Eso solo levantaría sospechas... debemos permanecer hasta el final... si nos ha reconocido, dará igual irse. Esta es nuestra mejor oportunidad - le contestó Aeregan tratando de mantener la calma.
Octus asintió. Aeregan había desestimado la retirada discreta, por lo que la suerte estaba echada. Se quedarían hasta el final y si los descubrían pelearían hasta conseguir escapar o morir en el intento.
Con una mueca de resignación, cruzó los brazos sobre el pecho y esperó tranquilamente los acontecimientos que tuvieran que pasar.
Que el Emperador reparta suerte.