ARMAS DE LA ERA DEL VAPOR
Daga: Una opción util para ocultar en una bota o un bolso
Sable: El sable de caballería, con su terrible filo, casi ha replazado por completo las finas espadas del siglo XVIII; la mayoría de los caballeros tienen alguna experiencia militar y han recibido bastante instrucción en sable.
Bastones y bastones estoque: El arma del caballero, el bastón, con su puño relleno de plomo, puede ser mortal, mas aún si ocultas la hoja de un florete en su interior.
Pólvora y disparos: Armas de fuego comunes de la Era del Vapor
Poco fiables, tendentes a encasquillarse, las pistolas no son todavía las armas supremas de la Era del Vapor. Las armas de cartuchos se han inventado hace muy poco y las vainas de metal siguen siendo bastante caras.
Revólveres: Lo que es llamado aquí revolver solía llamarse pistolas de pimentera en nuestro mundo: cañones múltiples que rotan en torno a un percutor. Los revólveres tienden a encasquillarse, sólo disparan seis veces y tardan un tiempo endiabladamente largo en recargarse.
Pistola de resorte: Armas de un solo cañón que se recargan bajando la parte frontal de la pistola para recargar la cámara (cargas la pistola por detrás). Lentas pero no se encasquillan y guardan ocho disparos.
Derringers: Pequeñas pistolas de dos cañones superpuestos. Popular entre los jugadores de los vapores de río americanos y las damas.
Reciprocadores: La versión del siglo XIX de, en efecto, la metralleta. Como los "revólveres", los reciprocadores tienen seis cañones giratorios. No obstante el mecanismo giratorio es más poderoso y el percutor cae automáticamente cuando el gatillo es apretado, disparando una ráfaga de rápidos e imprecisos disparos. Accionando una palanca en el costado, el número de disparos puede ser controlado entre seis a la vez o hasta un mínimo de tres. De alcance muy limitado, los reciprocadores son los favoritos de los bandidos callejeros y la gentuza.
Escopetas y trabucos: Armas largas que disparan postas o perdigones. La mayoría de ellas están montadas con cañones superpuestos o paralelos y se cargan por detrás de sus cañones abatibles
Rifles: La gran innovación de las armas militares de hoy en día son los rifles de retrocarga de un solo tiro de cerrojo. Los rifles prusianos de aguja y los chassepot franceses son dos de los mejores ejemplos de lo que sigue siendo una tecnología de rifles bastante primitiva. Ambos son lentos de cargar y disparar. ¿Alguien quiere un mosquete?
Porras, salvavidas y alfiler de señora
Porra: un pesado garrote forrado de tela o de bandas de hierro; bueno para aporrear a cualquier bandido que te ataque a la salida de una taberna o casino.
Salvavidas: son una cuerda con muchos nudos o nudilleras de metal; los ancestros del puño americano.
Alfiler de señora: No es para reirse; cerca de diez centímetros de acero flexible con una gran cabeza al final, puede ser clavado en un ojo e incluso atravesar una mano enguantada.
ÚTILES
Una de las formas más comunes de la tecnología de vapor del mundo del Castillo de Falkenstein son los útiles, fusiones completamente neovictorianas de
objetos cotidianos y tecnología avanzada (para la década de 1870), adorados por los ncocuropeos. Los útiles están en todas partes en la Era del Vapor; se pueden comprar en tiendas especiales o en los novedosos «Grandes Almacenes» que están proliferando como la mala hierba en todas las ciudades importantes. Así que es natural que los jugadores quieran crear también sus propios útiles para utilizarlos durante sus sesiones.
Reglas generales para la creación de útiles
Construir útiles en el Gran Juego es un proceso relativamente simple. Si tienes una habilidad de reparación al menos buena, puedes comprar cualquie útil y trucar tú mismo algún objeto para ocultarlo. O puedes hacer que instalen el útil en cualquier tienda especializada (la mayor parte de las grandes ciudades tienen al menos una). El objeto requerirá un día de tiempo por cada útil que quieras instalar en él, además de un recargo
adicional del 20 % añadido a los costes de los componentes por instalarlos de la forma que tú quieres. Por un 50 % de recargo de urgencia, puedes reducir el tiempo a la mitad. Se penniten otros útiles y objetos trucados, siempre y cuando el anfitrión del juego y tú lleguéis a un acuerdo previo.
Armaduras
Desafortunadamente, la arnadura personal no es una auténtica opción en el combate de la Era del Vapor; hacia 1840, la mayor parte de las balas podían atravesar cualquier tipo de blindaje personal existente, y las modernas técnicas de esgrima y las nuevas espadas habían convertido las corazas y las cotas de malla en algo obsoleto. Incluso el yelmo y el peto del coracero de la época eran una cosa de estilo en lugar de algo funcional; las balas podían atravesarlos como un cuchillo a la mantequilla, y los sables podían penetrar fáilmente por los huecos del cuello y los brazos. En resumidas cuentas, si quieres realmente armaduras en la Era del Vapor, tendrás que esperar hasta después de la Gran Guerra y la invención del tejido a prueba de balas.
Si a pesar de ello, llevas armadura en tus partidas de Castillo de Falkensteinl, como regla general ésta sólo detendrá 1 o 2 puntos de dañoo una vez y entorpecerá severamente tanto el movimiento como las habilidades de combate. Si lleva armadura, un personaje debe reducir automáticamente todas sus habilidades fisicas (con la excepción del fisico) en un nivel.
Principales vías ferroviarias de Nueva Europa. Los números encerradoss en un círculo que aparecen en el mapa indican los días de viaje necesarios para completar el trayecto.
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ÚTILES FABRICADOS EN EL NIDO DEL HALCÓN
Bien, en primer lugar, el reloj. Ya que no podía equiparle unas ganzúas, pero aun quedaba espacio para mas, le he decidido acoplar un espejo (zona roja de la izquierda, aunque es más que un espejo el reflejo que permite la tapa metálica, pulimentada adecuadamente con ese fin). Los espejos tienden a ser de utilidad en el espionaje, ya sea para reflejar un pasillo desde la esquina o para devolver rayos laser. En la parte derecha apreciamos el hilo metálico, enrollado en el lateral del reloj, dentro de un compartimento. Y el minutero es a la par la aguja, que puede tener cientos de utilidades (os dejo que se os ocurran a vosotros).
El bastón debemos tratarlo por partes. El puño es extraíble, y termina en una punta filosa de lo que sería la daga. Es un arma que puede utilizarse ante cualquier apuro (si es que se tiene el bastón a mano). La zona del medio es desenroscable, y es donde se situaría el ya mencionado catalejo. Doy constancia del detalle de que las líneas azules son las lentes que producen el aumento. No es retráctil, si no fijo, ya que si no el bastón en sí tendría poca utilidad. Por último, queda el compartimento gris, que es donde quedan guardadas las ganzúas. Para acceder a él se debe desenroscar la base del catalejo. Obviamente, las ganzúas están sueltas, y pueden ser sustituidas por otros objetos de pequeño tamaño
Brazalete con aire comprimido que lance agujas con narcótico:Dispone de 5 proyectiles reutilizables (si se consigue más narcótico) y es útil a distancias cortas. Unos 5 metros. A cambio, es bastante silencioso y basta con que impacte en cualquier parte del cuerpo para conseguir tener efecto.
Comiendo y Durmiendo en el tren
No hay vagones-comedor aún en Nueva Europa, aunque esé invento sehaya vuelto más común en América. En lugar de eso, los pasajeros llevan su propia comida, compran comida de los carritos de vendedores a los largo de los andenes o se apresuran para salir del tren en ciertas "paradas largas" (la media es de 20 minutos cada 4 horas), para comer en las "salas de descanso" de las estaciones. Incluso esas están estratificadas por el tipo de billete; los pasajeros de primera clase disfrutan de comidas de gourmet, buenos vinos y excelente servicio, mientras que los de tercera clase se conforman con té y pastas servidas en el mostrador. La comida comprada aquí cuesta el doble de lo normal.
Otra opción es bajar del tren a lo largo del camino para comer y dormir, tomando el siguiente tren; se corre el riesgo de que pasen varios días antes de que pase otro, e incluso entonces, puede que esté ya lleno.
Aún faltan más de diez años para que existan los primeros vagones con literas en Nueva Europa, aunque en América ya existan.