Partida Rol por web

 ¡Pero poneos de acuerdo, melones!

El saqueo del supermercado no pude ser más épico, los personajes van de acá para acullá cogiendo los más inverosímiles útiles de supervivencia zombi, o lo que estos cabezas huecas entienden por útiles de supervivencia zombi.

Bueno, siendo sinceros, no todos buscan.

Eustaquio Han, también conocido como “La sangrienta Fontana de Han” se queda absorto observando como su muñón sangra profúsamente. Sus pensamientos se pierden quedándose empanado viendo como la sangre mana en un bello chorro a presión, generando una maravillosa trayectoria parabólica, y cae sobre el suelo, en un nutrido charco de formas cambiantes y sobrecogedoras, con salpicones y gotitas alrededor.

Y los demás cabrones sin hacerle ni puto caso al maravillosisismo espectáculo que está ofreciendo Eustaquio, digno de un genio de las artes modernas. Tan cojonudo es, que hasta se muere desangrado. Profesional, eso es un profesional. Lo dio todo en un espectáculo único e irrepetible, y a nadie le importó una mierda.

Ha nacido un artista incomprendido. Y se murió.

¡Pero no todo es arte! Hay seres más pragmáticos. O algo así. Como el enano. Mickey, el gran pequeño macho, puesto de whisky y pastillas se había sentido en la cima del mundo (o la cima del Hummer, que para él es lo mismo) hasta que el buen siberiano le bajó los humos y el cuerpo en general con gracia y mala baba. La caída no era nada del otro mundo, además, sabemos que los niños son de goma, y Mickey tiene el mismo tamaño.

Pero los niños no suelen mezclar drogas, y claro, meneíto para aquí, meneíto para allá… pota que te crió. El enano de los huevos empieza a vomitar en medio de todos como una maldita planta de vertidos tóxicos. Un chorro de bilis, productos de la digestión y demás cosas de color mierda blanda sale de su boca a presión, haciendo que Mickey trastabille y sea la versión enano-cowboy de una manguera de bomberos descontrolada, compartiendo con todos su riqueza interior.

Tanto comparte, que parece que el hijoputa es multimillonario. Tan chiquitin y con las tripas tan llenas de mierda. Que cosas.

Viendo la situación descontrolada, el General empieza a mosquearse, viendo además que un maldito sovietico le ha quitado su medio de locomoción. Pero al ser un tipo con recursos, coge un par de ambientadores y los usa como medio de empuje a base de vaciarlos en dirección contraria a la que quiere ir. Se nota que sabe de propulsión a chorro casi tanto como Mickey.

- ¡Señores! ¡Decídanse! ¡No podemos ir por la ruta mas corta pasando por la iglesia! ¡Les sugiero que se decidan de una maldita vez! ¡ Y que lo hagan mientras impiden que esos de allí acaben con nosotros!

Con mirada bovina, seguís el dedo del General que señala hacia la entrada del supermercado… y la enorme horda zombi que golpea el cristal de la entrada y justo en ese instante, lo rompe y entra en el supermercado con ansias de carne de mal actor.

Es que hay gente con gustos para todo…

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Se empieza a oler a podrido, como si algo se hubiera muerto y estado en descomposición los últimos cinco dias y hubieran levantado la tapa de la caja donde hubiera estado macerando. El olor es tan atroz que se huele incluso a pesar de todos los ambientadores.

Curiosamente no parece venir de los zombies si no del mago, que con mirada horrorizada ve como irrumpen en la tienda. Un rictus de horror es lo que se ve en su cara cuando la camara hace un primer plano para reflejar la tensión del momento...de repente el mago hace una transición* magistral. Su rictus de horror pasa a ser una cara de firme determinación.

¿Firme determinación de que?

Pues en cuanto la cámara abre plano y hace una toma general para abarcar a todos los personajuchos reunidos en el supermercado, se puede apreciar, ahí, en el bordecito derecho, atrás del todo, pasando corriendo las torcidas gafas del director.Que se sabe que son del director porque van montadas en la nariz de Korsakof mientras se intenta apartar de escena, que había visto una oferta de tabaco de liar irresistible y había ido a pillar un poco. Pero esto no es lo que nos ocupa y en esos detalles se podrán fijar luego los frikis que se vean una y otra vez la película, fotograma a fotograma para ver los fallos de racord**. Lo que nos ocupa ahora es ver la determinación del mago que se está preparando para hacer un conjuro, o eso parece por su profunda concentración.

Se da la vuelta a los zombies, extiende los brazos ante sí y realiza una genuflexión, poniendo los brazos extendidos uno a cada lado del cuerpo y entonces, desde esa postura tan...tan...¿mágica?¿curiosa?que cojones, desde esa postura tan cobarde empieza a correr gritando.

-Oh mierda, oh mierda,oh mierda.Voy a moriiirrrrrrrrr!!!!

Y corre, corre, corre hasta el pasillo siguiente donde enfadado se para.

 - Maldito trasto, muy pequeño, ligero y toda lo buen lámpara que quieras, pero si lo llevas en el cinturón te rebota contra las pelotas ¡y eso duele!

 Coge el sable laser que llevaba atado en el cinturón y lo lanza hacia atrás mientras que él sale corriendo hacia la pila de neumáticos por donde ha subido el aventurero bebedor de liquidos raros.

-Oh mierda, oh mierda,oh mierda, oh mierda, oh mierda,oh mierda, oh mierda, oh mierda,oh mierda,oh mierda, oh mierda,oh mierda...

Repite como un mantra mientras corre. Pero la cámara lo que está haciendo es un plano contrapicado del sable laser,dando vueltas mientras se ve allá abajo al mago corriendo, que pasa por encima del resto del grupo(el sable), los cuales miran atontados como el arma gira y gira por el aire, que pasa sobrevolando en su giroscópica trayectoria al baúl con pies, que ha dejado de coquetear con un trolley para seguir a su amo allá donde este vaya y por fín, el arma despreciada acaba su vuelo chocando contra el techo, donde por una casualidad entre un millón se golpea en el botón de encendido y así, encendido, empieza su viaje de descenso.

Un viaje que se ve interrumpido súbitamente por los cables que sujetan colgado un modelo de resina que simula una hoz gigante.

Groooooooooaaaauuuuuuuurrrrr ¡ting!

La poderosa y un poco mareada, si tuviera sentido del equilibrio, arma pasa cortando los cables, lo que proboca que la hoz gigante, que era una ingeniosa aunque infructuosa idea del departamento de marketing para atraer a los clientes agrónomos, caiga a peso sobre los zombies 1 y 2, aplastando hasta la re-muerte a uno y amputandole el brazo al dos.

Seguro que muchas veces habéis visto en la tele eso de “no lo hagáis en casa, niños”, pero aun así vosotros lo hacíais, ¿a que si?, pues claro que si, porque en el fondo sois unos pequeños hijos de puta morbosos que queréis ver qué le pasa a un sapo si le metéis un petardo por el culo, o saber cuanto tarda en estallar el “jaster” de vuestra hermanita en el microondas... pues Mickey es de los vuestros, y el capullo de él no podía evitar mezclar las pastillacas del tío Joe con el orín de mono titi que intentan colarte en el Re-Mart como si fuese Whisky... y así le fue.

Potó pa´rriba, potó pa´bajo, potó pa´fuera, también pa´dentro, salió volando como un globo al desinflarse, esparciendo sustancia por todas partes mientras una voz en off decía aquello de: “¡Aaaiba que chorrazo!”.

Y una vez en el suelo, tras haber echado hasta la primera papilla, situándose frente a su propia gomitona, su potita del alma, su belleza interior, se quedó ensimismado contemplando en toda su magnificencia los tropezones que surcaban el charco de bilis, que se chocaban unos con otros, que nadaban en círculos, que se hundían y volvían a salir a flote, que formaban caritas sonrientes en formación…

Y tras mucho filosofar salió gateando como un ratón, colándose entre las piernas ( sillas de ruedas y carritos inclusive, no se me vayan a amotinar) de los presentes, hasta alcanzar la ilusoria seguridad de uno de los pasillos saqueados del súper, donde se acurrucó en posición fetal y comenzó a balbucear incomprensibles frases mientras se balanceaba como en una mecedora:

-No puedo postear, los críticos me comen... no puedo postear, los críticos están comprados....

De pronto se pone en pie, olisqueando el aire como un perrito de la pradera cuando detecta peligro:

-¿A qué huele?...¿a veneno?...¿a canela?....no….huele como a….¡TONGO!.

Y empieza a tirarse de los pelos, meterse el dedo en la nariz, retorcerse los pezoncillos y saltar en círculos como papá pitufo el día de cobro mientras no para de emitir extraños sonidos, no todos salidos de su boca:

-Gñeeeee, wiiiiiii, wi, wi, wi, repe tengi sile nole, muuuuuuuuu, prakkkaa prakkaaa.

Y un largo etcétera hasta que el pequeñín cae desplomado golpeándose la cabeza contra la estantería de los yogures, que se le caen encima sepultándole por completo (había tres docenas o así, que gracioso, riámonos todos del enano que no basta con que pille herida ¿verdad?).

Y apenas dos segundos después comienza a resurgir desde lo más profundo del montón de actimeles y yogures griegos del joroña que joroña, la pequeña gran víctima del complot judeo-marxista que quiere verle fuera de reparto. Está enfurruñado, pero sonríe maliciosamente, si, exacto, como si fuese un tontaker al que aunque le pegues balonazos sigue descojonándose.

Mientras se descuelga del cinto esa misteriosa “porra” cubierta por una fundita que bien podría ser un fuet tarradellas, empieza a musitar algo por lo bajini (venga, haced otra broma fácil en los camerinos, hijos de puta):

-Me...

Va quitándole la fundita leeeentamente al fuet, desvelando su oscuro color.

-Cago...

Quita de golpe la fundita y la cámara enfoca un objeto de culto para todo buen friki que se haya chupado Motel Gore I... ¡¡¡LA VERGA DEL PUTO AFRO ZOMBIE!!!.

-¡EN MI CALAVERAAAAAAA!, ¡ME CAGO EN MI PUTA CALAVERAAAAA!.

El enano sale disparado, pollaca tiesa en mano, hacia la horda de muñecos anti-estrés que está penetrando en el Re-Mart (si por un momento se os han pasado por la cabeza imágenes guarras esque tenéis la mente sucia, hacéoslo mirar).

-¡¡¡LOS QUE AÚN RESPETEN LA JERARQUÍA DEL MIEMBRO VIRIL, QUE ME SIGAN HACIA LA GASOLINERA!!!.

Rabo en alto y repartiendo trancazos (en serio, que os lo mire un profesional), Mickey intenta abrirse paso hasta la calle mientras le mete el nabo (el suyo no, el del zombie afro joder) por el culo a un podrido que se parecía a cierto crítico, sacándoselo por la boca en una copia descarada de “Apocalípsis caníbal” (aunque si no tuvimos problemas en la primera parte con el final de la yonki, ahora también pasará desapercibido). Luego se cruza con otro pocho que se arrastra y és clavadito a stephen cuando le quitas la silla y lo tiras al suelo, a ese le mete la pichurrina por la oreja (¿cómo que esto salió en Scary Movie?, vete a la mierda, que ya has pagado la entrada payaso), sacándole los ojos, que se van a hacer puenting.

Y entre penetraciones brutales con zombies, el enano desaparece en dirección al exterior, mientras se caga en su calavera y en la de algunos más. (Si pequeño cabroncete, entre ellos estás tú, si tú, no mires hacia los lados desgraciado lamepelotas, se donde vives y voy a por ti).

- ¡Noh, amigou nadie se gíe de ti! –exclama un tipejo calvo con bata blanca y acento indescifrable- ¡Te encuentrhas ante una edisión limithada del COAL BURNER 4750i PRO EDITION, un ensendedoorg con el que segás la envídida del vesindario dugante tus barbacodas! Puede utilisarse en…

Misteriosamente, y a pesar de que aquel anuncio “””subliminal””” era la única fuente de ingresos de toda la película, parece que la cinta se acelera, como si le dieras al fastforward x20. Uy, mira, si está ahí el icono. Pero bueno, que sepáis que el COAL BURNER 4750i PRO es la chispa adecuada, idóneo entre otras cosas para quemar bolsas con caca en la puerta de la casa de tus vecinos y quemar contenedores en Pozuelo, como demuestran un par de grabaciones. Y muy silencioso, porque la buenorra que acompañaba al calvo se ha puesto a quemar a un zombie que estaba leyendo a Platón y, hasta que no ha tenido quemaduras en el 80% del cuerpo, no se ha dado la vuelta para arrancarle la mandíbula de un mordisco y escarbar en el cráneo en busca de sesos. Sus últimas palabras fueron “¡A mí, me gustan grandes!” tratando de promocionar algún otro aparatejo al parecer. Por cierto, el zombie-tostada murió por inanición.

Y cuando hicieron pasar el Hummer por encima del puto encendedor sin que éste sufriera un rasguño, vamos, ahí es cuando ya convencieron a Steve de que lo de los cortasetos era una mariconada para nenazas. Si hasta pagó 10 pavos por el cacharro, aunque gracias a la oferta especial le rascaron la nariz de regalo.

Maldita sea… ¿Y qué voy a hacer ahora con esta mierda? No sé cómo me he podido dejar engañar así… ¡¿Cómo voy a luchar contra tantas… cosas que están de pie y me triplican en agilidad?! ¡No quiero morir! ¡Todavía tengo que dar mi gira mundial de conferencias sobre el Nuevo Paradigma del Universo y la Generación de las Minipartículas de los Espectros Multimodales! ¡Tengo miedo, mamá! ¡Jesucristo Superstar! ¡Jesucristo Cazavampiros! Si de verdad existís, por favor, sacadme de aquí y prometo seros fiel por siempre… ¡Difundiré vuestras palabra y limpiaré vuestra imagen con mi prestigio! Si dejaron al Padre Apeles y al Cochinos, ¿por qué no a mí? ¡Sólo pido clemencia, que suficiente te has cebado ya con la ELA!

Y aunque en realidad él jamás lo admitiría, sus plegarias sí que fueron escuchadas. El cielo se abrió, dejando entrar un rayo de sol -¡Oooh!- que le trajo el amor de Dios -¡Oooh!- a través de un agujero que surgió mágicamente en el techo del Re-Mart. La vida brotó salvajemente allí por donde la luz divina pasaba: El polvo y la arena que rodeaba el supermercado se transformó en un hermoso mar en calma, los pajaritos cantaban y cientos de plantitas formaban una vegetación exuberante  que hizo sentir a Stephen como rodeado de iguales. Pudo incluso sonreír.

El coro celestial comenzó entonces a interpretar una canción tan hermosa como famosa mientras un millar de ladrillos comenzaban a dar forma a una bella estructura.

Tampoco le pidas más como actor. Desde pequeño ya apuntaba formas en las típicas funciones de colegio: Cuando representaron El Puente Sobre el Río Kwai hizo de planta rodadora, en la función de Navidad le tocó el papel de árbol y en El Bosque Animado… de piedra. Y encima en Mar Adentro no le dejaron ni hacer de jarrón. Meted luego un montón de pitidos tapando lo de la madre y los muertos en edición y seguro que parece mucho más bruto y mosqueado.

Porque aunque no lo parezca, de verdad que lo estaba. Estaba encabronado, muy encabronado, más de lo que lo había estado en toda su vida. Y por culpa de la ELA, en su cerebro se creaban extraños puentes entre las neuronas y los nervios que le permitían hacer muchas cosas Físicas, ¿o acaso te piensas que todos esos libracos los puede escribir alguien cuerdo? Bueno, a lo que íbamos. Entre sus conexiones trastocadas, había una mucho más Física que las demás. Una que relacionaba el cabreo, la mala folla, con el mear. Y por si no iba ya cargadito con lo de la mediopaleta, el no encontrar un cortasetos y que el Cocolín Potitos le comparara con un zombie –es muy listo, no preguntes- ahora había alcanzado el límite.

Literalmente, puesto que como todo el mundo sabe, Steve lleva una sonda para orinar y el pipí se va almacenando en unas bolsas de plástico bajo su silla. Y al igual que no hay límites en el amor, como demuestra el hecho de que haya tenido tres hijos y dos esposas, tampoco se pueden poner diques al mar. La sonda se soltó por la presión, provocando un profundo dolor al reputado tullido y creando una manguera de meao que parecía tener vida propia, como si la hubiera animado un flautista de esos con turbante.

Cabreado por el dolor, sigue meando por el agujero en el que estaba metido el catéter. Y sale por todas partes una agüita amarilla cálida y tibia que moja la puta cara de todos los que están en la entrada, agüita que pasa por debajo de su lengua y pasa por su faringe hasta sus tripas.

Y el estante de bebidas alcohólicas cae cuando el tontolculo del calvo de la teletienda trata de librarse de la manguerita de la alegría.

Y la agüita amarilla pasa a ser entonces un sabroso cóctel con vodka, whiskey, aguardiente,  pota de gnomo obsesionado con falos negros, absenta y gotitas de anís que lo convierten en ideal para dárselo al primer pringao que pase. Y esos son nuestros amigos los zombies, algunos de los cuales resbalan y caen al suelo, donde se quedan haciendo una mezcla de la cucaracha y la croqueta como si fueran subnormales o les acabara de dar un ataque epiléptico.

Tratando de crear una falsa tensión con la típica musiquilla cutre, la cámara enfoca otra jodida vez al botoncito rojo ese de la silla de Stephen, que sigue sin apretar. Es entonces cuando,  en uno de sus arranques de genialidad, Steve usa el COAL BURNER 4750i PRO EDITION sobre sus fluidos. El fuego se propaga a la velocidad del cuesco por el heterogéneo estanque, haciendo arder todos los productos en oferta, algún que otro carrito y, cómo no, a los dos pedazo de subnormales zombies que se rebozan como Cochinos en él. Incluso uno de los que está de pie se convierte en la antorcha humana y corre hacia nuestro entrañable paralítico para pedirle un autógrafo por tan emocionante espectáculo. Por desgracia cae calcinado antes de poder siquiera sacar un boli que poner en la boca a nuestro afamado pirómano. No así como el zombie monobrazo que dejó con vida el tipo de las túnicas, que parece haber visto una hamburguesa de cuatro pisos en el cerebro de Jack-Jacko-Jacky-Ye-Yé y se dirige directo hacia él.

Ante el espectáculo de muerte de Eustaquio, Anna no presta atención alguna ya que está entretenida limándose las uñas. Una tarea cada vez más dificultosa debido a los implantes mamarios que recibía cada vez que entraba a la clínica de belleza plástica Corporación Dermoestéctica.

Una vez cogido las tijeras para encaminarse a la batalla campal contra los malditos 35 zombies que habían irrumpido la "tranquilidad" que sufría el supermercado Re-Mart en Revilville se encamino a matar al primero que pasó por delante de su mirada el zombie número 7.

Anna sacó un pecho para mostrar su nuevo implante y comenzar su poco elaborado plan A ver enseño mi teta y como se queda embobado y entretenido le clavo las tijeras... como era de esperar el plan no era demasiado bueno por lo que sólo los dioses o Korsa sabrían como acabaría esto.

- Espero que funcione.- dice subiendo su camisa y cuando está entretenido le clava las tijeras.- ¡Toma esto! ¡Muere maldito cabrón!

Anna se subió en el zombie a modo de jinete de carreras y empezó a girar como en el toro mecánico.

- ¡Yeah! ¡Sí! ¡Yuju!

Cuando comenzaron a entrar Zombies a punta pala por la puerta del lugar, Manuel miró de reojo al apuntador y se encogió de hombros. Realmente esto no estaba en el guión, pero no lo cogió de sorpresa, para nada. Estaba preparado para cualquier cosa... ¿pero por qué tenían que meter tanto extra en el cuadro? Eso le robaba protagonismo y él lo sabía. Por eso no se dejaría intimidar.

Esto realmente no estaba sucediendo. No estaba sucediendo. El rostro de Manuel, siempre lleno de alegría cambió rápidamente a un rostro que podía darle miedo al más valiente de los mortales de esta sala. Esa era su mejor baza. Cambiar las expresiones de su cara como Nicolas Cage o George Clooney. Con sólo mirarlo, se podía saber su estado de ánimo. Era un buen actor y esas cosas él la sabía.

Pero allí estaban los mortales. Y con mortales digo a todos los demás, menos a él. ¿Por qué? Está claro. El no era un mortal, o por lo menos, no era un mortal común y corriente. El tenía un radiador en sus manos. Y sabía usarlo, sin ninguna duda.

Sin embargo, también sabía utilizar sus manos. Por algo el chico era un manitas. Un estudioso de la conducta humana, un catedrático de la cultura callejera, un explendido conocedor del interior del ser humano, uno de la Logse, vamos.

Cerró los puños con fuerza mientras miraba uno a uno a sus objetivos. No eran nada de otro mundo, o tal vez sí, pero daba igual. Uno a uno irían cayendo y de la manera más dolorosa posible, si es que sentían dolor, claro. Pero bueno, él estaba preparado para hacerlos sufrir y reventar por dentro, que para eso le estaban pagando, valgame Dios.

Avanzó hasta uno de los criaturos que allí se encontraban y le guiñó un ojo. Sabía que todo esto estaba preparado y que los extras estaban allí para dar espectáculo. Con una de sus manos cogió al zombi por el cuello, mientras que con la otra, atravezaba su abdomen hasta el interior, rebuscando.

Movió la mano hacia abajo, después hacia arriba. Se sorprendió al ver que el corazón de zombi no latía, pero igualmente, lo apresó entre sus dedos y tiró hacia fuera, dejando ver a todos los presentes una masa verde con pústulas amarillas que chorreaba una especie de líquido negro por todos lados.

Cuando soltó la mano que presionaba el cuello del zombi, este cayó al suelo con un estruendo, al mismo tiempo que con el líquido negro, se pintaba dos rayitas bajo sus ojos, listo para la guerra.

Estaba que se salía y eso hacia que su adrenalina saliera de sus suprarenales y llenara su cuerpo de energía. Era su momento, su toma, su primer plano.

Saltó sobre otros dos Zombis y los lanzó al suelo, cayendo encima de ellos con un pie en cada pecho. Mientras que con su pie izquierdo mantenía a uno de estos a raya, agarró el pecho del otro con sus dos manos y clavando los dedos hasta el fondo en la blandita carne del no-muerto-no-vivo, hizo fuerza hasta que se sintió un sonoro "crack".

El pecho de ese zombi se abrió de par en par dejando ver su interior. Manuel repasó todo conscienzudamente. Un corazón, dos pulmones, tubitos de aquí pa´lla y de aca pa´llí. Bueno, lo normal que se podía encontrar en un cuerpo. Con sus dedos desnudos comenzó a arrancar cada una de las partes que allí veía, salpicando a todos y a todas con el líquido negro. ( Salpicó también hasta el objetivo de una cámara, cosa típica en peliculas cutres con mucha sangre. )

Al ver que todo estaba listo el pollo con este, se puso a mirar al otro.

Por un momento pensó que algo pasaba con los extras. Es muy extraño que a alguien le arranquen las entrañas y lo único que digan es "Glllllll glllll glglgl", pero bueno, los efectos especiales estaban bastante logrados.

Con este último no perdió mucho tiempo. Simplemente cogió su cabeza y tiró con fuerza hacia arriba, "descorchando" al zombi y dejándolo allí tirado, sin que haga más nada. Ni siquiera un movimiento.

Y entonces se incorporó. Se incorporó con la columna vertebral del zombi entre los dedos y colgando del final, una cabeza. Tampoco se sorprendió cuando miró la cabeza y veía que esta quería darle un bocado en la pierna. Si que estaban logrados los efectos especiales.

Fue en ese momento cuando la cámara giro sobre el 360º y se pudo ver a uno de los monstruos abalanzarse sobre él, a su espalda. Atacando a traición.

Soltó la cabeza al suelo y la reventó de un pisotón de su bota y levantó el radiador que tenía en el suelo, cogiéndolo como si fuera un bate de beisbol, con las dos manos.

En el momento que el zombie se abalanzó sobre él, le soltó un hostión de madre y señor nuestro en toda la cara, dejando la rejilla del radiador marcada en la cara del bicho, el cual retrocedió medio tonto. Bueno, mas tonto.

Y el se acercó.

Lo cogió con una mano sobre la nuca y la otra en la mejila, y le sonrió.

Su boca se acercó dulcemente al oído del zombi, mientras que la mano que sostenía la mejilla le hizo una breve pero intensa caricia.

- Dilo. - Le digo con la voz más sexy del mundo.

- Ggggggglglglglglggggllllllllgllllll. - Respondió el zombi.

Manuel se quedó a cuadros.

Su mejor escena.

La más memorable... ¡echada a perder por un puto extra!

¡PLACA!

De un cabezazo, la cabeza del zombi salió despedida hacia atrás, desnucándose.

Malditos extras de tres al cuatro.

Mierda de película, en donde los putos actores no seguían el maldito guión e ignoraban lo que el viejo Morris decía, se notaba la puta falta de presupuesto y las ganas de joder y hacer cada uno lo que se les diera la gana. Se empezaba a sentir como en la segunda parte de alguna producción mediocre, alguien corto... y pensándolo bien, no había un enano por allí? seguro se lo estaba imaginando. Pero igual, esto no iba a parar el frenesí verde y sicosexual del anciano pervertido, que había encontrado Viagra y se disponía a su faena, con la puta rubia de unos estantes más allá. Claro está que al ver que tanto la chica a blanco y negro, como la tetona, como cualquier otro posible objetivo se había desvanecido, solo gruñó incontento. -:Vamos Roble del Demonio, a ver si hacemos algo- le gritó a su perro, que lejos de turbarse o asustarse por los alaridos histéricos del vejete, tan solo caminó con el desgane habitual. Mierda de perro también, debió haberse comprado un Tigre de Bengala o alguna cosa similar.

Es cuando oye una instancia a la decisión, hora de tomar una ruta, y claro, ni por idiota que fuera, tenía su vieja camioneta, así que escopeta en la espalda, comenzó a avanzar hacia la salida, se montaría en su vehículo y se llevaría a todos los putos zombies por delante. A ver si alguno de los idiotas reclutados a último minuto servía para algo. ¿Donde estaría la rubia? se preguntaba Morris, mientras no se fijaba en el anciano cuadrapléjico en silla de ruedas, o el sujeto de vestido rojo. Pero se paró en seco.

-Ea- y roble, que hasta ahora estaba calmado... siguió calmado. había más de dos docenas de esos enfermizos del supermercado. -Malditos comunistas de mierda, después de tantos años nos volvemos a ver, pero esta vez... en una situación diferente- gritó. Mientras sonaba el "Din" que indicaba que habían entrado, y respondían a los retos del ancianete, con un simple gemido inteligente.

Morris prefiere retroceder, saca su escopeta, saca los cartuchos y en su lugar, pone algunas de las pastillas de Viagra, o fragmentos de ellas, las aplasta, hasta crear un compacto proyectil del potente estimulante, y lo pone en su escopeta, se levanta con una sonrisa maliciosa. -Esto lo hicimos en la guerra, estábamos rodeados y pusimos unos herbajos y demás, nosotros creamos esta mierda... y llenamos de tanta porquería a nuestros enemigos, que había para llevarlos a una granja y ordeñarlos todos los días- dijo como uno de sus recuerdos (falsos o verdaderos, a quien le importa) que explicaba, quien sabe a quien... porque nadie oía a Morris, loco como estaba, y verde como se comportaba.

Apuntó a los más cercanos. -Es hora de pararlos!- dijo, en una reminiscencia de la anterior escena, repitiendo chiste y juego de palabras, y disparó lanzando varios fragmentos de la droga a los dos zombies más cercanos. Uno de esos disparos en el cuerpo dejarían tieso el de a cualquiera, capaz de levantar hasta a los muertos, aunque estos estuvieran de pie, y quien dice que los muertos vivientes no se excitan, con tanto vitalizante, los muy malditos tuvieron su erección visible, observándose y sin poder seguir caminando, mientras el Morris se guardaba la escopeta. -Por todos los gases Cedro, ha funcionado como aquella vez!- anunció triunfal mientras se acercaba a los inhabilitados rivales, con las piernas temblorosas y solo capaces de decir "daaaaaaah, daaaaah" ante la rigidez... propia, rigor mortis que le llamaban.

Sin pensarlo, cual palanca de agarre, el Morris, cochinete ese, lanza su mano a toda la polla del primero de los zombies, que parece no poder defenderse, y trata de levantarlo y lanzarlo, el muerto, que quien sabe si estaría adolorido o no, se inclina y se deja llevar (extasiado o no, es algo en lo que no quiero entrar detalles), mientras se desplomaba sobre el otro, asta horizontal, y ambos se  empalaban mutuamente, con dolor (y placer?), y caían con un fuerte

**CRACK**

¡Pero un momento! los zombies retorciéndose y desgarrándose con sus miembros, moviéndose y terminando de destrozarse entre sí (en un frenesí de escena necro-sexual), no habían producido ese sonido... si volteamos la cámara, el viejo Morris está inclinado, como una L.

-Me lleva la que... Mi puta espalda- mientras se sobaba, la reuma le había llegado y el esfuerzo de golpear a uno de los muertos caminantes había sido suficiente. Maldito anciano inútil, que no pudo hacer mucho, igual le ignorarían. Caminó como pudo hacia afuera, esperando que todos se entretuvieran con su dosis de cadáveres de distracción, abrió la puerta de su camioneta y se sentó. -¡Puta Mierda! El que quiera seguirme que me siga, pero que no me joda, Roble! atrás, por si viene la señorita!- dijo mientras se limpiaba la cara con la manga de su camisa y se acomodaba la gorra.

Vejete verde y sin utilidad... al menos podía manejar.

Don Eliotoro creia estar curado de espanto pero despues de ver las dos ultimas escenas que habia presenciado estaba flipado. Pero no como cuando te fumas un porro y es en plan feliz y relajado, si no todo lo contrario. Tenia esa sensacion de cuando te encuentras tu coche con tres multas por mal aparcamiento y una nota de un tipo que dice no haberte querido robar el coche al ver la mierda de coche que tienes. Pero para colmo de males cuando vas a pagar las multas te acuerdas de que no tienes ni coche ya que todos los utiliza la tetona de mi esposa...jodido Alzheimer, ese puto aleman que me esconde las pastillas.
¿Y que dos escenas podian influirme tanto?
Ver a Anna enseñandole sus tetas de plastico a unos cadaveres en estado de descomposiciones que los pobres aun no se habian dado cuenta de que ella no tiene un cerebro que les interese. Y despues de ello verla montada en ese improvisado toro mecanico.
Para colmo luego tengo que soportar esa escena entre Manuel y ese jodido zombie. No habia visto nada tan triste desde los efectos especiales de Dragon Ball Evolution.
Pero el tenia que reacionar no tenia armas como los demas, pero tenia algo mejor: un baston y el mal genio de una persona de 69 sin averse tomado sus pastillas para el estreñimiento.
Pero tal era el dolor y el odio de sus tripas que no pudo concentrarse y su golpe no fue tan motal como deberia.
Pero los años sin una experiaencia y localizo apesar de su catarratas a un zombie moribundo doblemente al cual le asesto un golpe en toda la cabeza proporcionando pastel de calabaza para alimenta a todo un pueblo tercenmundista.

[La misma sala de antes, aunque la luz se filtra ahora por las paredes de una manera antinatural. El polvo se aposenta en el público, que sigue inmóvil y en penumbra, a pesar de los intentos desesperados del Sujeto por elevar sus ánimos. Los supuestos maniquíes permanecen o dormidos o expectantes. El Sujeto retoma la palabra, alzando una imagen fotocopiada en su mano antes de hablar]

"Ehto, brodels, es una pruebita. No una probeta, una pruebita de la bondad infinitita del señol, que en lugal de envialme a Jack Chick, con sus sin duda provechosas invitasiones al reso y la orasión, me envío a Garth Ennis, con sus invitasiones a...

Bueno, un momento, un momento. Que ya hay quien se levantará [N. del T: El público permanece inmóvil, no obstante] y me dirá: Pero ¡Yoldan! Yoldanyoldanyoldan. ¿Que tú no erah un homble de Dios? ¿Un homble de PASSS? ¿Un homble de AMOLLL?

No, brodels. No, y mil veses no. A vel si noh enteramoh, que estamoh espesitados esta mañana. Estamos adorrrrrrrrmesidos. ¡El Amolll de Dios es para los vivos! Para los sombis, Dios sólo tiene una cosa.

Retribusión.

¿Y qué es la retribusión, preguntaréis, brodels an sistels? Esto es fásil, podéis leer Levítico 13:40-46, pero mejol otro día. Retribusión es que una ejecutiva lesbiana de Dihney se encuentre un día en su cama un pes espada que insiste en fornical con ella bay chu güeis. Retribusión es que al dibuhante del Rey León, sin duda sodomita, le sersene la cabesa su hijita de cuatro años inspirada por el Señol. Retribusión es que el pequeño Timmy os haga ardel a todos en los fuegos de la condenasión...

Retribusión era que yo enviara de vuelta al seno de la muelte a la marea de sombis que invadían el supelmercado. Que los reconsiliara con el señol a guayas malayas. Que les diera el sueño etelno (el de veldad). Que les enviara con sus mamás sombis.

Así que ahí estaban, entlando a raudales, como el esperma por los agujeros de los preservativos que pinchamos en mi Iglesia los Domingos, una marea de mueltos vivientes. Hijos de satanas. Tontos como ellos sólos, limitados e incapases como un secundario de Aladín.

-¡Venid a mí, Sombis malditos! -Dije, exponiéndome a su infecta maldad con el sólo poder del Señol de mi lado. Y, si, helmanos, los sabios consehos del gran evangelisador que es Garth Ennis dieron sus frutos. 

Hasia mí, y sin duda alertados por mi heroica soflama, venían dos engendros satanodiabolidemónicos. Uno de ellos era de mediana edad y llevaba un número 28 toscamente pintado con sangre en la camiseta. El otro era un adolescente poronguero con cascos y un número 29 estúpidamente esbozado en sus mejillas con ketchup. Fue el que más pena me dió, pero ya diho Jesús: ¡Dejad que los sombis se aserquen a mí!

Al primero le retribuí con un golpe de comic. El comic se despeluchó, helmanos, y el sombi alsó la cabesa y me miró con curiosidad. Con toda la curiosidad que puede mirar un encefalograma plano, claro.

-¿Gñ?

-Helmano sombi, sé que has pecado.

-¿Gñ? ¿Ñasca?

-Sí, entre otras cosas. Pero eso es lo de menos, ahora que no puedes mantener una erección a menos que le robes el coso genital a un vivo. Lo que clama al sielo, brodel sombi, es que te estás pudriendo y insultas al consepto evangélico de la resurresión de la calne.

-¿Gñ? ¿Gñugo? ¿Gñasca-ñugo?

-Sí, y pol eso, si dejas de lanzal moldihcos al aire como un tiburón retrasado y me permites que telmine de arrancalte el esófago con mi escapulario, acabaremos rápido y podrás reencontrarte con tus seres queridos en el infielno del que nunca debiste de salil, donde les sodomisarás y torturarás hasta que ellos hagan lo propio contigo.

-¡Gññññ...glll...g...g...!

-¡No pongas esa cara, réprobo! ¡Haberlo pensado antes de desidir ser un sombi!

Con una agilidad propia de los patriarcas bíblicos alsé el bulboso y pútrido esófago de la criatura y se lo metí en la boca. Como un animal salvaje, como el bicho primario que era, notó carne en su boca y empesó a comel. Cuando quiso darse cuenta se había doblado como una gimnasta rumana de 13 años y estaba devorándose sus propios intestinos.

Despachado uno de ellos, me giré hasia el otro. Recoldando otra de las grandes enseñanzas de Garth Ennis, brodels, me aserqué al sombi adolesente y, orando interiormente para que Dios me consediera el aplomo de Moisés, imité al gran patriarca cuando abrió en dos mitades el Mal Rojo. Sólo que en mi caso, el Mal Rojo era la caja torásica de un sombi adolesente. Vale, puede que nesesite menos efectos espesiales, pero fue un milagro, brodels.

-Ñugo ñugo ñu.

-Sin duda. -Consedí, tirando del acordeón de sus costillas hasta que oí un clac.

-¡Clac!

-Ñugo... ¿clac?...

-Sí, y mira, esto que les lanso a tus amigos es tu pulmón isquierdo, pol las trompetas de Jericó. ¡Corre pol él, sombi! ¡Corre! ¡Vamos, chico!

-Ñugo, ñugo ñuscu...

El sombi adolesente fue dificultosamente en busca de su putrefacto pulmón y yo sólo pude pensar, mientras le abría la cabeza, valientemente y por la espalda, en cómo de nesios son los padres de hoy que no se dan cuenta de que Timón y Pumba, años viviendo en la selva solitos y criando a Simba, son un mensaje oculto a favor de que los sodomitas adopten niños y los corrompan.

Pero ahora venía lo bueno, helmanos. Cuando el sombi cayó a causa de mis golpes justos y severos, observé el espectáculo. Había que movelse de allí. Y Dios quería que fuéramos a la Iglesia, pero la catelva de cobaldes de mielda que me había tocado por compañeros querían ir a la gasolinera. Dios proveería, pensé. Y todos los caminos llevan a Roma..."

Veo como la pandada de arrimados aficionados comienzan a matar de las formas menos imaginativas posibles a los zombies que llenan en este momento las instalaciones del Re-Mart (que por alguna extraña razón tienen un número visible en algún lado, ya sea con una vieja camiseta negra rasgada con el nombre de la banda slayer por un lado -de esas que usan los metaleros de pueblo- con el número pintado con brocha y pintura roja por el otro lado; o con el número dibujado con ketchup en la mejilla o en el tobillo o en similares partes del cuerpo). Hasta ahora han caido 16 de ellos, los he contado completicos, embelesado como estoy de ver correr fluidos internos y ver volar organos por los aires -si, ya se, de las formas menos imaginativas posibles, pero muertes gore al fin y al cabo-... de repente salgo de mi embelesamiento y me digo a mi mismo

- Eh!, que se los van a cargar a todos y no me van a dejar ni uno!, que Gilipollas todos estos, que no piensan en el disfrute de los demas!

Tras lo cual me pongo manos a la obra, ya lo tengo todo planeado... utilizo las pequeñas hoces que acabe de obtener del piso en reemplazo de mi "ultimate destruction tool" (gilipollas!!, no tener un martillo pesado, ya verán cuando me queje con los productores!). Comienzo entonces a arrancar las hojas de mi libreta... hojas que tras tantos experimentos también han tomado un color rojizo, y como todos saben todo lo rojo es inflamable (que no me importa si es cierto o no!, que yo quiero que sea así y el director ya me dio permiso, asi que se joden!). Tras terminar de forrar la hoja de ambas hoces, me acerco a la fogata que dejo atras el paralítico y su COAL BURNER 4750i PRO, y enciendo el par de herramientas que tengo en las manos... y ahora... JA!, soy el puto dios!! soy el asesino más sanguinario de los ultimos tiempos y ahora tengo una hoz llameante en cada mano!!... y muchos zombies que asesinar!!.... muahahahahahaha.
Miro rapidamente a mi alrededor en busca de mis victimas y llaman mi atención dos que tienen el número en un pedazo de madera que les cuelga del cuello... dice 9 y 10... parecen dos gemelitos, si hasta estan vestidos igualitos!!...

Y es aquí cuando la acción comienza... la música de fondo se activa, y la canción de mi personaje comienza a sonar (que si!, que como es el verdadero protagonista es el único que tiene canción propia cuando hay una escena de acción)

Rapidamente, similar a la velocidad de la musica que ha comenzado a sonar, me ubico detras de los gemelos zombies con los brazos (y las hoces que estan siendo sostenidas por ellos) en posición baja, con el pico de las hoces apuntando hacia... si adivinaron... hacia el hoyo del culo de los gemelos (habia que seguir con el tema de las muertes poco imaginativas, cosas del director, que es muy malo). Vigorosamente levanto la hoces encendidas, introduciendolas vigorosamenteen los orificios externos de los gemelos con una habilidad propia de alguien que ya lo ha hecho infinidad de veces, levantandolos levemente, tras lo cual comienzan a ser consumidos por el fuego, lo que hace mas facil que las hoces penetren más profundamente, finalmente ocasionando una reacción en cadena que tiene resultado unas hoces atravesando completamente la longitud vertical de los cuerpos zombificados de mis victimas, partiendo a cada una de ellas en dos mitades en medio de un festín de vísceras y putrefactos fluidos internos de variados tipos. Al ver como vuelan por los aires estos fluidos, generando una putrefacta lluvia que mana copiosamente de las ahora completamente inertes mitades zombies, quedo embelesado... en mi mente en realidad es esto lo que esta sucediendo...

Pero nada puede durar para siempre, y lo menos los fluidos de un ser re-muerto. Todavía excitado quiero continuar la matanza, pero mis armas han quedado destrozadas debido a la gran presión ejercida sobre ellas (un martillo pesado me habria durado mas... gilipollas todos!!). Pero no importa, seguiré asesinando, aunque sea con mis manos desnudas...

- Pero que coño? que es esto?

Un palo salido de ningun lado me ha comenzado a picar de pronto, y una voz salida de detras de una cortina me comienza a decir

- Pero que haces!, continua con la historia, que ya mataste zombies. Ahora te toca ir a la gasolinera!!

Bah!, no lo dejan a un divertirse. Maldita sea la hora en que me metí a trabajar con estos tacaños de mierda que no saben hacer bien su trabajo y no lo dejan a uno hacer el suyo... y me dirijo entonces a regañadientes con dirección de la gasolinera.

Tras cogerse el par de condensadores de fluzo (aqui tendria que venir un flashback de resumen o algo, pero andamos escasos de personal y dinero, asi que si quieres saber que ha pasado, ¡leete la anterior escena pedazo de zote!) nuestro comunista mas querido estaba deambulando por el Re-Mart buscando al general americano que segun su imaginacion debia de detener a toda costa por el bien de su patria maldito generral amerrikasnky, no pienso perrmitirr que sigais ensuciando las mentes de los pobrres niños del mundo con vuestrra MTV.

¿Que como es que un soldado preparado para sobrevivir incluso a un encuentro sexual con Carmen de Mairena se puede perder en un maldito supermercado? Pues muy sencillo, a nuestro "cerebrito" siberiano no se le ocurria otra cosa que tirar siempre para la izquierda cuando llegaba a una interseccion de pasillos (y tampoco creais que era por que supiese cual es su izquierda y cual su derecha, para elegir por donde ir tenia que mirar en que bota tenia guardado su cuchillo, ya que su padre siempre le decia: "hijo mio, el mayor secreto de todo agente sovietico es que el cuchillo siempre tiene que ir en la pierna izquierda", y como el padre siempre le señalaba cual era la izquierda, pues al final se le acabo quedando en el melon).

Hasta que finalmente un tipo gordo con barba y una gorra que ponia "direstor" aparece, le da una colleja, le coje de la oreja derecha (esto solo por joder) y lo lleva a rastras hasta donde estaba el resto del grupo con los zombies si ya dije yo, traerme gente competente, gente con iniciativa, y van y me traen al madelman sovietico, me cago en mi mala sombra. Hala a matar zombies encefalograma plano con uniforme militar dice, tras lo cual le pega una patada en el culo a Igor para meterlo dentro del plano.

La patada es tan fuerte que Soviet La Respuesta es lanzado varios metros por los aires (¿que como es posible que un tipo de mas de 100 kilos de peso sea lanzado varios metros por los aires? ¡Y yo que se, esto es una pelicula de serie Z, para ver realismo vayase a los documentales, que estan tres estudios mas atras!) impactando sobre el carrito del pobre general americano, el cual es desplazado hasta donde esta la fogata creada por los meos del robocop.

Y aqui es donde empieza el show. Despues de que Igor le quitara la escoba, estaba usando ambientadores como medio de propulsion, pero como todos sabemos, si acercas un spray al fuego, este prende (si bueno puede que no todos, ¡pero ya he dicho que esto es una peli de serie Z, y que estamos usando monos como guionistas!). De esta manera, los dos ambientadores se convierten de repente en dos cohetes supersonicos, que lanzan el carrito del general a una velocidad brutal (lo menos, lo menos, a velocidad absurda) en direccion a la iglesia a la que se dirijen el resto de personajes.

Fijate si iba rapido, que uno de los zombies (uno que llevaba el numero 27 impreso con fuego en los huevos, ¡auch que dolor!) tuvo la mala suerte de estar al lado de la trayectoria del carrito, y fue completamente desintegrado por el boom sonico creado tras el paso del general-supersonico sin que le diera tiempo a enterarse de lo que paso (bueno, aunque tampoco se hubiera enterado aunque le hubieramos dejado el resto de la pelicula para pensar en ello).

Maldito gorrdo capitalista, te arracarre el corrazon con un rraspalimones oxidado... dice el pobre Igor mientras se levanta, con la nariz mas roja que su bandera debido al impacto contra el suelo. En ese momento, ve como el general comienza su carrera hacia la iglesia a no, no escaparras de Soviet La RRespuesta, nadie escapa de Soviet La RRespuesta y echa a correr, eso si, llevandose por delante al pobre zombie numero 26 (este era mas afortunado, ya que tenia el numero 26 escrito con fuego en el pecho), realizando un placaje sobre el y lanzandolo sobre una estanteria repleta de revistas del corazon, cuyo contacto le crearon un tremendo sarpullido, dejandolo casi muerto y arrastrandose por el suelo (si un zombie con sarpullido, tenia la piel sensible el pobre).

Y de esta manera, comienza la increible persecucion del super-carrito por parte de nuestro action-man comunista, desde el supermercado Re-Mart hasta la iglesia, mientras de fondo suena la siguiente musica:

Bueno, como soy más lenta que el coche de Fernando Alonso subiendo una cuesta, yo me limito a seguir a la muchedumbre. Veo entrar a una horda de tíos feos...

"¡Rediós! ¡Qué horrendos son los habitantes de este pueblo. A su lado, hasta el Fary chupando un limón tenía su aquel".

...Que parecen venir con aviesas intenciones. Agarro mis agujas de coser, y empiezo a ensartarlos como cabrones. Las cojo como si fueran espadas roperas, y les calzo agujazos hasta en las narices...

"En ese momento, me parece ver a mi nieto, recibiendo cuchilladas hasta en el carnet de identidad... ¿Es que ahora tengo visiones? ¡Joder, ni que fuera la Bruja Lola**".

...De hecho, mientras empiezo a ensartar a estos tipos feos, me pregunto por qué lo estaremos haciendo, pero como todo el mundo tira para adelante con lo mismo, pues una no va a ser menos, que luego dice mi hijo que me estoy quedando fuera de onda. Si la moda dicta que hay que matar pueblerinos, pues se matan pueblerinos. Total, cosas más estúpidas se han puesto de moda otras veces, como ponerse triquinis, el Aserejé, o ver Operación Tetruño o Gran Marrano.

Y coñes, no se me da mal del todo lo de ensartar. Empiezo a cogerle yo el gustirrinín a esta nueva moda. Por hacer, estoy pensando en ensartar al enano coñón cuando se limpie el vómito, y colgármelo en la chaqueta como si fuera un pin. Si lo visto de azul, hasta parecería una chapa de Pocoyó.

Director (aka Korsakoff): Veamos, majete, Jack, Jacko, o como cojones quieras llamarte...

Jack: Si, Jack está bien...

Dire: Me la pela... lo que sea... pero no me cortes, me entiendes? (expresion made in boca de la Esteban)

Jack: Si dire...

Dire: Pues eso...sabes de sobra que como actor... una puta mierda... lo mejor, por decir algo, es esa voz en off que llevas siempre encima... por eso eres un puto secundario que está abocado al fracaso, vamos que te quedan un par de escenas a lo sumo...

Jack: Buenooo... yo...

Dire: Psiii, que he dicho antes, eh? que qué he dicho antes??? (Vena gorda en la sien aumentando de tamaño...) Mmmm... asi que, puesto que te voy a seguir pagando una mierda, no quiero ninguna chorrada heroica como las de tus compañeros, ni nada psicotico, ni que te mees en las bragas... Esta escena es muy fácil... Ves ese zombie..., hola Arturo! Como va eso!...

Arturo: Bien, bueno... aqui tirando... Por cierto, que voy pa´llá!

Dire: Como te iba diciendo... Ves a Arturo, el zombie del puro, si? Perfecto... Pues le vuelas la cabeza con esa hermosidad que te hemos dejado, un tiro, boom! Y ya está, sin mas rodeos... entendido?

Jack: Oido cocida...

Dire: Esto tambien va por los camaras!!! No quiero nada de un primer plano de la cara de Jack, luego de la escopeta, ni intercalar un plano de la cara del zombie, ni ralentizar el tiempo y seguir el disparo... todo eso son chorradas.. disparo, PUM, y si te he visto no me acuerdo...

Camaras: SI, DIRE!!! (varias voces al unisono)

Dire: Este tio ademas de malo es tonto...bufff. Y bueno, como nos hemos pasado de figurantes zombies en esta escena, te vas a cargar a uno mas, vale?

Jack: Lo que tu digas, dire...

Dire: Veamos... por ejemplo... Mmm... Mira, me lo he pensado mejor.... creo que sí le vamos a dar un poco de dramatismo y emoción al tema... Pero, como te he dicho, nada de sobresueldo, eh?

Jack: No, no... lo que sea, lo que sea...

Dire: Que no me cortes, joder!!! Bien, cuando te cargues a Arturo... por cierto, importantisimo es que le vueles la cabeza, y parte de sus sesos tienen que caer en el escote de la tetona, ok?

Jack: Okey Makey!!!

Dire: Lo que yo decia, gilipollas perdido... Pues como iba diciendo, cuando te cargues a Arturo, vas hacia la puerta del super-, y de repente la frutera zombie buenorra te sigue de cerca, te empuja, caes boca arriba, con la escopeta en ristre, la frutera zombie se pone encima, le metes el cañon por el chirri, y aprietas el gatillo again! El resultado, bueno... ya veremos lo que ocurre... Total, con cortar la escena... Acto seguido sales por la puerta principal y sigues al enano ese... el del pollón negro... Lo has entendido todo?

Jack: Of course, dire!

Dire: Pues lo dicho... Ahora ponte aqui, posa un poquito, y.... MOTEL GORE II, ESCENA DEL SUPER, TOMA n-ESIMA, Y.... ACCIÓN!!!!! Clank! (Sonido de la claqueta)

Os pongo la pose de Jack, a lo Carlos III, y el resto ya lo sabeis mas o menos...

Despues de varias tomas, unos cuantos berridos del dire, y algunos cambios de personalidad de Jack, la escena salió parecida a lo esperado... para que entrar en mas detalles??

Mientras ella se ajustaba las medias de rejilla que se le estaban metiendo por la baja nalga (¡joder, mierda de medias, con esto no hay quien se concentre!), el resto de monos de feria había liado la de San Quintín, dejando el súper plagado de vómitos, meadas, hogueras, muertos vivientes que ya no vivían y demás mugretone.

- ¡Ay hermana, que me voy a quedar yo aquí solica y me van a desvirgar esas bestias pardas!.... ¡¡¡YO QUIERO QUE LA PRIMERA VEZ SEA ROMÁNTICA!!!.

Doris grita desesperada, ignorante de lo ocurrido mientras dormía en el hummer. Y es entonces cuando encuentra una bicicleta entre los estantes:

Deposita su inseparable saco en la cestita y comienza a pedalear como una posesa en dirección a la salida del súper , tridente en mano como si fuese una lanza de caballería mientras grita:

- ¡¡¡Puede que me quitéis la vida, pero jamás la virginidaaaaaad!!!.

Y como una diablesa que parecía, entra en escena la repu esta, atravesando una de las hogueras creadas, saltando a lomos de la bicicleta entre las llamas al más puro estilo de ranger de Texas, para emepezar a empalar zombies con el tridente (y esque no debemos olvidar que las bicicletas las carga el mismísimo diablo):

Obviamente todos los zombies se la quedan mirando con cara de paletos, permaneciendo quietos como bolos esperando a ser derribados, y así empieza la candela, clavándole a uno de ellos el tridente en la huevada y teniendo que soltarlo para no perder el equilibrio y pegarse la ostia pater.

- ¡Ay dios, ay dios, ay dios que me voooooy!.

Otro zombie a rastras se interpone en su camino y es literalmente arrollado, guillotinándole la cabeza con las ruedas.

Y cuando ya ve al fondo la puerta de salida, un maromo podrido con cierto aire a gorila de discoteca se le cruza, y a la mujer no le sale del alma otra cosa que bajar la mirada, poniendo los cuernos del disfraz por delante como una vaquilla y mochándole al notas, que fallece en el intento, eso si, el golpe es tan brutal que la bici se va a tomar por culo, y Doris termina milagrosamente a pocos metros de la salida junto a su saco.

[Voz en Off] Me encuentro en Revilville en la América Profunda. Me dirijo al noroeste hacia un Edificio del Gobierno, en un intento de alcanzar un helicóptero. Aquí abajo el aburrimiento es insoportable. Todo parece tranquilo y calmado, pero no lo es, la aglutinación de zombis es del 36% por lo que da la sensación de que 36 zombis están atacando el supermercado.

-Dios, hay muchos zombis ahí delante.- confirma nuestro protagonista durante un primerísimo plano.

[Voz en Off] El peligro de tantos zombis es que su instinto depredador puede competir con el mío propio. Lo que hace que el malestar general se incremente. Eso no es bueno.

-Los zombis del interior de América han llegado a alcanzar una población absurda como se demuestra en algunos documentales del género gore y sus derivadas secuelas. Lo que se pudiera tornar problemático. Si te pierdes por aquí sin comida ni agua, completamente rodeado de zombis podrías morir en unas tres horas. Hay que protegerse y lo más importa es la cabeza. Necesito un sombrero para reducir el riesgo de mordisco de zombis. Podría usar la camiseta pero la necesito para no mostrar mis pectorales.

Bear se quita los pantalones para anudárselos a la cabeza en forma de turbante. Se monta en el carrito de la compra recién encontrado y con una técnica de comandos aprendida en Dios sabe donde lanza un golpe de pelvis al aire. El golpe es suficientemente técnico para que el carrito inicie su avance inexorablemente lento hacia la puerta del supermercado. Por fortuna la distancia es suficiente para que la inercia se incremente aumentando la velocidad. El cámara sigue al aparato bélico con un grácil trote.

-Tengo ganas de orinar. Pero no debo hacerlo en cualquier sitio.-[b] Dice Grylls a la cámara en movimiento mientras aprovecha para sacarse su miembro viril [b]-Si no aprovechara para orinar en la calavera de algunos de estos zombis estaría desaprovechando este precioso líquido.-

Las puertas del centro comercial se abren automáticamente ante la presencia de un cuerpo sólido y el carrito pasa atropellando zombis mientras una lluvia dorada lo rocia todo dejando pequeños arcoiris por doquier que confirman la supremacía del hombre frente a la naturaleza. El carro concluye su trayecto junto a una estantería de refrescos de la cual Bear toma una lata para enseñarla a cámara. Ya sabéis, a esa cámara que porta ese tipo con la ropa desgarrada y maltrecha por haber cruzado al trote una concentración abrumadora de zombis.

-¡Bear Drink! La primera orina energizante comercializada en 18 estados.-

Los efectos de la pastilla no se hicieron esperar, se sentía alegre, se reía de todo y con todos. Comenzó a dar vueltas con los brazos extendidos, tarareando una canción, riendo, saltando. Miraba a los zombies y reía, veía cómo los demás habían comenzado a cargarse a los zombies y reía otra vez.

Su mochila seguía sobre sus hombros y podía adivinarse que algo no muy pequeño llevaba en su interior. No se había robado nada, aclaro, la botella de aceite que llevaba allí dentro la tenía desde antes y no era una marca que vendieran en ese supermercado, ya lo había comprobado. En sus manos seguía teniendo el pack con el hacha y el cuchillo, dando brincos (ni que fuera una saltimbanquis), esquivaba cabezas, miembros y zombies rematados mientras que sacaba ambos adminículos de su caja/envoltorio y, con uno en cada mano, siguió girando, girando, girando... ¿Se creía bailarina ahora y en su  ida de olla creía estar bailando el lago de los cisnes? Con esa gracia ni a la esquina, porque mínimo se torció los pies media docena de veces.

En fin, cada loco con su tema.

Siguió dando vueltas, mirando el cielo del supermercado con cara de boba (¿más todavía?) y bruscamente se quedó quieta mirando lo que los otros hacían, sonriendo, vitoreándolos en plan chearleaders (¡¡Como si el cuchillo y el hacha fueran pompones!! ¡Sálvese quien pueda!)

Pero el minuto de tranquilidad le duró menos que un suspiro y no tardó, cual demente, drogada o vaya a saber una qué, se puso a agitar los brazos y a repartir cortes y golpes a diestra y siniestra (¿Se creía la versión femenina de Jackie Chan, Bruce Lee... Chuck Norris? Quedémonos con los dos primeros mejor que el tercero no encaja pa'ná) y así fue como, sin siquiera darse cuenta, se cargó a dos zombies (que ya estaban heridos, pero da igual) e hirió a uno más.