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Pokemon: un mundo distinto

Historias

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22/11/2013, 23:08
Alas Negras

CHARMANDER, de Reaver

Asomando una nariz el ultimo huevo termino de abrirse, sus hermanos habían salido hacía rato y parecía que aquel ultimo remoloneaba antes de salir del cascaron. Una nariz rompió finalmente la frágil cada que le separaba del exterior olfateando por primera vez el aire fresco. Mama Charizard acerco su hocico y olisqueo, lejos de sentirse intimidado, el pequeño trato de morder aquella nariz que le bloqueaba el paso. Terminando un forcejeo corto con la cascara, el pequeño Charmander trata de erguirse sobre sus dos patas, la cola larga con su saludable llama al final ayuda en este propósito. Animado por el éxito e tenerse en pie, y romper la cascara, el lagarto da unos pasos antes de caer. Se levanta de nuevo, y tras unos pocos intentos consigue avanzar más de cinco pasos sin caer, hasta llegar junto al resto de la camada que dormita en la seguridad del regazo de su madre.

Las semanas pasan, y en el nido los charmander crecen y juegan. Se empujan y tratan de morderse, la mayoría ya ha salido del nido y recorren la cueva mientras su madres les vigilan. Las enormes hembras permanecen al margen de los juegos salvo en las ocasiones en los que alguno realiza algún Ataque, pues en ese momento se los separa del resto. Charmander permanecía en un rincón junto a otros tres, estos eran más grandes que él y ardía en deseos de enfrentarlos; pero la mirada de una charizard sobre ellos le decía que no era una buena idea. Al cabo de unas horas, entro un charizard en la cueva, a este le siguieron varios, era el momento del relevo; cuando las hembras salían a volar y cazar. Su madre se acercó y sujetándolo por el cuello, lo levanto. Charmander estaba eufórico, parecía que iban a salir al exterior, y así era. Algunas hembras salieron a volar y bajaron del pico a una explanada cerca de la falda. Allí había nidos cubiertos y pequeñas cavernas excavadas, pero lo que más llamo la atención de Charmander fueron los charmeleon y charmander que había. Todos más grandes que él, algunos jugaban, otros dormían, unos pocos peleaban ferozmente; la mayoría levanto la vista cuando los vieron llegar. Su madre lo soltó en el suelo y en seguida corrió junto a los otros tres nuevos, algunos charmeleon y bastantes charmander se acercaron para curiosear. Pronto Charmander se encontró jugando, corrían, empujaban y se jalaban entre ellos. Cuando estuvo cansado busco a su madre, esta había abierto una oquedad en la roca suficientemente grande para él, al parecer a partir de ahora viviría allí.

Tiempo después Charmander ya se había acostumbrado a vivir abajo, normalmente alguien traía y compartía alguna presa. Pero estaba comenzando a disfrutar mucho cuando formaban grupos para explorar y cazar por los alrededores. Hasta el momento tan solo había conseguido asustar a algún que otro pokémon pero aun así resultaba entretenido. Por su puesto no todo eran ventajas, hubo una ocasión en que un charmeleon se apropió de su hueco; le enfrento muchas veces con un resultado parecido; aunque pudo recuperar su lugar Charmander estuvo enfadado un tiempo hasta que se le paso.

Un día mientras exploraba solo, se alejó mucho de la hondura donde residían. Estaba siguiendo a unos extraños pokémon que andaban sobre dos patas, les encontró siguiendo un olor agradable que provenía de una chepa en la espalda. Tras mucho seguirles y cuando pensaba regresar, por fin se detuvieron cerca de un arroyo, dejaron a un lado aquella chepa, mientras bebían. Charmander aprovecho la oportunidad para examinar el bulto en busca del olor, descubrió que el olor provenía de un extraño contenedor duro, en el interior parecía haber trozos de algo cuyo aroma le habría el apetito. Trato de abrir la dura cascara, hasta que opto por arrojarlo al suelo. Aquello se rompió, liberando el apetitoso contenido pero haciendo ruido y atrayendo a las criaturas bípedas. Charmander se lanzó a coger unos pedazos para y luego huir, pero de algún lugar uno de aquellos graveller apareció. Lejos de amedrentarse Charmander peleo con todo lo que tenía. Todo acabo cuando un resplandor rojo lo envolvió.

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22/11/2013, 23:10
Alas Negras

MARK, de Enrien

De una de las familias militares con mayor tradición en Teselia. Mark, hijo de Robert, general del ejercito de Teselia se enrolo pronto al admirar y venerar las hazañas que su padre habia llevado a los lugares mas lejanos de la Tierra Pokemon, queria seguir sus pasos y pronto fue escalando en la jerarquia militar.

Pese a su corta edad era un soldado arriesgado e intrépido. A todos los soldados se les entregaba un pokémon al ingresar en la armada. El suyo fue un Growlithe, les destinaron a ambos al cuerpo médico. Les gustaba curar y cuidar de sus compañeros y entre ellos se forjaron los lazos de una solida amistad.

Un dia, en medio de un campo de batalla , encontraron un cubone que parecia haber sido victima del fuego cruzado. Rapidos y prestos lo llevarton al hospital de campaña donde consiguieron estabilizarlo y reponerlo. Al tratar de volver a liberar al pequeño Mark pisó una mina antipersona abandonada.

La situacion era critica, un movimiento en falso o el mas minimo desvio de la presion y la mina explotaria. Le grito a Growlithe que se fuera, que se salvara pero el joven pokemon tenia una voluntad de hierro y los lazos que le unian a Mark se habian hecho tan fuertes en sus aventuras que no pudo abandonarlo. Frente a sus ojos Mark pudo ver como Growlithe evolucionaba y se convertia en un majestuoso Arcanine. Este se acerco y le dio un lameton en la palma a Mark el cual lo interpreto como un afectuoso gesto de despedida, sin embargo para su sorpresa Arcanine le empujo y en menos de un segundo extendio su cuerpo cuan largo era sobre la mina actuando asi de panel protector.

Cascotes terrosos cayeron sobre Mark, algunos de ellos hirieron su pierna dejandolo tullido para el resto de sus dias, pero ese grito. El grito desgarrador de dolor que profirio no fue debido a ello, si no al sacrificio de su pokemon. Este tirado en el suelo como un muñeco de trapo, con su cuerpo dividido en dos y una alfombra de intestinos que se extendia a los pies del soldado.

Mark se acerco, a la velocidad mas rapida que sus brazos le permitieron y llego para ver por ultima vez el brillo de los ojos de su compañero y una lagrima suicidandose desde ellos.

Los compañeros de brigada se acercaron corriendo al oir el grito y la explosion encontrando uno de los peores escenarios que podia dejar una guerra.

Mark tardo varios meses en recuperarse, no tanto de sus heridas fisicas si no mas las mentales, pero durante todo ese tiempo fijo un solo objetivo en su cabeza.

No mataria, ya no mas, no mas muertes. Ahora unicamente se dedicaria a aliviar y a curar el dolor

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22/11/2013, 23:12
Alas Negras

YAJALA BONER, de SPAVENTAPASSERI

Yajala Boner

El mundo se puede conocer de muchas maneras, hay demasiados puntso de vista del cual verlo y todos son interesantes a su manera, pero muy pocos tienen un punto de vista igual al de Yajala.

Desde que tiene memoria, ha sido un niño de la calle, nunca ha tenido un hogar y desde hace algunos años no le ha importado tenerlo, a pesar de lo dura que es la vida, siempre ha encontrado la forma de disfrutarla, oal menos de sobrevivir. Viviendo de pequeños trabajos temporales, refugiandose en cualquier construccion abandonada que encuentre o incluso en basureros, llegando hasta el punto de robar comida para poder sobrevivir, Yajala ha aprendido a la mala a moverse por el mundo, especialmente entre los circulos mas bajos y criminales de la sociedad.

Nunca ha ido a una escuela o tenido una educcion como tal, se las arreglo para aprender a leer, escribir y con trabajo a hacer las operaciones matematicas basicas, fuera de eso, no sabe nada de ciencia ni cosas referentes a cuestiones academicas, solo se vale de lso conocimientos que ha adquirido en la calle (que siempre le son de mucha utilidad).

Cuando cumplio 19 años, entro a un centro pokemon para refugiarse bajo la lluvia, al verse como un vagabundo la enfermera Joy estaba por correrlo del lugar, pero un doctor (o al menos lo que el creia era un doctor) la detuvo y empezo a entrevistar al chico, Yajala le conto su historia y con un poco de manipulacion y chantaje emocional logro no solo que el doctor le diera asilo por ese dia en el centro, sino que consiguio convertirse en su ayudante.

Paso un año trabajando con el doctor, aprendiendo de el y de los pokemon, combianba sus habilidades callejeras con los conocimientos que adquiria con el doctor (por alguna razon siempre lo siguio llamando asi) para aprender trucos de curacion y potenciacion de pokemons, en realidad no descubrio nada nuevo, pero para alguien que no sabia nada en absoluto sobre pokemons, fue un gran avance.

Al fin un año paso y el doctor queria celebrar la fecha, el doctor compro um pastel y organizo una minifiesta (en realidad era el puro pastel con 2 gorritos de fiesta) y cuando terminaron de cenar, regalo una pequeña caja a Yajala en la cual habia una pokebola... ese fue el inicio de su viaje pokemon.

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22/11/2013, 23:14
Alas Negras

SASORI KINIRO, de pirox

Frase¡Que le den a las reglas, quiero dinero!

Descripción: Pelirrojo, alto aunque escuchimizado, siempre viste las mismas ropas, un uniforme escolar y unas botas militares bien gastadas que tienen un olor "raro" por asi decirlo, aunque lo que mas atrae es el pañuelo que cubre su rostro, raras veces se lo quita, mostrando pocas emociones en su rostro aparte de su intensa mirada verde.

Personalidad: Sasori siempre intenta tener separados a amigos, y enemigos aun mas, desconfia como el que mas de cualquier persona y usa su mascara como una muralla para evitar que lo utilicen, siendo los pokemons la excepcion de la regla, considerandolos mas honestos que la raza humana. Es codicioso y algo supersticioso, gustando de usar la suerte para obtener lo que desea, aunque intenta no depender de ello, siempre teniendo un as en la manga por si acaso. Tiene un punto debil por el te y las cosas amargas.

Historia: Sasori es un joven urbano a punto de cumplir la mayoria de edad, que vive con su tio en un restaurante residido en los barrios bajos, y endeudado hasta las cejas. Su infancia no ha sido la mejor de todas, abandonado por su madre que se fue a los brazos de un hombre rico, y su padre, un criminal que acabo arrinconado en un mal asunto y tiroteado por una banda rival, si no hubiera sido por su tio, ahora Sasori seria un muerto de hambre sin techo, en vez de uno con techo.

Su tio le intento enseñar el viejo negocio familiar, enseñandole a cocinar y servir en el restaurante, pero con el paso del tiempo, Sasori no se sentia satisfecho con este estilo de vida, odiando el hecho de que su trabajo duro solo sirviera para ganar lo justo para vivir, y aun menos, cuando llegaron las bandas de gansters con sus continuas guerras y sus "impuestos" de proteccion. Su tio es un buen hombre, incapaz de usar la violencia, asi que por ahora ha puesto la otra mejilla y mirado a otro lado, argumentando que "Mientras su familia este bien, el dinero no es problema".

Pero Kiniro tiene otros planes, hace poco ha oido hablar de los combates Pokemons, peleas donde uno puede ganar grandes sumas de dinero entrenando a mascotas de combate, y sobre todo de un pokemon felino que quien lo posea le dara "buena suerte y fortuna". Sabiendo que esta era la oportunidad, de no solo obtener el dinero para pagar sus deudas, sino un modo de defenderse de cualquier maton que quisiera extorsionarle, Sasori ha puesto sus ojos y mentes en el mundo Pokemon, estudiando sobre todo aquellos pokemons con habilidades "interesantes" como los de tipo Veneno o Siniestro.

Tan solo tiene que obtener uno, nada mas que uno, y entonces su viaje a la fortuna podria dar comienzo.

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24/11/2013, 01:33
Alas Negras

GROWLITHE de Dras leon

El mundo ha cambiado. Y ha cambiado mucho. Tal y como lo conocíamos antes, ahora ya no existe. La evolución ha dado paso a un egoísmo difícil de borrar de nuestras retinas. Los que han vivido la reciente guerra, yo entre ellos, hemos vivido un terror indescriptible, que ha dejado a más de uno con secuelas psicológicas graves. A mí la guerra me llegó siendo yo muy joven. Además, la Growlithe que me crió, hasta que fui lo suficientemente independiente por mi cuenta, gracias a su gran oído y olfato no tuvo excesivos problemas con la guerra y para evitar los problemas de la misma. Pude ver como cientos de Pokémon y cientos de personas se convertían en carroñeros debido a las numerosas bajas derivadas de los conflictos bélicos. La gente perdió la confianza en sus iguales, y entre nosotros, los Pokémon, también hubo falta de confianza. Ahora, la relativa calma de la posguerra denota una tensión bastante palpable en la sociedad.

Nací de un simple huevo, una mañana lluviosa, de cielo gris, en un día de guerra. Mi madre estaba encima de un montón de mantas viejas, descansando apaciblemente y abrió un ojo poco a poco al oír el ruido del cascarón quebrándose rápidamente. Había tardado un poco más que de costumbre en salir. Pero mi madre no estaba preocupada por ello. Sabía que saldría. Ella había estado muy bien alimentada durante la gestación del huevo, no por algo era una superviviente. Cuando resquebrajé el huevo, ella se acercó, olisqueó el mismo y esperó a que saliera del mismo. Me ayudó a salir una vez hube abierto el cascarón.

Afuera, y pese a la lluvia, la temperatura era agradable, y lo mismo sucedía con la fragancia que recibíamos. Olía a tierra mojada y al olor de las flores, y en el lugar en el que había nacido, aquél resquicio casi imperceptible en la montaña, no existía el rastro de la pólvora que asediaba las ciudades. Durante los primeros meses de vida, viví la primavera y el verano con mucha tranquilidad, siempre dependiendo de mi madre para cazar y observándola en todos sus movimientos, adquiriendo de ellos conocimiento y capacidad. A los pocos meses ya aprendí a cazar por mi cuenta, y alguna vez me aventuré en solitario, lejos del aprendizaje permanente que recibía de mi madre y mentora.

La primera vez que vi a una persona, quedé encantado de la impresión que recibí. Quizá porque el entrenador, en este caso una joven, estaba comiendo con su vulpix el desayuno. Nuevamente, estaba nublado, pero en general hacía un día bonito, con una temperatura agradable. El olfato me atrajo hacia ellos. Curioseé desde detrás de unos arbustos, pero el vulpix de aquella chica me oyó y me llamó. Salí de mi escondite cautelosamente. Aquella chica tenía pokéballs en su cinto, pero no parecía dispuesta a capturar Pokémon. Me había contado mi madre que la gente solía usar los Pokémon para combatir entre ellos y que muchas personas se peleaban e incluso se hacían daño con ellos. Cuando vi a esa chica no lo entendí, pese a que madre siempre decía que “las personas pelean pero también se quieren, y eso es extraño”.

La chica olía a vainilla, e iba vestida con un gorro blanco que le tapaba las orejas, así como unos auriculares para escuchar música de color rojo en el cuello. Tenía una camiseta de tirantes blancos simple, que no transparentaba la tira del sujetador que se apreciaba junto al tirante de la camiseta. Y vestía con una falda roja corta, así como unas pantuflas negras y unos calcetines blancos hasta las rodillas. La chica era morena de piel, y tenía unos largos rizos que caían del gorro como cascadas de chocolate. Sus ojos, de un color casi azabache me miraban con la misma curiosidad con que miraba yo a la chica. Estaba comiendo un sándwich de queso. Traía una riñonera bastante grande, y de allí sacó otro bocadillo que me ofreció poniéndolo sobre una roca, encima de una servilleta de papel, y con la frase “¿tienes hambre?” que dio pie a acercarme más. Olisqueé el bocadillo del que más adelante sería mi queso favorito, el queso havarti, y tras un bocado noté la mano de la chica acariciándome la cabeza. Sonreí un poco, y ella también lo hizo. Me acabé el bocadillo, y estuve un buen rato jugando con la entrenadora y aquél curioso Vulpix. Conecté con ellos como nunca volví a conectar con un humano mucho más adelante.

Pronto vi la otra cara de la moneda, en un conflicto bélico acontecido a unos cientos de metros del lugar. Nos habíamos ido moviendo, ya había aprendido a cazar en solitario. Ya podía ser independiente, y ahora mi madre se ausentaba varios días. Aunque siempre volvía. Siempre la recibía de forma cariñosa, y ella  a mí también me mostraba su afecto cuando venía. Aquél día, mi madre estaba fuera, llevaba un par de días fuera, cuando me percaté que algo extraño sucedía afuera. Desde mi posición podía ver un movimiento de gente inaudito. Siempre habíamos escogido lugares en los que transitara poca gente, y esta no había sido una excepción. Escuché disparos y gritos, y al cabo de un par de horas, todo estuvo calmado. La batalla había terminado, y todo estaba en calma. El balance había sido pobre, en vidas humanas, pero la imagen de los cuerpos ensangrentados inertes en el campo de batalla quedó en mi retina.

La guerra finalizó, y mi madre fue espaciando cada vez más las visitas, hasta que un buen día dejó de aparecer. Seguí aprendiendo tácticas y técnicas de caza, y mi vida se había vuelto más y más apacible. Me encontré con varios entrenadores, la mayoría amistosos, con la inocencia que un adulto no tiene, pero algunos de ellos hostiles. ¿Qué necesidad tenían de intentar pelear conmigo? Hasta entonces, la naturaleza salvaje me había servido para salirme airoso de todo enfrentamiento. Pero no siempre iba a tener tanta suerte. Había abandonado las cuevas y había salido a la pradera, en busca de nuevas amistades. Por desgracia, mi estilo de vida anterior había hecho de mí un animal bastante solitario para los de mi especie.

Unos años después de la paz en la guerra, me capturaron. Ni siquiera ofrecí resistencia. Puede que el estilo de vida llevado hasta ahora me había cansado, o puede que buscara unas nuevas emociones. Quizá fuera, en parte el sentimiento de soledad que me había acompañado toda mi vida.

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24/11/2013, 02:46
Alas Negras

Cassandra de Chagny, de W.O.N.K.A

Agente [NOMBRE CONFIDENCIAL], para la dirección de la oficina de inteligencia de Kalos.

Fotografía de archivo un mes antes de la ofesniva contra las Islas Naranja

Escudo de armas de la Casa de Chagny

Asunto: Agente Cassandra de Chagny

Informe sobre las sospechas de traición por parte de la agente de inteligencia Cassandra de Chagny.
Señor, para poder ilustrar mejor este informe, quizá sería adecuado que le pusiera en situación sobre la agente en cuestión:

Cassandra Christine Alessandra de Chagny y Lefebvre es la única hija fruto del matrimonio de Alexander de Chagny y Christine Lefebvre. Es, por tanto, la última de los linajes de estas familias nobles que gobernaban antiguamente amplias regiones de Kalos. La propia agente de Chagny vivió en el Castillo Caduco, residencia ancestral de su familia, antes de que fuera adquirido por el gobierno. Después de la investigación pertinente sabemos que la agente de Chagny creció feliz y en la abundancia. A menudo viajaba largas temporadas a las propiedades de la familia en otras regiones. Entre los registros de dichos viajes, encontramos fotos en compañía de la “princesa” Catleya de Teselia.  Por lo que, señor, los informes de contacto entre la agente de Chagny y la mentada princesa no deberían ser considerados sospechosos ni encriptados. Las pruebas parecen indicar que son de naturaleza personal. Que algunos de estos mensajes coincidan con las fechas de los ataques de Teselia sobre Kalos no es más que una coincidencia. De hecho, si se puede considerar fiable el contenido, la agente transmite su tristeza por las bajas civiles y la princesa Catleya afirma compartir esa pena.

La decadencia de los de Chagny no es ningún secreto, señor. Los pocos datos que hemos podido encontrar apuntan a que la familia estaba arruinada desde hacía varias generaciones. La caída de la vieja nobleza les había hecho perder millones, y el exuberante estilo de vida que llevaban para aparentar normalidad no ayudaba a sanear las cuentas del clan. Tuvieron que vender una a una sus propiedades (la mansión de Bahía Gresca en Sinnoh, la gran casa ajardinada de la Ruta 48 de Jhoto, que se convertiría con los años en una Zona Safari, etc.), después las joyas, los barcos y las obras de arte. Para cuando liquidaron sus deudas, sólo les quedaba su último hogar: el Castillo Caduco, y muy poco a lo que aferrarse. Sin duda estos dos años de caída en picado supusieron un gran trauma para la joven Cassandra. Si bien sus padres se aseguraron de que pudiera seguir recibiendo la misma costosa educación y de que acudiera a las mismas fiestas de gala, el daño de verse humillados ya estaba hecho. Alexander de Changy no tardó en sumirse en una honda depresión que terminó en su suicidio y lady Christine Lefebvre falleció poco después que su esposo. Y así Cassandra se convirtió en la última de su linaje.

Quiso estudiar para entrar en la administración y, ambicionaba, en la Cámara de Notables y poder recuperar lo que le habían (palabras textuales) “robado”, pero cuando estaba preparando su oposición fue captada por una organización de la que desgraciadamente sabemos muy poco. Parece estar formada por clanes nobles de todas las regiones, como los Armonia de Teselia, los descendientes de la reina Rin de Kanto y otros linajes de la vieja nobleza. Sabemos que la princesa Catleya también formaba parte de esta organización. Esta organización parecía empeñada en devolver a los antiguos reyes a sus tronos (hay una investigación abierta) y durante un tiempo, fueron muchos los rumores, escándalos y delitos encubiertos. Pero entonces llegó la guerra.

Las familias nobles quedaron irremediablemente distanciadas por pertenecer a partes enfrentadas del conflicto. En esta época la agente de Chagny se redimió a los ojos de su predecesor, señor, al colaborar ampliamente con los servicios de inteligencia y ayudar a capturar o eliminar a figuras clave enemigas en el escenario de las Islas Naranja. Quedó fuera de toda sospecha cuando ella misma ejecutó a uno de los presuntos miembros de su antigua organización. El Castillo Caduco le fue incautado por los delitos cometidos en nombre de la causa de la vieja guardia (que ella misma confesó) pero en vista de sus innegables habilidades se le ofreció un puesto en el servicio de inteligencia. Durante el contraataque de Kanto actuó como agente doble, eliminando a muchos oficiales enemigos y a importantes figuras civiles. Los confusos datos del frente que afirman que colaboró con Kanto compartiendo información crítica no me parecen fiables, señor. La mayor parte fueron emitidos por agentes en la cuerda floja tras el contraataque que, en mi opinión, intentan aferrarse a su puesto.
También formó parte del cuerpo de seguridad y espionaje durante las conversaciones con Sinnoh. Y en este operativo su actitud o su procedimiento no fueron criticados por nadie. Lo que me hace pensar que mi valoración sobre los informes de las Islas Naranja es cierta.

Fotografía de archivo durante el contraataque de Kanto

Desestimo pues en este informe, señor, cualquier sospecha de deslealtad por parte de la agente de Chagny. Su lazo con las conspiraciones de la nobleza (y por tanto con sus febriles sueños adolescentes de venganza) está indudablemente roto, su relación con la princesa Catleya es sólo de índole personal y los informes del frente son inadecuados para establecer una causa. Por todo ello, sólo puedo reconocer a la agente Cassandra de Chagny como lo que es, señor: una brillante agente de inteligencia leal a Kalos y a su gobierno.

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24/11/2013, 15:23
Alas Negras

SNEASEL, de Hadrianelelfo

 Sneasel tuvo lo que se puede decir una infancia feliz, a menudo se le puede encontrar recordando aquella época en la que aún era joven, prácticamente acababa de llegar al mundo, y no tenía preocupaciones. Se veía a sí mismo recorriendo la ladera de su montaña natal junto a su manada, haciendo carreras o jugando con la nieve. Solía también evocar el rostro de su madre, la cual estaba siempre sonriendo al ver a su pequeño corriendo a toda velocidad, sin que nada ni nadie le impidiesen vivir libremente.

 Pero todo eso había quedado atrás, con la llegada de la guerra todos los suyos tuvieron que refugiarse en las ciudades, ya que la vida en las montañas se había vuelto peligrosa, y muchos de los miembros de su manda perdieron la vida, entre ellos su madre. Una vez allí cada uno siguió su camino por separado, perdido ya todo sentimiento de unión y esperanza. Sneasel se encontraba perdido, sin saber qué hacer, estaba en un mundo completamente distinto para él, y no le gustaba lo que veía. Aquellas criaturas a las que llamaban humanos eran seres muy diferentes, su sociedad no se correspondía con nada que hubiese visto nunca, vivían en extraños árboles grises, desprovistos de hojas y muy grandes y altos, de muchos de ellos salía una enorme humareda que hacía del entorno un lugar desprovisto de aire puro, sórdido, apagado y gris. La comida se concentraba en unas extrañas cavernas que había en esos árboles, pero cada vez que entraba a por ella un humano le echaba a patadas diciendo que necesitaba dinero para comprarla. Sneasel tardó bastante en entender el significado de esa palabra y su función, pero con ella descubrió la maldad que residía en aquel hábitat. Esta se debía a los humanos, aquellas criaturas eran crueles y malvadas con los pokémon, pese a que veía algunos que parecían amigos de los de su especie, Sneasel estaba convencido de que no era más que un engaño, que en el fondo todos trataban a los pokémon como esclavos y seres inferiores, tal y como a él le pasaba. 

 Impulsado por estos pensamientos buscó refugio en aquellas zonas de la ciudad menos frecuentadas por los humanos. Vagando por cloacas y alcantarillados pronto empezó a juntarse con pokémons de su misma condición, proscritos, fugitivos de aquel mundo sin escrúpulos. Sin embargo estos no eran una buena compañía, preocupado tan sólo por la supervivencia Sneasel se inmiscuyó en trapicheos y encargos de los barrios bajos, los cuales nadie consideraría honrados. Palizas a un pobre Farfetch que no podía pagar sus deudas, apuestas en combates pokémon,contrabando... Todo ello al margen de la sociedad que vivía por encima de sus cabezas, creando algo de lo que ninguno de los componentes era consciente, estaba comenzando el principio de una sociedad pokémon al margen de los humanos, una sublevación contra estos y una reivindicación del poder del que eran capaces. Pero era, sin embargo, una mafia camuflada, que prometía libertad pero que se la quitaba al resto. Sneasel se dio cuenta de ello, sabía que lo que hacían no era correcto y que tarde o temprano acabaría dejándolo, pero por el momento no veía otra salida. 

 Su vía de escape llegó una noche, aunque no de la forma en la que se esperaba. Se encontraba en las cloacas presenciando un combate por el que había apostado y estaba a punto de ganar cuando tuvo lugar una redada. Numerosos humanos entraron de repente acompañados de pokémons, los cuales redujeron pronto a los que estaban allí reunidos. Esa noche pillaron a mucha gente, pero no a alguien de su velocidad. No obstante al día siguiente se enteró de que la mayoría de la gente de la organización en la que trabajaba había sido arrestada y vio entonces la oportunidad de escapar de esa mala vida.

 Sin saber muy bien qué hacer y si iba a ir a mejor se alistó en el ejército, donde su potencial fue reconocido y por los humanos destacando por sus habilidades para la infiltración y el espionaje. La vida en la frontera era dura y mucho más para un pokémon, doblegado a los designios del hombre. Con ella el carácter de Sneasel se volvió más frío y calculador si cabe, pero no le desagradó del todo y empezó a tener sentimientos positivos, lo cual no le pasaba desde su infancia. Adquirió una razón de ser, se forjó unos ideales y unos valores, algo por lo que luchar. Aceptó el lugar que le correspondía como pokémon y abrió su mente, descubriendo así que la mayoría de pokémons convivían felizmente con sus entrenadores.

 Finalmente, una vez acabada la guerra, volvió a la ciudad. Pero esta vez todo le parecía distinto y no tardó en encontrar su sitio ya que, sin oponer excesiva resistencia, pudo ser capturado.

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24/11/2013, 15:28
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SPOINK, de Hns

"Spoink había nacido a los pies de una gran montaña, cerca de una pradera de altos pastizales que servían de refugio para una infinidad de pokemon. En sus primeros instantes de conciencia, en la oscuridad de su refugio sentía la presencia de sus hermanos, unos con otros emitían invisibles ondas para comunicarse. Habían estado esperando el momento para conocerse y obedeciendo a ciclos invisibles emergieron al unísono del cascarón. La felicidad del primer encuentro fue demasiado fugaz, luego de que mamá los limpiara uno por uno desenredando los pequeños rabos con ternura para que dieran botes libres por su nuevo hogar, no sabían que ya afrontaban su primera prueba. Grumpig, negra aterciopelada lanzaba pequeños chillidos, fuertes y claros de cómo debían arreglárselas de ahora en adelante.

Apenas comenzaban a respirar debían de hacerse cargos de ellos mismos, la madre no podría defenderlos a todos y es por eso que los enviaba a los roqueríos. Solo los más capaces podrían volver con una perla a recibir el sustento y la protección de su progenitora, el resto sería expulsado a vagar y probar suerte.
El mundo era cruel y muchos de ellos ni siquiera alcanzaron a llegar a la costa, rezagados en el bosque fueron presas de los Mightyenas quienes los despedazaron para enseñar a sus hijos el arte de cazar. El resto que llego a las rocas debió sortear la dura tarea de encontrar al pokemon que las producía. Sin ninguna pista que los guiara probaron en sus cabezas cuanta figura ovalada veían, solo querían volver con su madre y el deseo los obsesionaba hasta el punto del delirio. Las perlas se multiplicaban en sus cabezas mientras que de sus manos desaparecían constantemente esfumadas en sus sueños. Los Clamperl llegaron con la marea baja como un rayo de esperanza, alimentados con el ímpetu del descubrimiento acecharon por varios días esperando el momento para atacar en grupo. Varios intentos fallidos precedieron su primera perla. De la camada de Spoink solo quedaban tres pequeños, desnutridos y en malas condiciones. Esperar a conseguir las demás perlas era un suicidio así que sin mediar palabras se enfrentaron en combate hasta que solo uno salio invicto, el pequeño sobreviviente con el poder de la perla y la experiencia de la cacería decidió no volver con su madre y emprendió su nuevo viaje.

Con la experiencia de los años aprendió a robar a los Clamperl perlas de mayor tamaño y se enfrento en duelo contra entrenadores. Creció como un sobreviviente y así asumió su vida, dispuesto a triunfar y a no ceder frente a la adversidad. Había entendido que lo único que lo había mantenido con vida era su búsqueda y no pensaba detenerse, cada día inventaba nuevas artimañas para poder escapar de los problemas. Robar perlas ya no le era suficiente, quería seguir creciendo y sabía que en compañía de lo humanos lo lograría. Recordando su primera travesía decidió enfrentarse sin descanso contra entrenadores deseando en cada batalla encontrar quien lo venciera. Cuando hubo estado al borde del colapso fue capturado por un viajero que se veía lo suficientemente fuerte para preparar su entrenamiento."

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24/11/2013, 15:32
Alas Negras

PARAS, de 13corpse

Nací en una cueva, es lo único que se. Cuando salí del huevo estaba solo, a mi alrededor solo los restos del huevo , un polvillo blanco y oscuridad. Pasadas las horas mis ojos se acostumbraron a la falta de luz y hice mi primera comida, un poco de musgo que crecía en la pared, así pasé mi primer, solo, en la oscuridad, comiendo musgo mientras mi caparazón conseguía rigidez. Algo extraño es que durante todo ese dia sentí un extraño picor en la espalda, pero no le di importancia y me fui a dormir. Al despertar el picor se había marchado pero descubrí que ya no estaba solo, en mi espalda, pequeña y escuálida crecía una seta de colores, por un momento pensé en arrancarla pero decidí no hacerlo. Tenia hambre así que desayuné musgo, ese día tenia mucha hambre pero no tenia con que compararlo así que no le di importancia. A media que pasaba el día me fui acostumbrando a llevar la seta en la espalda, con ella no me sentía solo. De esta forma fueron pasando los días, poco a poco la seta crecía y yo también, a mediada que la seta crecía cada vez pensaba más en comer, pero no le di importancia, era normal, yo y la seta estábamos creciendo. Un día volví a notar un picor en la espalda y a la mañana siguiente como un reloj allí había otra seta. Era maravilloso había pasado de estar solo a tener dos amigos. Pero empezaba a haber problemas mis reservas de musgo se estaban acabando y yo tenia mucha hambre. Ese día me dormí sin haber comido. A la mañana siguiente me desperté extrañado, el hambre de la noche anterior había desaparecido, pensando que seguramente era algo temporal aparté de mi camino unos palitos blancos que no se como habían llegado allí y fui a buscar comida.

Al poco rato encontré la salida de la cueva y vi el sol por primera vez, noté como me sentaba bien, como si desentumeciera mis extremidades y aclarara mis pensamientos. Muy animado salí fuera, al cabo de un rato encontré un arbusto y corté unas cuantas bayas de el para comérmelas, después de un buen almuerzo decidí volver a la cueva, me sentía muy bien y había conseguido bastantes reservas para alimentarme durante una temporada. O eso creía, mi apetito crecía cada vez más, pasaron los días y en mi espalda crecieron más setas, estaba encantado pero el peso empezaba a ser mucho para mi. Entonces tuve una gran idea la saqué de mi espalda ( cosa que dolió bastante, debo añadir) y la planté en el suelo para que creciera. Pasaron los días y pude ver como mi jardín prosperaba, cada vez tenia más amigos, pero cada vez tenia más hambre. Por las mañanas me despertaba con una extraña migraña, supuse que se debía a que tenia hambre con lo que mis incursiones se hicieron cada vez más frecuentes. Algo raro es que cada mañana me encontraba más palitos blancos por el suelo, algunos eran hasta redondeados, tampoco le di importancia. Un día decidí salir a explorar más lejos, llegué a un bosquecillo bastante acogedor y me quedé allí un rato, plantando ya que estaba algunas setas por si volvía. Plantar setas se había convertido en algo parecido a un hobby, me gustaba el ambiente que le daban a los lugares, era como si el aire tuviera un aroma diferente, más agradable. Ese día mientras volvía me sentí bastante raro, el sol que normalmente me hace sentir bien esta vez me estaba haciendo sentir un malestar muy raro, me dolía mucho la cabeza y la espalda, justo en el lugar en que la setas habían perforado mi caparazón para salir. Entonces me di cuenta de que las setas se empezaban a secar, sentí que debía cuidarlas con lo que volvía la cueva tan rápido como pude, en los días siguientes no salí de la cueva. Cuando por fin volví a salir a por provisiones y a sacar los palitos blancos de la cueva decidí que esta vez no saldría muy lejos, en los últimos días había empezado a escuchar un erudito raro pero constante, como un susurro, seguramente se debía al estrés, en los últimos días mi jardín había crecido mucho y me estaba quedando sin sitio. Cuando volví decidí explorar la cueva para ver si encontraba más sitios en que poner mi jardín. Pasando por un hueco en la pared llegué a otra cueva, parecía como si ya hubiera pasado antes alguien por allí pero no le di importancia, si de verdad fuera así yo lo habría visto. En la otra cueva había un montón de pokémon voladores, no tenían ojos y eran de color morado, quizás me podían ayudar a encontrar un sitio para mi jardín! Como no parecían darse cuenta de mi presencia dije en voz alta.-Hola, alguien me puede ayudar?Cuando lo dije todos parecieron venir hacia mi, en un principio pensé que eran muy amables pero entonces empezaron a atacarme. Yo no les había hecho nada pero ellos no me dejaban, no paraban de repetir algo de que reconocían mi olor y que no permitirían que les atacara más. Yo no entendía nada pero defendiéndome como podía intenté huir, ellos eran mucho más rápidos que yo y volaban así que me persiguieron hasta mi cueva, allí destrozaron mi jardín mientras me obligaba a huir. Herido y asustado fui al único sitio en que había estado cómodo fuera de mi cueva, el bosquecillo en que había plantado las setas, pero por el camino me invadió otra vez esa sensación de malestar y debilidad, herido, débil y cansado me quedé quieto en la hierba mientras el sol secaba las setas de mi espalda, produciéndome cada vez más dolor de cabeza. No se cuanto rato pasó antes de que una bola roja y blanca cayera a mi lado y una luz roja me devolviera a la oscuridad, allí me encontraba mucho mejor, mis heridas no parecían mejorar pero el malestar había parado.

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25/11/2013, 10:50
Alas Negras

TaylaSan, la actriz ambulante.

Historia:

Tayla San se crió en Kalos. Su familia eran actores de tradición, por lo tanto desde pequeña no aprendió a otra cosa más que a entrenar. Actuaba en cabarets (Muy famosos en Kalos) y en espectáculos ambulantes, donde se alimentaba con la propina que conseguía de sus actuaciones. Los padres de Tayla dejaron de actuar cuando ella cumplió 14 años y pudo hacerse cargo del negocio familiar. Ahora se dedican a comer de lo que produce su huerto, a las afueras de la gran ciudad. Ella mientras es totalmente independiente y se intenta buscar la vida con el negocio que sus padres le cedieron, junto con algún que otro pokémon que les ayudan a montar y desmontar y a actuar. Si no fuera por ellos estaría muy perdida. Tayla no tiene apoyo económico de sus padres, ya que los padres reciben lo justo para vivir con el huerto y vendiendo algunos productos naturales al mercado. Así que para facilitarse el trabajo tiene un pequeño piso cerca de la torre "Prisma", concurrida por muchos extranjeros a los que les puede sacar un cuarto de propinas.

Taylasan nunca soñó con ser entrenadora, pero al ver cuánto ganaba un entrenador de élite quiso probar suerte y adentrarse en el mundo de los entrenadores pokemon. Sería un trabajo duro, pero seguro que obtenía más ganancias que robando a la gente que se descuidaba y dando bailes sensuales. Ella no era una prostituta. Merecía algo mejor. Así que con el dinero que consigue en sus actuaciones está enfocando su esfuerzo para convertirse en una buena entrenadora pokemon y obtener más dinero que nunca. Será envidiada por toda la gente de la ciudad.

Físicamente: Es rubia, no muy alta (1,67) pero sensual. Hace lo que haga falta para ganar dinero, pero sin que dañe excesivamente su reputación. Nunca se ha prostituido, ha preferido sacarle el dinero a los tíos haciéndoles bailes sensuales e "insinuándose". Va vestida con ropas un tanto alternativas para dar su espectáculo, aunque cuando va por la calle viste con ropas decentes. Le gusta el estilo gótico para sus actuaciones, es muy poco conocido en el lugar y logra llamar la atención.

Psicológicamente: Es una tía dura. Es adicta al tabaco, bebe vino únicamente y está acostumbrada a relacionarse con hombres. No tiene pareja y piensa que todos son unos guarros. Tan solo busca el dinero y tener una vida de lujos, algo que sus padres no le pudieron proporcionar. Le gusta la soledad y que no la molesten en sus momentos sentimentales. A pesar de tener un caparazón duro, debajo de él es una chica con muy buenos sentimientos, aunque pocos han llegado a conocerlos.

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26/11/2013, 01:00
Alas Negras

Ralts, de Sibetive

Nunca conocí la verdadera libertad, nací en cautiverio sin una madre, sin un padre, rodeada de personas con las que jamás me relacioné. Recuerdo cuando era solo una bebé confundida por las emociones de todos a mi alrededor, sin diferenciar la mías de las suyas. Sus sueños a veces se confundían con los  míos, muchas de sus pesadillas me atormentaban en la noche.

Cuando ya no necesitaba que me alimentaran fui puesta en libertad, eso fue lo que yo creía.  Podía sentirlos siempre vigilándonos, había otras como yo, otras Ralts con las que a veces jugaba, otras veces nos cuidábamos las unas a las otras para protegernos de los otros pokémon, la mayoría no eran tan pacíficos como nosotros. Un  día nos alejamos, persiguiendo la pregunta de hasta donde llegaba nuestra libertad, descubrimos las cercas eléctricas con un poder tan intenso que hasta los pokémon eléctricos perdían la consciencia al tocarlas. Entonces supe que la verdadera libertad no existía.

Sin embargo me encantaba la vida, no me consideraba pesimista y soñaba con que un día iría más allá de esas cercas. Había pokémon que ya habían conocido al mundo y que en algún momento fueron devueltos al cautiverio, ellos me contaban de las pokeballs y de las batallas. Aunque luchar sin mi manada me daba miedo, quería conocer las otras rejas ¿Qué tan lejos podían llegar las barreras del mundo?

Mientras entrenaba mi mente y mi cuerpo en compañía de mi grupo, las cosas cambiaron, las historias ya no eran tan bonitas, Ralts, Kirlia, Gardevoir y Gallade empezaron a enfermar, algunos ya venían enfermos, otros se hacían cada vez más débiles. No tardamos en saber que los sentimientos de los entrenadores eran cada vez más oscuros, que quienes nos cuidaban se dejaban sumir por la tristeza o los deseos de venganza y que nuestra capacidad para sincronizarnos con los humanos era lo que nos estaba matando.

No se puede cambiar lo que somos, no podíamos cambiar lo que sentíamos. Me asusté, mi corazón también se estaba enfermando. Dejé de comunicarme con los humanos, me negué a sentirlos, por la noche escapaba de sus pesadillas. ¿Voy a morir yo también? Era la pregunta que me dominaba, cada día podía  sentir como mis fuerzas decaían. Al final yo también fui llevada con los otros de mi clase que estaban igual o peor que yo.

La habitación donde dormíamos era blanca, no había nada allí que pudiera estimularnos. ¿Así pretendían salvarnos?, me negué a seguir el destino de los demás. El punto culmine de mi desesperación que me llevó a movilizarme fue provocado por Celes, un Kirlia cuyo entrenador lo había abandonado allí tanto tiempo que había perdido las ganas de vivir. Era agradable y a veces, solo a veces lográbamos reírnos juntos.

- No lo entiendo- le dije un día que me colé en su camilla – si podemos reírnos si tenemos nuestros propios sentimientos, porque nos dejamos afectar tanto por ellos que ni  siquiera se esfuerzan por entendernos?

- Porqué en todo este tiempo no hemos aprendido a ser egoístas, pasamos tanto tiempo buscando su felicidad que nos olvidamos de cultivar la propia.

Esa noche dejé mi debilidad de lado, yo lo haría aprendería a ser egoísta, tendría mis propios sueños y si ellos sufrían no lo haría yo. Empezaría por cambiar ese lugar que yo no había escogido. Me escapé cuando todos dormían y busqué todo lo que me sería útil, papel, pinturas, petalos de flores y muchas hojas. Al volver a la habitación algunos se habían despertado pero carecían de la energía para hacer algo al respecto. Las paredes quedaron manchadas con todos mis colores favoritos, pegué pétalos y hojas por todos lados incluso decoré las camillas.

Me fui a dormir satisfecha con mi trabajo, volví a sentir la misma energía que cuando recorrí el campo plagado de flores. Nuestros cuidadores dijeron que era un desastre y lo limpiaron todo lo mejor que pudieron, al menos mis compañeros no me delataron, algunos hasta pensaron que era divertido, en lo que si estaban de acuerdo es en que no tenía ninguna habilidad para el dibujo.

Noche tras noche me levantaba para volver a dejar un desastre como lo llamaban ellos,  había recuperado mis fuerzas, podía teletransportarme y aunque pusieran a un cuidador en nuestra habitación no podían evitar quedarse dormidos, dándome tiempo suficiente para llenar las paredes con mi arte. Si no les gustaba no era mi problema, al menos eso quería pensar.

Kirlia se unió a mí, dijo que me enseñaría a dibujar, “no quiero que sigas haciendo esos dibujos que dan pena” fue lo que me dijo y una sonrisa se asomó en su cansado rostro. Otros se nos unieron hasta que la obra fue tan perfecta que ya no quisieron borrarla. Al fin mi raza se estaba recuperando, habíamos encontrado la cura.

Querían sacarme de allí pero yo me negaba, yo ya estaba sana, decían, pero  yo no quería salir. ¿Por qué ustedes eligen donde puedo o no estar? No estaban acostumbrados a tener a una Ralts desobediente que jugueteara por allí.  Les escondía sus cosas y me escondía bajo las camas para asustarlos, bailaba a todas horas y robaba bayas para comerlas cuando no me veían, con el tiempo empezaron a reírse en vez de molestarse.

Algunos hasta querían estar ahí y agradecían mi presencia pero no era eso lo quería, no era por ellos. Por eso en cuanto Kirlia se mejoró volví al campo con los demás sin saber que eso no me duraría mucho. Mi sueño de salir de allí se iba a cumplir, el precio fue ser encerrada en una Pokeball, alejándome de los amigos que había hecho. ¿Volvería a enfermar Kirlia? No lo supe y quizás nunca sabría que fue de él… en momentos así no era tan fácil ser egoísta, pero seguro tendría mucho tiempo para aprender a pensar solo en mi.