Partida Rol por web

Dos de sus disparos habían impactado pero no habían sido suficiente para detenerlos, por lo que la sargento pudo ver como éstos llegaban contra sus hombres, aunque sin hacerles daño. Al intentar el tercer disparo, la criatura ya estaba demasiado cerca, lo que hizo que trastabillara. Por un momento, estuvo segura que la garra de aquella aberración le destrozaría la pierna de un golpe, y soltó un grito de dolor al sentir el filo atravesar en su piel.

Riahnna sentía el corazón en la garganta al ver lo cerca que estaba el monstruo. Llevó su mano a su cuchillo, pensando en su hermano, en que no quería convertirse en algo como eso... Cuando la cabeza del zombie estalló por un certero disparo de Taylor. La mujer sólo pudo mirar un segundo hacia el médico con un asentimiento, pero seguían en peligro. Ya habría tiempo para agradecer. Soportando el dolor tan buenamente como podía, se preparó para seguir en la pelea.

El dolor en la pierna de Riahnna es abrasador. De no haber sido por la tela reforzada del pantalón tal vez se la habría destrozado...

Me echo hacia atrás cuando la mano fea de uno de los infectados pasa demasiado cerca de mi cara. ¿Pero qué le he hecho yo ahora? Me giro para darle las gracias a la sargento por desviármelo, pero entonces veo el zarpazo que se lleva y noto un pequeño tic en el párpado al verlo. No pasa nada, seguro que Doc puede arreglarlo... Sí, seguro que sí.

- ¡A la sargento no se la toca! - grito al tiempo que apunto con la pistola contra el tipo de la maza, disparando casi a bocajarro - ¡Mal, bicho malo!

Los disparos de Kyle arrancan grandes pedazos del cráneo del infectado, que cae al suelo y se sacude espasmódicamente durante unos segundos antes de quedarse quieto...

Akira miró rápidamente de reojo a la situación de la sargento, que sufría una fea herida en el muslo. Por suerte, Taylor le echó un mano quitándose del medio al zombie que tenía encima. Rápidamente, el soldado se encaró hacia el zombie con una gran garra que tenía a escasos metros: era una forma huesuda afiliada y con una punta que podría atravesar a cualquier protección.

- No vas a pasar de ahí, maldito bastardo - y Akira disparó los dos subfusiles a la cabeza del muerto viviente, no quería tener que probar la calidad de esa asquerosa garra.

Uno había herido a la sargento y la mayoría se nos lanzaban encima, sin querer arriesgar demasiado y no teniendo una posición ideal para atacar a los que estaban más cerca me centro el perro que al parecer no habían eliminado del todo y me encargo de hacer bien el trabajo, acto seguido termino por apuntar al único blanco no comprometido a la vez que Akira y Kyle remataban a los suyos.

Los certeros disparos de Akira y Natasha acaban rápidamente con los últimos infectados, que caen al suelo para no volver a levantarse. Hacia el sur se eleva la gruesa columna de humo fruto de un espectacular incendio que está devorando varias casas del pueblo. Pero tampoco hay tiempo para detenerse: los gritos de los infectados se escuchan cada vez más cerca. Aunque la distracción creada por Akira y Riahnna fue efectiva, el ruido del tiroteo está volviendo a atraerlos al desguace...

Cuando la Sargento vio al último de los monstruos caer se dio el lujo de soltar un gruñido de dolor. -Mierda... ¡Vamos, al HUMVEE, muévanse!- Dijo al resto, haciendo señas a Taylor para que le sirviera de apoyo hasta el vehículo. Una vez éste llegó a su lado lo miró seriamente. -No sé si la criatura ha llegado a infectarme, pero si ven que comienzo a transformarme en algo como eso, no lo dude un instante.- Se señaló directamente a la sien con el cañón de su Dessert Eagle, al que ya le había puesto el seguro.

El combate termina tan abruptamente como había empezado. Dudo un segundo de avanzar, pero no tardo en correr hacia la Sargento. No parece estar en demasiado mal estado, pero ser alcanzado por una de esas cosas conllevaba siempre un riesgo adicional. Imágenes de los lickers destrozando Terra-Grigia vinieron a mi mente, y un ligero temblor en los dedos hizo que me costase enfundar de nuevo la pistola en su bolsillo.

Tan pronto como llego a la posición de mi superior, valoro su herida. No parecía terriblemente profunda, aunque solo pensaba eso porque las había visto mucho peores, y eso siempre era buena señal, o al menos, mejor señal que la que daba una laceración peor que esa. Las posibilidades de infectarse eran menores cuanto menor era el área de tejido afectada. Buenas noticias, pero no ideales. Lo mejor sería que todos nos concienciásemos de que un solo golpe podía ser mortal.

-No sé si la criatura ha llegado a infectarme, pero si ven que comienzo a transformarme en algo como eso, no lo dude un instante.-

-Arriba, Sargento-Le respondo, tendiéndole la mano e impulsándola a reanudar la marcha-La herida no parece demasiado seria. Las posibilidades de infección son muy escasas-La ayudo a llegar al Humvee, pasándome su brazo por los hombros y corriendo yo mismo hacia allí-Todos sabemos lo que hay que hacer en ese caso... pero no va a ocurrir.-La miro de reojo. Trato de transmitirle tranquilidad, pero no podía estar seguro. Aunque no nos hacía bien a ninguno el darle una mala noticia de esas características. Era mejor que mantuviese las esperanzas.

Por fin, llegamos al vehículo. Ayudo a mi compañera a subir, y la sigo con presteza. Abriendo el maletín de cuidados de emergencia que llevaba colgado de la armadura.

-Ahora mismo, me preocupa más otro tipo de infección...-Me siento frente a ella y sin esperar su autorización lanzo desinfectante sobre el corte y con la otra mano preparo la grapadora-Nos queda demasiada misión por delante como para esperar a que eso se cierre solo, señora. Esto va a doler un poco...-La aviso. Aunque no parece demasiado preocupada por el instrumental. Aprieto los labios, me concentro y presiono la herida entre dos dedos para acercar sus bordes. Sin vacilar un segundo, grapo tres veces en la pierna de la Sargento. 

-¡Vamos, vamos!-Llamo al resto, mientras desenvuelvo un metro de vendas y lo enrollo alrededor de la zona afectada, asegurándola finalmente con el elástico travesaño.-No queremos más de esto en una buena temporada...

Suelto un suspiro silbando cuando el zombie de la maza deja de moverse y veo que, por suerte, todos los demás también. Sin perder tiempo, me acerco hasta la puerta del conductor del HUMVEE y la abrazo un instante, antes de entrar y prepararme. 

- Te he echado tanto de menos... No te puedes imaginar lo seguro que me siento cuando estoy contigo. - suspiro, con el corazón afligido y unas ganas locas de marcharnos de allí. Me asomo un momento y me despido con la mano del vaquero, si nos ve - ¡No nos esperes despierto! ¡Y cuidado con el fuego! 

En cuanto los demás se suben, arranco el motor y echo una visual, comprobando que el lugar está relajado de momento. De muy momento, así que me tocará improvisar para ver cómo salimos de aquí. Miro un momento a Doc y luego a la herida. 

- A menos que tengas otra sugerencia, tiraré por donde haya menos de ellos... Y vigila que la Sarge esté bien. - Y que no nos coma a todos. 

Una vez los obstáculos completamente neutralizados no hago más que avanzar hacia el vehículo mientras vuelvo a recargar el arma y me siento en la misma posición que la vez anterior. Por lo demás dejo el máximo espacio para que el doctor trate la herida de la sargento.- Como este infectada la cadena de mando va estar condenada, así que esperemos que no haga falta tomar medidas extremas.

Por lo demás pongo los ojos en blanco ante los comentarios del piloto y me mantengo atenta a cualquier peligro que se acerque.

Los disparos de Sasha terminaron de liquidar todos los infectados que el grupo de soldados tenían delante. Tras unos segundos de asimilación, y animados por la cantidad de gritos y gemidos que se escuchaban a lo lejos, se pusieron en marcha de nuevo. Ya no tenían nada que hacer allí y debían aprovechar la distracción de la explosión. El humo, a lo lejos, se alzaba como una torre que atraía a los infectados por su tremendo bullicio.

Kyle fue el primero en acercarse al HUMVEE, cerciorándose de que estaba todo en orden y no había sufrido ningún daño. Se notaba que lo echaba de menos. Akira recargó los subfusiles y se apresuró a ayudar a Taylor, quien se encargaba de echar una mano a la sargento.

-Arriba, Sargento-Le respondo, tendiéndole la mano e impulsándola a reanudar la marcha-La herida no parece demasiado seria. Las posibilidades de infección son muy escasas.

Las palabras del médico tranquilizaron a Akira, que en el momento del combate, debido a que tuvo que acabar con el zombie rápidamente, no pudo fijarse bien en el estado de su superior.

- No se preocupe, sargento, hace falta más que eso para tumbarla. Gracias, Taylor - dijo el japonés tocando levemente el hombro del médico a modo de agradecimiento -. Está bien, nos vamos.