Partida Rol por web

El licántropo se pone en pie, pero ve cómo Skadi se acerca sin ninguna piedad y llena de ira. Un golpe cae sobre la bestia, que suelta un gruñido. Su vida está a punto de esfumarse.

Militsa, con el hocino de plata aún en la mano pero sin compartir la sed de sangre con Skadi, se acerca a examinar el cuerpo de Fardhinn, que yace en un charco de sangre sobre la nieve.

Examinas el cuerpo desfigurado del cazador. Tiene las ropas hechas jirones y el pecho medio devorado. La nieve a su alrededor se ha fundido y Fardhinn yace en un charco de fango, cubierto de sangre. Llama tu atención que está muy caliente, cuando el cadáver debería estar frío. La muerte es reciente, pero ya debería estar frío, por la nieve que le rodeaba y las bajas temperaturas a las que os encontráis.

Rebuscas entre sus cosas, y que se pueda recuperar encuentras:

Dentro de la mochila hay:

- ¡¡¡AAGRR!! Estgrro no grredará asígrr... GRR ¡¡Una nochegrr, grr, bajo la Lunagrr, igrré a pogrr vosogrras!!

Estas son las últimas palabras del hombre-lobo, que aunque gravemente herido consigue escapar a gran velocidad. Le veis alejarse por el cañón nevado y desaparecer en la lejana niebla.

—¡Adelante! —grito con todas mis fuerzas mientras la criatura se escapa —¡Ese será el día de tu muerte!

Y nada más decirlo caigo al suelo de rodillas, soltando mi arma para apoyar las manos sobre la fría nieve. La sangre de mis heridas mana de cuerpo y se filtra por la armadura, goteando, tiñendo de rojo el blanco bajo mi cuerpo. Se que no aguantaré mucho más. Es un milagro que  hayamos sobrevivido. Mi rostro se llena de lágrimas, de frustración e impotencia, hasta que las pocas fuerzas que me quedan acuden a mí.

Tomo mi arma ensangrentada y me apoyo sobre ella para levantarme clavando el filo en la tierra. Lo hago y me giro para ver a Militsa, sin saber qué es lo que está haciendo.

—Debemos irnos... —digo casi sin fuerza —. Tenemos que volver a la cueva donde pasamos la noche, antes de que caiga el sol.

Era el momento de rendirse, las dos solas no conseguiríamos nada en ese lugar. Suficiente recompensa era que todavía conserváramos la vida.

- Antes debemos darle el último honor a Fardhinn, debemos quemar su cuerpo, fue lo que el barón Zeläj me aconsejó hacer en este caso- replico a mi compañera con cierta tristeza e incredulidad de si seré capaz de llevarlo a cabo, es difícil pensar en quemarlo.

-Llévate algo como recuerdo o para que nos sea útil, si lo dejamos aquí, otros lo cogerán- le digo mientras estoy agachada frente al cuerpo rebuscando entre sus cosas.

Señalo el lugar que había elegido -Mira allí hay un claro y no está lejos del camino, lo arrastraremos y haremos una pira. Cuando hayamos acabado regresaremos a la cueva- 

El cuerpo de Fardhinn yace en un charco de barro, con sus ropas hechas jirones y su torso rasgado y medio devorado.

Pese a que no comparto los pensamientos de Militsa, la miro y asiento ante su petición. No quería pasar más tiempo en aquel lugar sin saber si vendrían más lobos o quizá algo peor, pero estábamos juntas en esto. Así que me dirijo hacia ella y tomo algunas de las posesiones de Fardhinn evitando mirar su desfigurado rostro. Cuelgo su mochila de mi espalda y tomo también el agua para el camino de vuelta.

—Toma, quédatela —digo tendiéndole la capa a Militsa. Yo nunca me había acostumbrado a luchar llevando una.

Cuando me levanto le tiendo una manzana y yo como algunas de las setas que llevaba en la mochila. Sería mejor que cogiésemos fuerzas para lo que todavía teníamos por delante. Así que una vez hube bebido y comido me dispuse a arrastrar el cuerpo sin vida de nuestro compañero a la zona donde había señalado.

—Yo me encargo del cuerpo —digo al notar que su estado por lo ocurrido —. Tú busca algo para hacer la pira. Con el aceite no debería ser difícil hacerlo prender.

Tomo entonces su cuerpo y empiezo a arrastrarlo hasta el claro.

La antorcha de la sanadora termina por apagarse, convirtiéndose en un palo más para la pira que prepara a la salida del cañón, recogiendo ramas de los bajos de un grupo de abetos cercano. Skadi arrastra hasta allí el cuerpo sin vida de Fardhinn, que está extrañamente caliente y va derritiendo la nieve del suelo a su paso.

Entretanto, ya que hacer una pira lleva algo de tiempo, coméis las manzanas y las setas del cazador, y aprovecháis para despellejar algunos lobos de las nieves. Sus pieles son extremadamente preciadas, muy cálidas y de gran calidad.