Partida Rol por web

Todos decidieron partir y, como bien decía Jareth, las ropas no eran un motivo de preocupación. Mientras viajaban en una carroza tirada por cuatro percherones de melena violeta, Wiseguy aseguró:

-Ni bien pasen por el portal de la Zona neutral, si mis cálculos son exactos- dijo sacando otro anotador (uno no quería pensar en dónde guardaba tantos anotadores) -cuando pasen por la puerta que dá al mundo de Juliette, sus ropas y aspecto cambiarán de acuerdo a ese mundo. Sí, sí, requetequesí, es exacto -mostrando unos cálculos que solamente él entendía- exacto, ¿véis?

Entonces la carroza llegó a destino y todos bajaron excepto Wiseguy que dijo:

-Sí tenéis que comunicaros con este mundo, usad las bolas de cristal de Jareth o las canicas, sí las canicas, eso.

Manca, mirando todo con aprensión, preguntó:

-¿Señor, yo puedo quedarme aquí?

En cambio Ludo bajó presto para la partida.

Miraba por la ventanilla de forma despreocupada mientras viajaba en la carreta, desconecté de los comentarios del sabio de Christian que parecía no callarse ni debajo del agua, a excepción de una cosa - ¿Canicas que canicas? – Quizás mis bolas se transformen en canicas en el mundo real… a saber…

Por fin llegamos a la zona neutral, me acerqué a la puerta que conducía al mundo real e hice un alto – sujetaros las cosas que no se os caiga nada cuando crucéis, Christian, ¿Tienes el mapa del sabio, no? nos vamos al otro lado – y sin pensármelo mucho más, crucé la puerta  

Mucho bla, bla, bla. Juliette estaba a punto de estallar y sabía que no era ese precisamente el mejor momento. Guardó silencio, algo le decía que era lo mejor al menos por el momento. Además, ellos sabían cómo regresarla a su mundo y por mucho que le gustara ese nuevo mundo, no sabía si tanto como para quedarse en él. Vio al tal Jareth y esperó de todo corazón que realmente fuera un poco más normal a la hora de aparecerse en el mundo común, de lo contrario, iban a llamar mucho la atención.

- Sí, puedes quedarte Manca. Además, creo que será lo mejor- dijo, intentando que su voz no delatase el m,iedo que sentía.

- Bueno, creo que ya estamos listos, ¿no? Esperemos que el paso a ese mundo no sea muy doloroso.

Después, girando sobre sí mismo, añadió:

- Tenemos que pasar por un parque y luego ir a un... ¿musao? Bueno, después podremos preguntar o ver alguna indicación.