Partida Rol por web

Oscuridad en las marismas

Capítulo 1: El consejo de un mago

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11/01/2024, 00:40
Radagast

Radagast se limitó a sonreír de manera misteriosa cuando Vanwa insinuó que quería que le compartiera los secretos de aquel licor. El significado de aquella sonrisa podía significar muchas cosas, pero parecía estar lejos de que el mago se mostrara conforme con compartir sus secretos con nadie. A continuación escuchó con atención las palabras de Welf y asintió con cabeza mientras el hombre del bosque hablaba. 

Juiciosas palabras las de este joven muchacho —valoró el mago pardo mientras miraba a Welf bajo una nueva luz.

Cuando tomaron el saco, éste parecía vacío pero, no obstante, la bolsa era extrañamente cálida al tacto. Mientras Ainar rememoraba el dulce tabaco de la Posada Oriental regentada por los hermanos Brandigamo —Dodinas y Dinodas—, Baldbrand parecía sentirse tranquilo con las dádivas otorgadas por el mago y el asunto quedó zanjado finalmente, estando la mayoría del grupo de acuerdo con aceptar la ayuda. Entonces Radagast se mostró cansado de conversar y anunció que era momento de que se fueran a la cama. 

Bueno, la hora de acostarse ha llegado y todos deberíais descansar. Tenéis un largo camino por delante, y no hay que despreciar los beneficios de un buen colchón mientras se disponga de él; pues una vez se pone el pie en el camino nunca se sabe cuándo eso volverá a ocurrir. Podéis dormir en los cuartos de invitados.

Curiosamente, la pequeña cabaña del mago parecía mucho más amplia y grande desde el interior. Desde fuera les había parecido que solo tendría una o dos habitaciones y en aquellos momentos comprobaron que había dormitorios suficientes para todos y cada uno de ellos. El mago, sin embargo, no se dirigió a descansar a ninguna habitación, sino que se dedicó a la atención de los pajarillos malheridos mientras charlaba con los otros animales que entraban en su casa para ponerse al día de las noticias que le traían de Dol Guldur y los otros lugares del bosque. 

Notas de juego

¿Quién cargará con los dos regalos de Radagast?

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11/01/2024, 10:16
Vanwa

Observó a Welf con detenimiento. Casi se diría que miedo. Sus palabras eran peligrosas. ¿Qué sería de los elfos sin magia? ¿O los enanos? Sí, la sombra moraba en la magia, pero también moraba en muchos otros lugares. Por no decir en todos. Despreciar la magia podía ser la perdición para muchos que no merecían desaparecer. ¿Qué sería de todos ellos? Pasar de despreciado a simplemente negar su existencia era cuestión de tiempo. Sí... Había oído en otros lugares que se acercaba la era del hombre y el elfo estaba cada vez más convencido que esa nueva edad no iba a dejar espacio para muchas otras cosas. ¿Para qué necesitaban al Enemigo si ya creaban sus propios enemigos como ese valter el Sanguinario y su chusma? ¿Para qué necesitaban de las maravillas de la magia si con sus herramientas podían transformar la propia tierra a su antojo?

Por fortuna habló Ainar, que le arrancó una sonrisa con su comentario sobre los periannath.- Oh! sí. Paticorto dice...- Comentó, con una risilla.- Suerte tiene de poder ser llamado así y no el cojo, o el pierna de madera.- Rió, lanzando la ya vieja pulla al enano.- Por fortuna sois mejor herrero que cirujano y no hizo falta poner a prueba esa idea tan pintoresca vuestra. Y el bueno del primo Dynodas puede presumir del vello de sus pies. Ambos.

El mago, por su parte, decidió que era hora de irse a dormir y Vanwa no puedo estar más de acuerdo con su observación de lo importante de una cama mullida. Tomó los presentes mágicos que pudo*, pues a él, al contrario que a Welf, sí le fascinaba aquello que no podía alcanzar a entender, y la magia era una de esas cosas que le fascinaban.

Notas de juego

* Así lo dejo abierto a que si alguien quiere coger algo, que lo coja, pues si por el elfo fuera, iba a coger todo lo que pueda del mago hippie.

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11/01/2024, 10:57
Baldbrand

El joven beórnida no tuvo problema en que Vanwa tomara las dádivas del mago pardo.

Cuando éste indicó que era hora de descansar, asintió. Lo cierto es que el hombretón estaba más que acostumbrado a dormir a la intemperie. Desde que era pequeño cuando se vio forzado al exilio con su familia hasta que se había establecido en la pequeña aldea de Arroyo Serpentino bajo la protección de Beorn, Baldbrand practicamente siempre había descansado en el camino. Incluso durante las épocas en las que patrullaba el Vado no era raro que hubiera descansado en la intemperie.

Las camas eran algo prácticamente raro en él pero... sabía que la oportunidad de aprovechar la invitación del mago pardo no se repetiría asi que, con mucho gusto accedió a descansar en aquella sala de invitados que desde luego no había atisbado desde el exterior.

Notas de juego

Pues por mi lo puedes llevar tú @maese ;-).

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12/01/2024, 12:42
Director

Durmieron en las cómodas camas de la casa de Radagast como hacía tiempo que no habían dormido, después del viaje por las montañas y todas las penurias que allí pasaron. El sueño fue reparador y no tuvieron ninguna de las pesadillas que les habían estado acosando desde aquella última noche en compañía de Irimë. Solo soñaron con la naturaleza, el bosque verde y lleno de vida, las aves y los animales que correteaban por allí. 

A la mañana siguiente, les despertó el coro matutino que las aves del tejado cantando melodiosamente. El aire fresco se filtraba por los huecos abiertos para que los pájaros entraran y salieran a su antojo, y la luz del sol pintaba de tonos cálidos la estancia donde la noche anterior habían cenado con el mago. No había ni rastro de Radagast, quien parecía haberse ido en mitad de la noche y no había regresado. Sabían que esperarlo no era una buena opción, pues así eran los magos: iban y venían a su antojo sin preguntar ni dar explicaciones de sus asuntos. 

El ambiente en la casa estaba impregnado de un silencio tranquilo que solo se interrumpía por el suave canto de las aves. Pudieron desayunar los restos de la cena de la noche anterior antes de partir. Y por supuesto, los dos regalos del mago seguían allí sobre la mesa, a su libre disposición. 

Notas de juego

Cambiamos de escena: Cruzando el río.