Partida Rol por web

Mordheim, la ciudad de los condenados.

La clave de muchas pasiones

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13/06/2013, 19:24
Rolde von Kolek

-En fin, ya que de aquí no saldré cubierto de oro, por lo menos saldré cubierto de acero y esposado. Ya me defenderé cuando llegue la ocasión.

Mordekai, no mates a este cabrón. En breve dirá la verdad...

Su mente reaccionó rápida y se acordó de un detalle.

-¿Quien tiene el papel del contrato?

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13/06/2013, 20:21
Director

Antes de que el nórdico desatara toda su furia contra el comerciante, Rolde recordó aquél documento que firmaron. Ahora la extrema diligencia del hombre de negocios se volvía en su contra. Fue Johann el que introdujo -lentamente para no alterar a los guardias de la ciudad y que lo cosieran a tiros ahí mismo- su mano dentro de la coraza y sacó un arrugado papel.

El contrato.

El hombre de negro lo tomó y lo leyó mientras sonreía.

- Creo que vuestra pequeña artimaña no ha funcionado, maese Steiner. Quedáis arrestado.-

uno de los guardias no lo dudó ni un instante, se acercó al comerciante y le colocó unos grilletes, pese a las súplicas del rico-hombre.

- Vosotros- dijo señalando a los protagonistas -os venís al palacio del Conde, ahí se celebrará el juicio y vuestros testimonios serán fundamentales-

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13/06/2013, 20:24
Director

Los protagonistas fueron desarmados y conducidos al palacio del Conde de Reikland, una enorme y lujosa estructura en la que vivía aquél pretendiente al Trono Imperial. Fueron llevados a un sótano donde había varios bancos uno detrás de otro y un pequeño estrado tras el cual un hombre de pequeñas proporciones y también vestido de negro, les esperaba.

Resultó ser el Juez Vaulkberg, famoso en todo el Imperio por su implacable persecución de criminales diversos así como de sectarios del Caos y demás peligros para la Seguridad del Estado. Se colocó los anteojos e inició el juicio, si aquella farsa podía recibir tal nombre.

Steiner no tuvo abogado que lo defendiera y fue sometido a un interrogatorio sin piedad por parte del juez y sus ayudantes. Una a una se fueron presentando todas las pruebas, siendo la principal el núcleo del cometa que los protagonistas habían traído de Mordheim.

Steiner no aguantó la presión y confesó todo, su intención era vender el núcleo a un pequeño grupúsculo caótico que lo compraría por la astronómica cifra de dos millones de coronas. No, no sabía con qué fines pensaban utilizarlo, además alegó haber actuado cegado por la avaricia. Como si aquéllo fuera a salvarlo del verdugo. Luego vinieron las comparecencias de los testigos -los aventureros- que declararon haber sido contratados por Granos Steiner con objeto de buscar piedra bruja en Mordheim para ser vendida al Colegio de la Magia. Claro que luego su objetivo había cambiado cuando Julius Klint les ordenó que buscaran el núcleo del cometa.

Vaulkberg escuchó con suma paciencia a todos los testigos y fue tomando nota de las declaraciones. Cuando hubieron finalizado, el juez se levantó y se dispuso a dictar sentencia:

- En vista de las pruebas declaro y hago saber que el acusado Wilhem Steiner es sentenciado a muerte, pena que se ejecutará de inmediato.-

Luego miró a los aventureros:

- Los testigos Rolde von Kolek, Oskar Schnell, Mordekai Corvus y Johann Krauser son hallados complices de Wilhem Steiner y su pena, en principio de muerte, será rebajada a cinco años de prisión con trabajos forzados. Se comunica a todas las partes que no hay apelación posible.-

Los protagonistas se levantaron de sus asientos, gritando en protesta de tan injusta condena pues solo habían sido unos simples mercenarios que se ganaban la vida al mejor postor y que jamás quisieron colaborar con ningún culto herético, pero los guardias que mantenían la seguridad acallaron cualquier contestación a limpio culatazo con sus arcabuces.

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13/06/2013, 20:36
Director

Malheridos, sangrantes por los culatazos y contusos, fueron encaminados a la prisión de Altdorf, su nuevo hogar durante los próximos cinco años. Quizá sobrevivieran, pero era dudoso, si las condiciones de vida en el Imperio eran difíciles de por sí, estar en una prisión en tiempos tumultuosos era prácticamente una condena a muerte.

Ocuparon sus celdas en alguna galería olvidada y vieron como los días pasaban. Fuera, el Imperio se descomponía cada vez más: los nobles tomaban partido por uno u otro bando -los diversos Condes electores- mientras que el Gran Teogonista anunciaba el fin de los tiempos. Los campesinos tenían que abandonar sus tierras y eran atacados por diversos seres en los caminos e incluso en sus propias moradas.

Jamás volvió a saberse de los aventureros de esta oscura historia, algunos dicen que sobrevivieron al cautiverio y reanudaron sus servicios como mercenarios al mejor postor, otros dicen que perecieron en las inmundas celdas de la prisión y otros, muy pocos, comentaron que habían partido hacia tierras lejanas donde lograron amasar fortunas incalculables y se resarcieron por las penurias sufridas los años anteriores.

Aquí se cierra esta historia y se abre la leyenda...