Partida Rol por web

Farnad apretó algo los puños, puesto que ambos argumentos tenían parte de razón. Por un lado podrían seguir, pero se encontrarían con que solo tres deberían asaltar la Fortaleza del Rey Demonio, que aún sin resucitar resultaría toda una hazaña; y por el otro lado era cierto que si bien el Rey Demonio solo necesitaba a una princesa, no le valía cualquiera, tenía que ser LA princesa, pero salvo sorpresa, el Rey Demonio ya tendría en sus zarpas a tres de ellas, Gabri, Emi y Blair.

Luego recordó la presencia de otra arma, en este mismo lugar para combatir al Rey Demonio, siendo quizás la mejor opción, aunque deberían retroceder o viajar a algún puesto fronterizo para obtener información al respecto: Tengo una tercera opción... Blair me habló de las armas que podrían vencer al Rey Demonio en caso de que llegase a resucitar... una es este escudo que nos concedió la Diosa que bendijo a Atelie, y la otra es un arma que debería encontrarse en este páramo... Sugiero que viajemos a algún puesto fronterizo de los países vecinos y nos informemos para obtener dicha arma... - no existía la opción ideal, pero tener ambos artefactos en su poder garantizaría que al menos tendrían los medios para luchar contra el Rey Demonio.

- Estamos en esto juntos, así que creo que deberíamos tomar una decisión conjunta... - dijo Farnad a la espera de que sus acompañantes diesen su opinión y decidiesen...

— Pero si hacemos eso, no cabrá duda alguna de que la joven princesa Blair estará capturada en la fortaleza. En estos momentos tenemos la incertidumbre, pero si dejamos pasar tiempo tendremos la certeza. —

— Me temo que la naturaleza no puede brindarnos más información al respecto... — cierra sus ojos, pensativa. ¿A menos que...?

— Pero intentaré pedirle al destino una señal. —

Atelie inspira profundamente y cierra los ojos. Se aparta unos pasos del grupo y busca despejar su mente. Generalmente sus visiones llegan a ella cuando quieren, pero en estos momentos que tan desesperadamente necesitan aquella crucial pieza de información, no le queda opción que intentar forzar el talento.

Farnad habló de la leyenda del arma y el escudo para enfrentarse al rey demonio…desde luego era una opción, pero dejabais de lado a Blair y su situación. Aún así, algo os tenía que pesar sobre las cabezas y es que habían más princesas, las cuales en esos momentos podían estar siendo raptadas o actuando libremente. Al menos Farnad contaba con la presencia de Astrid, la mantenía a salvo.

Blair trató de relajarse, lista para pedir una visión…algo que pudiera guiarla y aunque alguna que otra imagen venía a su cabeza…era muy difícil poder entrever algo.

Astrid por su parte parecía nerviosa, tensa...y es que el destino del mundo seguía en vuestras manos después de todo.

La princesa se giró y miró a Farnad con seriedad.

-Si por algún motivo fueran a capturarme...o cayera prisionera. Quiero que prosigas con la misión, ¿de acuerdo?. Sé que tu honor de caballero haría que fueras a por mi, pero esto es demasiado complicado. La diosa cuenta contigo y con Astrid, hay que honrar su decisión, ¿de acuerdo?

La visión llegó con rapidez a decir verdad...pero tal vez la zona interfería en el mensaje o las imágenes que podías recibir. Pero aún así, conseguiste algo de ayuda visual.

La primera imagen parecía más bien un recuerdo, como una cámara oculta bajo tierra, polvorienta y repleta de huesos. Ahí, una figura de cabello pelirrojo avanzaba lentamente hasta un pedestal en el centro de la sala, ahí se encontraba un cofre.

Al abrirlo pareció alzar algo que solo podía describirse como una maza...con pinta de...¿cucharón?, desde luego era extraño. Pero esta figura lo alzó como si fuera un auténtico tesoro, sonriendo a su propia fortuna y suerte...no tardó en susurrar unas palabras.

"Esto...se...vender...bien...en...Zafir..." 

El sonido parecía corromperse pero al menos tenías una buena pista. 

Atelie cierra los ojos y baja la cabeza. Que frustrante... Pero si todos estaban de acuerdo con ello, ¿qué otra cosa podría hacer? Sola no puede internarse en aquél sitio.

¿Cómo pudo ser...? Iban a caballo, se apresuraron tanto como pudieron... Y aún así, fallaron. No acaba de comprenderlo, pero no queda otra opción.

— Espero la pequeña princesa del pantano sepa cuidarse a si misma... — suspiró.

Luego se llevó la mano al rostro, como si le hubiese dado una súbita punzada de dolor. Presionó los dientes y se concentró en aquella sensación, alzando la mano para pedir con un gesto que no se acerquen ni la toquen mientras duraba aquello.

Poco a poco fue recuperando la calma y alzando el mentón, aún con los ojos cerrados.

— Zafir. Hay algo importante allí... —

Abre los ojos.

A Farnad la idea también le resultaba dolorosa, pero era cierto que quizás Blair podría esperar, y conociendola esta también sería su forma de obrar. En cualquier caso ahora dependían de Atelie, que quizás conseguiría una visión para poder ser guiados hasta el siguiente artefacto de leyenda y así poder hacer frente al Rey Demonio, aunque claro, también se agradecería más fuerza humana, pero ya llegaría más adelante el momento de pensar en ello.

Astrid fue la que se acercó y comentó al caballero que en caso de que la sucediese algo, siguiesen con su misión. Aquella perspectiva era factible, pero no pensaba cometer el mismo error de nuevo, y por suerte Astrid era más razonable que Blair y no se alejaría de ellos sin un buen motivo: No creo que suceda... El secuestro de Blair fue porque cometimos el error de dejarla sola, pero eso no volverá a suceder... - luego suspiraría... - Pero sí, prometo que seguiría con mi misión, pero dicha misión también incluye mi juramente de protegeros... - dijo tratando de transmitir calma a Astrid.

Pero la mejor noticia de todas fue que Atelie finalmente tuvo una visión, de una ciudad o asentamiento tal vez... Zafir, allí debía haber algo... Quizás el artefacto que se proponían buscar, o quizás alguna de las princesas, pero solo poniéndose en marcha averiguarían que sería: ¿Sabrías guiarnos hasta allí? - pregunto con amabilidad Farnad a la joven druida.

La princesa miró a Farnad tras su contestación y asintió, se fiaba de el y de que cumpliría su misión…habían demasiadas cosas en juego como para olvidar que aún habían más princesas repartidas por el mundo y que había que encontrarlas y protegerlas. Además…no todo estaba perdido.

-¿Zafir?-Preguntó Astrid un tanto confusa, tal vez el nombre tenía que significarle algo, pero no parecía sonarle de nada.

-¿Mar de Zafiros?, ¿puede ser ese lugar?-Preguntó la princesa con tranquilidad.-A lo mejor es eso…¿no?-Finalmente miró también a Farnad, el había viajado más por el mundo, ¿sería posible?

Farnad se quedó pensando al escuchar a Astrid, y bien era cierto que había escuchado hablar de aquel lugar, pero el caballero nunca estuvo lo que se decía muy centrado en otros reinos que no fuese el suyo. - Creo que tienes razón, aunque mis conocimientos se limitan a Shanteen y Schwindria, por lo que no sabría decir si sería capaz de guiarme desde aquí... - dijo mientras seguía pensando.

Luego dirigió su mirada hacia Atelie, que quizás como druida, habría viajado más, o quizás ese talento para comunicarse con los animales les fuese útil una vez más: Quizás puedes ser tú quien nos guíe... Ya lo has hecho anteriormente y sospecho que eres la más capaz para ello... - dijo rascándose la cabeza algo como si de vergüenza de que un caballero como él no tuviese la habilidad suficiente para salir de ese escollo.

— Sospecho que lo que el Destino me ha intentado mostrar es otro artefacto de la diosa, tal y como el escudo que le he traído desde los cielos, Caballero. — explicó ella su razonamiento.

— Parecía una... Cuchara... No, más grande. Un cucharón... ¿O quizás era algún tipo de arma? — se preguntó. — Me temo que no he podido ver con claridad, y aunque lo hubiese podido ver, a veces lo que veo es más metafórico que tangible. —

Asintiendo, Atelie emprendió el camino. — Por supuesto. El Destino nos guiará hacia donde tenemos que llevar. Y estoy seguro de que podemos preguntarle a las aves la dirección correcta~ Después de todo, el Mar de Zafiros debería estar en... — alzó al mirada al cielo para orientarse cardinalmente, y luego señaló hacia donde creía que debían ir. — Esa dirección. ¡No tenemos tiempo que perder! La pequeña princesa del pantano estará esperando nuestro rescate. Cuanto antes partamos, antes tendremos la fuerza necesaria para poder regresar. —