Partida Rol por web

Los lamentos de Perlman eran entendibles, el de por sí complicado caso se estaba llenando de incógnitas y vueltas de tuerca. El que solo hubiera huelas de Sax era... algo que nos empezábamos a oler pero no por ello era agradable. Parece que le habían comido el coco también a él.

Observé los gestos de Balmaceda al leer el informe, estaba como Perlman deseoso de escuchar su opinión, yo ya había mostrado la mía, en exceso quizá. También estuve atenta a lo que Zoey tuviera que decir sobre Sax.

- Una secta, sí. Pero no un grupo de esos pirados de vestir con túnicas y suicidarse en masa. Más bien alguien muy cuerdo que sabe lo que hace y a quién se lo hace.

Repasó el expediente policial de Sax, no le conocía personalmente así que no podía opinar de primera mano.

- Sax era un agente más que competente y acabó haciendo jardine... - se interrumpió por la presencia de Perlman - acabó comportándose como jamás hubiéramos esperando de él. Así que nota para todos, esa gente es peligrosa y no sólo son capaces de comerle el coco a drogadictos y desequilibrados. Mantengámonos alertas y cuidemos unos de otros.

Por otro lado, se iba despejando el modus operandi, pero todavía faltaba el móvil.

- ¿Qué buscan con estos asesinatos? ¿Publicidad? ¿Había alguna relación entre las víctimas, algún patrón común? Y, los demás "asesinos" - si es que no son también otro tipo de víctimas - fueron fáciles de localizar pero, ¿dónde está Sax?

Se quedó algo pensativa con las palabras de Perlman, dando pequeños tirones con los dientes de una piel suelta en su labio. Todo eso de las huellas de Sax en la escena pintaba muy mal. Pero después de haber visto a ese hombre trabajar no podía creer que hubiera sido él y fuese tan sencillo. Finalmente dejó los dientes quietos antes de hacerse sangre y habló tras Balmaceda.

—Sax era increíblemente meticuloso cuando estábamos haciendo trabajo de campo —dijo, sin poder evitar que en su voz trasluciera su incredulidad—. Metódico, racional. No encaja para nada en el perfil de alguien susceptible de caer bajo el influjo de una secta. —Negó una vez con la cabeza—. A mí también me cuesta creerlo. Tiene que haber algo que se nos escapa. Quizá descubrió algo que no debía y decidieron incriminarle —dijo, haciendo un leve gesto con la mano hacia Jay, que había mencionado esa posibilidad—. O a lo mejor sabía que iban a por él y nos estaba dejando una pista en la escena... 

Se quedó callada un instante, rememorando en su cabeza el breve momento que pudo pasar en la pensión, la impresión que se había llevado de ese lugar. 

—Algo allí no encajaba, ¿sabéis? No sé todavía qué era, pero me fui con la sensación de que había algo raro. El instrumental, quizás. Estaba ahí, en la mesilla... Era demasiado obvio, ¿no? Pensé que podía ser un descuido, pero este tipo de asesinos no suele cometer errores tan evidentes. ¿Un regalo, una burla del asesino? Pero, ¿y si fuese un mensaje de Sax? Él era muy bueno encontrando la clave en las escenas, pasaba unos minutos en ellas y ya sabía por dónde seguir. Si hay alguien capaz de esconder una pista a la vista de todos... Ese es Sax. 

Se frotó la frente y dejó el bolígrafo sobre la mesa. 

—Yo también creo que tenemos que ir al psiquiátrico mañana a primera hora. Ver si podemos encontrar el nexo, el patrón o la relación entre los anteriores asesinos. Pero antes de irnos me gustaría echar un ojo a los archivos de los primeros asesinatos. 

Me gustaba la descripción que Zoey estaba haciendo, a mi tambíen me gustaba peinar la escena del crimen. Buscando detalles ocultos e información.

—Creo que Balmaceda está en lo cierto, hay alguien manejando detrás de los hilos. No diría que esté cuerdo del todo, puede que tenga algún tipo de trastorno que le haga creer en las novelas de terror pero tenga las capacidades intelectuales en perfecto estado para manipular y mover a su antojo a sus adeptos... —respondí en común a mis compañeros.

Asentí con la cabeza —mañana nos vamos a visitar a los asesinos confesos y quizá podamos hacer una segunda visita a la pensión. No conocía bien a Sax, y quizá si aún había algo de él ahí dejó una pista escondida, algo que solo pudiera encontrar alguien con el ojo entrenado —me encogí de hombros —creo que hicimos un buen trabajo allí pero quizá lo que descubramos en el psiquiátrico nos de nuevas pistas —.

Perlman chasqueo la lengua varias veces.

—El escenario del crimen ya está limpio, Jalabert. Hay varias fotos que podemos enviarles si quieren. La policía ha hecho el trabajo y nos han pasado todos los informes.

El agente Perlman se puso de pie.

—Deberían descansar un poco. El psiquiátrico está a unas horas en coche. Si piensan ir mañana por la mañana, mejor que estén descansados. No quiero más agentes muertos.

Perlman estaba apesadumbrado y se dirigió cabizbajo hacia la puerta. Una vez allí se giró y miró a los agentes.

—No es la primera vez que tenemos que lidiar con una secta. Busquen su punto de reunión, su creencia... quizá eso les de alguna pista de por donde seguir —dijo con la mano apoyada en la puerta—. Buenas noches.