Partida Rol por web

La seriedad de Aina denotaba que la cosa iba en serio y no pude mas que preocuparme. Rara vez o tal vez nunca la habia visto asi, de manera que todo lo demas perdio importancia.

Estaba alli para ella y para lo que fuera a decir, asi fuera algo malo.

Asentia mientras hablaba para no interrumpirla. 

- Si hace años que no mencionas a tu hermano. Dije seria pero prestando atencion. 

Sabia que era un tema delicado para ella y no me gustaba verla triste. 

A la mierda Vich! Me importaba mi amiga y hasta el sueño se me habia pasado.

le pude oir como hablaba sobre Azrael

Mierda

- Mierda..... Susurre.

Mi ojos se abrieron de par en par y hasta senti un escalofrio. No podia ser cierto que Vich estuviese relacionado de alguna forma. Segui escuchando lo que tenia que decir.

- Claro que te entiendo, Dije tomando sus manos entre las mias. 

- Vamos a encontrar a Vich y descubrir que carajo paso con tu hermano, te lo prometo. 

Aina era una persona muy logica, ella sabia que no podia prometer algo asi, no dependia de nosotras pero entendia que yo haria el mejor esfuerzo junto con ella.

Lo que mas cobraba sentido era que Azrael ya no era un ser mitologico, dios o demonio, tenia que ser alguien con poder, incluso un grupo de personas, culto u organizacion, y estaba detras de todo esto y muchas cosas mas y Vich era nuestro unico dato. 

- Que quieres hacer? Que que entre a la casa? Toco a la puerta y me hago pasar por una novia de Vich a ver que prenda suelta la madre mientras tu investigas la casa? Tenemos que averiguar si Vich no esta y si esta debe estar durmiendo. 

Hummmm.

- Tambien podemos buscar amigos que le conozcan, puedo preguntar a algunos conocidos del Mediterraneo a ver si saben algo, ya sabes, fingir que ando de malas juntas otra vez. 

Mi memoria empezo a buscar viejos conocidos para saber a quien podia llamar. Si es que estaban vivos.

Aina sabia a que me referia. Podia buscar a algun vendedor de drogas de poca monta o alguna otra adicta incluso para buscar informacion. Hasta ahora me habia mantenido alejada de todo eso, pero aun podian ser utiles, pero siempre habia riesgos, aunque estaba dispuesta a correrlos.

Ahora si que necesitaba un cafe, ya sabia que no iba a dormir.

Justo en ese momento se abrió la puerta de la vivienda de Vich. Eran ya las 7.13 horas. Del interior de la vivienda salió una mujer vestida completamente de negro, con un moño canoso sobre la cabeza y mirada baja. Llevaba una maleta bastante grande y una bolsa de plástico sobresalía una planta. Por su edad, perfectamente podía corresponder con la madre de Bartomeu Vich.

Casi instintivamente abri la puerta del auto pero me contuve en bajarme de ella. 

- Aina, podemos revisar la casa o quieres que siga a la Señora y tu revisas la casa?

Era sospechoso verla con esa maleta y una planta, aunque podia tener miles de explicaciones sencillas, se me ocurrian otras que no eran nada agradables. 

- Aina, dime rapido o perdemos a la Señora, debe ser la madre de Vich y si entras a la casa, el estara solo y seguro dormido, podras manejarlo.

Claro, que irrumpir en casa ajena no era aconsejable, pero nadie tenia porque enterarse y ademas su hermano valia el riesgo. Espere con la puerta abierta la respuesta de Aina estando lista para salir detras de la mujer.

Por lo visto no tomare cafe?

La mujer que salió de la casa en la que vivía la madre de Vich bien podría ser precisamente la madre. Verla con aquella abultada maleta, tan cargada, con planta y todo, solo podía hacerle pensar en que se marchaba por largo tiempo por la razón que fuese. Era posible que la mujer supiese algo, incluso que estuviese involucrada, aunque pudiese parecer una opción descabellada. 

-Sí- respondió a su compañera -síguela, a ver a dónde va. Yo trataré de ir a la casa- sabía que no podía simplemente entrar, al menos no era legal y podrían acusarla por allanamiento de morada. Si sucediese aquello ya podía despedirse de la investigación. Pero sí que podía tratar de ver algo desde fuera, y si Vich estuviese dentro, quizás entrar y hablar con él. 

También tendré que hablar con Pelayo, si sigue por aquí...  no tenía muchas ganas de volver a cruzarse con aquel chico, pero era por una causa mayor.

Bajó del coche a la vez que María, y se separaron, después se encontrarían, además podían comunicarse. Si la cosa se ponía fea también podrían pedir refuerzos. 

Observó la casa, ¿era unifamiliar o acaso era de pisos? 

Vamos a ello. 

- No hagas nada que yo no haría. Dije sonriente sabiendo que yo era más dispuesta a romper las reglas que mi amiga.

Le enseñé mi móvil a Aina para que estuviésemos en contacto antes de apurar el paso tras la mujer con la maleta.

Mientras caminaba sentía la emoción de estar tras una pista y para no ser sospechosa mantuve cierta distancia. 

Seguir a alguien. 

Todo un reto si era alguien entrenado pero seguir a aquella mujer era más bien tedioso. Incluso pensé en acercarme y ayudarla con él peso de sus cosas. 

Era mejor mantener la distancia y aunque fuese de su espalda le saque un par de fotos, aunque mantuve el teléfono cerca y encendido por si alguien se acercaba. 

Me encantaba las mañanas, hacía mucho tiempo que solo dormía a esas horas así que disfrutaba el momento de poder caminar y sentir el aire fresco aunque fuese de a ratos. Estaba cansada pero de alguna manera energizada por la novedad y de ayudar a Aina.

Mientras caminaba pensaba en quien podría darme información de Vich. 

Hacia tiempo que me había alejado de aquel mundo de las drogas y no estaba segura de quien podría realmente seguir por allí. 

El más seguro sería Alain, un vendedor de la zona, era un negro francés que después había averiguado su verdadera procedencia Belga. Sabía que unas chicas le traían la mercancía desde el continente pero nunca quise saber como o los detalles. 

Si Vich estaba en drogas o el tal Azrael, el sabría algo, el problema era que no eramos amigos y seguramente me pediría algo a cambio y el otro problema es que no sabía si sabía que yo era policía. Algo que podía ser bueno o muy malo y hasta peligroso para mi. 

Estaba Marga, o Ebano, como se hacía llamar, yo le decia Eva por cariño y a ella le gsutaba. Era una chica de las calles preciosa que aunque no era negra su piel brillaba como si fuera pulida. Sabía en donde encontrarla pero a esta hora estaría con su chulo si es que seguían juntos y el tipo era realmente una mierda. Si no tendria que preguntarle a algunas chicas en la zona roja. 

La mujer se detuvo y yo hice lo mismo fingiendo responder un mensaje del telefono, aunque realmente revisaba la agenda de contactos. No tenia realmente el telefono de nadie de aquella epoca. Demasiado tiempo y Aina se habia asegurado que no mantuviese contacto con nadie. Lo cual habia sido lo mejor en ese entonces. Cuando tenia pensadillas que era pocas realmente, me veia regresando a la adiccion y despertaba llorando sabiendome que no tendria salvacion.

Aun tenia escalofrios de recordar esa mierda dentro de mi cuerpo. 

Levante la mirada rapidamente y me di cuenta que casi perdia a la mujer de vista.

Apure el paso mientras seguia pensando. Estaba aquel muchacho que vendia drogas cerca del parque de, joder no recordaba su nombre. No recordaba muchas cosas de esa epoca. El podria conseguirle de dia. Estaba convencida que si. 

Y luego senti como se iluminaba algo dentro de mi. 

- SOFIA!!!! exclame en voz alta.

Ella trabajaba en la barra del Temple. Nadie mejor que un barman para averiguar cosas y escuchar lo que no debia escuchar. Los empleados de las barras eran la mejor fuente de informacion para el cuchicheo. Tal vez no sabia nada de Vich, pero si Azrael era mas grande de lo que parecia y realmente era alguien muy malo, o una organizacion ella tenia que haber escuchado algo. 

Cuando terminara de seguir a la mujer buscaria al muchacho de las drogas y luego en la tarde podria llamar a Sofia para vernos. Ambas cosas tenia que hacerlas solas porque no queria que Aina supiera que andaba regresando a mi pasado o de mi relacion con Sofia. 

Las veces que habia salido con Sofia le habia mentido a Aina, porque no queria que pensara mal de mi porque me gustaba aquella mujer. 

Si nada de eso funcionaba tendria que bajar aun mas y comenzar a buscar nuevos contactos, tal vez comprar drogas para que creyeran que estaba de nuevo consumiendo y asi ganar nuevos amigos, pero no sabia si estaba dispuesta a ello y sabia que Aina no estaria de acuerdo y no queria mentirle sobre ello. Si le decia tendriamos una discusion sobre todo porque me daria cuenta que tal vez no confiaba del todo en mi, y lo que era peor era que podia estar en lo cierto. 

.... mantente alejada de la tentacion .... 

.... mantenerse en control .... 

Era lo mas dificil, pero por Aina bajaria al infierno de nuevo con la esperanza de poder regresar.

- Porque coño llevas una planta. Era muy raro. 

Segui a la mujer.

Aina salió del coche y se acercó al edificio. Vio como la madre de Vich se alejaba y como María le seguía de lejos, disimulando, como requería la ocasión. Cuando por fin las perdió de vista trató de rodear la vivienda. Cosa que le fue imposible. La casa de Vich hacía esquina en aquella manzana. No podía entrar por la parte trasera porque colindaba con otros edificios. Si tenía un patio trasero, era imposible saberlo desde su posición.

Se acercó entonces a las ventanas. Estaban todas cerradas. Tenían persianas mallorquinas de color crema. Estaban todas cerradas excepto una, no obstante una cortinas, aunque trasparentes opacaban la visión. Aún así pudo ver algo a través de esa ventana. Del otro lado se encontraba la cocina de la casa. Pudo distinguir una nevera, algunos muebles de cocina y la campana extractora. Nada fuera de lo normal. 

Por otra parte, no había procedente del interior. Estaba toda la casa a oscuras. Si había alguien, posiblemente fuera Vich durmiendo, algo que concordaba con el hecho de que hubiera estado de juerga toda la noche. No obstante, tenía la impresión de que allí dentro no había nadie en esos momentos, aunque sólo era una impresión. Por otro lado, también le daba la impresión de que la vivienda tenía dos alturas, pues no había en toda la fachada un acceso diferente que la puerta de entrada para acceder al segundo piso.

¿Qué podía hacer entonces?  ¿Romper la ventana de la cocina y colarse en el interior de la vivienda vulnerando la ley? Se trataba de su hermano... uno de los motivos por los que se hizo policía y de hacer colarse en aquella vivienda por las bravas, uno de los motivos por los que podía perder también su trabajo. También podía tocar a la puerta. Lo cierto era que opciones había muchas...

María siguió de forma disimulada a aquella mujer. Lo hacía de lejos, oculta a la vista de la madre de María. Estaba disimulando bien, o eso creía  ella al menos. La madre de Vich caminaba con determinación, aunque no demasiado rápido. No es que aquella maleta pareciera pesar demasiado, además, tenía ruedas y podía de aquella manera tirar de ella sin problema, pero MaMi supuso que sus piernas no daban para más. Además, llevaba falda y eso parecía reducir aún más su velocidad.

Aquella mujer se detuvo en un par de ocasiones a hablar con otras mujeres del pueblo cuando pasaron cerca de la plaza, el verdadero centro social del pueblo. Parecía totalmente integrada en la vida social de Llanura. Las mujeres de su edad se paraban a hablar con ella y ella parloteaba con éstas con una sonrisa en el rostro. Desde donde se encontraba María no podía escucharlo todo, pero lo que si oía, nada tenía que ver con Azrael.

Hablaban del tiempo, de cotilleos del pueblo: que si madó* Francisca había muerto, que si na Caterina de Dalt había empezado a verse con un hombre... ¡Un hombre! ¡A su edad y sólo dos años después de que en Joan se reuniera con los angelitos. También hablaban de la reforma de "Es Club", que había perdido su encanto y que ahora se había convertido en un local para sa jovenia**. Desde luego,  nada demasiado sospechoso.

Finalmente se alejaron de la zona central del pueblo y tomaron el camino de la la Estacion. Aquello sólo podía significar dos cosas. O bien iba a la estación de tren para subirse en uno, o iba directa al cementerio. No se le ocurría una tercera opción, aunque todo podía ser. Pronto lo descubriría.

Malditas cortinas y persianas se lamentó mentalmente Aina, le habría gustado poder discernir algo más desde el exterior. 

Tal vez no hubiese nadie dentro de la casa, ni tan solo tenía nada para solicitar una orden que le permitiese entrar, nada. No quería perder su puesto de trabajo, porque además eso significaría que ya no podría investigar ni tener acceso a la información sobre el caso, así que tras un rato de merodear y de pensar decidió llamar a la puerta, a ver qué sucedía.

Al tocar a la puerta nada, nadie abrió, no se escuchó nada del otro lado. Ni siquiera cuando volvió a tocar. Probó golpeando la sobre la puerta en vez de al timbre. Tampoco pasó nada. Tocó el timbre de nuevo, de forma prolongada. Nadie abrió. O no había nadie o estaba bien dormido. Podía estar muerto o no querer abrir, esas eran otras dos posibilidades, pero bastante más remotas.

Vaya, aquella mujer era muy conocida por todos y si era la madre de Vich muy probablemente el tambien. 

Porque????

Demonios, mundo pequeño infierno grande.

Tome algunas fotos con la esperanza de capturar a aquellos vecinos que hablaban tambien. Podian ser utiles para buscar informacion, ademas la gente que hablaba informalmente en las calles podia soltar alguna indiscrecion la mayoria de las veces, pero esta vez no. Solo lograba escuchar cosas banales y sin importancia.

Tenia que mantener la distancia.

Al cementerio? El tren?

No podia seguirla en tren? Y si no volvia, y si no era la madre de Vich?

Segui mi siguimiento con cautela.

El seguimiento continuó por el camino de la Estación. Allí se hacía más complicado el hecho de poder disimular, pues prácticamente nadie transitaba a esa hora aquel camino salvo algún vecino que sacaba a pasear al perro. Además, prácticamente ni pasaban coches por la zona. 

Eso fue quizás lo que provocó que por primera vez las miradas de la supuesta madre de Vich y María se cruzaron por primera vez. Aquella mujer le había localizado y ahora seguirla con disimulo sería todavía más difícil. No obstante, no quedaba otra llegado a ese punto. 

Minutos después se desveló la incógnita. Aquella mujer iba al cementerio. Caminó por el camino central del cementerio y tras unos cincuenta metros giró por un pasillo un poco más estrecho hacia la izquierda. Unas cuántas filas de lápidas más lejos de detuvo frente a una en concreto. Dejó la maleta en el suelo y luego sacó la planta de la bolsa y la colocó junto a la lápida. 

La mujer parecía estar hablando con la tumba. Todo parecía normal. Muchas de las mujeres de su edad tenían muertos a los que visitar en el camposanto. Tras unos minutos conversando con la lápida, se acercó a la maleta y al abrió. Del interior sacó un cepillo, una pala, un estorpajo y una bola de basura y entonces comenzó a limpiar. 

Se giró un momento y entonces localizó a María. Esta vez frunció levemente el ceño. ¿Se había percatado de que la estaban vigilando? María no podía saberlo. 

- Bon dia. - Le dijo desde lejos. Entonces siguió a lo suyo. 

De momento solo podia fingir lo mas sensato. Yo tambien iba al cementerio, asi que fingi rezar cerca de alguna tumba cercana y lei el nombre porque si debia inventar alguna excusa. 

- Bueno dias, y asenti con la cabeza siguiendo yo tambien a lo mio.

Pero estando la mujer enfocada en lo suyo, yo no perdia detalle de todo lo que hacia y a quien estaba visitando. 

A cada momento parecia que era una perdida de tiempo. Pero tal vez no. 

Despues de fingir un poco mas, retire la maleza de la tumba como si la estuviese limpiando y luego me acerque a la mujer. 

- Quiere que la ayude? 

Estaba claro que era una persona mayor y tal vez la limpieza o cargar la cosas ya era una tarea dificil y eso me ayudaria a entrar en empatia y sacarle informacion. 

- Me llamo Mabel y lamento mucho su perdida. Si necesita ayuda la puedo ayudar. Dije con una sonrisa.

La tumba frente a la que se encontraba Mabel pertenecía a un hombre llamado  Juan Vich Sorell. Debajo del nombre había una fecha: 12 de junio de 1969 - 15 de agosto de 2025. Tenía toda la pinta de que los restos que descansaban en aquella tumba eran los del marido de aquella mujer y del padre de Bartomeu Vich.

- No, gracias. - Comentó. - Pero es usted muy amable. Hoy en día la juventud no suele ser... - Bajó la mirada. - Sabe, tengo un hijo. Debe ser de su edad más o menos. Su padre está aquí. - Limpio entonces con el estropajo la lápida, donde ponía el nombre del difunto.

Comprendia completamente a que se refiera la mujer. Los jovenes de ahora.....

De momento deje que la señora hablara mientras la ayuda a limpiar.

- Lo siento mucho, pero aun tiene a su hijo, señora, de seguro que es un buen muchacho. Y trate de sonreir. 

Por que yo sabia que no lo era y al parecer esta mujer tambien lo sabia. Una desgracia que ya habia visto muchas veces.

- Mientras se esta vivo aun hay esperanzas... Dije sin pensar. 

Mi rostro se ensombrecio al recordar a mi madre que ya no estaba conmigo. Tal vez la mujer se diera cuenta de ello. No importaba. Hacia muchas cosas que extrañaba de mi vida cuando ella estaba viva.

- Es una bonita planta!!! Dije mas animada tratando de cambiar el tema.

Si mencionaba algo de mas sobre su hijo le ofreceria mi ayuda para hablar con el, si ella queria. Al parecer nada sacaria de alli asi que mejor era irme y mandar un mensaje a Aina de que habia perdido el tiempo. Pero podia volver antes que la mujer regresara a su casa y ayudar a mi amiga, a menos que....

Espere a ver que respondia la mujer.

- Las amistades son a veces... - Bajó la mirada. - ... complicadas. 

Se mantuvo unos segundos en silencio. Colocaba las hojas de la planta que había traído, pero María sabía que en realidad no lo estaba haciendo. Sólo quería hacer ver que estaba ocupada en algo más que en pensar en su hijo. También percibió que estaba a punto de romper a llorar.sib duda era una mujer atormentada, que quería a su hijo, pero éste, ya fuera a sabiendas o sin darse cuenta,le hacía sufrir.

- ¡Mi Tomeu! - Exclamó en un suspiro casi imperceptible. - Hace diez días que no se de él. - Desveló. - Dos de sus, ¡amigotes! - Dijo aquello con desprecio manifiesto. - Juan y José, vivieron a buscarle el miércoles pasado, creo que fue. ¡Y ni un mensaje para saber si está bien! - Y por fin se derrumbó. Encontró en María un hombro en el que llorar y se abrazó a ella. - ¡Ya lo ha hecho otras veces, pero...! ¿Es tan difícil llamar?

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