Esas bestias horribles no me cogerán con vida. La armadura resiste el primer embiste mientras trato de retroceder. Para mi desgracia soy demasiado lenta a la hora de quitarme de en medio, con la intención de hacer un cuello de botella con la entrada de la sala. Allí me podría hacer cargo de esos malditos seres.
Maldigo mientras les veo caer sobre mi.
Motivo: Armadura
Tirada: 1d100
Resultado: 12(+50)=62 [12]
Motivo: Armadura
Tirada: 1d100
Resultado: 6(+50)=56 [6]
Motivo: Huir
Tirada: 1d100
Dificultad: 27-
Resultado: 35 (Fracaso) [35]
Supero la tirada de armadura pero hice la tirada mal, pues la dificultad en donde iría el modificador.
Una de las criaturas alcanzó a la marine con un rápido mordisco, que casi le hizo perder la consciencia en un flash de dolor blanco, pero consiguió zafarse de las garras de la otra, trastabillando en su intento de huir de aquellos horrores. No sabía si por suerte o por desgracia, dos de aquellas cosas parecieron quedar rezagadas, estirando sus deformados cuerpos antes de emitir sendos gritos perforadores, que no tendrían nada que envidiar a los gravados en las paredes del infierno por sus millones de condenados, mientras la tercera criatura se disponía a alcanzarla con sus garras.
Motivo: Ataques
Tirada: 3d100
Dificultad: 65-
Resultado: 45, 9, 30 (Suma: 84)
Exitos: 3
Motivo: Gritos
Tirada: 3d100
Dificultad: 35-
Resultado: 23, 6, 53 (Suma: 82)
Exitos: 2
Motivo: 1 mord 2 garras
Tirada: 1d2
Resultado: 2 [2]
Haz una tirada de Miedo (Teniendo que sacar 30 o menos en 1d100) para librarte de los gritos, si no, pierdes 2d10 de calma, y en base a ese resultado, continuamos la escena...
Motivo: Calma
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 95 (Fracaso) [95]
Motivo: Perdida
Tirada: 2d10
Resultado: 17 [7, 10]
Algo se resquebrajaba en la cabeza de Claudia. Los gritos de aquellas criaturas parecían dar latigazos entre el estrecho espacio que había entre su cerebro y su cráneo, causando una picazón que ningún artilugio lograría aplacar, comenzaban a ver doble... ¿O había seis criaturas y no se había fijado? No... No tenía que ser un efecto de aquella horrible tortura, y la única manera de librarse de aquello pasaba por acabar con aquellos caos reptantes, si o si...
Claudia empieza a estar más que tocada psicológicamente, peor vamos a ver si consigue juntar suficientes fuerzas para librarse de estos bichos... Tira combate si quieres dispararles (Teniendo que sacar 40 o menos) y también puedes tratar de huir (Con otra tirada con 27 o menos) o si se te ocurre alguna otra cosa...
Abro fuego con mis últimas fuerzas, con la esperanza de abatir a mis enemigos.
-¡MORID HIJOS DE PUTA! -grito con mi garganta destrozada por el pánico mientras aprieto el gatillo.
Motivo: combate
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 26 (Exito) [26]
A pesar de estar tocada como nunca, la marine fue capaz de sobreponerse, aferrando su arma y liberando sus maldiciones en rápidas detonaciones, sobre aquellas monstruosidades, alcanzando a dos en lo que parecían ser órganos vitales, mientras una tercera trataba de huir hacia una salida de aire situada a ras de suelo. Mientras las dos criaturas eliminadas se deshacían en repugnantes charcos de bilis negra, Claudia recuperaba la respiración, y con ella las imágenes dobles volvían a fundirse en una.
La mujer pudo continuar hasta la siguiente sala, en la que luces parpadeantes permitían entrever pósteres motivacionales enfocados a animar a las tropas a sobrevivir a una nueva guerra apocalíptica de la que nunca había oído hablar ¿Eso había acontecido? ¿Los habitantes de la Tierra habían vuelto a perder y, expulsados de sus muchas bases orbitales y avanzadillas en medio de la nada, se habían tenido que refugiar en aquella letrina infernal? Cualquiera sabía lo que podía haber ocurrido en los últimos 75 años o tan siquiera dónde diablos se encontraba.
En algunos cubos plateados reconoció botellas de champán que debían de llevar meses cubriéndose de polvo, en le limo que un día fue hielo. Una nueva compuerta la esperaba al fondo de la sala, aun cerrada, pero tal vez pudiese forzarla con un hacha cercana.
Motivo: velocidad
Tirada: 3d100
Dificultad: 40-
Resultado: 99, 41, 78 (Suma: 218)
Motivo: 1-3 2-2 3-1
Tirada: 1d3
Resultado: 1 [1]
Para forzar esta última puerta, en esta dirección, tirada de fuerza, teniendo que sacar 28 o menos... Si no, tocará dar un rodeo o buscar alguna otra salida...
Un respiro es todo lo que necesito para continuar adelante. Con lo que creo que son fuerzas renovada empuño el hacha para golpear la puerta y abrirme paso.
Maldigo cuando veo que dichas fuerzas son ilusiones de tiempos pasados en los que gozaba de mejor salud. El metal del arma golpea y tiembla con el impacto, de tal manera que no tengo más remedio que soltarla con manos temblorosas.
Motivo: Abrir puerta
Tirada: 1d100
Dificultad: 28-
Resultado: 77 (Fracaso) [77]
La marine, con manos temblorosas, tras fallar aquel intento de abrir la compuerta acorazada, volvió sobre sus pasos, hasta el cuarto donde estaba el cuadro del perro que viera unos minutos antes, en su búsqueda de otro posible camino para avanzar por aquel laberinto mortal, y en ese momento algo llamó su atención, algo en lo que no había reparado antes: un jirón de plástico aleteaba bajo el cuadro, indicando la presencia de alguna corriente de aire bajo el mismo, algo que casi no había notado en el resto de su periplo por las instalaciones.
¿Echas un vistazo al cuadro o continúas buscando otro camino? (Y perdón por la prolongada espera...)
El cuadro puede ser mi salvación. El perro me traerá suerte. Con cuidado descuelgo el cuadro y miro que hay tras él. Trato de no bajar la guardia aunque mi concentración es deficiente a estas alturas.
Y así podía ser, tras el lienzo del can podía haber una salvación, peor tal vez una que obligase a la marine a someter su integridad física, su vida, a un uso extremo de la frialdad que su adiestramiento había cristalizado hasta casi alcanzar la dureza del diamante, pues ante ella se abría un conducto que subía en la oscuridad hacía una posible salida, posiblemente hacia el exterior, pero al mover la obra de arte había activado una red de explosivos que titilaban en aquel oscuro agujero de gusano. Si la pantalla digital era de fiar, disponía de diez minutos para huir, antes de que aquel conducto volase por los aires.
Pues Claudia puede tratar de salir, a sabiendas de que no podría volver a explorar el lugar, o puede tratar de encontrar otro camino para escapar de la explosión y seguir explorando la base...
La luces de los explosivos me alertan del error que he cometido, no he comprobado si el camino era seguro.
- ¡Mierda!
Consciente de que quizás sea mi única salida, trato de huir por el paso recién descubierto. Intento ir tan rápido como me sea posible. No deseo morir aquí.
La marine echó a correr por el pasadizo, hacia arriba, siendo más consciente de cuán bajo llegaban las instalaciones de la torre bajo tierra, pero no tenía tiempo de pararse a disfrutar de aquella maravilla de la arquitectura militar portátil, pues el camino estaba plagado de más ramos de granadas y explosivos conectados entre si por cables, cordeles y tanzas, dificultando sobremanera el avanzar en según qué tramos sin bajar bastante el ritmo. Veía por el rabillo del ojo cómo las cifras digitales (en rojo, como no) iban en descenso, en una cascada que predecía la inminente explosión no solo de aquel reducto si no también de una buena parte de la estructura en la que ya se había dado por muerta más de una vez...
Tuvo que dejar caer sus armas y equipo para no tropezar y poder avanzar a más velocidad, en una carrera en la que incluso las gotas de sudor que perlaban su frente pesaban varias toneladas métricas.
Pero ahí estaba, a unos cuantos metros por delante, un anillo de luz verdosa recortado en torno a un sol falso, los avisos acústicos que advertían de la cuenta atrás por debajo del medio minuto comenzaban a sonar cuando sus dedos tocaron aquel parche que mantenía aquel túnel oculto, una lámina de plástico grueso cubierta por chapas que consiguió mover a toda velocidad, logrando impulsar su enclenque cuerpo de cincuenta años fuera de aquella madriguera, corriendo como si no hubiese un mañana para alejarse de aquella trampa mortal.
El cuerpo de Claudia se vio impulsado hacia arriba y hacia delante, impactando contra una cresta en el terreno que la hizo rodar hacia su interior, con el horizonte, a su espalda, tiñéndose del color de un millón de lenguas de fuego. Notó su pelo, quemándose, y su piel mutando para dar cobijo a las decenas de ampollas que cubrirían su cuerpo en unas horas, pero no podía hacer más, excepto perder el conocimiento mientras terrones de mantillo, tierras y escombros se depositaban sobre su maltrecho ser, perdiendo el conocimiento sin ser muy consciente de si con él se iría su vida.
Pero su respiración siguió allí, acompañándola durante un sueño del que nunca llegaría a saber la duración, de la misma forma que su corazón siguió latiendo, aun en su inconsciencia, sin llegar a prepararla para un doloroso amanecer de quemaduras, roces, heridas y un tobillo con pocas ganas de dejar de doler, más cuando se le obligaba a dar renqueantes pasos.
Claudia se giró para ver el desastre que quedaba a su espalda: media torre hundida, como base para una columna de humo cobrizo que se unía a las nubes metalizadas de aquel planeta muerto. Puede que no fuese consciente de todo lo que allí había pasado, de por qué habían ido aquellos militares a lo que parecía ser un planeta escogido por decenas de razas alienígenas para ser su necrópolis final. Tampoco sabía de dónde habían salido aquellas criaturas que parecían hacerse fuertes en los cadáveres de los suyos, pero eso qué importaría ya. Con tal de que no volviesen a asomar desde aquellos restos...
No, no tenía trazas de que nada fuese a salir de aquella torre, que poco a poco se iba hundiendo en el terreno, pero un nuevo sonido llamó la atención de la marine, el de varias decenas de naves entrando en la atmósfera del planeta. Parecían terrícolas, peor era difícil saberlo desde tan lejos.
Había pasado tanto tiempo desde que supiese nada de sus congéneres. Podía haber pasado detodo en los mundos coloniales o la moribunda tierra, podría... Podría hasta haber pasado algo... Un gran descubrimiento... Un mensaje de tiempos remotos sobre el que se podría haber cimentado una nueva religión, la que necesitaban los humanos en aquel momento, una religión que abrazaba la muerte. Una religión cuya tierra santa se encontraba bajo los pies de Claudia Pink...
Puede que fuese eso... Que los condenados terráqueos también hubiesen sucumbido a la desazón, y su especie hubiese viajado hasta allí, al otro lado del cosmos, para unirse a todas aquellas razas muertas, nuevos y finitos habitantes de