Mientras Fred acababa con la vida de Emma, Ed pareció entrar en un curioso éxtasis que le llevó a detenerse y observar con detenimiento aquella cruel pero fascinante escena, no tanto por lo que era, sino porque parecía conectar directamente con todo lo que había en su interior y luchaba por salir.
El propio Ed no parecía querer identificar qué era más real y verdadero, si aquella que sentía deseo por estar con quien le había gustado desde hacía tanto, que había sentido aquel beso como algo único y especial, o el que había disfrutado con la sangre que manaba del cuerpo aún con vida, pero no durante mucho tiempo, de Emma.
Ya fuese por instinto o por simple miedo, Ed le gritó a Sam y él mismo se nombró como salvador de Critter, pero no a la manera esperada, sino luchando contra Fred con sus mismas armas, como eran el desconcierto, la confusión y la excitación que generaba el miedo.
Samantha no se lo pensó tanto y salió corriendo tirando de Critter, que se movía como un pato cojo, seguido poco después de un Ed que todavía se hacía demasiadas preguntas.