Partida Rol por web

— Me temo que la ceremonia estaba destinada a ser interrumpida desde antes de nuestra llegada. — añadió ella, sosteniéndose en su báculo.

Ella mantiene los ojos cerrados. ¿Tendrán noticias pronto de sus aves? En cuanto antes puedan emprender el viaje, mayor la probabilidad de rescatar a la princesa a tiempo.

— Pregunte lo que tenga que preguntar cuanto antes, Caballero. — le murmura a Farnad, preocupada.

Los monjes rumiaron entre ellos al ver el tatuaje de Farnad…desde luego era una buena señal, pero había un gran inconveniente.

-No hay princesa.-Argumentó el anciano.-El ritual no se completó, si una doncella hubiera subido las escaleras a tiempo, la habríamos escogido.-Empezó.-Entonces solo faltaría que entrara, la llevaríamos al altar y la diosa la hubiera reclamado a su lado.-Bufó el anciano.

-No hay vuelta atrás, ahora es imposible recuperarla y aunque seas un guardián y proteger a la princesa tu misión…estas tierras están condenadas a un siglo de oscuridad y malas cosechas.-Al menos parecía hablar en serio.-No habrá secuestro porque no hay princesa…¿entiendes joven?

¿Podría darse una situación así?, perder una de las princesas por interrumpir el ritual...desde luego era preocupante, pero al menos el demonio no podría raptar a otra más, ¿verdad?, incluso podía ser que la elegida de estas tierras fuera la "única" que necesitaba el Rey Demonio.

— ¿Y no hay forma alguna de elegir una princesa ahora...? — pregunta ella con preocupación. — Tiene que haber alguna alternativa. No puedo condenar a esta región a la oscuridad: Esta región es mi hogar. —

Ella implora a los monjes. — Tiene que existir algo que podamos hacer. No podemos dejar a la oscuridad ganar. ¿Verdad? —

Farnad frunció el entrecejo cuando escuchó la forma hostil en la que los monjes hablaban: Lo que no quieren entender es que la primera doncella que llegó hasta aquí era un demonio disfrazado, con el que tuve que combatir... Si realmente esperan una princesa, esa debería haber sido la segunda en llegar a la cima... - dijo el caballero con algo de enfado en su voz, puesto que aquellos monjes parecían haber ignorado por completo el hecho de que fueron atacados.

- Debe haber alguna forma de solucionar todo este problema sin necesidad de llegar a tales extremos... - dijo tras respirar algo y tranquilizar algo su ira interna, de la cual no eran culpables aquellos monjes, sino sus propios errores.

— Hmm... ¿Dónde está aquella otra doncella que ha subido durante el ritual, entonces? — pregunta ella. — ¿Huyó cuando la demonio se mostró?

El monje os escuchó a ambos pero terminó negando.-Nada se puede hacer ahora mismo. El ritual fue interrumpido, demonio o no se tenía que escoger a una joven de entre todos los aldeanos y esta joven no ha subido.-Suspiró.-Es inútil. Además, ya habrá huido con el gentío allá abajo, ¿Cómo va a querer subir aquí? Y más importante aún…¿Por qué querrían subirla a los cielos?, fue una cobarde.

Los monjes se lamentaban y con razón. Ciertamente era el más duro y oscuro de los tiempos.

-Os recomiendo volver a vuestras aldeas, este lugar será condenado...

Era una situación difícil, ¿pero se les podía culpar?, era la primera vez que ocurría algo así en cientos de años.

Aquella respuesta no satisfacía a Farnad, nada en absoluto, hasta el punto de que se giraría hacia el gentío que los rodeaba: ¿Estáis conformes con esto? ¡¿QUERÉIS UN SIGLO DE OSCURIDAD?! Me ofrezco para portear de nuevo a quien quiera ofrecerse para ser la sacerdotisa... ¡¡Volveré a recorrer el camino si es necesario, pero me niego a aceptar que por una intromisión de unos demonios esta tierra quede sumida en el caos...!! - dijo con determinación el caballero, intentando por todos los medios solucionar aquella situación que parecía ciertamente desesperada, pero dependía de que hubiese alguna muchacha que quisiera someterse al ritual.

Luego se giraría hacia los monjes: ¿Con esto valdría verdad? Acaba de darnos a entender que si alguna de las muchachas no hubiese huido podría revertirse... - Farnad usó las palabras del propio monje, que por suerte daban a entender que el ritual no era más que un medio para que una muchacha mostrase ser digna, pero que el día o tiempo no importaba tanto.

Atelie tampoco se da por satisfecha, pero primero deja que Farnad hable. Se frota el mentón, pensativa.

— ¿Y ha de ser una chica de este poblado, o con ser de la región es suficiente? —. Ella ya había sugerido esa idea antes frente a Farnad, pero lo había dicho en broma. ¡Cómo iba a ser ella la princesa, después de todo! Si no es más que una druida del pueblo de al lado... — ... Porque yo he subido las escalinatas junto a un caballero... —, aunque su 'caballero' fue Astrid.

— Y lo he hecho durante el ritual, además. —

Es lo único que se le ocurre. Si los monjes dicen que no es posible... no queda esperanza para su región a menos que destruyan al rey demonio.

Era una situación complicada, casi perdida a decir verdad…pero ambos tratasteis de dar una solución…¿y si Atelie era escogida para el ritual?, ¿Qué ocurriría entonces?, a fin de cuentas ella subió las escalinatas junto a Astrid, la cual era su compañera en aquel mismo momento, ¿no?

El monje miró primero a Farnad y luego a la druida, terminando por acercarse a ella.-Abrid la boca.-Pidió antes de empezar a examinarla de cerca, levantando sus brazos, haciéndola flexionar los dedos, comprobando que tenía todos los dientes, la verdad es que parecía estar muy sana o en perfecta condición, ¿se podía dar la casualidad de que ella pudiera ser escogida?

Los monjes comenzaron a cuchichear hasta que el anciano pidió silencio.-Seguidme…los tres.-Pidió antes de hacer un gesto para que los monjes abrieran la puerta del templo.

Estaba en vuestra mano entrar junto a ellos o no, pero…si había una oportunidad de salvar esa tierra, ¿lo haríais?  

Atelie se dejó inspeccionar. ¿Por qué le vino tantas veces la idea a la mente durante el día? Nunca antes había bromeado con nada por el estilo, pero esta no sería la primera vez que tuvo sueños o pensamientos premonitorios...

Cerró los ojos tras que le instan a entrar al templo. Súbitamente, aquél sueño que la llevó a emprender este camino cobró un significado mucho más aterrador: Si ese era de ser su destino, convertirse en una princesa significaba que...

... Pero no era momento de dudar. Atelie abre los ojos y mira a los demás, esperando una reacción: Si ninguno de ellos presenta quejas, emprende el camino. Esta vez no hace comentarios divertidos ni pequeñas bromas al respecto. Es una decisión seria, y si bien significará salvar a su región... también significa que su vida va a empeorar mucho, mucho a partir de ahora.

Farnad apenas tuvo tiempo para reaccionar, la sugerencia de Atelie lo dejó descolocado, aunque tenía cierta lógica, al fin y al cabo habían hecho lo mismo que el resto, solo que sin convertirlo en un espectáculo, aunque el caballero en primera instancia pensó que descartarían esa idea. Pero estaba equivocado...

Para sorpresa no solo de Farnad, sino de Atelie por como cambió su rostro, los monjes se plantearon realmente elegir a Atelie como la princesa del lugar, pero... ¿qué implicaba eso? Aún no sabían nada sobre la natura de esa "ascensión a los cielos", de la cual Farnad sospechó todo este tiempo, pero Atelie parecía dispuesta a sacrificarse por el bien de su pueblo.

- No voy a impedirte que lo hagas Atelie, al fin y al cabo quieres salvar a tu gente. Pero... ¿es realmente lo que quieres? Una vez entres en ese templo, puede que no haya vuelta atrás... - Farnad sencillamente expresó lo que pasaba por su cabeza, ni más ni menos, pero no tenía derecho a interferir, la decisión era solamente de Atelie.

— Alguien tiene que hacerlo. — respondió ella. No es una decisión fácil en realidad: ¿Y qué hay del pueblo donde creció, podrá volver a él cuando todo esto acabe? Y además, se volverá objetivo de todos los demonios...

— Su objetivo es proteger a las princesas, ¿verdad, Caballero? Me temo que si bien mi intención era ayudarle en su tarea, al final solo le añadiré trabajo... —, se ríe un poco y cubre la boca. Baja la mirada al suelo con algo de tristeza, recordando nuevamente la visión aquella. _{- Aún no está escrito. -} afirmó por lo bajo.

Tras inspirar profundamente, la druida se da la vuelta y emprende el camino hacia el templo.

— Caballero, no sé si usted será parte de esta ceremonia... Pero si no lo es, lo ideal sería preparar transporte: Cuanto antes sigamos la pista de la pequeña princesa del pantano, mejor. —

Atelie recuerda entonces a su corcel. Se separó de él hace ya varias horas, ¿habrá acaso encontrado él forma de dar con ella?

Decidisteis seguir al monje al interior del templo. Las enormes puertas de madera se abrieron de par en par y encabezando la caminata, el anciano entró al interior del susodicho.

Lo primero que notasteis era la oscuridad…un lugar tan grande, iluminado escasamente por algún candelabro y velas, se estaba casi en penumbra, pero podíais ver muy bien por donde caminabais y lo que os rodeaba…enormes estatuas de oro, incensarios, campanas…alrededor podíais ver a monjes que rezaban de forma frenética, posiblemente trataban de salvar la aldea con sus rezos…pero aquello solo podía conseguirlo la princesa de aquellos parajes.

Seguisteis avanzando en silencio, acompañados solo por el tintineo de campanas y los murmullos de los monjes rezando, hasta que finalmente llegasteis a un altar de madera que se encontraba bajo la atenta mirada de una enorme estatua de piedra…y sobre el altar, se encontraba una pequeña manzana dorada.

El anciano se giró y os miró.-¿Vas a intentarlo entonces jovencita?, a lo mejor no hay vuelta atrás.-Dijo con solemnidad mirando a Atelie.-Si es así…extiende la mano, agarra la manzana y muérdela.

Atelie se adentró al templo con una expresión seria, incluso algo lúgubre.

— Me temo que no tenemos otra opción. ¿Verdad? — sonrió ella tras que el monje le de la oportunidad de retractarse. Estiró la mano y cogió la manzana.

Atelie se la lleva a la boca y cierra los ojos. Le da un mordisco.

Al dar aquel mordisco a la manzana…de repente te sentiste ligera como el aire, como si flotaras…y así fue en un principio, empezaste a ascender hacia los cielos, como si dejaras atrás tu forma corpórea, como si fuera una especie de sueño…si mirabas atrás, el tiempo parecía haberse detenido, Farnad estaba de pie ahí, parado como si nada y tu…seguías ascendiendo.

Tras unos minutos que parecieron ser eternos para ti, llegaste a un lugar que solo se podía describir como un paraíso”. Una parcela con un jardín, unas montañas con cascadas, el suave tintineo de campanillas…se respiraba paz y tranquilidad y ahí sentada sobre una piedra, podías ver a una joven de pelo negro, menuda como tú…

Rasgaba las cuerdas de una guitarra, dejando escapar una calmante melodía. Pero no tardó en notar tu presencia y se giró a mirarte sin dejar de tocar. Vestía una túnica ceremonial blanca, estaba descalza…su piel era pálida como la propia luna. Te mostró una sonrisa y habló con una melodiosa voz.

-¿Eres una de las elegidas, verdad?...te doy la bienvenida a mi reino, pero…no puedes quedarte aquí, al menos no aún.-Te confesó.-Tienes aún una tarea que cumplir allá abajo…tienes que ayudar al mundo y evitar que aparezcan más problemas.-Añadió.

-No todo está perdido porque tu estás bien, también lo está Astrid, aunque…no puedo ver a la princesa del pantano.-Comentó refiriéndose a Blair.-Pero aún así…no hay porque darse por vencidos.

Con tranquilidad dejó de tocar y se puso de pie, dejando el instrumento a un lado y cogiendo un enorme cuenco que se encontraba en el suelo, junto a ella y el lago donde caía el agua de las cascadas.

-Ven, necesito que tomes esto…-Te pidió arrodillándose junto a lago y llenando aquel enorme cuenco con agua.-Bebe, vuelve abajo y llévate mi cuenco…seguro que os servirá.-Sonrió con timidez, esperando tu respuesta.

Farnad siguió a los monjes y a Atelie al interior del templo, que seguía sin transmitirle buenas sensaciones, pero también era cierto que eran todo especulaciones. Entonces llegaron al altar, y allí ofrecieron a Atelie una manzana dorada que había allí: Solo espero que todo eso del ascenso sea algo metafórico... - susurro el caballero a Astrid, que parecía también extrañamente callada, como si esperando a ver que sucedía.

Y tal y como ya dijera anteriormente Farnad, respetaría el deseo de Atelie, que no sin dudas, finalmente dio un mordisco a aquella manzana dorada, solo restando ver el resultado de todo aquello.

Atelie se dejó llevar. Cerró sus ojos y se sintió flotar como si de un sueño se tratase. ¿No será que mordió una manzana envenenada, o sí? ¿No la habrán matado o algo? La duda le provoca incomodidad.

Y entonces, al abrir los ojos, se encontró a sí misma en el paraíso. Impresionada lo observó todo, ¡vaya sitio más maravilloso! ¡Qué paz! ¡Que tranquilidad! La naturaleza allí se sentía tanto más suave y gentil de lo que jamás se imaginó. La sensación le provoca un escalofrío y le roba una hermosa sonrisa.

Aquella mujer le llamó mucho la atención, pero más aún sus palabras.

— ¿Elegida? Me pregunto si será eso... El destino me trajo aquí, cuando menos, así que de seguro es lo que debía suceder. — ella esboza una sonrisa. Aunque externamente esté intentando mantener una tranquila sonrisa, ¡realmente nada podría estar más lejos de la realidad! Le tiemblan un poco las piernas, le tiembla la ceja, siente escalofríos y está realmente superada por la situación.

— Iremos a buscar a Blair cuanto antes, ¡lo prometo! — respondió. — ... Pero... — , pensó en su visión nuevamente. Tuerce el gesto y decide guardarlo para si misma. Asiente. — Está bien. —

Se acerca, también tímida.  ¿Está hablando con la diosa...? — Yo... Muchas gracias. Daré lo mejor de mí. —, sonrió nerviosa y, temblorosa, cogió aquél cuenco. — ... No estoy muerta, ¿verdad? —

Atelie bebe del cuenco.

-No tienes que temer ni preocuparte…no estás muerta. Las princesas suben a este reino, para vivir en mi casa.-Sonrió levemente.-Pero tu turno no ha llegado todavía…eres una princesa, si, pero aún es pronto para ti.-Comentó con tranquilidad.

-Ahora solo tienes que volver ahí abajo, los aldeanos se sentirán más tranquilos…sobre todo si te llevas mi cuenco de vuelta. Verán que buscas traer la paz a las tierras.-Explicó.-Pero ahora no te preocupes, solo bebe tranquilamente…cierra los ojos y volverás pronto al templo.