Miró a Belén exhasperado.
¡Pero que ya lo he dicho! ¡Sólo he intentado no dar demasiada información a nuestros enemigos! -bufó- Estuve un tiempo fuera... y soy un maldito recluso. No he hecho nada malo. ¡NADA! Sólo tengo tierras y no puedo salir de este maldito pueblo. Si me dejasen... hubiese vendido todo y me hubiese ido a vivir a un sitio más civilizado. Hubiese venido para las partidas de EbaN, eso sí, pero ya.