Partida Rol por web

Viendo que algunos de los allí presentes comentaban sus planes para cuando llegasen a la isla, Ryonosuke también decidió compartir sus planes. -Yo buscaré a algún maestro espadero. Quizás pueda averiguar más sobre la espada que obtuve en Loguetown.- Les dijo mientras miraba a la cada vez más cercana ciudad. -Después, cuando lleguemos a la ciudad, ya podemos organizarnos para no desperdigarnos demasiado.- Sugirió el samurai. Ya poco quedaba para llegar a tierra firme y parecía que las ansias por visitar la ciudad crecía por momentos. 

Así os aproximais a la isla a un par de km. Donde creeis que mejor atraquemos el barco, en la zona portuaria con los demás pesqueros, en una zona apartada de la isla? Seguramente quizas la marina me persiga, y no sabemos de la presencia en esta isla. Pregunta mientras Lima va encarrilando el barco hacia un destino. Entre los demas pesqueros tenemos la posibilidad de estar camuflados, y en alguna zona oculta de la isla quizas tengamos mas libertad de movimientos.

No muy a lo lejos, un navio mediano de la marina se dirige tambien hacia la isla. No alertan de vuestra presencia, pues estan almenos a un par de millas vuestras, pero lo distinguis por el color blanco de sus velas, junto el dibujo negro y la bandera que oscila arriba.

Escuchó a Yoshaku con atención y meditó un momento sus palabras. El bocazas ya había dicho que le perseguía la Marina delante de los dos náufragos, así que de perdidos al río - fondearemos en un lugar apartado de la isla, así evitaremos pagar y dar el nombre del capitán... - que posiblemente estén avisados de nuestra huida.

Dirigió el barco a un lugar apartado, donde podían estar ocultos - tened cuidado en la isla, procurad no llamar demasiado la atención... Yo, supongo que me quedaré en el barco, por si acaso. 

La ciudad se alargaba de costa este a hasta la oeste en la parte sur de la isla. Bordeais la costa mientras veis el estilo agreste y escarpado de las rocas, al igual se observan varias grutas en su interior. Lima ve una suficientemente grande donde el barco puede entrar en la parte noreste. No es muy profunda por longitud, pero si permite ocultarse bien. Un camino de roca algo estrecho lleva hasta la parte de arriba del acantilado. Entre la roca gaviotas y otras pajaros marinos alimentan a sus polluelos con caidas en picado para atrapar peces. En la cima el bosque comienza y una camino de tierra empieza a travesar la isla.

Que este atolladero, chaval. Dice mientras observa como se mete el barco en la cueva. A caso os dedicais a traficar con pescado?

No entendia por que si erais pescadores, o se daba a entender por el barco, habiais decidido atracar lejos de la ciudad.

¿La marina esta detrás de ellos?- se dijo así mismo Dimas, la verdad es que no parecían ser pescadores muy corrientes, pero había la posibilidad de que solo los estuvieran de pasajeros en el barco, pero ahora estaba claro que no eran pescadores y más cuando tenían que esconder el barco; pero hasta estar en tierra no haría preguntas, era mejor tener una ruta de escape por si las moscas.

Dimas se acerco a su compañera y le dijo susurrando, para que solo le escuchara ella- Estate alerta, esta gente no son pescadores normales, si es que son pescadores. Pero de momento es mejor mantener la paz- no sabía si su compañera estaría de acuerdo, pero en este momento era mejor no meterse en mas problemas.

Te susurra al oido en respuesta a tu comentario: Creo que ese Yoshaku es el que buscamos. Por la descripcion que nos dieron, coincide. Tampoco veo claro donde estamos la verdad.

Finalmente habían decidido fondear en un lugar apartado para evitar cualquier problema que les pudiese acarrear atracar en el puerto. Ryonosuke esgrimía una sonrisa de satisfacción al ver que por fin habían logrado llegar a tierra firme después de un viaje un tanto movidito por la tempestad que tuvieron que superar. -Bien, por fin una podremos pisar una superficie que no se tambalee constantemente.- Su sonrisa se acentuó ligeramente llegando a mostrar cierta inocencia incluso.

El samurai disfrutó cada una de las bocanadas de aire que tomaba, notando los matices del aroma de los árboles de la isla. El olor del mar era predominante, pero se podía sentir el olor de los árboles y el polvo de las piedras. -Podemos caminar juntos hasta la ciudad y allí cada uno ya atenderá a sus asuntos.- Propuso a la vez que se ajustaba el obi con cierta impaciencia. Se había propuesto limpiar el espíritu de la katana y no podía esperar a encontrar algún artesano que pudiese ayudarle a conocer la historia de la espada.