción recorrió su pecho, impulsándole a correr con más fuerza todavía. Se sintió como si fuese tan veloz como uno de esos pájaros que pasaban volando a veces por delante la ventana de su casa, y que nunca le dejaban intentar cazar.
- ¡Perrete el último! - Exclamó pletórico cuando se dio cuenta de que tenía las de ganar.
Motivo: Carrera
Tirada: 1d6
Resultado: 6
La cabeza de Lin se giró como un resorte al oir aquella llamada humana que en ocasiones, lejano, había confundido con el siseo de una culebra. -¡A la ventana!- Maulló bajito hacia Marí, mientras miraba rápido a su alrededor. Esperó un instante la reacción del cachorro. Parecía que si no se movía pronto el mismo se lanzaría a por ella para recogerla.
El maullido de Marí se escuchó en el cobertizo donde Misi se había escondido junto con Rubik. Era un maullido digno de admiración, el gato dudaba que hubiera humano que pudiera resistirse. Al escuchar como el humano llamaba patéticamente a Marí, Misi esperó. Tal vez demasiado.
Vio como el gatico gris salía corriendo y lo retaba. Que te lo has creído... Maulló Misi, aceptando el desafío. Al ver que iba a ganarle, apretó el paso y acabó por llegar a la vez. No está mal, pequeñajo. Admitió, tras llegar a la ventana. No había ganado ninguno, pero la verdad era que el cachorro lo había hecho muy bien, probablemente porque había empezado antes. Pero no iba a ser Misi el que le quitase la ilusión.
Motivo: A correr!
Tirada: 1d6
Dificultad: 6+
Resultado: 5 (Fracaso)
Gasto 1 punto de reserva física.
El reclamo había sido un éxito, pero la garganta de la gatica estaba resentida tras el esfuerzo. Al menos había sido fiel al maullido: gatica lastimera. Tras el maullido cierra los ojos y sacude la cabeza, fastidiada por el resultado que tuvo. En la demostración fue mucho más fácil.
Cansada ya de gastar sus valiosos segundos en lamentarse prestó atención al fraudulento reclamo de Memo. Levanta la cabeza orgullosa. - Ja. - Dice con la voz dañada y chulesca. - Un aficionado. - Aclara su garganta como si expulsase una bola de pelo y sigue al resto de gaticos al interior de la prisión.
Resaca se mantuvo atenta al humano Memo, y por puro instinto, alzó las orejas al sentirlo alejarse haciendo aquella pantomima que los seres de dos patas creían que funcionaba para atraer a los gaticos. Si tan sólo supieran lo ridículos que estaban haciendo ese sonido estúpido...
En cualquier caso, no podía detenerse a pensar en las significaciones de los gestos sin sentido de esos humanos tontos. Tenía prisa, y dio un vistazo general, dejando rodar los ojos al ver que los demás gaticos finalmente acudían a la ventana, tal y como ella había pretendido en un primer momento, pensando que era lo mejor.
Los dejó pasar, vigilando a Marí desde su puesto, sintiéndose casi atraida a ir donde estaba ella por sus impresionantes maullidos lastimeros, y entonces, con una mirada de advertencia a la gatica, entró por la ventana.
Rubik y Misi salieron del cobertizo corriendo como una exhalación hasta llegar a la ventana y se metieron directamente por el hueco, saltando desde allí hasta el suelo del sótano.
Marí los siguió, carraspeando y sintiendo su pequeña garganta dolorida por aquel maullido y tras ella entró Resaca. Lin se quedó el último, hasta asegurarse de que todos los gaticos estaban dentro y sólo entonces se metió él también por la ventana.
Sin embargo, quizá por el tamaño del enorme gatico o tal vez por simple mala suerte, la ventana se cerró tras él, dejando a los gaticos encerrados en aquel sótano mientras en el exterior el humano seguía con su - Bisbisbisbisbisbis...
Motivo: Suerte
Tirada: 1d6
Dificultad: 4+
Resultado: 2 (Fracaso)