La puerta de la cantina de Bisbee se abrió de pronto, dejando entrar los calurosos rayos de sol y el denso polvo del exterior. McReady apareció en el local, vistiendo su vieja y remendada cazadora del ejército. Miró alrededor en silencio hasta que vió a Juanita tras la barra. Se miraron fijamente. Hacía tres años que no se veían, pero no les hizo falta decir nada. Juanita está segura de que su viejo amigo tiene un plan para rescatar a Lonegan, quien va a ser trasladado de prisión en unos días.
Es el momento de reunir de nuevo a la banda de Lonegan.
Hace poco más de tres años, la banda de Lonegan era una de las bandas de forajidos más buscadas del Medio Oeste. Jack Lonegan era su líder, un temible pistolero con coraje para acometer los más descabellados robos. Su banda la completaban James R. McReady, Juanita «Dinamita» Rosales, Pierre Grimauld, alias «el Francés», y J. J. Thomas, más conocido como «el Chico».
Tras asaltar el tren de la Union Pacific Railroad Company, la banda pretendía escapar con 5 mulas cargadas de plata y una gran cantidad de bonos estatales al portador hasta el otro extremo de la frontera de Mexico. Sin embargo, a pocos días de Juarez fueron emboscados por el marshall Ben Foster y sus hombres cerca del pueblo de Las Cruces. Dispersos por los disparos, Juanita logró escapar abriendo el cerco y ahuyentando a los caballos de los marshalls empleando toda su dinamita.
McReady y "el Francés" huyeron juntos hacia las montañas con las mulas cargadas de plata, pero herido de un disparo, "el Francés" cayó desmayado a mitad de camino. Cuando los marshalls dieron con él, ya estaba muerto. Viendo pocas posibilidades de escapar llevando él solo a las mulas cargada, McReady se escondió hasta el anochecer, y en cuando encontró la oportunidad se escabulló de nuevo hasta las afueras de Las Cruces, ocultó la plata en la tumba de "el Francés" y se dio a la fuga.
Lonegan y "el Chico" acabaron en Las Cruces, seguidos por los marshalls y se atrincheraron en el saloon, donde hubo un intenso tiroteo con sus perseguidores. Tras varios disparos Lonegan fue herido gravemente, y "el Chico" cayó abatido. Con un último esfuerzo, Lonegan se ocultó en el sótano del saloon, y allí se quedó hasta que no tuvo más opción que rendirse, pero no antes de esconder sus únicos objetos de valor; sus dos revólveres y los bonos estatales.
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