Los borrachos y otros lugareños reaccionan de forma alegre al brindis de Alyssa. Vitores clamando a Hokam y aplausos llenan el lugar. Es posible que muchos tengan esa actitud para evitar posibles represalias y algunos crean de verdad que su señor es el más adecuado para gobernar.
De entre todos los presentes alguien abandona el lugar de forma apresurada. Es un hombre, al que no veis bien el rostro, pero que sin duda es un viajero. Ropas cómodas con refuerzos de cuero y un abrigo que ha visto mejores años.
Motivo: Percepción Reynard
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 16(+2)=18 (Exito) [16]
Motivo: Percepción Alyssa
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 17 (Exito) [17]
Le hago una seña a Reyhard y comienzo a moverme hacia la puerta.
Chicos... voy a evacuar para dejar más espacio para la cerveza!!!! -grito mientras salgo por la puerta y choco ligeramente con Reyhard haciendome la borracha- eh, grandullón, mira por donde vas -le digo con fingida voz de borracha. Al salir busco con la mirada al hombre que ha huido.
El caballero salió detrás de la fingida joven, tenía una excusa como caballero de no dejar sola a dicha mujer, y de paso ver quién era aquel hombre, aunque prefirió que fuera Alyssa quien lo siguiera sigilosamente mientras Reynard la seguía a distancia.
A pesar de ser algo más de mediodía, el cielo está gris. La lluvia no tarderá en caer. La gente se refugia, en previsión del temporal que se avecina. Nadie os presta demasiada atención y eso os permite avanzar entre las calles, siguiendo al desconocido.
Cuando el frío y la lluvia comienzan a golpear a los escasos transeuntes y al suelo de la ciudad, os encontraís en un callejón. Estáis alerta, arma en mano si es necesario. Si en algún momento alguna banda de delincuentes tratase de emboscaros, no lo tendría fácil. No sois granjeros asustados recien llegados a la gran ciudad. No es la primera vez que defendéis vuestra vida.
El hombre se deja ver, abandona las sombras crecientes con la oscuridad cada vez mayor. Otros hombres también se dejan ver, al menos media docena. Todos llevan máscaras que simulan cabezas de perro.
- ¿Quienes sois? -dice el hombre al que estáis siguiendo.
Supongo que decir que honrados trauseuntes ya no va a colar -comento al hombre- aunque lo realmente interesante aquí es saber por que te marchaste con tanta premura cuando brindé por Hokam. Dependiendo de la respuesta pues habrá violencia o no.
Alyssa estaba nerviosa, desde luego, pero puso su mejor cara de poker.
Y por cierto, se contar por si te lo estabas preguntando.
Un hombre cubierto por un grueso abrigo y con una máscara algo diferente a las demás, se desliza con facilidad - a pesar de la tormenta - por la fachada de un edificio cercano. Al llegar al suelo camina entre sus hombres y se aproxima a vosotros, lo suficiente para hablar con comodidad pero sin estar cerca de los filos que portáis. Él no ha desenvainado el suyo.
- Hokam es una sabandija a la que habría que colgar de los pies y golpear en el rostro, desfigurandolo antes de que muriese. Si sois partidarios de su causa, las palabras están de más.
Los bandidos empuñan sus armas, aunque de momento no parecen que vayan a usarlas.
- Si sabeís contar, sería bueno que contaséis las monedas de vuestras bolsas mientras las depositáis en nuestras manos.
Si sois partidarios de su causa, las palabras están de más.
Y no podría estar mas de acuerdo contigo -comenta Alyssa restando importancia a la amenaza implícita- sin duda Hokam es una sabandija, y lo se bien , se muy bien de lo que es capaz -la voz se vuelve fria en ese momento recordando la aldea, para volver a la jovialidad anterior- nada como hacer ese brindis para encontrar aliados, no crees? Sobre todo si no desean que ese malnacido suba al trono. Además -dice haciendo una reverencia- De que otra forma hubiese podido encontrar a tan galante bribón -termina la frase sonriendo.
Cuando habla de soltar las monedas no puede evitar reirse. Despegando los brazos se gira sobre si misma.
Si sabeís contar, sería bueno que contaséis las monedas de vuestras bolsas mientras las depositáis en nuestras manos.
De verdad te parece que tengo monedas. De hecho seguro que el posadero está furioso, ya que ni siquiera hemos pagado las bebidas. Muy mal por su parte -le dice con fingida indignación a su compañero- un caballero debería saber comportarse.
Volviendo la mirada hacia el hombre enmascarado.
Dime, amigo enmascarado -la voz vuelve a ser seria, casi fría- te conformarás con unas pocas monedas o hablamos de negocios que impliquen la caída de Hokam?
Soy el Duque de los perros y ellos son La Jauria -dice mientras hace una reverencia propia de un actor de teatro.
>> Es hora de cometer una magnicidio.
- Mi nombre es Reynard juré lealtad al Rey Teudis en las tierras de Tahm y ahora a Meribel. La reina fue convertida en estatua por un hechizo de una bruja, no obstante había llegado a un acuerdo en una posada para reunirse con los capuchas rojas. La reina quería reclamar su trono por derecho para terminar con la guerra. De hecho, esta chiquilla puede pasar por la Reina para poder llegar a nuestro fin. Con los capuchas rojas será fácil poder conquistar Svilam debido al caos imperante, será más fácil atacar allí que aquí, ¿qué decís os unís a nuestra causa?
Observo en silencio, apartándome ligeramente a un costado del caballero, no por miedo a que nos pudiesen atacar aquellos hombre, sino por que consideraba que era el momento de que el peso de la negociación lo llevasen los dos. Dejé de prestar atención al duque y observé a los perros, en busca de señales o cualquier cosa que me llamara la atención.
Nuestro principal objetivo es derrotar a Hokam. Podemos hacer frente común para dicha causa.
- Prefiero no tratar con mercenarios, nosotros tenemos un propósito, ellos sólo buscan el dinero,
- Sería más fácil como he dicho si hay una figura que represente la unidad, derrotar a un dictador en una revolución solo puede provocar otro Svilam, una ciudad sin ley con varias facciones enfrentándose entre sí. Aunque los mercenarios trabajen solo por dinero entre ellos hay un juramento para no amedentrarse hasta alcanzar su propósito, son unos aliados claves para el fin que perseguimos. Después miró a Alyssa: - Qué tienes que decir joven... Comentó a la muchacha que había sido la que inició todo aquel desenlace.
Alyssa mira fijamente al duque.
Esta ciudad, cuando todo termine, necesitará un hombre recto que la dirija. Un hombre que conozca las atrocidades que el poder puede causar. Dime, mi buen duque, conocéis a alguien en esta ciudad que sepais con seguridad que no se dejará arrastrar por la codicia y el poder, convirtiendose en un nuevo Hokam, más cruel todavía que el anterior?
Es bueno tener hombres -dice señalando a los perros- leales y que compartan vuestra visión de como debe gobernarse una ciudad, pero ahora no necesitais a esos hombres. Necesitais hombres qeu porten sus espadas con mortal precisión, sin compasión ni moral. Necesitais mercenarios que sirvan a un fin y este sea el oro. Pero sabeis que es lo bueno que tu dios sea el oro? -dice acercandose al duque- que solo rinda pleitesía a dicho metal? -gira a su alrededor acariciando con el dedo la capa del hombre- que su palabra es lo que hará que vuelvan a ser contratados. Quien contrataría a unos mercenarios sin palabra? Palabra y honor no son lo mismo. El honor está bien para tiempos de paz, pero en tiempos de guerra se necesita palabra. Saber que cuando das una orden se cumplirá. El honor hace cosas extrañas a los hombres, los vuelve morales.
Vuelvo hacia el caballero.
Dime, duque, a quien quieres sacrificar en esta guerra? A tus hombres, rectos y morales -dice abriendo sus brazos en abanico abarcandolos- o a mercenarios sin honor, pero que morirán en tu nombre por el oro que les has prometido?
No por primera vez Alyssa se pregunta de donde surgen estas palabras, pues ella es una simple ratera tramposa y sin suerte. A veces cree que realmente las diosas hablan por su boca.
- Cuando Hokam sea derrotado encumbraremos a la persona más adecuada. Se trata de un consejero de familia noble, que yace entre rejas. En lo más oscuro de las mazmorras. Él será un gran regente, hasta que un monarca con pleno derecho suba al trono.
La tormenta cae con más fuerza. La lluvia cae como cuchillas gélidas.
- Respecto a los mercenarios ¿Tenéis el oro suficiente para pagarles? - para dar énfasis a sus palabras hace el ademán de darle la vuelta a sus bolsillos vacios.
- Tenemos la palabra de la reina que hará que los mercenarios se reunan, y que una vez conquistado Svilam se pague el dinero a todos los que participaron. Diríjanse a la posada de Breggan y allí nos reuniremos todos, conquistaremos Svilam para unificar el reino. Los que no quieran dicha unificación serán enemigos, seguro que Hokam se opondrá, será entonces donde podréis luchar junto a un ejército, y con dinero para financiar vuestro propósito.
- Llueve a cántaros, nos vamos, partiremos al alba...
Observo a los hombres allí reunidos. Palabras, palabras, palabras. Realmente solo tenían las palabras, aunque no era del todo cierto. Poderes superiores a ellos mismos luchaban a su lado y en ese momento pudo sentir la fuerza de la convicción.
Mis señoras Telda e Hilda. ayudadme. Permitirme ser vuestra mensajera -rezo mientras decido a empezar a creerme mi papel en esta historia- Yo no seré reina, no será una gran guerrera, pero seré vuestra mensajera. Acepto vuestro mandato y lo realizaré con celo
Entonces me detengo y comienzo a temblar. Con los ojos en blanco me giro hacia donde están los dos hombres que hablan.
Esta es una tierra sin ley, donde los bandidos duermen en camas de seda y los hombre de honor hablan bajo la imtemperie para que los hombrea y mujeres del Reino puedan dormir tranquilos en las noches venideras. La tierra sufre y el cielo llora -dice señalandolo.
El cielo llora por que la reina, faro y guía que yace en la cama, conjurada por una bruja.
El cielo llora por los hombre buenos que caen en la desesperación de unas vidas donde la luz de la esperanza se ha desvanecido.
El cielo llora por los niños asesinados, junto a sus padres, pero el simple pecado de haber nacido en el mundo equivocado.
El cielo llora por una tierra sumida en el caos a merced de la oscuridad.
Pero tras el dolor del cielo también nos llega la promesa de la luz de la esperanza.
Escuchad hijos de esta tierra las palabras de Telda e Hilda
CUANDO LA LUZ YAZCA MORIBUNDA Y LAS TINIEBLAS CELEBREN SU TRIUNFO, NOSOTRAS VOLVEREMOS A VOSOTROS COMO UN FARO DE ESPERANZA. ESPERANZA QUE AHOGARÁ EN UN MAR DE SANGRE A LAS TINIEBLAS, ALZANDO EL ESTANDARTE DE LA LUZ EN TODO EL REINO -grito alzando la voz por encima del rugido de al tormenta.
Entonces, tras unos segundos, caigo al suelo.
En principio lo fingiré todo, salvo que las diosas escuchen mi oración por haber aceptado mi destino.
El Caballero cogió a Alyssa con sus dos manos... - Habla con los dioses doy fe de ello. Le comentó al Duque para a continuación dar unos pasos atrás para alejarse del grupo de bandidos, y ver que estos no tenían intención de atacarlos, y ya a distancia darse la vuelta y encaminarse hacia la taberna.
Os alejáis bajo la tormenta y La Jauría hace lo propio, siguiendo a su Duque.
Entre las sombras de un callejón os parece ver, a pesar del temporal cada vez más intenso, a dos mujeres idénticas. Sus miradas se fijan principalmente en Alyssa. Cuando os dedican una leve sonrisa, un cosquilleo recorre vuestros dedos.
- Sé nuestra voz -dicen con un susurro que se desliza con la misma suavidad que lo haría una hoja en la brisa.
Antes de que podías acercaros a ellas, desaparecen en un simple parpadeo.
FIN DE LA ESCENA
Un punto de experiencia. Si no me equivoco tenéis en total dos puntitos cada uno.