Partida Rol por web

Por fin aquel hombre oculto fuera de la luz que desprendía el fuego se acercaba para dejarse ver de manera clara, pero las palabras que dirigió al propio Lonegan y al resto de los presentes eran completamente confusas, incluso sin sentido.

-¿A qué se refiere con que no nos hemos visto antes, pero me conoce? ¿No será un cazarrecompensas, o un agente de la ley, verdad?-Instintivamente el forajido se llevó la mano derecha cerca de la culata de uno de sus revólveres. El tipo parecía tremendamente nervioso, y su gesto no hizo más que aumentar ese estado. No parecía que fuera a ser peligroso en estas circunstancias, así que le dejó que continuara hablando.

Aquel hombre sabía qué era lo que estaban buscando, y dijo que la plata estaba en posesión del francés. Incluso nos enseñó una fotografía con alguien tremendamente parecido al ya difunto miembro de la banda, rodeado de gente adinerada. Todo aquello cada vez parecía tener menos sentido.

-Perdone, pero eso que dice no puede ser cierto. Pierre Beumont, el francés, murió hace varios años tras dar el golpe con el que conseguimos esa plata. Recientemente he estado delante de su tumba, y los muertos no suelen tener por costumbre reunirse con terratenientes y gente de negocios. Lo siento caballero, pero la persona que le haya dado esa foto le ha querido gastar una broma.-Clavo su mirada en él, con el semblante completamente serio, antes de continuar.-Y espero que ahora no sea usted el que pretenda tomarnos el pelo a nosotros.

La confusión se palpaba en el ambiente. James Carter pareció amilanarse por unos instantes, pero respiró con fuerza y continuó. - No me han tomado el pelo, ni yo intento tomarselo a usted. Esa foto la tomó un ayudante del First Bank, para el que trabajo; yo mismo me reuní hace unos meses y hablé cara a cara con ese hombre. Le aseguro que no es otro más que Pierre Grimauld, uno de los tres de su banda que me robó el dinero del First Bank en el mismisimo tren del que se llevaron la plata. -

- Dijo que estuvo frente a la tumba de Pierre Grimauld, pues bien, compruebelo otra vez; me da igual si resultó que lo enterraron con vida y escapó, o si fue capaz de cambiarse por otro cadaver confundiendo a los marshalls. Nunca me olvidaré de su voz cuando me asaltaron, tampoco me olvidaré de ese joven que le acompañaba, loco como el mismísimo diablo; y por supuesto que no me he olvidado del anciano confederado. - terminó girándose hacia McReady, cuya chaqueta era en efecto reconocible a pesar del desgaste sufrido con los años. - Así que si cree que miento sobre quien soy puede preguntarselo a él. -

El hombre hizo una pequeña pausa, como intentando organizar sus pensamientos. - En realidad no importa lo que crean, el First Bank tiene un trato que ofrecerles, el aceptarlo o no es cosa suya. -

- Les contaré lo que se. Hace un par de años, alrededor de las tierras de St. Elmo, comenzaron a ocurrir muertes extrañas. Por el estado de los cadáveres parecían ataques de lobos; nadie les prestó mucha atención, pero con el tiempo comenzaron a aumentar las víctimas y los desaparecidos, sobre todo entre mineros. El First Bank temía por su negocio y envió a unos detectives de la agencia Pinkerton a investigar. -

De entre sus ropas sacó un desgastado papel doblado y os lo ofreció. - Esta es una copia del único informe que recibimos antes de que desaparecieran, que apuntaba directamente a Beaumont como objetivo de su investigación. -

- Parecía que Beaumont reunía periodicamente a varios hombres de negocios intentando hacerse con el control de todas las minas de la zona. Ya había intentado organizar una reunión con el First Bank anteriormente, pero siempre le rechazamos con educación, hasta que el informe nos obligó a actuar de algún modo. Aceptamos acudir a una de sus fiestas y el destino quiso que yo fuera el representante. Cuando llegué allí no pude creer el rostro que estaba viendo. Durante toda la cena solo hablamos de negocios, mostrándose excesivamente interesado en nuestra mina más fructífera y profunda. Aquella en la que reunimos toda la plata que robaron, y en la que encontramos los restos indios que destruyeron. ¡Sabía cosas que nadia más podía saber, y él, sin embargo, ni si quiera me reconoció!  -

- Postergué el firmar ningún acuerdo y me fuí de allí cuanto antes. Pretendíamos abandonar las minas para seguridad, pero fue entonces cuando me abordó esta joven índia - señaló a Keezheekoni, que parecía totalmente orgullosa de sí misma - y comenzó a contarme historias sobre espíritus malvados y protectores, y algo que sonaba como el fin del mundo; y me habló de usted, me dijo cómo podría encontrarlo. -

- Personalmente no apuesto ni un centavo por leyendas indias, pero sí apuesto por las personas. Según los lugareños, Grimauld llegó a St. Elmo por su cuenta hace poco más de 2 años con una auténtica fortuna en plata, la plata de ustedes; así que el banco les ofrece el siguiente trato. Terminen con las desapariciones de St. Elmo, no importa como, para que ustedes tengan la oportunidad de recuperar lo que es suyo y nosotros podamos conservar nuestras minas; entonces, el First Bank retirará todos los cargos contra ustedes por el asalto al tren. -

- Dejarán de ser hombres buscados, y también podrán quedarse con los bonos del banco y con la plata, o lo que quede de ella. -

El hombre se quedó de rodillas en el suelo, temblando de nerviosismo, mientras Keezheekoni permanecía a su lado con una expresión de total confianza.

James se mesa la barba mientras mira al banquero con escepticismo.

-¿Así que lo que me está contando es que mi amigo Pierre, al que yo mismo enterré bajo dos metros de tierra, salió de ella por su propio pie llevándose la plata que yo dejé en su tumba y se fue a St.Elmo y usted, a quien le robamos previamente, nos ha buscado para solicitar nuestra ayuda para recuperarla? Es...un tanto difícil de creer. ¿Tú que piensas, Jack?

- ¡Vaya! - pensó Maverick - así que resulta que la vida de bandido se va a acabar al poco de empezar - aquel hombre les ofrecía un indulto y la posibilidad de adquirir legalmente la plata - Mejor. Aquella vida había resultado ser mucho menos glamurosa y mucho más incómoda de lo que había imaginado al aceptar la, entonces tentadora, oferta de Lonegan y McReady.

Resumiendo, la banda había robado la plata tiempo atrás. Plata que luego habían perdido y que había causado el encarcelamiento de Lonegan. A fin de cuentas a él le habían reclutado para recuperar ambas cosas, al jefe y a la plata. Ahora resultaba que uno de los miembros de la banda, particularmente uno supuestamente difunto, era el responsable de haber robado la plata. ¡Así! dificilmente iban a encontrar gran cosa en aquel pueblo. 

Mierda de pueblo de hecho en el que los dos novatos, Pancho y él casi pierden la vida.

Michael carraspeó sonoramente e hizo un gesto a Lonegan animándole a responder, a apuntarse a terminar aquella aventura. Sería la única forma de que Michael acabara recibiendo su parte y saliendo de aquellas recientes trifulcas con la ley que tan poco le habían reportado y que le habían costado, una chaqueta buena, una petaca de plata y tener que acabar con varios hombres con los que, en otras circunstancias habría intercambiado unos tragos y unas cartas.

¿Cómo? ¿Mc Ready decía qué el mismo enterró al tal "Francés" junto a la plata, el mismo tipo que el hombre del banco decía que había huido con la plata?

-¡Hay mamita; más brujería!- Se santiguó de nuevo. Pancho estaba algo paranoico. Esperaba que todo lo que decía el hombre del banco fuera mentira. Porque de ser cierto, eso significaría que uno de los antiguos miembros de la banda se había levantado de su tumba, y seguía por ahí, en alguna parte: -Señor Lonegan. Dígame que todo eso es mentira. Que el señor Pierre no es la Muerte Vivienteeee.-

Tras pensarlo un momento añadió: -Andelé. Tenemos los bonos. ¿De verdad quieren arriesgarse a ir por la plata, cuando hay por ahí muertos que caminan?- Al igual que Maverick, miró a Lonegan, en espera de una decisión por su parte.

Escucho al Marshall o lo que sea ese hombre mientras expone no sé qué historia sobre gente que muere. "Personas que mueren en un pueblo que trabaja en una mina... ¿qué tiene eso de raro? Sea los lobos, la mina... en esos sitios sólo hay muerte."

No entiendo qué tiene de especial la maldita mina esa. Sólo presto atención a medias. A ratos, desvío la mirada y observo a la india "¿Y esta qué tiene que ver?"

Pero cuando llega a la parte del trato que nos ofrece el banco, vuelvo a escucharle con interés 

-Es una maldita mina, es imposible acabar con las desapariciones...- hago un gesto con la mano como queriendo hacer una pausa -Sí, ya le he oído que son desapariciones misteriosas pero no suelo atender a esas cosas. En cambio sí sé lo que pasa en una mina, me crié en una. Los hombres cansados se emborrachan y caen al rio o por el barranco, hay una explosion y no se sabe si murieron 2 ó 5 porque nadie sabe cuantos había dentro, otro, cansado de esa vida, agarra sus cosas y se marcha sin decir ni adios... En la mina la gente va y viene y los que se van, casi nunca se sabe a dónde.-

Quiero aceptar su oferta por encima de todas las cosas. Quiero que Jack acepte. Tener la plata siendo personas legales... no hay ninguna opción mejor en el mundo. Estoy cansada de esconderme, del barro, de la sangre, de dormir en el suelo... Pero quiero tener claro qué espera que hagamos porque los malditos milagros sólo los hacen los santos y de eso no tenemos en este grupo.

Según iba explicando todo el asunto, parecía que aquel hombre iba ganando en aplomo y firmeza en sus palabras. Decía que había estado presente cuando la banda dio el golpe con el que consiguieron la plata en el tren. Observando la cara de James al reconocerlo, parecía que era cierto.

Aquel hombre aseguraba que Pierre estaba vivo. El Jack de hace varios años, antes de aquel golpe que había cambiado el devenir de la banda, se hubiera negado en redondo a dar credibilidad a aquellas palabras. Pero después de una temporada acompañado por el espíritu de un viejo indio, tenía otro punto de vista sobre las cosas que la gente solía calificar como sobrenaturales. Además, independientemente de que el tipo que habían localizado fuera realmente el francés o solo un impostor, el trato que ofrecía aquel hombre era de lo más interesante. Sería una necedad no aceptar la oferta.

-No puedo decir que crea al cien por cien en el hecho de que Pierre Grimauld esté vivo. Pero tampoco tengo ningún motivo para desconfiar de su palabra por ahora. Lo que sí tengo claro es que su oferta sería muy difícil de rechazar. Si el First Bank cumple su palabra, yo soy el primer interesado en ayudarles con su... problema. Aunque creo que mis compañeros no están tan convencidos como yo, señor Carter.

Es más, si era verdad que el francés seguía vivo y había decidido huir por su cuenta para quedarse con todo el botín, era razón más que suficiente para ir a por él y reclamar su parte. Jack se encontraba cada vez más convencido de aceptar el trato.

Al oir las palabras del jefe, Michael asintió vigorosamente demostrando su acuerdo. Se toco el ala del sombrero a modo de saludo hacia el banquero.

- Soy su hombre, señor Carter - dijo ensanchando la sonrisa y recostándose ahora más relajado con la espalda apoyada en una piedra.

James permanece pensativo durante un breve instante. El que le lleva hacer un análisis de la situación.

-No...no estoy en absoluto convencido...sospecho que es una trampa; pero me fío de tu instinto, Jack-dice finalmente asintiendo-Siempre has sido bueno para estas cosas.

La decisión de Lonegan no parece ser del gusto de todos, pero poco a poco los más reticentes se ven obligados a ceder. Al fin y al cabo, Lonegan era el líder del grupo, y también tiene en su poder los bonos recuperados. En el peor de los casos, incluso llevándose una parte de los bonos, alejarse de los demás podría atraer en exclusiva sobre su cabeza la atención de las autoridades.

Keezheekoni no oculta su alegría cuando Lonegan acepta el trato, y se abalanza a abrazarle, después repite el proceso con vosotros, uno por uno, entre agradecimientos. - Gracias Wanikly y valientes guerreros, no sabéis lo que vuestra ayuda significa para nuestro pueblo y nuestra superviviencia. Nada has de temer, los espíritus aún te guían protegen hasta que cumplas tu cometido, pero cuidado con el hombre que antes llamabas tu amigo; si volvió de entre los muertos es seguro que uno de los vástagos de Yietso se apoderó de él para ayudar al despertar y liberación de su malvado padre -

James Carter puso los ojos en blanco ante la afirmación de Keezheekoni, pero pareció aliviado de saber que aceptábais de buen grado el trato que os ofrecía. En pocas horas amaneció, y entonces fue el momento de montar en los caballos y partir hacia St. Elmo, en busca de la plata, y de respuestas.