Partida Rol por web

Sara, viéndose demasiado observada, hace gala de sus poco entrenadas dotes sociales. Pone los brazos en jarra y, encarándose levemente, le dedica un agradable, ¿Tengo monos en la cara?

Sin mirar a Lucía, le dice Ahora te seguimos. Y continúa mirando a hombre, en una posición bastante agresiva.

Ainara se sorprende ante la respuesta de Sara. Espera que ésta y el hombre terminen de hablar, y... deberían entrar dentro. Estaba empezando a hacer frío. Así que comenta:

-Chicas yo me voy dentro, esto ya ha empezado, y aqui hace frio. 

Sol responde a Lucía y Ainara con una ampliación de su sonrisa. Trae las cejas arqueadas por la reacción de Sara, pero no parece tener ninguna intención de intervenir. Es una disputa entre Sara y aquel hombre, en la que no tiene ninguna cabida. Es más, aunque la tuviera no se metería, porque sin duda es una confrontación que Sara necesita para abrirse un poco más. Sol lleva el cigarrillo a sus labios, mirándolo todo en silencio.

Así me gusta, nena.

Luego exhala, humo sin forma, humo denso y ascendente, sin perder la sonrisa criolla.

Pero cuidado con mostrarle los dientes al león.

Mientras Lucía y Ainara se marchan al interior del edificio, el recién llegado sonríe al descaro de Sara y responde. -No. Pero tienes una cara muy mona. ¿Has pensado en ser modelo? No digo yo que vayas a ser la nueva Eva Longoria, pero podrías hacer una carrera. Y sé lo que me digo.-

Sara abre los ojos como platos. Los brazos le cuelgan del cuerpo y, por primera vez en su vida, no encuentra bordería que soltar. Mira a Sol, buscando ayuda. Balbucea un par de incoherencias y, finalmente, cierra la boca de golpe y frunce el ceño.

Da un par de pasos hacia un lado, regresa, y vuelve a mirar al hombre, cruzándose de brazos. Luego mira a Sol, luego al hombre, y suspira. ¿Usted quién coño es?, pregunta, aún con el ceño fruncido... y más duda que enfado.

-Joder, casi olvida lo que he dicho. Con esa actitud te largan de la agencia a la primera de cambio.- lo dice muy serio, como ofendido. Pero la pose sólo dura dos segundos. -¡Jajajajaa! Perdona, quién soy yo para meterme donde no me llaman, ¿verdad? Me llamo Arturo. Trabajo con gente que lleva agencias de modelos y sé de qué va el mundillo y si veo a alguien que creo que tiene algo especial le suelo sugerir la posibilidad.- se encoje de hombros.

Sol permanece en un segundo plano, algo que pega tanto con ella como la idea de Sara arriba de una pasarela. Lo único que delata que sigue siendo ella misma es la sonrisa de sus labios. Quizás la leve negación de su cabeza mientras da una larga calada. Haberse visto. Un agente de modelos. El viejo truco para decirle a las nenas pobres que su única salida es meterse a putas. Pero la duda en el tono de Sara, detrás de ese agresivo intento de defenderse, hace que Sol ponga más atención. Cuando la otra la mira, Sol le responde con los ojos mitad divertidos, mitad advertencia. Cuidado.

Quién soy yo para decirle algo. Yo soy la que quería ser actriz.

Una leve carcajada sale de sus labios. Su sonrisa es realmente amplia.

- Viste, Sara, que estaba más divertido estar acá afuera - comenta Sol - Todo es cosa de probar - se encoge de hombros, divertida - ¿Y vos qué tal, Arturo? ¿Sos agente de algo, o cómo andás metido en el ambiente?

Sara abre mucho la boca y luego la vuelve a cerrar. Ah... Mira a Sol, dudosa y, al verla algo más animada, intenta mostrar una sonrisa no demasiado forzada, Lo... lo siento... Mira al suelo y hace círculos con su pie, avergonzada.

Levanta la mirada, curiosa, atenta a las respuestas de las preguntas de Sol. Sí, era una posibilidad remota... pero era una posibilidad, al fin y al cabo.

-Ah, no, no. Soy consultor. Les hago trabajos de retoque digital y creatividad web. Por eso conozco a mucha gente en el mundillo.-

Se ve a Arturo cada vez más suelto, superado este bache. -Mi amiga y yo nos vamos luego a tomar algo, ¿podéis recomendarnos algún sitio? Yo suelo salir cerca de casa, en Montecerrao, no por aquí.-

Retoque digital. La sonrisa de Sol se amplía. Eufemismo barato. Se llama Photoshop.

Fuma su cigarrillo con ganas y asiente.

- Hay un par de lugares muy buenos cerca de acá - Sol mira a Sara para ver si su compañera quiere agregar algo; pero como suele pasar, la muchacha se suele quedar en silencio cuando Sol abre la boca - Podría recomendarles bastantes, pero no sé qué ambiente estás buscando - arquea las cejas, de forma elocuente, y exhala humo hacia el costado, sonriendo - Vos dirás.

Charláis un par de minutos más; Sol intenta derivar la conversación hacia el mundo de el modelaje y la actuación, pero Arturo parece mucho más interesado en ir a buscar ya a su amiga al interior, así que os dice "voy para adentro a sacar a esta, que como se líe a hablar no la callas ni ahogándola." y comienza a andar en esa dirección.

La falta de atención que el hombre le pone no hace que Sol cambie su actitud. Más bien, con un poco de observación, en sus ojos se ve una nítida sonrisa de filosófica resignación. Él se lo pierde, parecen decir mientras le observan alejarse a través de la cortina de humo de una nueva calada. Todos sabemos lo que buscamos: si a él sólo le interesa la guita de las pasarelas...

Se da vuelta hacia Sara, que ha permanecido callada desde que Sol había intervenido en la charla. Le sonríe, llegando a mostrar los dientes. Era su oportunidad, y lo único que hizo fue callarse. Pero no hay signo de reproche en sus cejas relajadas, ni en los leves hoyuelos que se le forman en el rostro, totalmente acostumbrado al gesto. Quizás es que sí, no es su lugar, y nunca lo va a ser. El cigarrillo vuelve a sus labios, mientras le hace un gesto con la cabeza hacia adentro. Quizás no fue miedo o vergüenza, quizás fue pura sabiduría.

- Y bueno, las cosas van y vienen - Sol se inclina hacia Sara, y entrecierra los ojos en complidad - ¿Qué te parece, entramos y vemos quién es la famosa amiga? - baja el tono hasta volverlo un susurro divertido - Te apuesto un par de cigarrillos a que es la Camacho.

Sara asiente y sigue a Sol al interior del auditorio. Vanessa, que ha asistido abstraida a toda la conversación, niega con la cabeza y señala un coche que llega en ese momento. - Son mis padres.- dice. -Les contaré la milonga de que los títulos los dan otro día y ya vendré a por ellos.-

Se despide de ambas y se marcha.