Partida Rol por web

Al ver a mi rival asustado, ante lo que soy, decido no perder la ocasión para derribarlo golpeándole en el muslo.
Tras su caída le agarro por el cuello y me acerco a su odio para susurrarle.

- Soy más humana que tú, maldito bastardo.

Le dejo tirado como una colilla pisoteada y me alejo unos pasos de él, para ver que hacen los demás.

Maldito bastardo pelirrojo, me debes una, —le digo mientras estrecho su mano, y me acerco mucho a él hasta susurrarle al oído— y más te vale que me la pagues, de momento espero que tengas ahí un buen puñado de pastillas, para el viaje, ya sabes, los curritos necesitamos desconectar a veces de tanto trabajo— le guiño el ojo pero con el apretón de manos le dejo claro que hablo en serio.

El universo funciona así, el espacio exterior también, dar y recibir, si no, el equilibrio se jode, pensaba mientras esperaba la respuesta del crestas y echaba el ojo a sus compañeros, parecía que la situación se aclaraba e iba siendo el momento de esfumarse.

Johner forcejeaba ferozmente, sin embargo pasado unos momentos, algo húmedo se escurrió por debajo de su chaleco. En un rápido vistazo, descubre con pavor la punta del bastón, clavada en su costado entre sus costillas. Va a intentar desarmarlo para impedir que la hoja se escape de su carne y la sangre mane en mayor cantidad.

Si no me desangro, podría llevar esa hoja ahí metida un buen rato. O podría matar a este imbécil con ella.

- Aquí tengo esta basura tuya y pienso quedarmela como souvenir, va a ser mejor que huyas o te enviaré con tu socio para que le ayudes a juntar sus dientes.
- ¡Aunque, no creo que puedas con ambas piernas rotas! ¡TENDRÁS QUE ARRASTRARTE GUSANO!!!

Sentenció a los gritos el feo de Ron, con el chuzo atravesando su chaleco. Estaba salpicado de manchas viejas y negras que cualquiera imaginaría como mugre. Vaya uno a saber si ese adn era todo propio o también ajeno.

Ron trató de tomar al rival que le había pinchado por los hombros para arrojarlo detrás de su compañero caído, peor el tipo sabía cómo bailar un pegado. Al menos, tratando de zafarse del mismo consiguió que este soltase su chuzo, pero su contrario trató de atizarle una patada considerable en la entrepierna, fallando miserablemente por causa del agarre en que todavía le mantenía.

Mientras aquellas dos moles danzaban, Rex asintió a las palabras de Sam.
- Me quedan unas aspirinas, papá. Me jode en el alma, que casi estoy sin ellas, pero te las debo.

Amy se quedó superancha tras soltarle aquella frase al imbécil gimoteante al que había acojonado.

La gente que había salido a ver la bulla perdió el interés al ver que finalmente solo quedaban las dos moles, tenían más interés por ver la pelea de la sorpresiva sintética y el humano, peor esa batalla no se había librado como a ellos les habría gustado. Solo otro sintético, que no ocultaba su naturaleza, ya que su piel era transparente y mostraba su esqueleto metálico bajo silicona, vitoreó a Shaw.

Uno de los mercenarios responsables de la seguridad en el garito salió, con su brazo artificial terminado en una cabeza de martillo enorme, de color dorado, por delante para pegarle un par de gritos a los supervivientes.

- Aquí no volvéis a entrar, hijos de la grandísima puta. O eso o salís de aquí sin dientes y sin ojos.- Señalaba uno por uno a Amy, Sam, Rex, Ron (Quien estaba de espaldas y no le podía ver), su compañero de baile y el tipo al que había atizado la sintética. - Iros a dormir con vuestra mamá o buscad un colchón en Villa Colocón, pero Sem no quiere volver a ver vuestras putas caras hasta que haya pasado el tiempo suficiente como para que haya olvidado lo jodidamente feos que sois por completo.

Los gritos del matón hacen que le mire, mientras retrocedo unos pasos.

- Podemos tachar este sitio de nuestras agendas, no somos bien recibidos.

Me giro hacia Ron y le veo sangrar, no dudo en acercarme a su oponente y golpearle. Es mejor terminar con esto cuanto antes. Es hora de irse y atender nuestras heridas.

Amy se acercó sin mayores dificultades al último matón en pie y le propinó un buen palancazo en el lateral de la cabeza, dándole en la oreja de pleno. El paisano se iba a quedar con un buen recuerdo. El recuerdo que se llevaba Ron era un chuzo y la cara de póquer que le dedicó a su compañera por terminar tan limpiamente con la pelea.

Claudia y Lemon aparecieron saliendo de un callejón cercano, intercambiando créditos, posiblemente las ganancias de sus apuestas, hechas en un rincón desde el que no se perdieron detalle al tiempo que pasaban completamente desapercibidos para el resto de la concurrencia.

- Te lo creas o no, te has ganado esto, grandote, peor no te pienso decir por qué.- Le comentó la marine a su colega deslizando 10 créditos entre los dedos con los que Ron sostenía el chuzo ensangrentado.

Los siete ocupantes de la Medellín se distribuyeron a lo largo de la desierta calzada, caminando hacia el puesto donde Ra se hacía cargo de las tareas previas al despegue de la nave.

El androide ya había terminado con las labores generales y se entretenía intentando cazar una rata al ritmo de una de las horripilantes canciones con las que se había obsesionado, de una playlist que había comprado en un reproductor antediluviano de archivos FLAC.

La tropa todavía se entretuvo un rato, riéndose de las intentonas del sintético hasta que Amy, apiadándose lo justo, o por pura vergüenza ajena, tomó a la rata por el cuello y la arrojó por una escotilla de la nave.

Unos se fueron a  dormir y otros siguieron de charla y apostando a las cartas hasta que el nuevo amanecer fue señalado por la desagradable señal programada en la megafonía de la nave.

Tendrían que alejarse al menos medio día de la Sueño de Próspero antes de poder deslizarse en sus criocápsulas y realizar el salto tras el que se despertarían, una semana después a millones de kilómetros de distancia, en las inmediaciones de Mercadhoyo 69... Si todo iba bien, claro. SI. TODO. IBA. BIEN.