La casa está vacía, Xabier y Álvaro lo comprueban antes de que el resto entre. Atrancáis la puerta de la cocina y echáis algo de leña al fuego mientras colocáis los sofás y sillones para tender a Diego y mirar a Silvia.
Michi sube a por el botiquín tras insistirle Xabier, tenía miedo de subir sola. Tras bajar con el botiquín, Xabier se dedica a desinfectar la herida de Diego. Es una herida limpia y únicamente necesitará un par de puntos de sutura. La muñeca de Silvia es más problemática porque parece tener una fisura y sería necesario entablillar.
Álvaro hace guardia en la ventana del primer piso por la que entró el extraño. Ha cargado de nuevo la escopeta y está atento a todo lo que pueda ocurrir en el exterior. El teléfono no funciona, no da señal alguna. Seguramente la tormenta tiró los cables o el cabrón que os atacó los cortó.
- No hay teléfono...¿Qué hacemos?...¿Esperamos o cogemos el coche? - pregunta Michi
Han vuelto a la casa, y Silvia se queda sentada en una silla, viendo como atienden a Diego. No hace comentario alguno, tan sólo está con el rostro pálido y la mirada perdida.
La muñeca le duele mucho, pero hace rato que ha dejado de llorar. Cuando Michi comenta de coger un coche, ella vuelve a la realidad y la mira. - Sí... Vayámonos de aquí... - Dice con voz temblorosa. No quiere volver a pasar otra noche en aquel lugar...
- Hay que llevarlos al hospital...de eso no hay duda... - dice seriamente. Luego mira a Álvaro y comenta - ...deberíamos sacar el coche y cerrar bien todo esto...es necesario que vayamos al hospital con ellos...
En el Seat Ibiza de Xabier cabéis todos sin problemas.