James mira en dirección a sus otros dos compañeros.
-¡Ah!...si, perdona. Verás, el moreno es Pancho Castillo. Debía conducirte a donde quiera que te llevaran, pero un poco dinero y mi elocuencia lo disuadieron de hacerlo. Y el señorito es Michael Maverick. Un chico lleno de sorpresas. Contaba con sus dotes como embaucador para llegar hasta Pancho, pero ha resultado que además no se le da mal disparar. Bueno, tendrás que apañártelas con uno de los caballos de la diligencia. Le pondremos una de las sillas de los soldados y listo. ¡Venga, que no tenemos todo el día!
James se dirigió a elegir la silla entre los restos de los soldados muertos. Y de paso, algunas armas para Jack.
Al parecer, el gran hombre no era un gran orador. No. Sin duda sus virtudes serían otras. Se dijo Maverick, dando dos pasos adelante tras darse cuenta de que James no iba a presentarle formalmente, ni el gran Jack Lonegan parecía dispuesto a hacerlo.
- Señor Lonegan, un placer - dijo tocándose con la mano el ala del sombrero y sonriendo - soy Michael, a su servicio.
No dió su apellido, pues desconocía si las cortesías entre bandidos incluían divulgar tal información. Por si acaso se lo calló, ofreciendo una imagen de profesionalidad sin tacha, como si el bandidaje fuera su segundo nombre.
El "jefe" no pareció sorprendido en exceso, ni tampoco le dió la enhorabuena o palmaditas en la espalda por haberle rescatado de la diligencia o por haber acabado él sólo con tres de los marshalls - todo se andará, supongo - pensó.
Viendo como James se ocupaba de hacerse con un caballo y una silla, que Jack hacía lo propio en busca de armas y que Juanita exponía su hermoso trasero mientras vaciaba agachada los bolsillos de los caidos en busca de dinero1; Michael volvió la vista a Pancho, que parecía preocupado unicamente por meterse en el gaznate el fondo de la botella de tequila. Así que se encogió una vez más de hombros y en una pobre imitación de sus compañeros, que trabajaban rápida y metódicamente, se paseó por el cañón con el caballo por las riendas en busca de un rifle - Lástima, porque nunca se había considerado un ladrón o un desvalijador de cadáveres - Claro que tampoco había matado nunca a un agente federal y sólo en aquel día lo había hecho con tres.
1 En base al Off-topic. Perdón si luego hay un cambio de planes.
Veo bien a Jack. La carcel no parece haberle afectado tanto como yo temía. "Conociéndole, seguro que se congració con algunos vigilantes y le guardaban las mejores raciones de comida" pienso orgullosa de gustarle a un hombre como él.
En cuanto empiezan las presentaciones me centro en otras cosas. Distraída como estaba con la perspectiva de volver a ver a Jack, no me di cuenta de prepararme como debía para este "viaje". Pensar las cosas con antelacion no es algo que vaya conmigo... pero es algo que pienso remediar ahora mismo...
Dedico un momento a buscar el dinero que alguno de los jinetes pueda llevar encima*, pero lo que más me interesa es lo que haya debajo del pescante. De donde yo vengo, ahí es donde se llevaban las armas y el agua, para tenerlas a mano cuando se necesitaban, sin que estorbasen y para poder cogerlo sin parar la marcha.
Reviso bien el carro, tanto como me permita el poco tiempo que tenemos y me llevo cualquier cosa que tengan que me pueda ser útil "Seguro que no les importa, donde han ido ya no lo necesitan..."
*Master, si no te cuadra que coja el testigo de Maverick, sólo dilo y lo elimino
¡Villa Rides! (Suite) - Maurice Jarre
Pancho había mostrado una fea sonrisa falta de algunos dientes cuando Maverick le devolvió el mezcal. Y simplemente cabeceó en dirección a Lonegan cuando Mc Ready les presentó. Demasiado cortés incluso por parte de alguien que practicamente se había criado en una cuadra.
Tras eso, puso la botella de tequila a buen recaudo (no sin darle antes un útimo repaso) antes de ponerse a caminar tras Mc Ready: -Voy con usted gringooou, y le echo un capote pa buscar los caballos...- El mexicano también necesitaba una montura, pues había mandado al garete el otro medio de transporte, que yacía ahora inerte a un lado del polvoriento camino:
-Ahorita, será mejor darse prisa cuates... que es por los indios en el paso que nos pusieran más soldados de maceros.-
Pancho busca caballos de la carreta (o de la escolta) para todos los miembros del grupo que necesiten uno, intentando tranquilizarlos (o usando el lazo si hace falta).
Encontrar caballos para Lonegan y Pancho fue fácil. Al fin y al cabo, una vez librados de sus jinetes marshalls, había varios que se habían detenido a diferentes distancias y buscaban sin mucho éxito algo de hierba o matojos que pastar. Los varios cadáveres tenían dolares y munición en abundancia, aunque una vez repartido entre los 5 la cantidad parecía mucho menor. No hubo tanta suerte con los rifles, puesto que al ser armas tan grandes la caída desde el caballo y las pezuñas malintencionadas de los jamelgos al galope se habían encargado de dejar inutilizables las tres únicas armas de ese tipo que habían atravesado el cañón, ahora bloqueado por el enorme peñasco. Aunque aquello significaba más munición para el rifle de McReady, parecía que tendríais que seguir confiando en su arma para largas distancias.
No lo hablasteis a viva voz, pero vuestro siguiente destino estaba claro. El lugar donde había quedado oculta la plata, y que coincidía con el lugar donde Lonegan había sido capturado. Tras recoger provisiones de sobra de la volcada diligencia orientásteis a vuestros caballos en la dirección en la que salía el sol, que aún no estaba muy alto en el cielo. Al este, hacia Las Cruces.
Fin del primer capítulo. En breve abro la escena del segundo. (Protestas y reclamaciones en el off-topic.)