Tras unos minutos de impaciente espera, Jord sale de la tienda del viejo sargento y Hegan lo intercepta. -Hola Jord. -Saluda con cierto tono de desesperación. -Se anunció al atardecer que los exploradores no han encontrado nada, pues creo que es hora de reconsiderar la dirección hacia donde nos llevan nuestros pies gastados, algo hay que hacer, esto no está funcionando, la columna se desgasta. Yo solicito que reflexiones la idea de ir hacia el este, quizás es un riesgo por los aquelarres, pero el bosque está mucho más cerca en esa dirección, y es un lugar perfecto para encontrar refugio.
La voluntad eterna de proteger al grupo, así como la búsqueda constante de vías para "mejorar", impedían que se propagaran en sí, los efectos negativos de la desilución y la desesperanza, que por momentos parecían invadir todo su cuerpo.
El líder observó al superviviente mientras se acercaba a él. No lograba recordar el nombre de aquel hombre, a pesar de que lo había visto en un par de ocasiones. No obstante, se acercó a él y le habló con voz calmada:
-Comprendo tu preocupación, chico. Si, las noticias de los exploradores son desalentadoras... pero avanzar hacia otro lugar que no sea el interior sería una sentencia de muerte para todos. Los Aquelarres son más veloces que nosotros y si nos han dejado escapar no es con otra intención que la de realizar una cacería. -
Las palabras de Jord no le convencen completamente, aún pensaba que era posible llegar a los bosques que sabía estaban allí, quizás algunos no puedan mantener el paso y queden atrás, pero una vez allí el terreno les proporcionaría cierta ventaja. Eso sí, tampoco era de la idea de abandonar a los más débiles, su intención era siempre encontrar la vía de escape para todos, evitando la mayor cantidad de víctimas posible. Debido a esto se limita a encogerse de hombros ante las palabras del líder y suelta un resoplo.
-Vale, puedo entenderlo- le dice a Jord con un tono que denota resignación- aunque supongo que en algún momento se encontrará alguna respuesta- añade, esta vez de forma desafiante, aunque respetuosa.
Decide no comentar sobre la supuesta cacería que comentaba Coram, ¿es esto solo un juego para ellos? ¿acaso somos solo sus blancos de práctica? Podía sentir como un sentimiento de odio e impotencia recorría por su cuerpo, mientras recordaba los cuerpos incinerados de sus anteriores compañeros de grupo, todo su campamento destruido, mientras él regresaba de una caza de rutina de aquel entonces.
El hombre observó al muchacho con una mirada divertida neutralizada por la máscara personal. -Respuesta? No hay respuesta para nada que tenga que ver con esos seres. A menos que la respuesta que buscas sea la propia muerte.- se alzó para marcharse pero antes de hacerlo, habló una última vez: -Cuchillo a mano y fusil al frente. Que tu voluntad sean tus balas y que impartas justicia con tu fuego ardiente. Si tantas ganas tienes de ayudar, mañana parte un misión de exploradores. Si de verdad quieres ayudar a la Invicta, únete a ellos y demuéstrame que lo que me dices no es papel mojado.-
La noche siguiente./ Refugio del pueblo fantasma./ Ambiente de gran tensión.
El robusto hombre observa. Primero como se desarrolla la situación, luego las caras de terror de sus compañeros. Intenta pensar pero la cabeza le da vueltas y cuando intenta poner una palabra tras otra... se escapan! No hay otra palabra para eso! Se escapan! Aun así, habla;
-Coomo que un mostro?! Pero haba bien niña, de que monsto tas hablando?!- las palabras salieron pero a un alto coste. Su sien estalló en oleadas de dolor y el panadero se retorció de dolor, jadeante.
El joven sopesó cuidadosamente qué decir antes de por fin romper su silencio.
-Un monstruo sin duda. Pero además de eso, controlaba el Áras, lo que no es poco.- se detuvo un instante antes de continuar, con los ojos clavados en el suelo. -He visto algunos espíritus. Normalmente en el calor abrasador de las fábricas, donde a veces se crean en los altos hornos. Pero esto... nunca había visto nada igual.-
El sargento apartó la cara de la puerta para mirar a Nepos contar su historia. Era sorprendente tener alguna experiencia con los espíritus a esa edad
- ¿Podría ser a causa de lo que ocurrió en este pueblo? - a pesar del tono a pregunta. Parecía más una afirmación hacia Nepos.
El chico le recordaba a su hermano a esa edad, y de una forma u otra lo había ayudado bastante. Se podría decir que le caía bien. En esas comparaciones, observó a Suzzet atendiendo a Silex por un minuto. Antes de apartar la mirada para darle privacidad. Era lo que podía hacer por ella. A su modo. Todos habían ayudado mucho, salvo el mismo. Su mirada se encontró con una Olessia agotada para saltar a Emet.
- ¿Había algo extraño en esa edificación donde estaban? -esta vez, se dirigió a su hija - Aparte de... Eso.
Dasha no sabía si Nepos decía la verdad, pero recordaba escuchar su voz y había sido de ayuda para ella. Le seguía pareciendo un tanto fanfarrón, pero discutir si decía o no la verdad no llevaría a nada, sería un gasto de energía inútil, así que lo dejó estar.
-Era un monstruo asesino. Movía cables
tubos... creo que le gusta la oscuridad, pero no lo se seguro...- seguía reviviendo con mucha exactitud aquella sensación de sentirse perdida, el miedo de ver que la muerte te roza con los dedos. La claustrofobia del armario y el dolor de los tubos y cables que amenazaban con herir herirla si se acomodaba, entumeciéndose sus músculos por eso.
-Estaba muy oscuro, pero habían estanterias con cosas. Parecía una especie de almacén en el guardaban cuerdas, tornillos y cosas así- respondió mientras hacía memoria. -¡Ah! Y en el medio había una máquina o artilugio muy raro. Tenía como un tubo que ascendía hasta el techo, imagino, porque a través de él podía ver las estrellas- añadió abriéndo mucho los ojos. Quizás alguno supiese qué era aquella cosa o para que servía.
De su tesoro prefería no decir nada, no al menos por ahora. Estaba segura de que intentarían arrebatárselo.
Hegan escucha la conversación desde lejos, estaba muy impactado con todo lo que había pasado esa noche. En toda su corta vida, nunca vivió algo como aquello ni deseaba vivirlo.
-Y..en ese lugar tan extraño...- dice mientras se acerca, metiéndose en la conversación- ¿habrá algo de interés?- pregunta- no estoy proponiendo regresar ahí, pero recuerdo que nuestra misión es de reconocimiento y exploración, si hay algo que pueda cambiar el curso de nuestras vidas y de la invicta creo que es nuestro deber averiguarlo. Aún así espero que la respuesta a mi pregunta sea no- sonríe y se sienta junto a los demás. -¿Alguien ha pensado qué haremos mañana?
Desaha tampoco quería volver.
-yo no recuerdo ver nada importante, nada que pudiese ofrecer provisiones de ningún tipo, no importante. No había comida ni bebida, de modo que creo que regresar solo podría cambiar el destino de la invicta, o de nosotros mismos, reduciéndonos a cenizas-
Se sentía cansada, aunque la tensión vivida y el saber que aquello andaba suelto la mantenían alerta.
-debí sacar la llave de la puerta y cerrar por fuera- se lamentó.
Un observatorio. Fue lo primero que se le vino a la mente cuando su hija describió lo que supuso un tubo para ver las estrellas.
- Telescopio - comentó asintiendo. Efectivamente servía para eso, y no le sorprendía que ese tipo de cosas se hayan comenzado a olvidar. Cada generación sería más ciega que la anterior. Posiblemente ese tipo de conocimientos se perderían con los pocos que quedaban de su generación.
Tenían que sobrevivir, tenían que ser fuertes por el bien de la humanidad - Mañana haremos lo mismo que todos los días; - sobrevivir - y en vista de que aquello no viene. Lo mejor es dormir. Hay personas que dependen de nosotros y mañana tendremos una jornada... Larga.
-No tiene sentido instalar un observatorio en un lugar así. Dices que guardaban cuerdas, cables y tornillos? Podría ser una estación aetergénica! Aun así, ignoro que es esa estructura ascendente de la que hablas.- comenzó un largo bostezo que no reprimió mientras se estiraba. -En fin, lo veremos mañana. Buenas noches.