Partida Rol por web

Habeis sido enviados hasta la ciudad de Padiskar ubicada al norte de la Isla de Jalmeray.
En realidad es más un anillo de pequeñas alrededor de unas impresionantes ruinas, que recuerdan lo que liberó el Maharaja Vudrani Khiben-Sald. Aun parecen oirse los gritos de entonces.
El nuevo Capitan de Aventura Vasuman Mihir mantiene una casa franca para la Sociedad aquí, tomando el legado de la antigua capitana Aamina Shahrazad, que fue recientemente asesinada por hombres leales a Zamir, un criminal y presunto agente del Consorcio del Áspid que opera en las junglas cercanas.
Un joven iniciado os invita a esperar al Captian Mihir.
Soy cinco Pathfinders desconocidos esperando en una tierra desconocida cual será la misión que os asignarán.

-Menudo calor hace aquí, ¿no?--rompe el hielo el pícaro acercándose a una de las ventanas de la sala para abrirla de par en par.

-Parece que todos somos primerizos en la logia. Mi nombre es Aslam Musa y provengo de Absalom. ¿Qué hay de vosotros?

- Alfrik BrokenNose. Y parece que Uds serán mis compañeros en esta misión - la ronca voz del enano resonó en la casa franca mientras miraba, uno a uno, a quienes lo acompañaban - Veo que no hay ningún enano, pero espero que respeten a Torag, mi señor, sino nuestra relación será complicada - sentenció seguro de si mismo y de los poderes que la deidad enana le podía proporcionar

El achaparrado pero robusto enano observó a los presentes sin soltar su martillo de guerra mientras esperaba la respuesta a su comentario.

El bastón repica en las baldosas, una falda larga y bastante sucia barre el suelo, la elfa es blanca de piel, de corta estatura para su raza, viste lo que antaño fuera un buen vestido, convertido hoy en montones de trapos sucios y ligados, algo andrajosos por el polvo del camino. Al hombro un arco y a sus espaldas una mochila poco abultada

Soy Erika Mournblade, caminante, acabo de llegar a la isla de Jalmeray

 Pensé que la mejor manera de conocerla, era echarme a los caminos vendiendo mi espada

Respeto a todos los dioses maestro Alfrik, puesto que todos ellos mi existencia han respetado

Era consciente de la animosidad que podía crear mi sola presencia junto a la del enano, y no pretendía turbar su alma ni su conciencia, más yo estaba dispuesta para cualquier trabajo, y no me pensaba retirar porque sus rectas y cortas palabras me intimidasen, más trataría de llevarlo con la mayor filosofia posible

Un cuervo salta inquieto en el hombro de Erika mientras comienza a graznar de manera estúpida

Respeto-Respeto-Respeto

Haciendo caso omiso al animal la elfa observa los asientos ofrecidos, y prefiere permanecer en pie con el único apoyo de su bastón, tan gastado o más si cabe que las botas que calza

William llegó a la isla no sin cierto disgusto. Le molestaba que le hbieran sacado de su tierra natal. Pero cuando la orden ordenaba no había nada que hacer. Lo peor eran los trabajos a media. En cuanto regresará las presas ya habrían sido encontradas y ese era un dinero que no recuperaría.

En fin. No hay nada que hacer al respecto. Habrá que conformarse.

No había sido el preimero en llegar, y esperaba que tampoco el último. Daría muy mala impresión. El grupo allí reunido debía ser al que se uniría para la misión que tuvieran en mente. Llegó a tiempo para oir rezongar al enano sobre su dios. al aprecer debía ser el clérigo.

Yo no molesto a los dioses y ellos me dejan a mi tranquilo maese Brokennose.
Mi nombre es William Grend. un placer conocerles a todos. Espero que nos podamos llevar bien.

Curioso grupo. Un enano gruñón, una elfa estirada y dos humanos. ¿Faltará alguién más?

Como el que no quiere la cosa se acercó a la ventana para mirar el paisaje. Aunque enseguida se apartó.

Una elfa. Y con un cuervo parlanchín. Alfrik la observó con atención y, para sorpresa de todos los presentes sonrió de buen humor - Curioso animal - comentó como al pasar - Y al parecer habla. Sabe hacer algo más? - Estaba claro que la raza no le molestaba, o que lo sabía disimular muy bien

Saludo al tal William con una inclinación de cabeza antes de agregar - Hacéis bien en no molestarlos, suelen tomarse a mal esas cosas, pero puede ser aún mejor servirlos. Descubrireis que el poder divino puede salvaros la vida -

Con todo no estaba seguro de quien era quien y optó intentar aclarar la situación a la manera enana, es decir sin circunloquios. Volviendo su rostro hacia Aslam agregó - Primerizos? es una forma de verlo, sirvo a Torag hace mucho, más de lo que para Uds es una vida... aunque solo nuestra amiga elfa pueda entender que significa el paso de los años. Sin embargo, SI, es cierto, aquí fui enviado y espero que sea así con todos. Entendí que este lugar estaba reservado para nosotros. Si alguien no pertenece a este lugar quizás debiéramos asegurarnos que no pueda hablar de lo que no debe -

Repentinamente los nudillos del enano apretaron con fuerza el mango de su martillo de guerra mientras se acercaba al único que había reconocido ser parte de la organización y se ponía a su lado - Coincidireis que no sería correcto que alguien escuchara algo que no debe... Quizás el momento de hablar claro. Como habéis dado con este lugar?... Y no me digáis que simplemente caminando - la sonrisa seguía dibujada en el pétreo rostro enano, pero era desmentida por la dureza de sus ojos

Cansado por el largo viaje, Aslam bostezó tapándose la boca con la mano y luego respondió al enano mientras le dedicaba una sincera sonrisa con los ojos ligeramente humedecidos todavía:

-Si tanto te preocupan los oídos indiscretos, no digas nada más allá de lo que no quieras que se sepa. Entiendo que, cuando llegue el momento oportuno, se nos avisará al respecto. Por ahora sólo somos unos simples viajeros en un lugar apartado del mundo donde hace un calor de mil demonios. 

-¿Qué como he llegado hasta aquí? Pues siento defraudarte, Alfrik, al menos el tipo que tienes delante ha venido a pata, mal que le pese a sus doloridos pies.

-Y no soy el único, según parece--se guardó para sí por pura cortesía, al tiempo que miraba a Erika de arriba a abajo--¡Vaya! Tampoco está mal la elfita, que digamos. Eso sí, le hace falta un buen baño.

-¿Acaso ha llegado el señor BrokenNose en una suntuosa carroza? ¡Ja, ja, ja!--concluyó el pícaro bromeando distendidamente.

Es en ese momento cuando el último de los integrantes del grupo entra en el cuarto donde todos esperais. Es joven, de la edad de Aslam Musa, aunque es probable que el parecido de ambos termine ahí. Se trata de un hombre extraordinariamente apuesto, y que, a pesar de notársele cierto envanecimiento, tiene un magnetismo que es evidente a simple vista.

- Vaya... me temo que soy el último en llegar a tan agradable compañía. - dice mientras saca un pañuelo ligeramente perfumado de uno de los múltiples bolsillos de su capa de explorador y se seca con el la cara- Creo que llego a la hora que me dijeron, pero si no es así, no me molesta disculparme. Maedros Tolre. Y creo que he seguido un sendero para llegar aquí - dijo refiriéndose a la pregunta del enano, que obviamente ha escuchado al entrar, y a su afiliación.

Tras tales palabras miró a los presentes uno por uno y enarcó una ceja
- Me da la sensación que soy el único miembro del gran imperio en esta pequeña asociación... pero dado el carácter muticultural y multiracial de la misma estoy seguro que eso no me resultará un impedimento

William escuchó los intentos del enano por ser sutil. Al parecer le preocupaba que alguno de los presentes no fuera de la Sociedad. Lo cual era una tontería ya que si no fuese así ninguno de ellos estaría en la casa.
Sin más se dirigió a una silla y la acercó a la pared. Se quitó su mochila y su arcó y se sentó en la misma, aunque la inclinó un poco apoyandose en la pared.

Estad tranquilo maese Brokennose. Todos estamos aquí por lo mismo, o si no no estaríamos aquí.

Había llegado otro más. No estaba seguro de cuantos serían en total, pero sí que le alegraba de que fuese otro humano. Inclicó ligeramente la cabeza a modo de saludo.

Las yemas de mis dedos tocan de manera delicada una cara fina de piel clara, en busca de tal vez una imperfección, ¿Porqué rayos el enano había dicho lo de los años? ¿Se me notaba la edad? Existen humanos de todas clases e intenciones, y he encontrado en mis caminos gentes que han alabado la longevidad de los elfos y otros que la han repudiado o han encontrado incluso cómica, filósofos y maestros que encerrados en una corta vida han sabido encontrar unos argumentos que ni quería oir ni necesitaba saber, por los que una vida corta resulta más provechosa.

No creo que Alfrik lo dijera con mala intención

La elfa sonríe al cortés enano, mirando de reojo al ave negra sin saber muy bien qué contestarle, realmente sabía hacer tantas cosas y significaba tanto para Erika que no sabría por donde empezar. Sin venir a cuento, lo que parecía ser una inocente reflexión se torna una discusión fría.....

Espero que el Capitán Mihis no se haga rogar mucho más

No creo oportuno ni provechoso indagar acerca de como hemos llegado

Más bien creo que deberíamos preocuparnos por nuestro futuro inmediato

- No, no, yo no soy un simple viajero. me enviaron aquí para.... bueno, en realidad no tengo tan claro para que, pero se que este sitio no es para cualquiera, solo para quienes han sido invitados. Tu hablaste de la logia - le explica al pícaro - Y yo tambien lo he reconocido, pero no estoy tan seguro que todos los presentes deban estar aquí. Aunque es cierto que pronto lo sabremos. Supongo que el capitan pronto se hará presente y nos explicará cual es nuestra misión. Y, también, quienes participarán de ella -

Sin soltar su martillo, de hecho, se ssentiría desnudo sin empuñarlo intenta seguir la conversación sobre la forma de acceso - Pues no, en carruaje no... - contesta sorprendido e incapaz de entender la broma - En realidad vine en barco. Despues de todo estamos en una isla, no? En carruaje no podría haber llegado. Es cierto que caminé desde el puerto hasta aquí, pero no es tanta distancia. Por lo menos no lo es para un enano -

- Sí. Yo también vine en barco. Un infernal esquife plagado de ratas, debo confesar. Pero hay cierta belleza en la mar, reconozcámoslo. Por lo demás - argumentó con una sonrisa- coincido con el señor Grend: si estamos aqui no es por casualidad y, aunque sea de buen gusto no mentar nombres hasta que se confirme lo que todos sospechamos por un superior, me da la sensación que vamos a compartir una pequeña excursión por estas tierras

William seguía recostado en la silla. Le divertia ver al enano tratando de decir que pertenecia a la sociedad sin querer decirlo. Podría pasarse un buen rato así. Al menos le servía como distraccion.

Maese Brokennose. Relajaos u os dará algo. Lo que tengamos que hacer ya nos lo dirá el capitán Mihir. De momento nos han mandado venir aquí. Y aquí estamos ¿verdad?

El enano agarraba su martillo como si su vida dependiera de ello. William se preguntó si acaso no sería mágico.

- Bueno. Otro al que mandaron venir - sacó en claro Alfrik escuchando lo que a el le interesaba - Parece que somos al menos tres y SI, ya nos lo dirán, pero no es tan dificil ser honesto con quienes pueden ser los compañeros de uno - rezongó - Claro que no siendo enanos ni puedo pretender que se porten como tales - completó sin dejar en claro si se trataba de un insulto, de un comentario o simplemente de una expresión de deseos.