El grupo estuvo corriendo incansablemente durante varios minutos, huyendo del lugar donde aún seguía el enfrentamiento. El pequeño descanso solo sirvió para recobrar el aire momentáneamente, pero entonces se escuchó, fuerte y poderoso, el rugido del demonio. Anna quedó asombrada del tamaño colosal de aquel ser alado, y durante unos instantes tardó en reaccionar para emprender de nuevo la carrera, tras los gritos apremiantes de Jorji.
Debían de intentar acceder a la boca del metro cuanto antes para escapar de aquel ser que les estaba dando caza, cuál presas listas para ser devoradas. ¿Lo lograrían? Todo indicaba que sí cuando la joven Stalker se dio cuenta de que a Svet le flaqueaban las fuerzas y que quizá no lo consiguiese, y sin dudarlo ni un instante cuando vio que la criatura iba a empezar a descender, le disparó al rostro para tratar de herirla y disuadirla. Ya habían habido demasiadas muertes, merecían un respiro, merecían escapar de allí...
- ¡Sigue corriendo Svet, no te detengas! - gritó Anna después de disparar con acierto. Esperaba que surgiese efecto, y que una vez llegasen al metro, le cubriesen como estaba haciendo ella en esos instantes. Era complicado correr y disparar a la vez.
Motivo: Disparar con la pnemática al rostro del demonio
Tirada: 1d10
Dificultad: 7+
Resultado: 9(+4)=13 (Exito)
Anna se ha detenido momentáneamente para apuntar y disparar al demonio para que no alcance a Svet y pueda seguir corriendo. En el próximo turno tiraré resistencia mientras alguien me cubre :p
Marek intentaba correr todo lo rápido que podía en un patrón irregular para que esa cosa no lo tuviese fácil, si iba a ser la cena, al menos daría ardores. Pasó a toda velocidad por las ruinas con su atención en buscar un punto cubierto desde donde evitar el ataque en picado del mutante. Tenía una opción para ganar tiempo y dar algo de ayuda al grupo. Con decisión, fijó la vista en una ruina cuyo techo aún tenía algunas secciones enteras, y sin saber si funcionaría, saltó con la bastarda en las manos girando en el salto para disparar una ráfaga apresurada a esa cosa. Podría funcionar o podría ser un grave error, pero al menos compraría tiempo para los demás, y eso para Einherja lo era todo ahora.
- ¡Vaaaaaaamoooooos cabroooon, pienso darte ardores!
Tirada oculta
Motivo: Resistencia
Tirada: 1d10
Dificultad: 7+
Resultado: 10(-2)=8 (Exito)
Motivo: Ráfaga apresurada
Tirada: 1d10
Dificultad: 7+
Resultado: 10(+2)=12 (Exito)
Master, tiré por error con -2 la resistencia, ignora el modificador o tiro de nuevo, como prefieras. Esta el oculto de todas formas xD
Aaaaah criticoooooo, no me lo creo ni yo xD
Momento Van Zan activado hahahaha
Los aventureros echaron a correr de inmediato, a pesar de estar ya casi agotados, el instinto de supervivencia les dio nuevas fuerzas con las que tratar de escapar del demonio que no cesaba en su acoso. En aquella calle sería imposible perderlo de vista, y aunque la distancia a recorrer hasta ponerse a salvo bajo tierra no era nada que no hubieran hecho ya, en aquél momento no estaban precisamente frescos.
Marek era el que mejor lo llevaba, se había puesto rápidamente a la cabeza del grupo con largas zancadas, seguido de Gregori y Jorji. Quizás por el cansancio o quizás por las heridas que ya había sufrido antes en esa zona y que no se habían terminado de curar bien, Svetlana pronto fue quedando algo rezagada, con lo que se convirtió en el primer objetivo del mutate, que se lanzó a por ella.
Anna un poco por delante de ella, y al ver a su amiga en apuros se detuvo para disparar hacia el demonio, pero aunque vació el cargador de su Hellsing, más de la mitad de los proyectiles fallaron, aunque algunos tornillos consiguieron clavarse en el mutante. Al escuchar el grito de su compañera, Marek también se giró y alzó su bastarda. El antiguo militar tuvo más éxito y varios agujeros se abrieron en la carne del monstruo, que empezaba a dejar un pequeño reguero de sangre, que caía como lluvía por allí por donde volaba. Pero aún así, este no abandonó la caza.
Y lo tenían casi encima. A pesar del fuego de cobertura, no conseguían rechazar a la criatura, y las fuerzas no tardarían en fallarles sin poder lograr llegar a la entrada del Metro. No todos, al menos. Svetlana escuchó el rugido final del demonio, tan cerca que casi pudo notar la apestosa bocanada de aliento en su nuca, directa hacia ella como el mutante que la había generado. Giró la vista hacia atrás, esperando en cualquier momento ser presa de las garras que se lanzaban extendidas hacia ella...
Y entonces algo la empujó y cayó de bruces contra el suelo.
El demonio pasó rasante, pudo sentir como sus alas cortaban el viento a apenas veinte centímetros de su rostro, pero el mutante pasó de largo, y volvió a elevarse hacia el cielo. Había fallado... pero entonces pudo ver que, atrapado entre las garras de la criatura, estaba Jorji.
El stalker fue alzado junto al demonio, pataleando, maldiciendo en su idioma y revolviéndose todo lo que podía, pero era imposible soltarse. Las garras lo tenían sujeto con firmeza, algunas se clavaron en sus hombros. Y de todas maneras, la altura pronto fue demasiada como para que soltarse sirviera de algo. Desde el suelo, los aventureros observaron impotentes como el stalker trataba de agarrar algo con las manos.
La criatura empezó a alejarse de allí, dando un amplio giro para cambiar de dirección. Durante la pasada, sobrevoló un edificio de aparcamientos cercano, medio derruido, pero todavía en pie. En ese momento, Jorji aprovechó la oportunidad. Vieron como una chispa se iluminaba frente al rostro del stalker - ¡Come mierrda y muerre, hijoputa! - gritó, antes de lanzar algo hacia el vientre del mutante.
Era una granada de fragmentación.
La explosión destrozó al demonio por completo, abriendo un enorme boquete en su estómago. El mutante lanzó un último bramido de dolor, antes de perder todas sus fuerzas y empezar a desplomarse hacia el suelo, ya muerto. Las garras mantuvieron sujeto a Jorji, y este cayó junto a la criatura. Vieron como esta se estrellaba contra el tejado del edificio de aparcamientos, levantando una gran nube de polvo y escombros.
Motivo: Munición Anna
Tirada: 2d4
Resultado: 4, 4 (Suma: 8)
Motivo: Munición Marek
Tirada: 3d8
Resultado: 7, 6, 3 (Suma: 16)
Mil perdones por el retraso, este finde me han liado por todos lados. La buena noticia es que en dos turnos acabamos el capítulo 2.
Anna fue la primera en reaccionar y correr hacia el lugar donde el cadáver del demonio hacia tendido, y buscando con presteza a su amigo Stalker, guía que les había conducido con éxito hasta allí. Temía que pudiese estar gravemente herido pero algo en su interior le decía que Jorji tenía un ángel de la guarda allá a donde fuese y que si bien no estaría ileso, si que estaría en condiciones de seguir.
Con ojo avizor en cualquier punto cercano donde pudiese haber peligro, Anna se fue acercando hasta el lugar. Lo primero que observó fue una de las garras de la colosal criatura abatida, y no pudo evitar tomarla entre sus manos y guardarla. ¿Quién no querría un cuchillo hecho de la dura garra de un demonio? Era afiladísimo y punzante, un arma envidiable que no iba a dejar allí pudiendo guardarla. Pero de inmediato buscó a Jorji, su preciado compañero.
- Jorji, Jorji ¿Estás bien? ¿Estás herido? La primera impresión era que estaba completamente recubierto de sangre y despojos, pero no sabía con total seguridad si eran propias o del demonio. ¿Me oyes, compañero?
Otra vez no, otra vez no... Svet corrió con todas sus fuerzas y aún así sabía que no era suficiente. Podía oír los aullidos del Demonio cada vez más cerca, sus aleteos empujando el viento tras ella y cuando se cayó y pensó que iba a llegar su final... no llegó. Se giró rápidamente y levantó la vista hacia el cielo, viendo cómo el Demonio se marchaba, pero con Jorji entre sus garras y luego simplemente explotó.
Se quedó con los ojos muy abiertos, rezando porque el Stalker siguiera con vida, mientras caía sobre el aparcamiento. En cuanto vio a su amiga Anna ir corriendo a buscarle, reaccionó y la siguió al interior del edificio. Mierda, ¿por qué, Jorji? Tendría que haber sido yo, de poco sirvo aquí en la superficie. Cuando la pelirroja quiso darse cuenta, las lágrimas habían empezado a empañar su máscara. Pero no dejó que eso la afectara, tenía que salvarle la vida como fuera, se lo debía y más de una vez.
- Jorji, tranquilo, voy a curarte y vamos a sacarte de aquí, ¿de acuerdo? - le habló mientras sacaba el botiquín, haciéndole un gesto a Anna para que la ayudase.
Motivo: Medicina
Tirada: 1d10
Dificultad: 7+
Resultado: 4(+4)=8 (Exito)
Marek aún no podía dar crédito a lo que acababa de ver. Jorji había hecho algo que muchos no se atreverían: Había utilizado una granada para acabar con su enemigo a expensas de su propia seguridad. Un escalofrío recorrió su espalda, pensando que el viejo stalker podía estar muerto. No sólo por la cercanía que habían mantenido todos con él, sino porque además era la clave para llegar hasta el final de su pequeña aventura. Sin él, estaban perdidos ahí fuera, y Marek era consciente de ello.
Apresuró el paso para buscar una posición eficiente desde donde cubrir al equipo con sigilo mientras ellos efectuaban la búsqueda de Jorji y cualquier intento de traerlo de vuelta. Se arropó entre unos escombros a cubierto, con la esperanza de que todos consiguieran llegar vivos al final de ese periplo siendo a la vez tristemente consciente de que no sería así.
Tener una criatura de aquel tipo tan cerca, es una cosa que nunca olvidaría Gregori. Aún así, otra imagen quedó grabada en su memoria y, posiblemente, igualaba a la anterior.
Cuando vio que la bestia salía volando y dejaba atrás al grupo, pensó que tendrían una oportunidad de escapar de ella y ponerse a salvo. Pero un grito heló la sangre que corría alborotada por sus venas. Se giró de inmediato para descubrir qué sucedía, quedando asombrado de lo que observó: aquel monstruo había cazado a Jorji con sus zarpas y alzaba el vuelo para disfrutar de forma grotesca de su presa.
-Dios santo! -gritó Gregori. Jorji era parte del grupo, una pieza clave en la supervivencia de todos ellos. Si él caía... quién sabe qué sucedería en el futuro!
Pero las sorpresa no se acabaron ahí. Todos observaron como el stalker agarraba una de sus granadas y la hacía detonar en pleno vuelo, provocando una profunda herida en la criatura. Ambos cayeron en picado hacia uno de los edificios. Un aparcamiento, exactamente.
Gregori rezó por la vida de su compañero y comenzó, al igual que otros miembros del grupo, una carrera para intentar salvar a Jorji. La caía había sido realmente muy fea. Pero Jorji era fuerte, un hombre curtido... O eso esperaba Gregori.
-Por tu madre, Jorji, no te mueras, maldito cabrón!- susurraba sin dejar de correr hacia los escombros.
Al ver lo sucedido a Jorji, los cuatro aventureros se dirigieron corriendo hacia el lugar en el que debía de haber caído el stalker. Escalaron por el montón de escombros, que formaba una rampa difícil de ascender, pero no se detuvieron ante el temor de que hubiera podido suceder lo peor. Debían de haberse conocido hacía apenas una semana, pero la misión que seguían, el viaje que habían compartido hasta ahora, había forjado un vínculo que diez años de convivencia corriente no podrían haber logrado.
Anna fue la primera en alcanzar el tejado del edificio, no tardó en ver dónde había quedado el cuerpo del demonio. Indudablemente muerto y destrozado por dentro, se había derrumbado sobre una casamata de hormigón que había derribado en parte con su caída. Y entre los cascotes y varas de acero corrugado, estaba tirado Jorji, inmóvil. Los demás no tardaron en llegar a la cima también, para ver la misma escena. Parecía imposible que el veterano stalker y superviviente de docenas de travesías por la superfície y de cientos de combates, hubiera muerto.
Pero entonces, vieron como el pecho del guía se alzaba y bajaba con lentitud. ¡Todavía respiraba!
Los cuatro corrieron de inmediato hasta el stalker, situándose a su alrededor. El estado de Jorji, a pesar de seguir con vida, distaba mucho de ser prometedor. La caída y los golpes habían llenado su cuerpo de heridas que ahora sangraban, dejando su uniforme casi de color rojo, y húmedo. Por debajo de su cabeza se extendía también una mancha roja, y la máscara de gas tenía el cristal roto en varios puntos. La sangre también empañaba el interior, dejando ver únicamente uno de los ojos del guía.
Svetlana rápidamente hecho mano de su botiquín, esperando lograr lo imposible, pero Jorji la detuvo alzando una mano con esfuerzo, para luego volver a dejarla caer pesadamente sobre las ruinas - Ahorrar... parra... vosotrros - dijo con dificultad, tosiendo de vez en cuando. La máscara rota distorsionaba su voz y hacía sonar su respiración más pesada y metálica de lo que era - Ahorra nesesitarréis... más que nunca - el stalker impidió cualquier intento de ser interrumpido o de que alguien tratara de ayudarlo haciendo un gesto con el brazo de lado a lado, dejandolo de nuevo inerte - Tendrréis que seguirr vosotrros solos... el avión, cayó... en Jarrdín Botánico... serrca de estasión Botanicheskiy Sad... Irr hasta Rischskaja, y de ahí... recto hasta la Exposisión, la VDNJ... allí, encontrrarr salida hasta jarrdines...
La voz de Jorji se fue apagando, y su respiración se fue haciendo más lenta y pausada, pero el stalker todavía no había acabado de decir sus últimas palabras - Escucharr... No lamentarr... Jorji harría esto otrra ves, siemprre que pudierra, porr... amigos... - hizo una pausa antes de seguir para tomar aliento - Parra mí, esta vida... acaba ya.... Ha sido buena vida... pero nosotrros... no estarr hechos parra vivirr, en Metrro. Tenerr que prrometerr... - el stalker alzó uno de sus brazos de nuevo, lo acercó a su rostro, y empezó a quitarse la máscara de gas - Tener... que prrometerr... Que conseguirréis avión... que conseguirréis... mejorr vida...
Finalmente logró desatar la máscara y la apartó de su rostro, dejando ver su cara llena de sangre. Le salía por la nariz y la boca, y no podía abrir un ojo, pero a pesar de ello, el stalker les miró a los cuatro, y les sonrió - Tener... que prrometerr... - el hombre inspiró con toda la fuerza que le quedaba, y luego soltó el aire de sus pulmones por última vez - Que antes... de que todo terrmine... habrréis respirrado airre purro... una ves... - y con aquellas palabras, Jorji se dejó morir por fin.
En cuanto sintió la mano de Jorji apartándola, supo lo que venía. Lo había visto en los hospitales improvisados, en los soldados que llegaban con varios tiros en el pecho de la guerra, o desangrándose por culpa de algún monstruo en los túneles. Había visto ese gesto cansado en los más veteranos, apartando las vendas de ellos y preparándose para un largo descanso. No, Jorji, tú también no... La doctora sintió las lágrimas empapando sus mejillas bajo la máscara y se contuvo por no hacer ruido alguno, escuchando las últimas palabras del Stalker. Grabó a fuego en su mente la ruta que tenían que seguir, repitiéndola moviendo los labios pero sin hacer ruido. Al menos eso debía quedar con ellos.
Svet sonrió con pena al oír lo del Metro. Después de todos los problemas que había tenido allí fuera, el Metro le parecía el lugar más seguro que podía haber. Y aún así entendía lo que quería decir. Desde que habían salido, todo lo que había visto la había dejado sin aliento. Saber que esos edificios, que esas calles tan amplias y esos "coches" habían sido suyos, de los humanos y de ningún monstruo, como eran ahora... Le había dado esperanza. Esperanza de poder construir algo más, de poder salir algún día y vivir como vivían antes, sin túneles y con la luz del sol. Tal vez no pudiera conseguirlo ella ni sus hijos si llegaba a tenerlos, pero tenía que intentarlo. Por Jorji, por sus amigos, sus camaradas y toda la gente del Metro. Asintió un par de veces, con el cristal de la máscara totalmente empañado.
Al ver que se quitaba la máscara, la doctora tuvo el reflejo de intentar colocársela de nuevo, pero no podría hacer mucho más con ella. Dejó caer los hombros, derrotada, cuando Jorji dejó de hablar y se quedó en silencio. Con movimientos lentos y totalmente fríos, tomó la mano del Stalker y comprobó el pulso. Era absurdo dada la situación, pero siempre había visto a su madre hacerlo, incluso cuando no había esperanza. Tal vez fuera la forma de despedirse. Gracias por todo, Jorji... Soltó su mano con delicadeza y la dejó reposar sobre el pecho del Stalker, mientras levantaba la mirada hacia los demás y esperaba que dijeran algo por ella. Sabía que eso en parte había sido culpa suya y no encontraba palabras en ese momento que no la hiciesen estallar en llanto.
Situados alrededor de un muy malherido Jorji, Anna de negaba a que su amigo Stalker terminase allí su andadura. Primero Andrei, ahora Jorji. Todo resultaba demasiado duro y la jovencita nompudo reprimir las lágrimas por debajo de la más cara cuando intentaba pedirle a Svet que lo curase en vano. Jorji había decidido que había llegado su momento, y al final Anna, resignada, había aceptado el final de su camarada Stalker.
- Lo prometo Jorji, te doy mi palabra. Empezó a decir Anna con la voz entrecortada, fruto de las lágrimas que no podía dejar de emanar de los ojos. Conseguiremos el avión, conseguiremos una nueva vida, antes de que todo termine...respiraremos aire puro, aunque sea una vez.
Fue entonces que Jorji ladeó la cabeza y la mano del stalker que sostenía Anna se volvió más pesada, se había ido. Anna gritó de rabia e impotencia, allí arrodillada y viendo el cuerpo sin vida de otro de sus amigos, e inconscientemente se abrazó a Marek que estaba a su lado. Sentía que no estaba en condiciones de seguir andando, que necesitaba un descanso a tanta fatalidad y desgracia, pero tras unos breves instantes, se levantó lentamente y sugirió a sus amigos que le diesen un improvisado pero digno entierro con lo que dispusiese no allí. Jorji lo merecía.
- Por favor, no lo dejemos así. Desde aquí veo una zona con buenas vistas... Estoy convencida que le hubiese gustado que lo enterrásemos allí. ¿Me ayudáis?
Momento emotivo. ¡Jorji noooo!
Gregori comenzó a cargar con el cuerpo de Jorji, ayudado por el resto de compañeros.
Sentir el peso de la muerte en el cuerpo de un compañero, aún hacia más evidente la gran pérdida que tendrían que superar desde aquel mismo momento. Jorji no solo era un stalker de honor, un puso superviviente y un guía eXtraordinario. Jorji se había ganado la amistad y el corazón de todos ellos, dándoles esperanzas de un mundo mejor y de un futuro posible... aunque su final no fuera acorde a su optimista mensaje.
Minutos antes, tras la caída del monstruo alado y la cruda visión de ver a un compañero en sus últimos segundos de vida, el stalker les había enseñado otra buena lección: no desfallecer nunca. Aunque uno de ellos cayera en el camino, el resto debería avanzar y conseguir el objetivo deseado.
-Jorji, llegaremos a ese puto avión y prometo brindar por ti, compañero.
No hizo falta cavar un agujero para enterrar a Jorji. En el lugar indicado por Anna, situaron el cuerpo de amigo caído y lo recubrieron con piedras, rocas y casquetes de edificios, creando una curiosa tumba para el stalker.
Gregori construyó una pequeña cruz y la situó en el centro de la montaña de piedras. En ella, colgó la máscara del stalker. Alzando la pequeña petaca de licor que había encontrado al recuperar el equipo de Jorji, dijo una palabras en su honor.
-Jorji ha caído en este mundo de mierda. Nos acompañaba para encontrar un maldito cargamento de munición que nos hará, supuestamente, la vida mejor. Pero su último deseo era que consiguiéramos respirar aire puro... menuda incoherencia, no creéis?
Gregori sacó una sonrisa evitando las lágrimas que comenzaban a nacer en sus ojos.
-Por mi, camarada! Y descansa, que de esta mierda nos encargamos nosotros.
Dio un trago y le pasó la petaca a sus compañeros.
Aunque nos pese la muerte de Jorji... pillamos su equipo, no???
saludos
nanuk
El silencio se hizo unos momentos después de la muerte de Jorji. Parecía imposible creer que el veterano stalker ya no estaba entre ellos. Pero no duró demasiado. Jorji había dado su vida para que ellos tuvieran una oportunidad de conseguir lograr su objetivo, y ahora más que nunca tenían que poner todo su empeño en ello. Tras tomarse el tiempo justo para recuperar las pertenencias aprovechables de su guía y amigo y darle un entierro todo lo decente que pudo ser en aquél lugar desolado, se forzaron a sobreponerse y a iniciar la marcha de nuevo.
Descendieron del edificio y andaron el pequeño tramo que les quedaba por realizar hasta llegar a la entrada secundaria a la red de túneles de Metro. Una vez más regresaban bajo tierra, cercanos ahora a su meta, apenas a unas pocas estaciones de distancia, y todas habitadas. La línea de la Rischskaja era segura e independiente, no se encontraba bajo la influencia de ninguna de las grandes facciones del Metro. No deberían tener problemas para cruzarla, pero tampoco podían relajarse mucho. Si el demonio los había perseguido, debía de haber dejado atrás a los grupos de stalkera comunistas y del Reich, que se habrían puesto de nuevo en movimiento con mayor celo. Y si ellos estaban al tanto de la existencia del avión ¿Quién sabía cunata gente más podía estar ya enterada y dispuesta a arriesgarlo todo por un puñado de balas?
El viaje entraba en su etapa final, y algo les decía que esta sería la más peligrosa de todas.
Fin de la Parte II
Aunque nos pese la muerte de Jorji... pillamos su equipo, no???
xD Sí. Jorji llevaba encima un AK47 con 60 balas de fusil de asalto, mirilla láser y cargador acoplado, y una Dobleta con 12 cartuchos de escopeta.