Partida Rol por web

Fuera como fuera, las palabras del demonio no fueron respondidas, al menos por ahora…Prefería encontrar primero a la princesa de aquel reino, la cual tendría que estar por esa zona…lo más seguro, claro.

La ventisca apenas os dejaba ver, hacia un frío digno de narices y…estaba oscuro, pero aun así cabalgabais hacia delante, armados con antorchas mientras los caballos relinchaban de manera incesante, quejándose de esa ardua tarea y viaje.

Fuera como fuera, llegasteis a un pequeño claro rodeado de arboles…habían pisadas, ¿serían de la princesa?, ¿las seguiríais?

Farnad miró al demonio con cierta incredulidad... - Tampoco es que tengamos mucha elección, a no ser que prefieras volver a tu prisión... - dijo acordándose de la razón por la que Drazhar fue encerrado...

La nieve arreciaba con fuerza... hasta llegar a aquel claro con huellas... Pudiese ser que la princesa y su séquito hubiesen pasado por allí... quien sabe... aunque esa pista era mejor que seguir avanzando sin rumbo en medio de aquella ventisca... - Veamos que sacamos de todos esto... - Farnad bajó del caballo y empezó a investigar las huellas, tratando sobre todo de averiguar si correspondian a personas, y si alguna otra pudiera parecer más femenina por su tamaño...

Mientras cabalgabais, la nieve comenzó a aumentar en gran medida…el frío, el gélido viento, todo comenzaba a haceros ver “cosas”. Los arboles parecían más grandes, más alargados…incluso parecía que las escasas sombras que proyectaban se movían, ¿era aquello un bosque encantado?...

Drazhar cabalgaba junto a Farnad, pero no tardó en ver un extraño destello en la distancia, como si una voz femenina le estuviera llamando. Por su parte, el caballero no llegó a ver nada, ¿sería mejor seguir cabalgando?, ¿o pararse a investigar?  

Durante el viaje, ya empezaba a arrepentirme de haber aceptado ir con Farnad. Éste clima era lo peor y no dejaba de echar de menos lo calentito que uno estaba en la posada. Y casi, CASI, añoraba el dichoso baúl.

No obstante, mientras rondábamos un bosque, me pareció captar algo en la distancia. Tras mirar a mi compañero, éste no pareció haberse percatado.

“Farnad, espera un momento…”, le indico, deteniendo mi caballo. “Creo que he visto algo o alguien allí…”, le digo, señalando con la mano. “¿Es ahora cuando toca hacer cosas de caballero andante de brillante armadura, no?”, bromeo, espoleando ligeramente al caballo en la dirección indicada.

Incluso si no era nada, al menos me sacaría de la terrible y monótona rutina del viaje. Me moría por llegar a un lugar civilizado. ¡Eso de estar sin chicas a la vista es una agonía!

Farnad al escuchar a su compañero se quedó extrañado... entrecerró sus ojos tratando de ver aquello que le describía Drazhar pero no era capaz de ver aquello... - No veo nada... ¿estás seguro de que has visto algo? - le dijo mientreas lo seguía...

Pero el moverse de las ramas y los árboles ya alertaba algo al caballero... que por si acaso ya estaba agarrando la empuñadura de su espada a la espera de cualquier posible aparición... - Ten cuidado y no te alejes demasiado... estos bosques pueden ser muy traicioneros... por no mencionar que algunos están encantados con poderosas magias... o maldiciones... - continuó hablando el caballero mientras miraba con atención a sus alrededores...

“¿Eh?”, digo, deteniendo el caballo y girándome hacia Farnad. “¿Qué clase de magias y maldiciones? Y, ya de paso, ¿a quién se le ocurre elegir una ruta con algo así por el camino?”, añado, no saliendo de mi asombro.

“A ver… Yo vi un brillo por allí y juraría que escuché una voz de mujer, aunque también podrían ser imaginaciones mías. Hace mucho que no echo un polvo…”, añado, rascándome la nuca, mirando en la dirección donde vi lo que vi.

El demonio volvió a preguntar al caballero, el cual guardó silencio desde arriba de su caballo, por su parte, aquella voz volvió a llamar a Drazhar, pidiéndole ayuda de la forma más delicada y gentil posible. Era la ultima oportunidad para el demonio rojizo, ¿iría a investigar o seguiría el camino?

Esperando una respuesta más lógica por parte del caballero, giré nuevamente la cabeza en dirección al bosque al volver a escuchar, ahora de forma más nítida, la voz de una mujer.

“¿De verdad no escuchas nada?”, le digo al humano. “Pues maldiciones, monstruos o lo que sea, yo soy de los que actúan primero y preguntan después. ¿Cómo si no voy a disfrutar de la vida?”, añado, sonriendo, tratando así de motivar a mi estrecho amigo. “Además, ¿no es función de un caballero proteger a los inocentes? Pues si ese llamado es cosa de algo malo, es tu deber librarte de ello y que no cause problemas…”, sonrío con picardía. “Así que vamos. Yo investigo y tú me cubres. La combinación perfecta”, río descarado, dejándome guiar por mi vivaz curiosidad.

Farnad no pudo evitar llevarse la mano a la cara... "porqué nunca escucharán..." pensó amargamente el caballero mientras seguía con cautela a Drazhar... - No es que conozca el bosque, de hecho es mi primera vez en este reino... ¿pero tu crees que una voz de mujer te llamaría en medio de una ventisca? - trató de razonar con Drazhar en balde... puesto que había decidido de forma unilateral investigar aquellos sonidos que solo él escuchaba...

- Sí, ese es mi deber, lo cual no excluye ser inteligente y darse cuenta de cuando algo es una trampa... - dijo el caballero mientras su espada ya casi humeaba preparandose para la posible emboscada del enemigo y seguía a una distancia prudencial a Drazhar...

El caballero comenzó a seguir al demonio tan rápidamente como pudo. No le hacia mucha gracia ir en busca de una mujer en medio de la ventisca, pero…¿no fuisteis vosotros quien decidisteis buscar a una reina en medio de una ventisca?, tal vez era vuestro golpe de suerte.

Fuera como fuera, a medida que ibais avanzando por la nieve, notabais de que el camino cambiaba lentamente, tal vez os estabais internando cada vez más en el bosque, pero el demonio podía seguir escuchando esa maldita voz que le llamaba, hasta que al fin…llegasteis a lo que parecía el pie de una montaña, solo que con una enorme hendidura en forma de cueva. Seguía haciendo un frío de narices y apenas podíais ver nada, pero la voz se acalló una vez llegasteis ahí. 

La verdad es que, aunque mi curiosidad innata me había dado tantas alegrías como disgustos, no podía negar lo… particular que era todo, así como molesto por el clima, que alguien o algo me estuviese llamando, precisamente a mí, por éstos bosques helados.

Usando la voz como guía, la cual no deja de llamarme, no pocas veces por mi nombre, dimos con lo que, a todas luces, parecía una… cueva, o gruta… siendo nada casual que la llamada cesase nada más llegar a éste punto.

“La voz ha cesado, justo cuando el clima parece empeorar, y con ese lugar tan tentador cerca…”, comento, en tono burlesco pese al frío, a mi compañero. “Sea como fuere, está visto que no nos queda otra que avanzar. Si nos damos media vuelta, acabaremos convertidos en cubitos de hielo, y yo ya he pasado suficientes siglos encerrado…”.

Sin perder la sonrisa, azuzo al caballo a que dé un poco más de sí, dirigiéndolo hacia esa apertura en la montaña. Al menos allí estaríamos a salvo de la nevada. Ya de todo lo demás, sin comentarios.

Farnad suspiró... habían perdido la que era la ocasión para haber llegado a un lugar civilizado... en vez de eso al final han llegado a una cueva perdida de la mano de dios en medio de una ventisca que no parece querer amainar... - Sabía que algo así sucedería... será mejor que entremos en la cueva... lo mismo nos encontramos a algún amigo tuyo encerrado allí también... - dijo tratando de forma sarcástica tratando de tomarse con filosofía la situación en la que se hallaban...

El caballero toma una de las antorchas que consiguió en la posada para encenderla con su magia de fuego y tratar de averiguar que se encuentra dentro de la cueva... - Mejor ir con algo de cautela... esta puede ser la guarida de algún oso... o algo peor... - dijo mientras avanzaba despacio al interior...