Así fue como el caballero Vedro Hojabrillante se encontró en medio del bosque, acorralado, mientras su prima se quejaba del retraso del carruaje.
- Quiero llegar ya, Vedro, estoy harta de todo esto - pone gesto de desaprobación - deja ya las batallitas y llévame a casa, me da igual que esos errados bloqueen el camino ¡Date prisa!
Vedro Hojabrillante tenía la cabeza a punto de explotar, debido a los comentarios odiosos y sin sentido de su prima. Fue mientras intentaba deshacerse de los errados que habían rodeado su carruaje cuando un zapato de su prima golpeó su cabeza, el caballero se giró, y un errado apareció justo a su espalda, a punto de golpearle, aunque la respiración forzada de éste se escuchaba a kilómetros.