Partida Rol por web

La noticia de la muerte de la profesora Dawson, a pesar de no llenaros de pena, si que os hizo sentir extraños. Uno a uno fuisteis saliendo en silencio, olvidando los enfrentamientos que habíais tenido en la clase, al menos por el momento. Cuando pasasteis al lado del director, pudisteis oír sus palabras  mientras hablaba con Critter:

"Lo único que sabemos es que esta mañana no apareció y que cuando su madre entró, como hacía muchas veces, la encontró muerta en la cama, salvajemente acuchillada. A saber qué malnacido lo hizo pero quién quiera que fuese, debe estar por aquí todavía porque todas las carreteras están cortadas."

Lo más importante de todo ello era que todos vosotros os sentisteis particularmente inquietos, porque las pesadillas que habíais tenido eran muy extrañas y porque en todas ellas aparecía ese individuo con cuchillas. Claro que nadie había dicho nada todavía y eso era únicamente un sueño... ¿no?

Mary estaba debastada. Había hablado muchas veces con la profesora Dawson y sentía que era una de las pocas personas que la comprendían, y ahora estaba... muerta.

No podía creerlo. 

A su lado, marchaba Delilah. Delilah no le caía mal; a pesar de que a veces tenía mal genio, era mucho más agradable de lo que la gente pensaba. Quizás por eso, al marcharse, lo hizo a su lado.

-Es increíble. No puedo creerme que esté muerta. Era... me caía bien -le dijo a Delilah -. La verdad es que me siento fatal, sobre todo después de no haber dormido casi nada. Tuve una pesadilla horrible, con un hombre... muy extraño, con la cara quemada y todo eso. Era casi... como si fuera real.

El profesor Critter se movía entre los alumnos con cierta incomodidad, como si aquel no fuera su lugar. La clase había dado para mucho y bien, para tratar los temas que le interesaban e interaccionar con ellos, pero también para crear inquietudes, que era casi lo más importante.

Antes de que aquella joven, Carrigan, les despertase a todos del sueño que suponía estar dando una clase normal, el joven Revok estaba dando una lección sobre las zonas más oscuras de cada individuo. Todos estaban formados por luz y oscuridad, pero en opinión de Critter, la luz era algo que tarde o temprano desaparecía, por lo que lo más importante era aprender a convivir con la oscuridad.

Cuando a su lado vio aparecer a Edward, no pudo evitar sonreirle.

-A pesar de lo sucedido, estoy muy satisfecho con tus análisis, Edward. Te recomiendo que le eches un vistazo al libro que te he comentado. Seguramente te abrirá muchas puertas.

Cuando salieron, antes de perderle de vista, se detuvo y lo apartó a un lado para hablarle a él y solo a él.

-Edward, yo también he tenido que convivir con cosas que harían palidecer al más cruel de los asesinos y mi recomendación es esta. Antes de encerrar a la fiera, debes dejarla libre. Solo así comprenderás de lo que es capaz y solo así lograrás entenderte a ti mismo.

Y tras decirle esto, siguió su camino, desapareciendo entre el gentío.

John caminaba cabizbajo por el pasillo y sorprendentemente, al lado de Gaspar. En el fondo, las pequeñas batallas que se generaban dentro del aula y en el instituto le tenían sin cuidado. Lo que más le importaba ahora era... joder, cómo iba a contárselo a alguien.

Al ver a Gaspar a su lado, se acercó a él.

-Eh, "Casper". ¿Tu tienes pesadillas? Es que... un amigo mío ha tenido una que no le ha dejado dormir en toda la noche. Una pura locura, tío. Yo no tengo de esas así que no puedo ayudarle, pero a lo mejor tú... sí que sabes más del tema.

Tom siguió a Mary, aunque no se atrevió a hablar con ella al ver que estaba junto a Delilah. Sin embargo, al distraerse, chocó inadvertidamente con DeShawn. Por un momento, parecieron saltar chispas entre ambos y cualquiera se hubiera atrevido a decir que podían matarse allí mismo.

Pero nada de eso.

La muerte de la profesora había afectado a Tom más de lo que le gustaba reconocer. La había visto en tantas ocasiones, que había llegado a considerarla como alguien especial, la única persona que de verdad se había interesado por él en aquel puto lugar.

-Oye, Shawnee, siento lo de antes, tío. De verdad que a veces se me va la cabeza -le dijo a éste, intentando hacer lo que a la profesora le hubiese gustado, reconocer su parte de culpa -. Es que esta noche he dormido de puta pena, con unas pesadillas de mierda.

Shawn meneó la cabeza en una suerte de negación algo teatral. Calándose la gorra sobre la cabeza mientras ponía morritos, un gesto bastante habitual en él.

-Está olvidado, tronco. Yo también estoy teniendo un día de mierda.-Se lo pensó un segundo, para luego rebatirse a sí mismo-Miento, no solo un día de mierda porque yo también he dormido fatal, he soñado unas movidas rarísimas...-En su tono de voz, usualmente pasota se pudo entrever un deje de preocupación, si bien en cuanto fue consciente de ello volvió a a adoptar su actitud extravagante.

-Mira tío, solo te digo que tienes que andarte con mucho ojo con esas cosas-dijo haciendo referència a la navaja-Los hermanos del barrio no se suelen tomar bien estas actitudes y lo último que quiero es mezclar esas cosas con el instituto, ¿Vale?-No se leía amenaza en sus palabras si no una genuina preocupación.

Y aquella preocupación se transformó en una mirada que dirigió sin paliativos hacia Delilah.

-¡Delilah, nena! ¡Necesito hablar contigo!-dijo casi suplicando a la vez que aumentaba la cadencia de sus pasos para poder alcanzarla.

Estaba con Sam cuando se escucha aquello, en verdad están sucediendo cosas demasiado raras o es que hoy particularmente le presto atención de más. Realmente era una mujer que me caía bien, no sé, le tenía cierta estima y ante lo sucedido, estoy dolida. Se nota en la expresión de mi rostro, por esa razón me mantengo cerca de San mientras hablo con Mary por el pasillo. - Hm... Muy raro, yo también tuve una pesadilla y era un hombre con una especie de cuchillas en las manos. En el sueño estaba en un lugar oscuro, como si fuera un túnel... Salí corriendo y por suerte pude despertar. - confieso al abrazarme a mi misma por la situación, es que de recordarlo, siento como un escalofrío me invade al completo. 

- No sé si tiene algo que ver, es raro que tú también... Y Sam... Preciosa, esas marcas... - digo a mi amiga, un poco dubitativa. No quiero creer que todo se debe a lo mismo, más allá de todas las tonterías del colegio, esto parece ser muy grave. Y mientras intento decir algo más, es Shawn quien me llama. Lo he intentado evitar todo este rato, pero nada, no hay caso. Así que giro sobre mi misma para mirarlo, y asentir. En parte es como enfrentar la realidad, pero también quedo expuesta ante su llamado delante de todos y tengo un estatus que cuidar. Pero bueno, los sentimientos llaman y yo amo a mi chico. 

- Dos minutos, estoy ocupada. - digo al detener mis pasos, toca hablar con él, enfrentar la realidad. 

Deshawn reconoció enseguida aquel deje de preocupación en su novia. Ella tenía una posición en le instituto que conservar y eso él lo sabía de sobras, por lo que no iba a ponerla en evidencia delante de todos.

-¿Vamos a un sitio más discreto?-preguntó mientras que con la cabeza señalaba hacia uno de los pasillos vacíos.

Una vez se aseguró de que no había ojos indiscretos o oídos curiosos, cogió ambas manos de Delilah , buscando el contacto visual directo.

-Nena... lo de esta mañana se que ha sido una putada...se que ha tenido que ser duro para ti-se humedeció los gruesos labios con la lengua, buscando las palabras con las que expresarse.

-Pero no tienes que hacer caso a nada de lo que haya dicho mi vieja... ella no tiene ni puta idea de nada.

Con los pulgares acariciaba los dedos de las manos de la chica.

-En cuanto tenga pasta suficiente me piraré de esa puta casa y todos estos problemas se habrán acabado para nosotros, ya lo sabes, nena...-Deshanw la miraba con ojos lastimeros

Asiento a su pregunta pero mantengo una distancia física que de una imagen ante los demás, de cero sospecha o asociación. Además como estoy ofendida, y quizás dolida con todo esto, cuesta más que fluya la comunicación entre los dos. Las palabras de la mujer hicieron mella en mi y más allá de la relación que tenga su novio con la madre, es el hecho en sí. - Vale. - digo en un tono seco, poco amigable. Muy lejos de lo que suelo ser con él a diario. 

Una vez estamos en aquel pasillo a solas, lo insto a que ingresemos a un aula vacía así podemos hablar mejor. Al menos tener intimidad para esto. Sé que está por llegar aquello, sus explicaciones sobre la situación y lo que justamente no quiero escuchar. Pero lo digiero como puedo, no hay lágrimas ni nada similar, solo que no soy capaz de mirar a los ojos a Shawn. - Mira, me ha dolido muchísimo y sé que hay un estigma enorme con los blancos y los negros. Pero yo te amo Shawn y esto va más allá de una concepción racial. Me ha dolido muchísimo lo que dijo tu Madre, pero más me duele que le permitas el maltrato en todos los sentidos. - confieso mientras siento como mis manos son acariciadas por él. 

- Lo sé... Lo sé. - digo al mirar sus ojos, manteniendo esa tristeza mientras libero una de mis manos para acariciar su mejilla, realmente es una persona que adoro y no quiero verlo sufrir. - Eres todo para mi, no lo olvides. - comento a modo de confesión, sonriendo por ello, pese a todo. 

Había aprovechado el tiempo para vendarme un poco el brazo y así asegurarme de que la gasa no se salía, mientras que los demás armaban aún algo de revuelo por lo de Sam. Todo se detuvo al tiempo que el director hacía su aparición en clase. No le esperaba allí. Normalmente no asomaba tantas veces en un solo día en una clase salvo que hubiera pasado algo. Entonces anunció la muerte de la psicóloga.

No es que la conociese demasiado, pues yo ya tenía a mi psicólogo particular aunque me había tocado ir a verla alguna vez por obligación, al sufrir algún tipo de crisis en clase y no poder asistirme mi doctor. Nunca me pareció mala mujer, solo que no era mi doctora y no tenía porque contarla nada de mí... por mucho que insistiese. Eso la elevaba al rango de pesada muchas veces, pero de ahí a que la matasen... el camino era largo. Pero del accidente que nos quiso vender el director, a lo que luego narró, había un abismo.

Aún así no le dí más importancia, salvo por el hecho de que teníamos en Summerville a un asesino suelto. Algo que hizo que mi corazón se agitase con violencia alimentado por todos aquellos libros que había leído. De alguna enfermiza manera me entusiasmaba todo aquello y tenía la necesidad de ir en busca de los periódicos locales para hacerme con los recortes de la noticia. A saber cuantos casos más como ese tendríamos en aquel aburrido pueblo.

No había dado ni dos pasos tras recoger mis cosas, cuando el profesor Critter me separó del resto tras aquella sonrisa inicial y sus palabras. Pero fueron las siguientes las que me pusieron los pelos de punta. - ¿C-co-como? - Le pregunté en un susurro incrédulo por lo que me acababa de decir. Entendía perfectamente de que me hablaba... lo que me sorprendía era que lo alentase y además lo hiciese allí... donde podrían oírle.

Miré hacia los lados, con la esperanza de que aquellas palabras quedasen entre él  y  yo mientras le veía perderse entre el alumnado. Me había quedado paralizado en el sitio y en aquel  momento vi a Alex y Sandy que pasaban a mi lado. - Nunca será un buen momento.- Pensé para mí.

- A-Alex, p-perdona. - Tibuteé un poco. Se me había ocurrido aquella misma mañana la absurda idea de invitarla a salir y que mejor que tener una cita con ella en la fiesta de Halloween. Quedaba poco tiempo para celebrarse y... no iba a estar toda mi vida mirando a Sam... no se lo merecía y menos aún después de lo de hoy. No me había portado mal con ella nunca... en cambio no podía decir lo mismo de ella. - ¿Podría hablar contigo un momento? - Pregunté a la joven del tirón, tratando de no mirar a su amiga Sandy y mi rostro dibujó una nerviosa sonrisa.

- Antes de encerrar a la fiera, debes dejarla libre.- Me repitió mi cabeza, mientras esperaba la respuesta de la joven.

Alex caminaba con los libros en sus manos y la mirada agachada, mientras a su lado, Sandy parecía no solo feliz, sino incluso completamente desatada. Llevaba una sonrisa de oreja a oreja y no parecía haberle afectado para nada, ni lo sucedido en clase como Samantha ni tampoco la horrible noticia que les acababan de dar, razón por la cual, no seguían en el aula, sino que estaban de camino a su casa.

A veces no era capaz de entenderla del todo.

- A-Alex, p-perdona. - Tibuteé un poco. Se me había ocurrido aquella misma mañana la absurda idea de invitarla a salir y que mejor que tener una cita con ella en la fiesta de Halloween. Quedaba poco tiempo para celebrarse y... no iba a estar toda mi vida mirando a Sam... no se lo merecía y menos aún después de lo de hoy. No me había portado mal con ella nunca... en cambio no podía decir lo mismo de ella. - ¿Podría hablar contigo un momento? - Pregunté a la joven del tirón, tratando de no mirar a su amiga Sandy y mi rostro dibujó una nerviosa sonrisa.

- Antes de encerrar a la fiera, debes dejarla libre.- Me repitió mi cabeza, mientras esperaba la respuesta de la joven.

Sandy se movía la misma gracilidad que un gato. Abandonó el aula con los demás, pero no tardó en empezar a llamar la atención contoneándose a un lado y a otro, mascando el chicle que llevaba en la boca, ruidosa y exageradamente y mirando en todas direcciones como si estuviesen de fiesta, porque así era como se sentía.

-Eh, venga. ¿A qué vienen tantas caras largas? Lo que hay que hacer es organizar una fiesta. ¿Qué me dices, Bob? Puedes traerte a Kate si quieres.

Y se echó a reír, ante la mirada sorprendida de Bob y el gesto contrariado de Kate, que caminaba muy cerca de ella.

Alex caminaba con los libros en sus manos y la mirada agachada, mientras a su lado, Sandy parecía no solo feliz, sino incluso completamente desatada. Llevaba una sonrisa de oreja a oreja y no parecía haberle afectado para nada, ni lo sucedido en clase como Samantha ni tampoco la horrible noticia que les acababan de dar, razón por la cual, no seguían en el aula, sino que estaban de camino a su casa.

A veces no era capaz de entenderla del todo.

-Shhhh. ¡Qué vergüenza, Sandy! La profesora Dawson está muerta... ¿y tú estás proponiendo una fiesta? De verdad que no te comprendo -le dijo.

Claro que no era la primera vez. Otras veces, ante desgracias de calibre parecido, la respuesta de su amiga había sido parecida. Era como si no supiese reaccionar ante las tragedias e intentase desviar la atención en otra dirección... como por ejemplo, desmadrándose. Si no la conociera bien, seguro que le diría de escaparse por la noche y hacer alguna locura.

Pues no, esta vez... no iba a hacerlo.

A-Alex, p-perdona.

A la joven le costó comprender que alguien estaba intentando llamar su atención, y por eso tardó un poco en reaccionar y volverse hacia Ed.

-Oh... Revok... sí, dime, ¿q-qué... ocurre?

El joven Ed parecía algo azorado, como si quisiera hablar de algo importante y no se atreviese, aunque Alex no se dio cuenta de tanto. Simplemente, estaba extrañada. Ella no pensaba mal de Ed... ni de nadie, en general, salvo de Samantha, que se comportaba precisamente como a  ella menos le gustaba; como una auténtica....

Pero con Revok apenas había hablado. Oh, sí habían cruzado unas cuantas palabras de vez en cuando, y la gente decía que era muy raro y todo eso, pero en clase era muy inteligente. Había leído un montón de libros e incluso había estado discutiendo con el profesor.

¿Qué querría de ella?

¿Podría hablar contigo un momento?

Alex de detuvo en mitad del pasillo, por lo que varios compañeros chocaron levemente con ella, tirándole los libros al suelo. Sin decir nada, se agachó para recogerlos y cuando terminó, se echó a un lado.

-Eh, claro, claro -le respondió. Entonces, cuando por fin hubo pasado el grueso de los alumnos, que distraían su atención, Alex volvió a centrarse en el joven -. M-me ha gustado mucho como has respondido al profesor Critter. E-eres... muy listo. ¡Ojalá yo supiese tantas cosas como tú!

Sandy siguió contoneándose como un alma libre, pero en cuanto se dio cuenta de que estaba sola y Alex había desaparecido de su lado, se detuvo y volvió sobre sus pasos, buscándola.

-¡Alex! Alex, ¿dónde estás?

Entonces la vio, hablando con ese enfermo salido de Revok. Pero cómo se atrevía a dejarle de lado por semejante...

Visiblemente molesta, avanzó quitándose de en medio a cuantos aparecían a su paso, hasta llegar al lado de ambos, justo en el momento en el que Ed le pedía salir a Alex.

Sandy abrió los ojos como platos y un segundo más tarde, estalló en una sonora carcajada, ante la mirada de odio de Ed y sorpresa de Alex.

-¡JAJAJAJAJAJA! Pero... ¿cómo te atreves a pedirle eso? ¿Tan valioso te crees que eres como para que ella, mi amiga, salga contigo? ¡Sobre mi cadáver! 

Entonces agarró el brazo de Alex y tiró de ella.

-Vámonos, Alex. Dejemos a este perdedor. Podemos conseguir una docena mejor que él con solo guiñar un ojo.

Alex le había dicho a Ed lo que pensaba de verdad, pero no esperaba que reaccionara así, como si ella se sintiese mal por ello y quisiera animarla.

-Bueno, no creo que sea tan buena, solo estudio mucho. Pero tienes razón, n-no confío mucho en mí misma. Soy... un poco tonta para eso -le respondió, sonriendo nerviosamente. Por algún motivo, le estaba resultando muy fácil hablar con él. ¿Por qué no lo había hecho antes?

Pero la muerte de la profesora estaba todavía en el ambiente. El solo hecho de nombrarla, hizo que Alex volviese a sentirse mal por su muerte. Ignoraba por qué a veces morían las mejores personas mientras que las peores, continuaban vivas. Mientras le daba vueltas a todo eso, Ed continuaba comportándose con una inesperada sensibilidad, aunque parecía estar cada vez más nervioso. Movía los brazos y las piernas todo el rato, e inclinaba la cabeza, como si no se atreviera a hablar con ella.

Cuando en una de las ocasiones en que movió su mano, dejó una parte de su cuello al descubierto, Alex vio aquella marca en su piel. Alex no estaba segura para nada, porque pareció darse cuenta de que lo había visto y lo tapó rápidamente. Ella no dijo nada. Simplemente, apartó la vista hacia abajo.

-A-a mí me caía bien. Era muy... dulce. No sé qué le habrán hecho o por qué -dijo, conteniendo un momento las lágrimas que parecían estar luchando por salir.

Y entonces, Ed dijo lo que realmente quería. Alex escuchó sus palabras, pero era como si no quisiera creérselo y además, se puso colorada como un tomate. 

¿Una cita... con él... para H-halloween?

Alex abrió la boca para responder... y entonces apareció Sandy. Cada vez la soportaba menos. Era... tan autoritaria, y se comportaba tan mal con los demás...

Le enfureció que se metiera con Ed y cuando la agarró para que se fuese con ella, Alex se plantó.

-¡Déjame, Sandy! ¿P-por qué tienes que hacerle daño a todo el mundo? Edward... solo me ha hecho una pregunta, y parece que no te importa ni lo que yo piense? Tú siempre estás liando a todo el mundo y montando fiestas para ti. Pues bien, déjame en paz. Si quiero conseguir a alguien, ya lo haré yo por mi cuenta.

En cuanto le soltó todo aquello, supo que se había pasado de la raya. Ella... no era así, no solía hablarle así a los demás y mucho menos a Sandy, que la había ayudado en los peores momentos.

-Eh... yo... perdona, Sandy, yo no quería... -empezó a disculparse.

- No creo que seas tonta. - Dije con una sonrisa a Alex. Me agradaba más de lo que pensaba y me resultaba verdaderamente fácil hablar con ella. Era como si no me viese ni me mirase como hacían los demás y me sentía cómodo a su lado, a pesar de estar nervioso por lo que tenía en mente.

- Hagamos una cosa... a mí me dio seguridad en clase hablar de lo que me gusta, de lo que conozco... dime que te gusta a ti... algo sobre lo que tengas especial interés y sepas mucho y tratamos de sacarlo a debate en clase. - La sonreía con la idea en la cabeza, pensando que eso la daría seguridad en sí misma... si es que los demás la dejaban hablar tranquila y no la interrumpían.

Recordar el tema de la profesora no fue una gran idea por una parte, pero debía hacerlo... porque la situación lo requería. De pronto me encontré con una Alex más sensible de lo que pensaba que era, con un corazón frágil y sincero. Ver sus ojos vidriosos me hizo sentir querer consolarla, pero tenía reciente el empujón de Sam tras mi intento de calmarla y si me veían ahora abrazando a Alex... Mis intenciones quedaron en un leve gesto con mi mano hacia su rostro. Me sentí tentado de acariciar su mejilla y retirar aquella incipiente lágrima de su ojo, pero mi mano se detuvo a mitad de camino.

Entonces las risas de Sandy tras intentar pedirle la cita a Alex rompieron todo aquella pequeña conexión que sentí que había surgido entre la chica y yo. Sus palabras no me hicieron tanto daño como si el gesto de tirar de ella de aquella manera y hablarla así. - ¿Estás segura de eso, Sandy? Porque a mi me guiñaste el ojo y me dijiste más cosas y no conseguiste nada de mí. Dudo que logres mucho más con la reputación que tienes ya. ¿O es que te molesta que el perdedor prefiera a Alex antes que a ti? - La pregunté cargado de ira por aquella situación que había generado yo solo y hablando de mí en tercera persona.

Cuando me di cuenta de que acababa de decir de aquella manera que Alex me gustaba, sentí como mis mejillas se sonrojaban. Nervioso, agaché la cabeza y quise salir corriendo, pero con Sandy a la carga era lo peor que podía hacer.

No podía estarme quieto y esperar a otro momento... no. La reacción de Alex para con su amiga no se hizo esperar tampoco, aunque luego se calmase y la pidiese perdón. Miré a la chica a la que estaba tratando de pedir una cita con cierta amargura en mis ojos al escucharla disculparse así. - Te mereces a alguien mejor que no condicione tu vida y ni te diga que hacer y que no. Necesitas a alguien que te deje ser tú misma y... - Guardé silencio. De poco me iba a servir una charla como esa. Estaba claro quien perdería igualmente. - Y... lamento esta situación, Alex... creo que me volví a equivocar.

Me disculpé con ella con estas palabras, di por zanjada la conversación con ambas o al menos eso esperaba, porque con Sandy nunca se sabía. Miré a Sam, que seguía en el pasillo, aturdida y sola y sentí más pena por ella que por mi mismo en aquel momento. Aún seguía loco por ella, pero no iba a aguantar ni consentir más palos por su parte. Y es que a penas hacía unos minutos que había tenido a toda la clase pendiente de ella y dispuesto cualquiera a acompañarla a la enfermería y ahora se había quedado de pintamonas allí en medio.

Al menos yo nunca había tenido a nadie...

Salvo a Steven... - Mierda... - Debía apretar el paso si no quería que me viesen con él allí. No quería que mi reputación empeorase más de lo que ya estaba si me veían con él a mi lado.

Estaba jodida,asustada y de una mala leche de cojones.

No  solo parecía una enferma mental, por eso de gritar en clase, si no que además parecía débil frente a la payasa de Sandy por tener las heridas. Esperaba que al menos pudiera irme lo mas rápido posible a la enfermería y que le dieran por culo al resto, especialmente a Sandy, que seguro le gustaban los supositorios mentolados.

- ¿Que quieres Lawrence?- Dije mal humorada cuando se acerco a hablar con Delilah, mientras ella me acompañaba a la enfermería. Y es que no tenia el chichi para farolillos. Pero ellos dos parecía que necesitaban hablar de sus cosas.

Puse los ojos en blanco y, mirando a Del de medio lado, me encogí de hombros.- No te preocupes. Habla con tu colega el tostado. Yo voy andando a la enfermería.- Y además, de camino me pillaba algo mas interesante.

Vi como Ed estaba hablando con Alex la ñoña. ¿En serio? ¿Hablando? Ambos parecían retrasados mentales, desde luego. Quizá necesitaban un... empujón. Y de paso, yo desahogarme.

Así que, paso uno: según paseé por detrás de Alex y Sandy, empujé con fuerza a Alex para que cayera en brazos de Ed.

- De nada, friky.- No lo dije, pero miré a Ed y moví los labios lo suficiente como para pudiera leerlos. Me gustaba crear un poco de discordia y molaba ver la cara de pardillos de ellos dos, en esa situación tan comprometida. Lo smimo realmente hasta les había hecho un favor.

Y...paso dos: Sandy estaba sola, sin su amiguísima Alex lo que la dejaba entera para mi.

- Uy, Lo siento- dije refiriéndome al empujón a Alex, aunque miraba a SAndy con una cara triste y falsa.- Es que me he resbalado con las babas de puta que vas dejando, Sandy. Por cierto...-

En menos de lo que canta un gallo, le solté a Sandy tal guantazo, así, de sorpresa, que casi morimos las dos: Ella del guantazo y yo de onda expansiva.

-Intenta decir algo de mi ahora, zorra. Porque la próxima vez te voy a rajar la puta cara.- No la di ni tiempo a recuperarse. Me giré para irme, orgullosa de mi misma, a la enfermería.

- Ojala te hubiera rajado a ti el tio de los cuchillos mientras dormías, Sandy.- dije por encima del hombro mientras aceleraba el paso.

Alex no deseaba hacerle daño a su amiga, pero sí declarar su independencia y sentir que podía hacer muchas más cosas por sí misma de lo que su amiga Sandy le solía permitir. Le habían gustado las palabras de Ed, pero apenas había dispuesto de tiempo para disfrutar de ellas, porque la aparición de Sandy había roto con todo.

A pesar de que no iba a seguirla, el daño estaba ya hecho. Ed reaccionó con una mezcla de odio hacia su amiga y profunda vergüenza por pensar que había metido la pata, cuando en realidad, no había sido eso ni mucho menos.  Para bine o para mal, la llegada de Samantha hizo todo lo demás.

Con un empujón, lanzó a Alex en brazos de Ed, que la detuvo entre sus brazos, mientras la joven lo miraba manteniendo a escasos centímetros la boca del joven y la suya. Alex no reaccionó. Se quedó paralizada.

-Uy, pero... oh, yo... l-lo....

Ed era diferente, pero nunca había pensado en él de aquella manera. Bueno, no había pensado mucho en él, la verdad, pero al menos, siempre le había caído bien, no como el resto de la clase, cuya opinión era mejor no escuchar.

-P-perdona, no me he dado c-cuenta -consiguió decir, separándose como buenamente pudo. Entonces sonrió -. No me ha molestado lo que me has dicho. Yo... simplemente no estoy preparada aún para eso. P-pero gracias. M-muchas gracias.

Después, salió corriendo por el pasillo, dejando a Ed y sobre todo, a Sandy, a quien no quería volver a ver en mucho tiempo. 

Sandy no tuvo tiempo de decir nada, porque rápidamente, la puta de Carrigan empujó a Alex contra Ed y se dio la vuelta para dejarla tumbada de una bofetada. La joven cayó al suelo, entre el dolor, la humillación por las risas de los que la rodeaban y el profundo odio que sentía por aquella gran zorra.

-Juro que te mataré, Carrigan. Aunque sea lo último que haga.

Con la mejilla colorada como un tomate, fue entonces a levantarse, pero una mano se interpuso entre ambas.