Partida Rol por web

Me reuni una vez mas con el resto, ahora mas recompuesto, sin embargo, seguia palido y con pinta de vomitar en cualquier momento, quizas ahora mas que antes.

-No pregunteis.- Dije cortante, notando como una arcada se alzaba en mi garganta. "¡Son una lunaticas, todas las Joy!¡Esto no es un hopsital, es un manicomio de los horrores!" Pense, sin saber que me daba mas miedo ahora de las dos pelirosas.

Me coloque junto a Sneasel, indicandole con gestos que estaba mejor y no se preocupara, mientras observaba la nueva situacion. Un Growlithe habia aparecido, colocado frente a Kate, parecia un poco hambriento.

-Kate.- La llame, mientras cogia algo de mi mochila y se lo lanzaba.- Ten.- Un puñado de cecina fabricada para pokemons caninos y similares, guardado en un pequeño paquete y atado con un hilo. Un snack natural para cualquier pokemon con una dieta carnivora.- Prueba a darselo.

Por unos instantes flashes de memoria destellean frente a los ojos de Mark, aunque pronto recuerda que aquel no era el mismo Growlithe. De manera inconsciente apreto un poco el abrazo con el que tenia presa a Joy hasta que volvio a oler su perfume y la suelta con cuidado de que no vuelva a caer.

- Oh... esto... disculpe señorita.

Vuelve a mirar a Growlithe.

No... no es el.

El growlithe parecía algo desconfiado al principio, aunque he de admitir yo también lo soy. Me llama la atención que haya roto su pokebola de esa forma aunque era entendible, no es muy grato estar allí dentro. Sasori regresa al menos caminando solo, pero pálido, si se quiere mas enfermizo de lo que se fue, pero sin dejar hablar corta todo tipo de preguntas ¿Que habrá pasado allí? tal vez luego quiera hablar de ello, solo asiente con su cabeza ante su gesto y ahora mas relajado se queda a su lado.

Vaya, que antipático. Y no le gustaban los caramelos. Si no te gustan los caramelos no eres de fiar, aunque que te gusten no te hace fiable, claro. El hecho de que rompiese la pokeball era un acto de rebelión , quejándose de lo que la pokeball significaba. Cuando tienes un buen entrenador que te saca a menudo no es algo tan malo, pero esos casos no eran abundantes. Aun así, una pokeball no era lo peor que podía ocurrirte. Habí prisiones peores.

Puesto que el nuevo pokemon no parecía ser un buen compañero de jegos y ya había visto la habiación, me acerqué a Mark y tiré de lapernera de su pantalón pra llamar su atención.

- ¿Puedo ir a buscar a Charmander y Aba... - le pregunté telepáticamente únicamente a él. Miré de reojo al Growlithe un segundo antes de acabar la frase - o prefieres que me quede contigo?

La mujer, llegada junto con Sasori, tarda un poco en responder a Kate, pues se ha quedado pasmada ante la furia que el pokémon acaba de desatar sobre lo que ahora solo son son restos casi irreconocibles de una pokeball. Retrocede un poco mientras mira hacia los lados, como si temiese que el growlithe tenga en mente salir del pasillo y extender un poco más el rastro de destrucción.

-¿Que decías?...eh, no, no hemos tenido ningún problema, gracias a Arceus esta es una ciudad tranquila y la policía es muy competente en su trabajo. -ahora mas tranquila, mete la mano bajo el vestido y saca un cigarrillo justo de...bueno, si no es de ahi poco le falta- Lastima que no se pueda decir lo mismo de las carreteras.

Ella también se ha quedado un poco pasmada por la actitud de Growlithe y el descubrimiento de su capacidad para hablar, pero sin duda reacciona mucho mejor que su tía. Agachada, se pone a la altura del pokémon sin mirarlo muy fijamente, solo lo suficiente para que sepa que le presta atención. Parece muy confiada, como si hubieran hecho esto infinidad de veces antes, lo cual pensándolo debe ser cierto.

-Yo soy Sakura Joy. Te capturaron unos cazadores y te he traído hasta este centro pokémon. ¿Sabes lo que eso significa, verdad? Me gustaría que te quedaras esta noche aquí, si te parece bien.

La pokémon rosa no aparece aturdida mucho tiempo, de hecho casi al instante se pone de pie con un ágil movimiento que desmiente lo corpulento de su cuerpo. Luego se lleva la mano y la boca y se empieza a reír un poco, no sabéis porque pero es contagioso y al cabo de unos segundos ambos estáis riendo.

-Chansey no herida. Chansey os perdona. Bromas gustan a Chansey ¿Donde están vuestros entrenadores, Chansey?

Río contento y aliviado cuando chansey lo hace. Correteo a su alrededor, deseoso de seguir jugando. Parece blandita y graciosa, como un huevo pero al revés… no es dura, ni se agrieta.

- Kate y lo demás estaban con las humanas del pelo rosa.- Me paro un momento, me pregunto si Kate y Sweet estarán bien, querría que estuvieran aquí jugando conmigo y con Aba. Aunque Kate no juega mucha a estos juegos, la ralts sí. Debimos esperarla, pero quería explorar el lugar.

- ¿Quieres jugar con nosotros Chansey?- Pregunto a la pokémon rosa dando pequeños saltitos delante suyo.- Ella es Aba y yo Charmander.- Digo abrazando a Aba, con un brazo y luego dándome en el pecho con el otro.

En cuanto veo que el muchacho pelirrojo, con pinta de enfermizo, saca algo de alimento, bajo las orejas. Decididamente, no parecen ofensivos. Al ver que me he acercado a la muchacha, de nombre Kate, el chico no se atreve a darme la comida, o prefiere que sea ella y le lanza el paquete. Kate parece no reaccionar a ello. Qué más me da. Tomo el paquete entre mis dientes, me acerco a la humana, que parece pasmada, y alzándome sobre las patas traseras apoyo una posterior con delicadeza en su muñeca, para abrir el paquete con la comida en su mano y proceder a comer la cecina con gusto aunque con cuidado de no morder si querer a la rubia, lamiéndome el hocico al finalizar como acto reflejo. -Gracias, humano de pelo rojo. -digo, girando mi cabeza hacia el chico, volviendo a una posición natural y esbozando una leve sonrisa de satisfacción en mi rostro. La chica de pelo rosa (¿por qué tanta gente con colores raros de pelo?) me pide que pase la noche con ellos. Mi cola gambetea un poco, contento con la proposición a la que no puedo negarme -Está bien. Mientras no me volváis a encerrar en una de esas Pokeballs me da igual dónde pasar la noche. Además, ahora no tengo gran cosa que hacer y tampoco sé dónde estoy -sentencié, con una mirada a los presentes. Mientras a ellos les pareciera bien, claro.

-De nada.- Respondi, girando la cabeza y mirandolo curioso. Con este, era el cuarto pokemon que veia hablar.-Sasori, mi nombre es Sasori. Y este a mi lado es Sneasel, mi compañero.- Nos presente a ambos, no me apetecia oir "humano con pelo rojo" cada vez que se refiriera a mi.

-Estas en un centro pokemon, es un edificio donde cuidan y sanan tanto pokemons y humanos heridos. Aqui no te haran daño.- "O se supone." Pense, dedicando mirando de reojo a Sakura, gracias al pañuelo, nadie me vio como apretaba los dientes.- Si puedo preguntar.- Prosegui, arrodillandome a la altura del pokemon para que fuera mas facil hablar entre nosotros.- Hablas con mucha fluidez para ser un pokemon ¿Donde aprendiste lengua humana?

Y otra vez, el contacto con aquél bichillo. Estaba empezando a sentirme atosigada por ese tipo de contacto, así que cuando Charmander me abrazó se encontró, al cabo de un segundo, abrazando al aire. Yo me había sentado sobre su cabeza. -Char, deberíamos volver -dije, mirando a la Chansey de reojo. No la conocía de nada, pero parecía que no tenía muchas cosas a hacer si había estado jugando con nosotros. Además, cualquier segundo alejado de Kate y el pequeño Charmander podía causar estragos. Era una bomba de relojería a punto de explotar en cualquier momento. Pensé en teletransportarme donde los demás, pero no lo vi viable por el momento. Esperé a que Chansey contestara. Total, nos acabarían encontrando ellos, si no los encontrábamos nosotros.

Ante la reticencia de Growlithe a responder más preguntas no insistís más y os instaláis en vuestras lujosas habitaciones. Para la sorpresa de todos, Mark no ocupa una habitación de invitados, sino que se queda en la que Sakura usa como propia. La cena, aunque ligera, es exquisita. Al final, agotados de un día movido, todos os echáis a dormir esperando tener una noche de sueño reparador.