Partida Rol por web

Lejos de amedrentarse por las palabras de la lugarteniente del Rey Demonio, Farnad afiló su mirada al escuchar sobre el destino del resto de sus viejos compañeros en Schwindria... aunque por las palabras de la mujer, parecía que no eran conscientes de la presencia de Atelie allí... eso jugaba en su ventaja, podría centrarse en acabar con ella sin tener que preocuparse demasiado...

- ¿Ah sí? -entonces creo que es mejor que dejemos esta farsa... Ahora dime... ¿Qué les ha pasado a mis compañeros que hicisteis presos en Schwindria? - la voz de Farnad se oscureció algo, evidentemente furioso en su fuero interno. No es que no conociese ya de ese destino, Blair ya comentó algo al respecto... pero que aquella mujer alardease de ello significaba que tuvo algo que ver o que incluso fue la responsable...

- Depende de tu respuesta, puede que salgas de aquí con vida... - dijo mientras su cuerpo empezaba a emitir un calor casi palpable a su alrededor, solo lamentando no saber del paradero de su espada ni de Blair... "Si estás cerca, esta sería un buen momento para aparecer..." pensó para si mismo, pero si necesitaba luchar cuerpo a cuerpo contra aquella mujer lo haría...

De todas las formas, Farnad echó un vistazo a su alrededor, buscando algo en el palanquín y el templo que pudiera usar como sustituto de su espada...

- ¡Ay! - se quejó ella del susto cuando vio a la criatura saltar a por ella. Por reflejo intentó interponer su nueva espada para defenderse, ¡pero no se lo esperaba para nada!

- Oye, ¿tú qué haces ayudando a ese merodeador? ¡Escuché que le encanta cocinar lagartos! - le dice al 'fiel corcel' del merodeador en cuanto tiene la oportunidad.

-Pues…fueron capturados junto a la princesa. No fue una tarea difícil…-Dijo con tranquilidad.-Tanto tu como yo estamos en una carrera contra el tiempo…mi señor quiere a las princesas y el tuyo también. Son diferentes puntos de vista, pero te puedo asegurar que el nuestro es el correcto.-Terminó por decirte con tono serio mientras daba otra calada a su pipa.

No hacia falta muestras de que estabas cabreado, ella lo sentía, pero aún así, se mantenía serena, tranquila…como si todo aquello no fuera con ella.-¿No voy a salir de aquí con vida?, ¿vas a matarme caballero?.-Preguntó finalmente mostrándose sorprendida y girándose para encararse a ti, sin soltar aquella pipa de la que fumaba.

No había rastro de Blair…pero desde luego podías usar diferentes cosas para enfrentarte a ese demonio, desde tus puños, palanquín, una estatua de bronce o rocas. Parecía ser ágil, pero tu eras más fuerte.

Aún así, esperabas que Blair apareciera pronto en tu ayuda.

Aquel ataque del merodeador te dio…por muy poco, pero no tardaste en recibir un buen corte en el hombro, algo que hizo sonreír a aquel merodeador, el cual hizo una floritura con la lanza y sonrió.

-No quiero haceros daño princesas…así que rendíos tranquilamente y venid conmigo.

Aquel lagarto…por su parte, se quedó confuso durante unos segundos, aunque tus palabras…parecieron hacer efecto durante unos segundos, ya que se quedó mirando a su acompañante con auténtico odio…pero de repente se tiró al suelo y empezó a mordisquearse una pata.

-¡Vamos zopenco, no te quedes ahí parado como si nada!.-Gritó molesto el albino mientras volvía a mirar a la princesa.-Muy bien…si no venís por las buenas…-El enano sacó un frasco de liquido violeta y se dispuso a frotarlo en su arma, (Tirada de inteligencia dif 10 para descubrir que ungüento está usando).

Astrid por su parte no se esperó y no dudó en lanzarse a por el peludo, soltando otro buen puñetazo en su dirección, la cual dio de lleno en el canijo, el cual se retiró un par de pasos y escupió un diente...pero su arma ya estaba preparada. 

Atelie se lleva la mano al hombro cuando recibe el corte y da un paso atrás. ¡Como pica! Ella no es una guerrera, y aún está un poco afectada por el veneno. Con la mezcla de dolor y ligero mareo, y además a la distancia, no llega a identificar qué demonios está untando en ese arma. No le hace falta saber qué ha untado para saber que es malo, al menos.

- ¡Cuidado, podría ser otro veneno paralizante! - asume ella. Al menos el lagarto se "reveló" contra su amo: El que haya dejado de ayudar a su amo ya lo considera una victoria~ ¡Le agradecerá la ayuda al pobre lagarto luego!

Aprovechando que el enemigo está luchando con la princesa, Atelie se mueve para flanquear al villano y lanzar pequeñas fintas o ataques cuidadosos con su espada: Su objetivo no es realmente atacar y herir al Merodeador, sino ser una distracción adicional para que él no pueda atacar cómodamente, y que Astrid pueda reventarlo a golpes~

Farnad ante la altanería de aquella sierva del Rey Demonio, no pudo evitar explotar de la ira y golpear con fuerza el palanquín donde se encontraba ella, aunque no con demasiado éxito, pues trataba de hacer explotar el palanquín con dicho golpe... se había dejado llevar, y eso le había dejado expuesto...

- Ya veremos... - dijo el caballero respondiendo a la sierva del mal..

La sierva del mal te miró un tanto aburrida, y con un simple movimiento esquivó el carromato como si se tratara de una hoja de árbol que fuera en su dirección.

Entonces te miró unos segundos con ojos rojizos, obviamente para nada humanos y finalmente suspiró.-Muy bien entonces…ya me estaba cansando de tanto disfraz.-Suspiró chasqueando los dedos y entonces su apariencia de monja fue desapareciendo. Los hábitos dejaron paso a unas largas y rojizas piernas adornadas con tatuajes demoniacos, además iba ataviada con un vestido corto de cuero unido apenas por unas tiras de ropa...sus muñecas tenían un par de pulseras de pinchos, al igual que en su cuello se encontraba un collar de la misma índole. 

Rojiza, con cara de aburrimiento, unos ojos rojizos como su piel, una larga cabellera blanca y un par de cuernos asomando. Era atractiva sin duda.

-Me presento ante ti...Soy Jezubella...comandante de las legiones demoniacas. Te permitiré darme el primer golpe por cortesía, así que adelante paladín. 

Rápidamete y aprovechando que el lagarto estaba distraído te lanzaste a por el peludo enemigo, empezando a atacar con tu espada sin detenerte ni un segundo, aunque al canijo lo esquivó con una facilidad cuanto menos admirable, incluso te miró aburrido.

-¿Eso es todo princesa?, será muy fácil raptarte y llevarte a…-Pero de repente un puñetazo salió de la nada y el bicho se estrelló contra el muro de uno de los callejones, quedándose atrapado en el y saliendo cubierto de polvo.

Un aura rojiza pareció rodearle y antes de poder siquiera darte cuenta empezó a dar volteretas y saltos como si estuviera poseído o con la rabia…desde luego parecía una especie de ardilla loca.

Astrid trató de concentrarse en el ya que se movía muy ráìdo…pero no pudo prever aquel ataque que hirió a la princesa, rajando su pierna que sangraba de forma profusa.

La rubia apretó con fuerza los dientes y se llevó una mano a la herida.-Me arde la pierna…-Masculló molesta.

Realmente a Atelie no le molestó que el Merodeador le esquive. De hecho, eso era exactamente lo que ella quería que haga: Mientras más tiempo pase mirándola a ella, menos mirará a la princesa. ¡Y buena la hostia que se ha comido por ello!

- ¿¡Q-qué demonios!? - gimoteó de sorpresa Atelie al ver que comenzaba a moverse con una velocidad imposible. ¡A esa velocidad Atelie nunca podría rozarle un solo pelo! Y para colmo, el veneno en Astrid ya la estaba afectando. ¡No le queda otra opción! Atelie saca de su macuto un pequeño vial y se lo bebe: ¡Su pócima mágica!

Con eso hecho, empuña la espada del dragón y va a por el peligroso merodeador. - ¡Ya ha sido suficiente! -. Su intención no es matarlo, sino deshabilitarlo.

Al fin mostraba su verdadera forma... y no solo eso... sino que en su soberbia pensaba que el caballero no sería capaz de dañarla... - Te arrepentirás por ello... - En esta ocasión agarró un trozo de metal del palanquín y lo hizo arder con toda su alma, como si estuviese poseído por algo... y acto seguido se lanzó contra la diablesa...

El caballero golpeó con todas sus fuerzas, esperando que ese trozo de metal fuese lo suficientemente resistente como para durar lo suficiente hasta que Blair llegase con su espada...

-¿Ah, si?...entonces aquí te espero caballero.-Dijo cerrando los ojos, concentrándose…no iba a ser un enemigo común. Cuando agarraste aquel trozo de metal para usarlo a modo de espada, ella se quedó quieta, sin inmutarse.

Y cuando te lanzaste…solo bastó de un movimiento para quedarse a tu lado, donde chasqueó la lengua.-¿eso es todo Farnad?...me esperaba más de un joven varón como tú. ¿Cómo piensas defender a las princesas si no puedes ni enfrentarte a mi?.-Preguntó ladeando la cabeza antes de soltarte una pequeña colleja. -Inténtalo de nuevo, golpea con todas tus fuerzas caballero. 

Aquello parecía casi imposible…pero haciendo acopio de fuerza, tomaste un vial que contenía tu pócima mágica y te lanzaste a por el merodeador con tu espada tras soltar un grito.

El merodeador no se detenía, estaba encolerizado…y podía con todo ciertamente, pero debías tratar de mantener la compostura, si te llevabas por la rabia o el enfado terminarías por cometer errores, aunque aún así…no tardaste en ensartar levemente con tu espada al merodeador, el cual dejó escapar un quejido, pero al menos paró de rebotar.

-Ugh…eso ha dolido princesa…¡ríndete ya, has de venir conmigo!-Espetó molesto…al menos hasta que Astrid apareció tras el como una sombra realmente cabreada y soltó un buen puñetazo en la nuca de aquel bicho, el cual se dio de bruces contra el suelo.

Ahora estaba incapacitado completamente.

Farnad empezaba a estar verdaderamente molesto, seguía sin tener noticias del resto, y parecía que esta lacaya era más poderosa de lo que se habían encontrado hasta el momento (que todo sea dicho, eran bastante patéticos).

- Hablas demasiado... - dijo con cierto desprecio el caballero, que no pretendía intercambiar más palabras con aquella demonio, lanzándose de nuevo al ataque con todas sus fuerzas, girando su cuerpo cual peonza, tratando de aprovecharse de su fuerza centrífuga para golpear a Jezubella. Pero aquel trozo de metal en llamas a este paso no duraría mucho más, fundiéndose.

- Fuf... fuf... Lo hemos conseguido... -

Sin dudarlo, Atelie se acerca a la princesa para echar un ojo y revisar su condición. ¡Recuerda que no se encontraba bien! La ha envenenado, o algo... Y tiene que atenderla, aunque con el veneno paralizante que lleva ella encima le cuesta moverse y concentrarse.

- ¡Has hecho un buen trabajo! Lo lamento, no soy realmente una luchadora... -

Ninguna de sus habilidades son particularmente buenas en un enfrentamiento directo: Por suerte Astrid ha podido tumbar a ese merodeador. - ¿Se encuentra bien, señorita Astrid?

Aquella demonio empezaba a molestarte y no dudaste en despreciarla sin buscar mediar más palabra, lanzándote entonces contra ella con aquel trozo de metal en llamas. La verdad es que tenías una fuerza increíble, posiblemente todo fruto del poder de el Sake de manzana que te dieron a beber, eras hercúleo.

 Ni siquiera Jezubella pudo esquivar tu ataque, la cual golpeó de lleno a la demonio. Esta se arrodilló unos segundos y escupió un poco de sangre, pero nuevamente volvió a ponerse de pie, tambaleandose.-Eres fuerte, lo admito...pero ahora me toca a mi...-Gruñó antes de lanzarse con las piernas listas para darte de lleno, aunque se notaba que tu ataque la dejó desorientada. Tu tenías más fuerza.

Habías derrotado al merodeador, incluso a su montura, la cual ahora se encontraba mordisqueándose una pierna como si aquello no fuera con el. Pronto te acercaste a la princesa para ver su estado. Esta se veía cansada, adormilada…

-Estoy bien…cansada…no se que tenía esa arma, pero…me siento rara…-Gruñó molesta.-¿Tu estás bien?...¿le has tumbado?.-Preguntó con tono agotado.-Farnad...tal vez necesita ayuda...¿donde está?

Farnad por fin vio recompensados sus frutos, la demonio era fuerte, pero no era invencible, tal y como suponía... Como decían sus maestros... "si sangra se le puede matar". Aunque Jezubella no tardó en contraatacar y propinar una buena patada a Farnad, que le hizo retroceder dos metros de su posición original y llevarse la mano izquierda a su costado.

- ¡No está mal, creo que eres la primera demonio que está a la altura! - Acto seguido y sin amilanarse, volvió a la carga, tratando de golpear nuevamente a la demonio con su ataque, con más fuerza y velocidad que antes, debido a la herida sufrida y que le hacía hervir la sangre...

- Yo me encuentro igual, sospecho que se trataba de algún veneno paralizante... - responde con una mano en la cadera. Se apoya en su báculo y esboza una pequeña sonrisa. - El caballero debe estar de camino a aquél sitio, pero vamos a ver si puedo encontrarle. -

Atelie se lleva dos dedos a los labios y silva con fuerzas. Luego, haciendo uso de su Llamado a la Naturaleza, primero agradece a los cuervos por la reciente ayuda, y luego pregunta si han visto al gran caballero de cabellos negros, Farnad.