El alma de Sam se había terminado de desvanecer por completo. Sin saber cómo ni por qué, ante los ojos del mismo Ed, que también se había dejado arrastrar por sus propias pesadillas, que se extendían más allá del mundo de los sueños, en la propia realidad, todo empezó a perder el sentido.
La presencia además de gente a quien había visto morir, y a su madre, provocó un continuo sinsentido en su mente que hizo que finalmente, y para siempre, Ed terminara por desaparecer. Y así, cuando sus cuchillas atravesaron su abdomen y después su cerebro, y finalmente, cercenaron su cuello, y todos a su alrededor estallaron en un júbilo inigualable, Ed descubrió que había encontrado su lugar, ante los ojos inertes de la cabeza de Sam, que no parecía acertar a comprender lo que estaba sucediendo... o sí.
Pero aquello no era suficiente. Había sentido placer, pero no había logrado alcanzar el clímax. ¿Qué era lo que le faltaba para conseguirlo? Por eso señaló a Alex, pero ni siquiera entonces, estaba seguro de poder conseguir lo que quería porque había algo que le faltaba.
Los gritos a su alrededor no cesaron y la risa infinita de Freddy, detrás de él, tampoco, pero la gente pareció difuminarse y transformarse en algo diferente, en pequeñas figuras oscuras, tétricas y deformes, tanto que resultaban indescriptibles, y cuyas bocas eran como una extensión del resto de su cuerpo. Todo a su alrededor perdió la forma y se transformó en algo diferente, en un mundo de llamas que lo golpeaban desde todas las direcciones
Y en su cerebro, fueron apareciendo entonces las respuestas.
Nada era real. Él y todos los demás, estaban muertos. Todos habían muerto hacía tanto, tantísimo tiempo, que ya no lo recordaban. No había sueños, sino un limbo formado por una mezcla de recuerdos, en el cual luchabais por caer definitivamente entre las llamas del infierno o ascender a la liberación y Sam había caído; y Ed también. Ambos eran ahora presas, al igual que Freddy, de los demonios de los sueños, que se encargaban de recoger almas y arrastrarlas hacia el sufrimiento perpetuo. Pero ni siquiera ellos eran iguales.
Sam era una víctima. Su alma se perdería junto a las de otros, por haberse dejado llevar por el odio que sentía. Gaspar, Delilah y Shawn, simplemente servirían de "alimento" para otros, pero Sam... ella sufriría los tormentos infinitos, como un reactor nuclear permanentemente encendido.
Ed, en cambio, era otro Freddy. Su nombre no tardaría en ser recordado generación tras generación. Al igual que Freddy era temido, Edward Revok se convertiría en otra leyenda de la cual huir., que mataría en sueños para arrastrar a más almas a la perdición, y su canción será siempre recordada.
Uno, dos, Ed viene a por ti
Tres, cuatro, mira en tu armario
Cinco, seis, cierra bien la puerta
Siete, ocho, no te duermas jamás
Nueve, diez, o no despertarás.
FIN