Partida Rol por web

Uff... suerte de Torag... jejeje, ¿Seguro que somos nosotros los elegidos para esta misión? ¿Estamos realmente listos para internarnos en una fortaleza plagada de enemigos de la fuerza de estos primeros? No habia estado tan cerca de la muerte desde que le tirara la cerveza a Trymael El Bruto en aquella sórdida taberna.

Me acerco a uno de los bandidos caídos y repongo mi carcaj de flechas hasta arriba (40) mientras registro su cinto en busca de alguna espada tal vez, o unas piezas de oro que me sirvan como aliciente.

¿Cual es el plan?

Aaaah. Mucho mejor la verdad. Siempre viene bien contar con un clérigo en un grupo.

La verdad es que William tampoco recordaba una situación donde hubiese estado tan apurado. Estaba meditando sobre ello cuando vio como Erika recargaba su carcaj, y al ver el suyo casi vacio decidió hacer lo mismo. De hecho recogió incluso el arco de uno de ellos ya que parecia mejor que el suyo.

Despues volvió al tema de discutir un plan.

La vedad es que no se qué pensar. Si han dado la alarma no entiendo cómo es que no nos han caido encima ya el resto de la banda. A menos que esten fuera en algun pillaje. De ser así deberíamos adentrarnos cuanto antes para aprovechar.
Pero claro. También puede ser que nos estén esperando dentro.

No obstante yo voto por seguir mientras podamos.

-Gracias, Alfrik--sonríe un Aslam casi completamente repuesto de las heridas.

Mientras sus compañeros conversan, el pícaro coloca la escalerilla donde estaba y sube a uno de los muros para recuperar la daga.

-No sé. Lo cierto es que yo no he nacido para la lucha--afirma finalmente el risueño cerrajero cuando regresa junto al grupo--Por eso propuse antes que fuéramos un pelín más sutiles en nuestros actos, pero en fin...

- Yo también voto por continuar - dice Maedros tras pensar unos instantes

Bueno, no creo recordar que esto fuera una democracia, pero tampoco que hubieramos escogido a un guía en este grupo, y lo que pretendía oir era un plan algo más elaborado que .... seguir adelante, dado que Alfrik ha curado nuestras heridas, ¿qué menos que continuar o al menos intentarlo?

Erika se adentra en la sala, donde ve las estatuas y algunas escaleras esperando que una intuición divina le diga qué camino tomar, y dada su torpeza, esperando que Aslam o William se presten a avanzar primeros y averiguar que hay tras cada esquina

- Tampoco es que crea que vamos a encontrarnos mucha oposición. Los bandidos ya sufrieron un importante ataque por los guardias, y varios cayeron. Si a eso se suma los que hemos eliminado, y los dos monjes muertos, tal vez no quede demasiada defensa. - razona Maedros- En todo caso debemos proceder conforme nuestras instrucciones. La falta de respuesta a la señal de socorro parece indicar que no hay mucha mas defensa aqui. Tras las curaciones de Alfrik estamos bastante bien. Así que creo que avanzar, bien es cierto que de forma cuidadosa, es nuestra mejor opción - dicho esto observo a Erika- ¿Hay algo por aqui?, ¿llevaban algo los enemigos?

-Sí, sigamos a no más tardar--conviene Aslam asintiendo--Todavía tenemos que lib... esto, quiero decir... que todavía... sí, que todavía no hemos encontrado al tipo ese que vinimos a buscar, ¿no? Pues, venga. ¡Andando!

Dicho lo cual, el pícaro de Absalom se vuelve a internar en el edificio del que surgieron los hombres estatua para comenzar a descender muy lentamente por las escaleras más cercanas.

-Dejadme unos metros y, por favor, haced el menor ruido posible porque me va la vida en ello--susurra el valiente cerrajero justo antes de iniciar el descenso.

Tras recoger todas las posesiones de los bandidos, Aslam comienza a descender por delante vuestro.
A medida que descendeis escuchais el ruido de martillear y el tintineo de metales. Debe de haber una especie de taller en el piso inferior.
Aslam asoma la cabeza y ve un sotano que está siendo usado como taller. Hay cuatro mesas de trabajo con sus correspondientes herramientas. Tres hombers y una mujer trabajan en los bancos con distitnos artefactoes. Los cuatro están encadenados por el cuello.
Dos bandidos los vigilan con mirada distraida.

-Ahí abajo hay cuatro esclavos trabajando--informa Aslam a sus compañeros entre susurros--Sólo los vigilan un par de tipos. Con el ruido y la sorpresa, creo que deberíamos poder deshacernos de ellos en un santiamén sin que nadie más se dé cuenta de lo que realmente ocurre. ¿Estais listos?

Está claro que la visión de aquella pobre gente explotada ha enarcecido los ánimos del normalmente cauto cerrajero, que ahora espera una mirada de confirmación de sus compañeros para contar hacia atrás con los dedos de la mano que le queda libre e iniciar el asalto sin mayores preámbulos. Tres, dos, uno.

Con la flecha en mi arco asiento - Lista para aparecer y disparar, pobre gente, habia oido que ese tipo era esclavista, pero no deseaba creerlo hasta verlo con mis propios ojos, esta clase de calaña capaz de arrebatar la libertad de una persona justa me revuelve las listas, cuando digas Aslam; William, Maedros, ¿Listos?

- La esclavitud es una institucion de lo mas digna - murmuró con una sonrisa Maedros, para continuar con un murmullo- ¿Crees que es mejor matar a tus enemigos? ¿ejecutarlos? Pero no es el momento de discutir eso ahora. Listo  

Clavando una mirada de profundo odio en el hechicero, Aslam niega con la cabeza y después da inicio a la cuenta atrás.

-¡Maldito seas, Maedros! Tres, dos, uno.

Y, sin esperar a ver si sus compañeros lo siguen o no, el enfurecido pícaro se lanza al ataque sorpresa contra aquellos bandidos esclavistas.

- Yo también te quiero - responde divertido el hechicero, antes de lanzarse igualmente a la batalla