Un mago de tu misma raza se adelantó tras abrirse las puertas.
- Le esperábamos desde ayer. Comentó altivo, casi como escupiendo las palabras, y parecía echarte en cara la tardanza. Tu compañera parecía relajada. Parecía saber donde estaba ... y no le preocupaba gran cosa. Incluso unos cuantos guerreros que miraron desde el interior de la fortaleza no le prestaron la mayor atención. No os prestaron la mayor atención.
Vuestro ... digo, tu interlocutor, se apartó levemente, y con un ademán amable y educado, que hizo con el brazo izquierdo, os presentó el acceso. Un par de espaderos escoltaban a unos porteadores de bandejas, que contenían jarras con agua, leche y cuencos con frutas pequeñas como pasas, uvas, moras, fresas ...
Uno de esos escoltas te llamó la atención. Era igual a tu compañera ... pero en hombre. Los mismos rasgos, los mismos movimientos, el mismo sigilo ... pero sin tetas. Incluso con un arma idéntica. Sabías que todos los espaderos tenían su arma, que en base era parecida, pero todas se adaptaban al gusto, estilo, tamaño y habilidades específicas o especiales de cada luchador. Eran los únicos, que a parte de tener un equipo estándar para todos, se adaptaba especialmente a cada uno. Todas eran iguales ... para ojos inexpertos. La realidad era ... sutilmente diferente.
Tranquilo por bonos y sistema. Eso es coda del DJ.
Los jugadores tienen que rolear, el sistema y las situaciones es cosa del DJ (y los DJ que obligan a jugar con sistema a los jugadores ... a mi forma de verlo ... les coartan la libertad de interpretación)
-Tuvimos algún contratiempo, contestó Saryon sin dejar de observar el interior del recinto. Le reconfortó encontrarse a espaderos y a otros Altos Elfos, pero no dejaba de pensar en los que habían caído por el camino hasta aquí, y se preguntaba qué misterios aún albergaba este lugar.
Trató de relajarse. Muchas eran las preeguntas que rondaban su cabeza. ¿Qué lugar era éste? ¿Por qué le esperaba? ¿Para qué?
Pero lo primero era atender a los efectivos bajo su mando. -El resto de mi unidad está en la otra orilla. ¿Se les puede hacer llegar hasta aquí? No me gustaría perder a más soldados en aquel bosque.
OK entendido :)
- Veremos que podemos hacer para recuperar sus cadáveres. Sentenció sin ningún sentimiento aparente. - E incinerarlos según los ritos.
-Me refería a los que siguen con vida junto a la orilla, contestó Saryon. -Hemos pasado un calvario para llegar hasta este lugar.
Temiendo lo peor, no dijo más sobre su unidad. Tal vez ya habían muerto todos. -Dice que me ha estado esperando. ¿Cómo supo de mi llegada?, preguntó extrañado.
Te miró con aire de incredulidad. Como si tú tuvieras que saber la respuesta a todas las preguntas que has realizado. Luego, sacudió la cabeza y empezó a alejarse, mientras vosotros comíais. Entre sus pasos, en la distancia escuchaste de sus palabras: - Tiene la seña, todos los de su sangre sacrifican vida para la misión ... sin importar más que la misión.
Tu mirada la interceptó un sacerdote. Este, ataviado todo de blanco te dijo con voz apagada y que había que realizar gran esfuerzo para escucharle: - Tu escolta quedará alojada en los barracones de la guardia de "Elume". Vos, cuando termine, me acompañará. La miraste. Ella asintió. Su gesto te indicaba que estaría bien. - Tenemos un lugar adecuado para vos.
Cada vez resultaba más extraño todo lo que estaba sucediendo. Sacrificar vida para la misión... ¿Qué misión?
Una preocupación crecía en su interior, y cuando se despidió de su fiel espadera Saryon se sintió indefenso. Pero no mostró ninguna emoción. Le resultaba difícil de creer que hubiesen preparado todo esto simplemente para matarlo. Al mismo tiempo, había cosas mucho peores que la muerte. Bien lo sabían los Sombríos de Ulthuan.
-Estoy listo, sentenció sin más. Ya no tenía hambre. Quería ver ese lugar que era el "adecuado" para él.
El sacerdote te guiaba con una escolta. Unos pasadizos lúgubres y oscuros descendían profundo bajo el templo. Las escaleras eran todo lo angostas que podían. Lo justo para que un elfo pasara, vestido con su armadura, pero no pudiera combatir en ese espacio.
No parecías preso, pero todo eran celdas. Casi todas desocupadas, y las que tenían morador, era un sacerdote dedicado a sus rezos. Todas las puertas parecían estar abiertas. (por cerrojo) Unas entornadas, otras cerradas del todo, pero no parecían prisioneros. Se detuvo antes de la última y te la señaló fugazmente. - Esta es la mía, y señaló otra enfrente. Y aquella es del jefe de la Guardia. Habían dos más. Ambas abiertas. - Esa es la vuestra, Señor.
Te voy a subir un nivel.
La oscura penumbra de aquel templo subterráneo inquietó a Saryon. En caso de tratarse de una trampa, no había escapatoria. Observó a los sacerdotes que estaban rezando en las celdas, y cuando le enseñaron la suya, le preguntó a su interlocutor: -Con mi llegada, ¿somos ya suficientes? ¿O falta alguien más por llegar?
Por algún motivo que de momento no alcanzaba comprender, el sacerdote daba por sentado que Saryon conocía la "misión". Era posible que se tratara de un error de identificación, que le habían confundido con otra persona. O de una señal de los dioses en forma de visión que el sacerdote había recibido. En cualquier caso, Saryon le iba a seguir el juego de momento porque le daba la impresión que no les iba a temblar la mano para acabar con é si no era la persona a la que habían estado esperando.
Y había otro motivo. Algo que había comenzado a sentir ya en aquel primer encuentro lejano con la Reina Eterna y con Teclis. Saryon había sido elegido para algún cometido de suma importancia, y todos sus pasos le habían conducido a este lugar. Todo el sacrificio, las vidas perdidas por el camino... Todo le había llevado hasta aquí. Era su destino.
Te voy a subir un nivel.
Gracias :)
El Sacerdote Mayor, que te hacía de guía, quedó extrañado. - No esperamos a nadie más Señor.
De todas maneras te hacía un gesto para que accedieras. De todas maneras, en su extrañeza, hizo un gesto y toda la escolta se marchó. Mantuvo la posición hasta que todos quedaron fuera del alcance auditivo, y aún así esperó. Ya totalmente solos, excepto por los suplicantes en sus celdas, se quitó el solideo que ocultaba bajo la mitra. Esta última se la posicionó otra vez. Escurrió el solideo, pero no goteó en ningún momento.
- Veo dudas en sus ojos. Su voz era firme e imperativa. - Pregunte y serán solventadas.
10 tiradas en orden. Son para el aumento de características. (1D100 cerradas)
CO - AG - AD - ME - RZ - FU - RA - PR - EM - IN
1D10 PV. Es tirada básica, así que repercutirá en el cálculo, y por tanto indirectamente en los PV totales.
En el listado de LISTAS DE HECHIZOS dispones de:
ILUSINES MENORES (10)
PUENTE EN LAS ALTURAS (10)
LEY DE FUEGO (10)
MAESTRÍA EN LOS ESCUDOS (5)
Si las quieres localizar están en las páginas (por orden) 80 - 85 - 88 - 87
Tienes un nivel extra gratuito en listas, por puntos añadidos y una probabilidad (que hay que calcular tras todo lo anterior) pero que ha de ser asignado a una lista (se acierte o no) ya que se acumula si hay fallo. Así que dime a qué lista lo quieres y haz 1D100 (cerrada).
Ambas, tanto la que es acierto gratuito, como la otra, me tienes que decir a cuales se las ponemos (puedes escoger tanto mejorar como nuevas)
-Así es, asintió Saryon al Sacerdote Mayor. -Mi corazón alberga dudas, pues no sé si mi poder es suficiente para este cometido. Y desconozco los detalles del mismo. Es difícil prepararse a luchar contra algo que desconoces.
Estaba claro que el sacerdote quería mantener aquella conversación en secreto. Eso le tranquilizó a Saryon, aunque seguía inquieto y confuso. -Estoy preparado, y no cesaré en mi empeño, por el bien de Ulthuan. Estoy a su disposición, pero ... ¿qué se espera de mí?
Motivo: Caract.CO-AG-AD-ME-RZ-FU-RA-PR-EM-IN
Tirada: 10d100
Resultado: 36, 81, 12, 57, 1, 43, 32, 36, 28, 29 (Suma: 355)
Motivo: PV
Tirada: 1d10
Resultado: 6
Motivo: MejoraListaFuego
Tirada: 1d100
Resultado: 33
CO - AG - AD - ME - RZ - FU - RA - PR - EM - IN
36, 81, 12, 57, 1, 43, 32, 36, 28, 29
PV: 6
ILUSIONES MENORES (10)
PUENTE EN LAS ALTURAS (10)
LEY DE FUEGO (10)
MAESTRÍA EN LOS ESCUDOS (5)
Son las listas de hechizos que sé. ¿Tengo que elegir una para mejorar automáticamente, y tirar por otra?
Si es así, elijo mejorar Puente en las Alturas, y tiro por Ley de Fuego.
Espero haberlo hecho bien.
- En teoría todos los descendientes de Aenarión, pasan por los Videntes de la LLama a los 16 años, pero por lo visto. Te está explicando. - Ahora han descubierto que usted, algo de esa sangre tiene. Suspiró y dijo: - Es la ley.
El sacerdote se había dado cuenta, que el que menos sabía de tí, allí, eras tú mismo.
Vale, puente en las alturas conocida hasta nivel 20
La de ley de fuego acumula (no ha subido) un grado para siguiente intento de aprendizaje/mejora
Sangre de Aenarion...
Poco a poco, las piezas se encajaban. Saryon recordaba vagamente su infancia, el haber crecido sin conocer apenas a sus padres que murieron en manos de los druchii. Su don para la Alta Magia, su rápido ascenso en las filas de los Sombríos... Hasta el momento de ser convocado a aquel lugar donde se encontraba la mismísima Reina Eterna. Y finalmente, esta misión.
No era una misión de llevar a los lanceros y a los demás a una guerra. No eran suficientes como para decantar una batalla. El único cometido de aquellos soldados había sido traer a Saryon hasta este templo. Ulthuan necesitaba de toda la estirpe de Aenarion el Defensor, y la prueba de la Llama Blanca, la legendaria Llama del Fénix, le iba a purificar. O matar. Pero primero, tenía someterse al escrutinio de los Videntes.
-Estoy preparado para afrontar mi destino, dijo solemnemente.
Extrañado comentó interrogativamente el sacerdote: - ¿Estás seguro?¿No tienes más dudas?
Y ante la firmeza de tu comentario se dispuso a regresar por donde los demás se habían marchado.
-Espere... señor, dijo con humildad Saryon. Había querido demostrar valentía y aplomo, pero en verdad seguía perdido. -Sé que estoy listo para andar el camino que me ha sido asignado por el destino, pero desconozco cuál es y qué peligros contiene. Toda información que me pueda dar será bien recibida.
E hizo una reverencia al Sacerdote Mayor.
Se giró momentáneamente y con voz paternalista comentó: - Sé tú mismo y que los videntes decidan. Se giró para continuar su camino y se alejó con pesados y sonoros pasos que aún resuenan en tus oidos.
-....qué los Videntes decidan, repitió Saryon pensativo. Dudó si debía seguir al sacerdote, o esperar. Eligió lo segundo, y contempló el lugar una vez más. Después caminó hacia su pequeña celda, y lentamente se quitó la capa y las botas de viaje, y depositó todo lo innecesario junto a la puerta.
Saryon no era una persona de costumbres religiosas. La vida de los Sombríos era dura, y no había tiempo para alabar a los dioses. Pero ahora sintió que necesitaba guía y consejo, y dejar a un lado el orgullo característico de los señores de Ulthuan. Así que se arrodilló, y cerró los ojos.
Tu estado de contemplación había cesado hacía horas. Estaba despuntando el sol, y te despertaste de sobresalto.
Pocos segundos después llegó una cohorte de sacerdotes. El primero portaba unas ropas blancas, que desprendían un olor dulce y brillo que incluso molestaba. Estabas muy alerta por el susto, y nadie se percataría que habías quedado frito.
El Sacerdote Mayor anunció: - Es la hora.
Saryon se incorporó lentamente. El descanso le había restaurado su reserva de poder, y pudo sentir con fuerza los vientos de la magia. En ese aspecto, estaba preparado. No obstante, no se podía estar preparado para afrontar una prueba de estas características, y el escrutinio de los Videntes. No del todo, pues ellos se movían en planos más allá de la comprensión de los más sabios.
-Vayamos, pues, dijo y se notó áspera la lengua y tuvo que tragar saliva.
Unos esqueletos élficos, ataviados con las mismas túnicas que los grandes sacerdotes se movían por la zona, como escotas o centinelas. Lo que más te llamó la atención es que ni magia marrón o violeta corría por allí. Ni si quiera magia alguna. Ni la multicolor, ni ninguna otra. No eran esqueletos reanimados ni nada por el estilo. No había pizca ni nigromancia alguna. No había magia o poder alguno. Incluso notaba como tu poder se desvanecía y te transformaban un humilde y mundano elfo, sin más poder que sus músculos ni más posesión que las prendas, que además eran prestadas, que vestía.
Empezaste a caminar por unos arcos oscuros, de piedra del mismo color que la del exterior de aquella fortaleza. Solo, sin ruido, sin nada. Te veías desnudo, y ligero, ni si quiera eras capaz de dominar tus miembros completamente, ya que parecías que flotabas en un aceite invisible y respirable, que te manejaba como un muñeco. Que entraba en tu cuerpo sin barrera alguna, y sin dolor, pero una angustia invadía a tu estómago cada vez que te volteaba y te hacía rodar. Por suerte aquel mar era lento y moderado. Nada brusco.
El tiempo carecía de significado en aquel lugar. Las prisas y las urgencias no existían, tan solo ese largo pasillo a través de los arcos. Con cada paso, Saryon dejó atrás una parte de su poder, de su esencia, hasta quedarse despojado de todo. O de casi todo. Porque en su interior, más que nunca, sintió la presencia de una Llama eterna e invencible, una fuerza personal y secreta. Siempre había estado allí, pero de algún modo la magia y lo material la habían ocultado. Ahora la sintió, y supo que pronto esa fuerza, grande o pequeña pero suya propia, se iba a poner a prueba. La prueba definitiva.
Los esqueletos le acompañaban, recordándole que la inexorable muerte y el eterno desgaste del tiempo sucumbían ante el poder de este lugar, de los dioses de Ulthuan. Y a pesar de todo, el corazón de Saryon estaba en paz. No sintió miedo. Ni dudas. Estaba en lugar donde debía estar. E iba a aceptar el juicio al que iba a ser sometido.