Jareth se dispuso a salir y controlar el Laberinto: fijarse que nadie se haya caído en el Pozo del Olvido, revisar que ningún goblin se acerque al pantano maloliente y todas las cosas cotidianas. Su corazón seguía pidiendo a gritos ver a Sarah pero en parte, no sabía qué hacer.
Entonces una de las bolas tintineó. Jareth cargaba siempre tres, cada una tenía una particularidad. La que tintineó era mensajera.
Jareth... ¿Dónde estás?
Era la voz de Sarah, no cabía duda.
Intenté olvidar mis problemas ocupándome de lo habitual cuando una de las bolas tintineó.
Mi pulso se aceleró al escuchar la voz de Sarah…
- Sarah… yo estoy… - me costaba hablar - en mi laberinto… me gustaría verte… ¿Cómo te va?
Jareth manda otro mensaje pero esta vez la bola no tintinea. El rey no entiende por qué algunas veces sí lo hace y otras no. Simplemente es así, parece que los mensajes sólo llegan cuando llegan. Espera unos minutos, quizás le responda luego, pero la bola de cristal sigue simplemente muda.
Jareth recuerda que tiene la reunión con Christian en el punto neutral y también se acuerda de otra cosa. Es allí donde está el portal que lleva al mundo real, el portal de los dos Caminos. Tiene una puerta negra: que lleva al mundo de Sarah y una azul que trae nuevamente al mundo de Jareth.
Cuando trajo a Sarah por primera vez al laberinto no necesitó de esa puerta, pero ahora era diferente. La chica ya no era una niña y parte de la inocencia se había perdido. No era fácil entrar al laberinto para los adultos. Se precisaba del portal.
Te dejo una respuesta y luego adelanto hasta el día de la reunión, ¿te parece?
De pronto la bola tintinea y aparece un mensaje.
La voz no es la de Sarah. Es igualmente la de una chica.
Cita:
No entendía nada, estaba por lanzar la bola al suelo aunque de poco hubiese servido, ¿Y ahora quien decía que quería venir a verme? Parecida que los mensajes no llegaban a su destinatario. Tras dudar un poco decidí no responder a este último mensaje ¿Y si lo hiciese y de nuevo llegara a la persona equivocada?
Por fin llegó el día de la reunión en el lugar neutral con Christian, como siempre cualquier cosa para variar de la rutina era bien recibida, me preparé, pero antes de ir a aquel lugar neutral, pasé por donde habían construido el muro mis goblins, quería comprobar si la frontera se había seguido moviendo o si estaba en el mismo lugar.
Estoy esperando una respuesta de Christian y os pondré a ambos en la zona neutral. Y ahí te contesto también lo del muro.
Jareth vuelve al laberinto. La reunión no habrá sido muy fructifera, pero podría haber sido mucho peor. Aparentemente Christian tampoco tenía mucha idea de lo que andaba pasando, así que Jareth no podía entender qué sucedía. Ahora iban a hacer eso de medir, que él había propuesto.
Se sentó en su trono, en el castillo que se yergue en medio del laberinto y miró, entre sus manos, ese raro disco que había aparecido.
Vió a varios goblins llevar unos ladrillos de un lado a otro, por la ventana, tenía que ver con la orden del muro que él había encomendado.
Entonces una luz apareció en el salón principal y otro objeto extraño hizo presencia.
Definitivamente algo sucedía, diversos objetos aparecían o eran cambiados de lugar sin motivo aparente.
Estaba en mi trono con mi mano por delante de mi cara pensando cuando iba a echarles la bronca a mis goblins por el ruido que estaban armando cuando entonces ocurrió.
Aun no había presenciado una de esas apariciones, primero hubo una luz y luego apareció una cosa, parecía una especie de cáliz, del material ese que tanto le gusta a Hoggle, de plástico.
Me acerqué a curiosear.
Jareth levanta el objeto y vé que es muy liviano. Obviamente es algo para beber, lo destapa y vé que tiene apenas el resto de un líquido de color oscuro. Lo huele y el aroma es bastante apetecible pero no llega a reconocerlo y, por las dudas, no lo bebe. El líquido está tibio según un breve vapor que sale de él.
Entonces la bola, la bendita bola que tantas veces intentó el rey goblin usar, vuelve a tintinear.
Jareth baja el vaso y se acerca a ver. Hay un mensaje que dice:
Tras examinarlo fui a dejar ese objeto junto con el otro, el objeto circular, en ese preciso instante la bola tintineo ¿Qué será ahora?
Lo que vi, me puso nervioso de repente Sarah… oh, es Sarah… Me hizo mucha ilusión recibir ese mensaje, no sabía muy bien que hacer ya que no me fiaba de los mensajes por lo ya sucedido, quizás hubiesen otras opciones…
¿puedo ir a la zona neutral y cruzar la puerta al mundo de Sarah?
Por no dejar mi reino así como así, llamé a Rougra para avisarle que me iba fuera un tiempo, que tenía que hacer una cosa en el mundo de los mortales.
Ya lo había decidido, quería ver a Sarah de nuevo, hablar con ella aunque fuese un momento, y en cuando al tema de los objetos que se movían quizás allí encontrase una respuesta o comprobaría si también ocurría o sólo era aquí.
Me dirigí a la zona neutral dispuesto a cruzar esa puerta.
Jareth abre el portal que conduce a los dos mundos. Elije la puerta negra, que es la que lleva a aquel sitio al que llaman "realidad". Entra y se siente medio mareado. Su cuerpo se transforma, siente como pequeños corpúsculos de energía lo rodean, lo cubre y se funden con él hasta que todo alrededor cambia.
Jareth cae al suelo y, cuando despierta, está sobre un suelo de cemento. Su cuerpo ha cambiado algo, su cabello no es tan largo, sus ropas son diferentes.
Se siente muy aturdido.
Hubiera preferido ir a visitar a Sarah como aquella vez, cuando apareció como un búho pero no podía hacerlo así ahora porque Sarah no lo había invocado y, al no ser ya una niña, era díficil usar la magia de ese tipo con ella.
Entonces sólo podía utilizar la puerta.
Una señora mira a Jareth y le pregunta:
- ¿Muchacho estás bien?
Contestá en la escena que voy a llamada el mundo real como Jay.