Partida Rol por web

El rubio te miró con interés cuando hablaste del Páramo desolado, los ojos, los tatuajes y la luz celestial. Si no fueras druida pensaría que no eras más que una loca, pero era una situación especial. Comentaste como era cuestión de importancia el hecho de que Astrid hubiera desaparecido, algo que no podía tomarse a la ligera y por ello le insististe en participar en la búsqueda.

Tranquilamente guardó silencio, sopesando la situación, pero aún así no pudo evitar rascarse la nuca.-Esperaos a que recibamos información sobre los exploradores, si no encuentran nada os diré por la zona donde la princesa suele cazar.-Comentó.-Ahora no tiene sentido salir a buscar, la nieve, los lobos, los osos…será realmente peligroso, incluso para una druida.-Exclamó.

-Insisto en que esperéis aunque sea al amanecer, ¿os parece?

Atelie suspira con suavidad. Se toma casi un minuto en silencio con los ojos cerrados, contemplando sus opciones y considerando qué sería lo más razonable.

- Cierto es que mi cuerpo está cansado del viaje, y que el clima no es favorable. Esperaré hasta el primer alba, pero no más.

Se decide también pedir ayuda a algún ave nocturna más tarde.

Dastan sonrió más tranquilo al saber que ibas a pasar la noche.-Es lo más sensato…afuera te perderías con la tormenta o te encontrarías con algo peligroso, aquí estarás más segura. Te lo puedo asegurar.-Comentó señalándose a si mismo con el pulgar. -Me enorgullece poder decir que soy el mejor capitán de la guardia de todo el mundo. Me tomo muy en serio mi trabajo y presto atención al más mínimo detalle. Así que podéis estar tranquila Lady Atelie.

La verdad es que parecía muy seguro de si mismo, pero…por eso mismo, ¿no deberían ser un poco más cuidadosos con la princesa?, aunque por otra parte a lo mejor era una dama de armas tomar y por eso mismo no podían controlarla de ninguna forma.

Tras acabar de comer, Atelie se incorpora y sonríe al hombre rubio.

- Muchas gracias por la comida, ha estado delicioso. Espero tenga usted razón, pero me gustaría pedirle que se mantenga alerta.

- En cualquier caso... ¿Si sería tan amable de indicarme dónde dormir...? - pregunta con una gentil sonrisa. No le acaba de gustar la tranquilidad y confianza que tiene aquél guardia en si mismo: ¡Ese tipo de exceso de confianza puede ser peligroso! Pero ella no es nadie para criticarle abiertamente, así que de momento accede cautelosamente a las sugerencias de Dastan y piensa en el viaje que le toca mañana por la mañana.

El rubio sonrió con solemnidad cuando dijiste que se mantuviera alerta.-Mi Lady…yo siempre estoy alerta, por eso mismo soy el capitán de la guardia. Todo irá bien, se lo puedo asegurar.-Prometió con cortesía a la vez que preguntabas por el lugar donde podías dormir.

-Claro, deje que la acompañe a uno de los aposentos, sígame.-Dijo haciéndote un gesto y esperando a que te levantaras de tu asiento. Tras eso hizo una seña y un par de criados rápidamente recogieron tus platos y se los llevaron corriendo a donde suponías que era la cocina.

-¿Sabe usted algo respecto a los dragones, mi lady?.-Preguntó Dastan mientras te conducía por el enorme salón y en dirección a uno de los pasillos de los laterales, los cuales deberían llevar a las habitaciones y demás salas, como las despensas, armerías, barracones…

-Dicen que hace cientos de años habitaban KharazKhar, pero que los humanos terminaron echándolos a todos y quedándose con sus madrigueras, tesoros y reliquias.-Dijo dándote un tema de conversación.-Algunos locos o escépticos dicen que siguen habitando por las montañas, durmiendo profundamente bajo la nieve, en bóvedas oscuras…rodeados de tesoros.-Río levemente.-Usted es druida, ¿Qué piensa sobre ello?, ¿ha visto algún dragón?

Ella atiende a la conversación que sacó el Capitán.

- No he tenido el honor de ver a un dragón. - responde con cierta curiosidad. - Sobre qué pienso al respecto... No es tan extraño que un animal eche a otro de su hogar. El más fuerte coge lo que necesita.

- La diferencia es que los humanos, a veces, cogen cosas que no necesitan. Riquezas, prestigio...

Ella sonríe con circunstancias y mira a Dastan. - Cazar para comer o para asegurar un hogar para ti y tu descendencia es el orden natural de las cosas. - concluye.

Dastan te escuchó con interés mientras le hablabas.-Bueno…usted sabe tan bien como yo que en KharazKhar cogemos lo que necesitamos. No tenemos otra opción, estamos en un lugar rodeado de nieve, ríos congelados y con apenas cultivos.-Sonrió.-Nos queda cazar o comerciar…pero tiene razón, es el orden natural de las cosas.

Tras eso terminó por llevarte a una puerta de roble, la cual abrió con cuidado, mostrándote una amplia estancia con chimenea, una alfombra de piel de oso, una enorme cama con varias mantas y una ventana que daba al exterior.

-Si quiere un baño puedo pedirle al servicio y en un periquete lo tendrá listo.-Anunció.-Si no…deje que al menos prendan la chimenea, hace bastante frío.

Fuera cual fuera tu petición, Dastan no dudaría ni un segundo en cumplirla.-¿Puedo hacer algo más por usted?.-Preguntó al fin, listo para marcharse y dejarte descansar. 

- Todo en moderación. - respondió ella con una sonrisa ante las conclusiones de Dastan.

Una vez en la habitación, ella asiente. - Un baño caliente y fuego con el cual acompañar mi noche serán más que agradecidos, Capitán. - , accediendo a ambas sugerencias. - No hará falta más, ya ha hecho mucho más de lo que podría haber pedido. No le molestaré más por esta noche, mas no prometo que pueda librarse de mi con facilidad mañana. - respondió esta vez con un tono más divertido, dando a entender que tampoco lo dice 100% en serio.

Su plan es darse aquél baño caliente, y luego a dormir. ¡Mañana le toca otro largo día!

El caballero sonrió al escucharte y no dudó en darte otra reverencia.-No se preocupe, no es molestia alguna tenerla aquí como invitada, igual que no me molesta su presencia. Así que puede quedarse todo el tiempo que quiera, no me libraré de usted.-Bromeó.

Tras eso fue a avisar al servicio de que te trajeran una bañera con agua caliente y te encendieran la chimenea.

La verdad es que aquella vida plagada de lujos era esplendida…pero no se podía comparar con el sentir el frío de la noche en tu piel desnuda o sentir el olor de la naturaleza en el aire. Desde luego no eras una urbanita, eso estaba claro. Tras darte aquel apetecible baño caliente te metiste en la cama…y gracias al cielo esa noche no tuviste ningún extraño sueño con tentáculos y cosas viscosas. Así que cuando despertaste por la mañana, estabas de una pieza, tranquila, descansada y serena.

Ahora solo faltaba prepararte, ir a desayunar, comprobar que la princesa había vuelto y…proseguir tu aventura por el enorme mundo que se encontraba frente a ti. 

Atelie pasó una noche tranquila, dentro de todo. El baño le hizo muy bien, la cama le resultó cómoda, el calor de la chimenea agradable... No está mal disfrutar de esos placeres de tanto en tanto, si bien ella ciertamente se contenta con mucho, mucho menos que esto.

Tras despertar, la joven druida recogió sus vestimenta y se alistó: Peinar sus gran cabellera blanca toma su tiempo, decorarla con su hebilla de plumas no tanto. Su túnica de cuero marrón con detalles plumíferos y herbales, sus 'medias' y botas, su báculo y su macuto de viaje. ¡Ciertamente viste de forma llamativa!

Se retiró de su habitación y fue de camino a buscar su desayuno, al igual que novedades con respecto a la joven princesa.

Una vez lista con tu atuendo plumífero, saliste en dirección al salón para desayunar y enterarte de el paradero de la princesa y su estado…pero que equivocada estabas.

Al salir de ahí no tardaste en encontrarte a la guardia reunida hablando con Dastan, el cual parecía claramente preocupado. No te hacia falta ser un genio o poder leer la mente para saber que la princesa no había vuelto. Simplemente no había rastro de ella, ¿Qué se suponía que iba a ocurrir ahora?

Tu lo tenías claro. Ibas a salir a buscarla, el mundo dependía de ello.  

No se percataron de tu presencia, por lo que podías irte a escondidas o...avisar a Dastan, claro. 

La joven druida echó una mirada al grupo de gente. Preocupada, no tardó en dirigirse hacia la salida: No quería invertir tiempo en hablar y discutir nada, y si bien le preocupa que la noche de descanso que tomó juegue en su contra, a la vez sabe que estaba demasiado cansada como para sobrevivir la fría noche.

Antes de salir del edificio, Atelie se giró y hacia el ocupado y preocupado Dastan, esperó hasta que sus miradas se crucen y solo entonces le ofreció un pequeño asentimiento con ojos llenos de significado: Ella iba a salir ahora mismo, y esperaba que él haga lo que esté en sus manos.

Sin esperar respuesta, la Druida vuelve a girarse y va a buscar su corcel. El siguiente paso es ir hacia el bosque, ¡y comunicarse con la naturaleza! Planea usar su magia para preguntar a las aves locales por direcciones y pistas.

Trataste de avisar a Dastan. Una vez vuestras miradas se cruzaron le diste a entender de que te ocuparías del asunto. El joven quiso hacer el ademán de ir a por ti y aconsejarte o tal vez acompañarte...pero no podía librarse tan fácilmente de los hombres que reclamaban y gritaban de forma preocupada por su princesa.

Aún así, rápidamente fuiste a por tu corcel y al poco ya estabas cabalgando entre la maleza, los arboles y los arbustos repletos de nieve.

Tu plan principal era comunicarte con la naturaleza, una tarea fácil para una druida como tú. Así que seguiste moviéndote entre los enormes arboles y finalmente llegaste a lo más parecido a un circulo druídico que podías encontrar. En tus tierras era normal encontrar círculos druídicos, pero posiblemente la capital estaba dejando de lado aquella faceta suya…principalmente porque el lugar parecía muy descuidado.

Algunos arboles estaban marchitos, el circulo de piedras desperdigado…desde luego estaba abandonado y maltrecho, pero cumpliría su propósito.  

Atelie se bajó de su corcel con un pequeño salto, contemplando así el entorno. Serviría, sí. Era un poco triste ver el poco interés y respeto que tenían las personas del pueblo con respecto a ese sitio, pero tampoco podía culparles por ello.

Tras acariciarle la crin a su compañero de viaje, se mueve hasta el centro del círculo y toma asiento. Que la naturaleza haya reclamado aquél viejo círculo no le suponía ningún problema o preocupación.

Con sus ojos cerrados, la joven Druida libera su mente y comienza a hacer uso de su magia, su denominado 'Llamado a la Naturaleza'. ¿Cual sería el objetivo de su magia esta vez? ¿Un ave? ¿O viento mismo, quizás? ¿Una raíz? El bosque es sabio, y a él le pregunta:  - ¿Hacia dónde ha ido la princesa? -

Te sentaste en el centro del circulo, relajándote y poniendo la mente en blanco para comunicarte con la naturaleza…no sabías quien iba a responder, pero no tardaste en recibir tu más que deseada respuesta.

El viento arrastró unas palabras suaves y silenciosas, pero pudiste escucharlas con claridad.

“La princesa no salió de la montaña…”  

Aquello fue lo que entendiste de aquel mensaje, ¿pero que significaba lo de que no llegó a salir de la montaña?, se habló de que fue a cazar, ¿verdad?...a lo mejor se acercó demasiado a un monte o entró en alguna cueva. Fuera como fuera, era una buena pista y ahora sabías como avanzar, más o menos.

Tras su momento de trance y contemplación Atelie escuchó la respuesta que buscaba. Se incorporó y limpió su atuendo de tierra y hojas.

La joven Druida se sube de un salto a su fiel corcel y asiente, emprendiendo el camino. - No ha salido de la montaña... Hm... Será mejor no perder tiempo.

Si bien tiene una muy buena idea de a donde no ir, la realidad es que no tiene una dirección concreta para encontrarla. Eso significa que habrá que hacer investigación a la vieja usanza.

- Si está viva y aún está en la montaña, debió haber dormido en algún sitio resguardado. Cuevas, campamentos, cabañas... -

Tras murmurar esas palabras, Atelie comienza su investigación. No va a ser fácil dar con el sitio concreto, pero habiendo limitado tanto las posibilidades y aún contando con la posibilidad de comunicarse con algún animalillo por el camino, confía en que con algo de suerte pueda encontrarla a tiempo.

Con rapidez volviste a tu corcel y emprendiste el camino en dirección a la montaña. Supusiste que tenía que ser la más grande de la zona y no tardaste en dar con ella…vaya, solo tuviste que alzar un poco la vista para fijarte en una colosal montaña coronada con nieve. A esa distancia no podías fijarte si habían cuevas o no...pero seguro que una vez te fueras acercando terminarías por descubrirlo.

Cabalgaste entre los arboles, siguiendo uno de los caminos que recorría aquel pequeño bosque en dirección a la montaña. La verdad es que no parecía haber nada extraño por el camino, pero te diste cuenta de algo, otra posible pista…si la princesa había pensado en cazar y se dirigía a la montaña, podía tratar de enfrentarse a Yeethees, osos o…¿dragones?

Las palabras de Dastan resonaron en tus oídos, recordando cuando te habló de los susodichos seres que aparentemente dormitaban bajo la tierra. ¿Es posible que la princesa hubiera querido ir a por alguno?

Si la reputación de la princesa era cierta (y por lo dicho por Dastan parecería que sí), buscar alguna cueva, o algún tipo de Dungeon subterráneo cuya entrada esté por la gran montaña suena a una buena idea~

Tiene que apresurarse. ¡No sabe con qué se encontrará!

Tuviste la ligera sensación, mientras cabalgas, de que estabas pasando algo por alto…pero no debía de ser muy importante, ya que al poco rato esa sensación desapareció y dio paso a otro tema más importante…la montaña.

La susodicha se alzaba frente a ti, imponente, peligrosa y amenazante. Cuando eras niña escuchabas todo tipo de historias sobre tu hogar, desde que las montañas eran enormes gigantes dormidos a que la nieve era trabajo de un enorme oso polar que traía y se llevaba el invierno cuando le daba la gana.

Pero aquello no eran historias, la montaña se encontraba frente a ti y no sabrías que te encontrarías en su interior. No tardaste en dar con una enorme entrada, la cual lo más seguro es que fuera una cueva…y en su interior solo había oscuridad. Tendrías que prepararte para lo peor.

La montaña era sin dudas imponente, y acercarse a ella le resulta muy preocupante. Por un momento se le cruzó por la mente que debería haber avisado a Dastan y su compañía lo que la naturaleza le informó, pero en ese momento pensó que no tenía tiempo que perder.

Atelie se baja de su corcel frente a la cueva. Toma aire profundamente y le acaricia la crin a su nueva compañera. - Volveré cuanto antes. Si la noche llega y no he salido... ve a por la guardia, sabrán qué hacer. -

Tras despedirse, Atelie comienza el descenso. ¿Estaba siquiera preparada para lo que allí se encontraría? Armada tan solo con sus visiones, algunas pócimas mixtas, y algo de equipamiento básico para el viaje, deberá ingeniarselas bien.