Partida Rol por web

Se animó un poco la cosa para el último trastero de la final. Huan Cho tenía ventaja, pero… ¿Le darían caza sus perseguidores? Dependía en gran medida de la habilidad de todos y… claro, del valor de lo que allí hubiese.

Los presentadores, se dirigieron al último de los trasteros – Bien. Llegamos al final. Afinen su vista, apuren su olfato, agudicen su oído… En cuanto al gusto y tacto, creo que mejor lo dejamos para luego ¿Verdad chata? – Dan se rió como un asno y miró a Laura.

Esta le dio un sopapo en el hombro – Esas manos quietas. Pero no cambiemos de tema… ¿¡Están listos nuestros concursantes!?

¿Listo? Pues claro, no voy a estar tonto...

Tras mi habitual chiste interno, me dirijo hacia el trastero, lanzando una mirada estrábica y furiosa hacia Dan por intentar ligar con mi futura churri.

Espoleado por el anterior guardamueble, sólo espero que este contenga más material para la granja de mis papis o un buen arsenal de armas (producto muy americano y del que no hemos visto indicios hasta ahora).
Dejo de lado las divagaciones y me aproximo para observar el lote.
Esta vez, no tengo que empujar a nadie para ser el primero; ya saben que eso es un hecho y me ceden el paso con resignación.

Como éste era el último trastero, Huan Cho aprovechó para llamar a su sobrino Lin-Chao, que se acercase con el palanquín automatizado para irse luego a casa, que ya era casi hora de la cena de pollo con almendras en "El Palacio de Sechuan"

-¡A pol el tlastelo! ¡¡AL TULÓN!!*

¿Pero qué demonios acababa de pasar? ¿Cómo era posible que aquel trastero paleto le hubiera dado tanta pasta a Robert? ¡Como siguiera así no ganaría lo bastante para las clases de piano de su pequeña Wendy! Porque con lo caro que se estaba poniendo el relleno de mejillas no le iba a sobrar nada de lo ganado ese día.

Estaba claro que tenía que llevarse el último guardamuebles. Para acabar como la reina de las subastas que era. ¡A observarlo todo se había dicho!

 -Dejad paso, que allá voy. ¡A por el dinerito!

Los concursantes pronto de hayan prestos y dispuestos a la inspección del último trastero. Esta vez con menos empujones, pero con la misma agresividad pasiva de siempre.

El operario llega con una nevera de nitrógeno líquido, y tras aplicar un poco de la solución sobre el candado, este se quiebra con un golpecito. El guardamueble está listo.

¿Sacos? ¿En serio? ¿Vamos a terminar el concurso con más sacos? Esta vez son más reconocibles, hay 5 sacos de yeso, unos 15 de arena y 5 de cemento. ¿Eso es todo? Noooooop Hay un par de capazos de goma, una carretilla (de estas de toda la vida, manual y metálica), dos paletas. Una cosa que parece una batidora gigante. Y algunos trastos más.

- ¿Quién da cincuenta? - Gratan al unísono los presentadores.

Huan Cho rebuscó entre sus ropajes, y se dirigió a Farmer. Ahora que por fin se había atrevido a comprar un trastero ya se merecía el respeto del chino:

-Falmel, tlaje a tú algo de mi tienda pala que aplendas a sel chino y que el espílitu de Confusio te ayude, pala pujal así de bien como yo y ganal dólales en abundansia como lluvia de mozón:

-Y ahola sí... ¡Mis tladisionales 50 dólales pala empesal puja!

No sé si el chino trata de establecer algún tipo de relación de colegas entre nosotros o sólo me está tomando el pelo. En cualquier caso, acepto su regalo de baratillo sabiendo que, si se me ocurre usarlo, probablemente me produzca alergias varias, algunas de las cuales ni siquiera se han descubierto aún en occidente.

Acto seguido me centro en el guardamuebles.
- Tus plesentes no halán que deje de pujal. ¡Cien aquí!

El chino aprovecha para atusarse el bigote, mientras eleva de nuevo su pai pai:

-¡Aquí, sientosincuenta!

Con la calma que da el ser el tío Gilito* de China, siguió abanicándose cómodamente

Bien, primero que se lanzaran esos dos, que ella atacaría cuando pensaran que lo tenían ganado…

 -¡Doscientos dólares para mí, caris!

O ahora mismo también estaba bien. ¡Ese trastero tenía su nombre escrito!

Esto no vale ni para tacos de escopeta.

No obstante, el deseo de pujar es más fuerte que mi sentido común.

- ¡Cuatrocientos cincuenta!

Con un salto, de nuevo Huan Cho puja, que ya el trastero empezaba a subirse de precio:

-¡Aquí, aquí! ¡Quiniento dólales pala la China Mandalina!

Siempre aprovechaba para hacer patria, cosas de ser emigrante.

Y una vez más el trastero es para… Huan Cho. ¡Si al final va a ser verdad el tópico de “trabajar más horas que un chino”!

Este, y toda su familia, amigos, conocidos y media china, para a inspeccionar su adquisición: 50 pavos por todos los sacos. Los capazos 10. La carretilla 15. La batidora en realidad es una batidora mezcladora 100. Revisas revisas entre la basurilla y ¡Al fondo hay algo más  Algo que parece una mesita metálica con algo por encima como una especie de radial rara. Parece una herramienta de corte. Puede vendarle por 300 o consultar a tu amigo experto en... ohh ya no dispone del comodín.

Toma la palabra Dan - El contenido suma 475 a lo que hay que restarle 500 por lo que suma una pérdida de 25.

Ahora toca hacer el recuento final, a ver, a ver…

- ¡El vencedor, el campeón de esta edición de ¿Quién da más? Es…. Huan Cho… ! Felicidades al campeón. Se lleva un trofeo hecho con papel de aluminio y diseñado por Calatraba. No se aceptan cambios ni devoluciones…

Laura saca un puñado de confeti del bolsillo y lo lanza al aire – Muchas gracias a todos por participar, a la salida pueden realizar una voluntaria donación a mi ONG: “Save the Laura’s Cutis” ¡Ciao nos vemos en otra!

Me acerco a felicitar a Juantxo, que una cosa no quita la otra. Además, aunque haya ganado, yo también he rascado unos cuantos cientos de dólares para ir tirando. Y encima, este último trastero le he hecho perder ¡25 pavazos!

- ¡Enholabuena! - Le digo mientras realizo media reverencia japonesa.

Ya nos veremos en la próxima ciudad...

Y al final la victoria se la había llevado el chino. ¡Con el empeño que le había puesto ella! Pero bueno, sin rencores, que al fin y al cabo algo de dinero sí que se había llevado.

 -Ay, felicidades cari. Espero que lo disfrutes y te tomes unas largas vacaciones. Pero antes déjame el número de la clínica de belleza esa “balata” que conoces, ¿vale?

Ganar algo y conseguir tratamientos baratos era casi casi como haberse forrado de pelas, ¿no? Pues eso.

¡Y se había llevado el último trastero! Algo triste, pero todo servía para reciclar.

-Muchas glásias, amigos.. Vamos, veníos todos conmigo, que os hago bala lible de licol de floles y lagalto de ese que le mola a McCoy, y montamos un kalaoke en mi lestaulante.. Eso sí, a vosotlos os dalé la comida buena, jejeje.. 

^{Locura máxima en los locales chinos}

Pol sielto, Blitanny, te doy la taljeta de mi paliente que tlabaja en clínica. Tiene foto, detlás númelo. Tú llamal y sita segula. Doctol Fu-Mao:

-¡En la plóxima siudá nos velemos, sí!

Y el último también para Juancho, si es que hay que joderse con los Chinos estos. Seguro que ha estado pujando más de uno y no nos hemos dado ni cuenta con eso de que todos son iguales. En fin, será hora de largarse.

Desde la última fila de los presentes me escurro entre la muchedumbre para desaparecer en una bocacalle y llamar a un taxi

Es hora de gastarse lo que me ha sobrado en un buen whiskey...