Partida Rol por web

Bueno, mi nombre es Sath y porqué no me demuestras de lo que eres capaz con esa arma. Veamos como se te da y así veré que es lo que te puedo enseñar yo.

Entonces Sath se apoyó en un árbol y se te quedó mirando para verte como movías la espalda y luchabas contra algún enemigo imaginario.

Adrián coge la espada con cautela mientras la observa fascinado. La mira y dándole la vuelta aprecia la habilidad de la forja. El muchacho es apasionado de la historia, tanto antigua como media por lo que es capaz de apreciar el arma aunque no entienda mucho.  Adrián es capaz de esgrimirla con su mano zurda, con la que es más competente. Un hecho para nada preocupante en el mundo actual pero si un serio problema en aquel tiempp en que la gente esgrimia sus armas con la diestra y sostenía el escudo con la siniestra de forma que espadas y escudos quedaban enfrentados. En este caso Adrian enfrentaba espada cpn espada y escudo con escudo. Pero obviamente contra un enemigo invisible el problema queda reducido a una simple anécdota.
Dos movimientos torpes pero con estilo permitieron a Adrián acabar con el primero de los enemigos.

- ¿Bien que tal si pruebas con esto? Y entonces un caballo de pelaje blanco como la nieve y con un par de alas enormes aparece tras un chasquido de los dedos del sátiro.

- Te presento a Pegaso, ¿qué tal si montas en él? Y practicas un poco a combatir desde ahí. Con suerte si le manejas bien Pegaso no sufrirá ningún daño.

De pronto el sátiro se desvanece de allí y los árboles que hay a tu alrededor también, la hierba parece desaparecer y convertirse en un terreno arenoso y sin ninguna pizca de vegetación. De pronto un pequeño abultamiento parece salir del suelo y comenzar a formar una columna que se extiende hasta un metro y medio de alto. De pronto la columna estalla en pedazos y ante ti, aparece una figura un tanto extraña.

Ahora escuchas de nuevo al sátiro que te dice: Ahm, se me olvidaba! Y tras escuchar un click una venda aprisiona tus ojos y evita que puedas ver absolutamente nada.

Practiquemos algunas cosas!

Adrián quedó fascinado cuando un caballo de pelaje cómo la nieve y unas alas se acercó hacia él. No sabía dedónde había salido, sin embargo no importaba. Wau!! Pegaso!! dijo mientras acariciaba al animal. Siempre presente en la mitología, ahora frente a él. Rodeó al animal despacio con su mano sobre el lomo, asombrado y lentamente. Subió sobre el fantástico animal.

¡Vaya, estoy sentado sobre pegaso! ¿Qué tal estás muchacho? Adrián acariciaba el cuello del animal y la cabeza. Estaba estupefacto, cuando el terreno cambió y Sath desapareció, de entre las ondulaciones del terreno surgió una criatura. Sin embargo no le dió tiempo ni a saber que era, pues tras escuchar un chasquido dejó de ver. ¿Eh...?¿Qué significa esto? Entonces escuchó a Sath. Pensó en protestar, pero finalmente desistió. Al final se había creído la versión del sátiro. Estaba en un mundo que era más real de lo que parecía, criaturas, leyendas escuchadas en su infancia se hacían realidad.

Esgrimió su espada y dijo a pegaso, veamos cómo nos desenvolvemos muchacho. Confía en mí igual que yo haré en tí.

Con los ojos vendados Adrián dejó libre a pegaso para que se moviese y agudizó sus oídos. Inicialmente era imposible reconocer algún movimiento que otro, sin embargo poco a poco fue centrándose. Confió en que pegaso se posicionase enfrente de su enemigo y en el momento que este atacó, Adrián golpeó con el talón izquierdo dobre el equino y éste hizo un movimiento hacia la derecha que evitó el ataque de su enemigo. Inmediatamente imaginando dónde se encontraba su enemigo asestó un par de espadazos bastante mal parados.

Vaya parece que no has acertado...

dijo de nuevo la voz de Sath.

Entonces un doloroso golpe te dió en la cara, era parecido a que te hubiesen golpeado con un pedrusco. Pegaso no había sufrido ningún daño pero tú y tu cara si.

Uff.. eso ha dolido, jajajaja, ¿porque no pruebas de nuevo?

¿De verdad esperabas que golpease? Dice Adrián. Bastante que no he caído al suelo. El muchacho se guía por otros sentidos y se deja conducir por pegaso. Venga chico parece que lo tenemos delante. Adrián agarra con fuerza el escudo y la espada y espera pacientemente a recibir el ataque del enemigo. De igual manera que en el anterior ataque, un simple movimiento indicó a pegaso que se apartase en el preciso momento del golpeo por parte de la criatura. Adrián trazó un arco con su espada que fue mejor dirigido con anterioridad, sin embargo intentó aprovechar el moviento del primer ataque para efectuar un segundo, y la espada se escurrió de su mano y cayó un par de metros adelante.

Mientras levantaba la cinta que le tapaban los ojos comentó: Esto es demasiado complicado. Bastante complicado es guiar al caballo a ciegas, posicionarlo y evitar el ataque con la simple ayuda de los demás sentidos, para encima querer que golpee. ¿Hay algúna instrucción que quieras darme? Va a ser complicado aprender por mí mismo.

Desciende del caballo, recoge la espada y vuelve a montar y colocarse la venda sobre los ojos.

Adrián necesitó más de un intento o dos para finalmente acomoter con éxito la prueba. Se le daba bien mover al corcel de un lado a otro para esquivar el ataque de la criatura, pero una vez se movía para esquivar quedaba desorientado y no conseguía golpear a la criatura.

Finalmente oyó el chirrido de agonía de aquella criatura y quitándose la venda de los ojos observó que parecía que esa vez había acertado.

Dando un par de golpes en forma de caricias a pegaso le dijo. Buen trabajo chico, te has portado muy bien. A la vez sacó un trozo de pan del bocadillo que no había comido a mediodía y se lo dio tras desmontar.

Necesito entrenar mucho más, pero te confieso que no esperaba conseguirlo nunca. Es muy complicado. Dice el chico a Sath.

Adrián se mantuvo entrenando y mejorando sus habilidades durante todo el tiempo sin practicamente descansar hasta que Sath apareció de nuevo y le encomendó su primera misión.

Pe...pero...no se si estoy preparado aún. Intentó replicar.

Un león...vaya...y que tamaño tiene...y en que dirección se enuentra esa ciudad de la que hablas. ¿Tú vendrás conmigo no es así? Los nervios se apoderaron del chico. Era su primera aventura y no estaba seguro de que podría tener buen final para él. Llevaba poco tiempo entrenando. Si numerosos guerreros y magos que se suponía llevaban en la profesión tantos años no habían podido parar a la betia, él con tan sólo unos días de preparación ¿qué podría hacer?

Vamos, vamos, Adrián, seguro que puedes. No creo que Sath te haya metido en todo esto para dejarte morir a la primera. El muchacho se anima.

Bien, índicame por dónde es, dice recogiendo su equipaje, siendo la espada casi lo primero que empuña.

Tras las indicaciones de Sath se pone rumbo a su objetivo.

- Bueno, no es tan grande, quizá algo más que tú o que los leones de tu mundo. Pero tampoco una criatura enorme y gigantesca, nada que no puedas lograr tu solito con tus facultades y la ayuda de Kurk. Mi misión a terminado de momento, el viaje debes emprenderlo solo. Yo ya no puedo serte de más ayuda por ahora.
Adelante no te demores y ve a buscarle.

Andas sin perderte gracias a tus dotes de rastrear hasta que llegas a la cabaña de Kurk. Allí te encuentras con un hombre barbudo, con una piel entre pétrea y musgosa. Con un pelo oscuro y largo, casi hasta la cintura. El semigigante se encuentra en este momento golpeando un arma con un gran martillo sobre un yunque. El arma está al rojo vivo y saltan chispas a cada golpe que da.

- Vaya, parece que me has encontrado, eso es que por fin Sath ha dado contigo, ¿verdad? Y bien, ¿queétripa se le ha roto a ese pequeño cabritillo?

Adrián enarca una ceja extrañado. Vaya, parece que aquí todo el mundo me esperaba y sabe quién soy.Finalmente se alegra pues le evita la situación de presentarse y explicar el motivo de llegada.
Vos, debéis ser Kurk, entonces. Sath me ha pedido que libere a la ciudad de Crematia de un león que lleva aterrorizando el lugar mucho tiempo. Lo que no sé es cómo lo voy a hacer ni dónde se encuentra esa población.
Adrián pausa su explicación, oberva alrededor y el trabajo del semigigante y posteriormente suspira levemente y continúa:
Me ha dicho que seguramente vos podéis ayudarme... Dice esperando una respuesta afirmativa por su parte

- Así que ha dicho que yo te podría ayudar, que curioso este pequeño Sath siempre anda haciendo de las suyas. Está bien, claro qué te puedo ayudar, pero tendrás que darme tu arma si quieres que haga algo por ti.

Puedo forjar tu arma y darle una nueva aptitud, lo que tú quieras. Puedo forjar su filo y hacerla fría, ardiente, cargarla de electricidad, hacerla corrosiva, puedo también hacerla defensora, deshidratante, estridente, hacerla sagrada, o no sé si se te ocurre alguna cosa puede que yo sea el indicado para ayudarte.

Dime, que es lo que quieres que le haga a tu arma?

Adrián abre los ojos sorprendido. ¿Cualquier petición? No sabe si ha oído bien o no, por lo que vuelve a repetir la frase transformándola en pregunta. ¿Cualquier cosa?

Adrián comienza a recordar sus enseñanzas y mitologías aprendidas durante sus años de estudio y de ocio.
Recuerda vagamente mitologías: ...y en las manos del paladín la espada sagrada tomó mayor poder que en manos de cualquier otro hombre, y corrió frente a su enemigo. Dos certeros golpes...

¿Es cierto que pida lo que pida será hecho realidad?...

-  Tú crees que si yo pudiese hacer los deseos de la gente yo estaría aquí ganandome la vida como me la gano. No muchacho, yo puedo darle una propiedad a tu arma, pero no miles de ellas. No puedo hacer que una espada tenga vida y haga las misiones mientras tú vagueas en tu hogar. No muchacho, puedo darte muchas cosas, pero no todo lo que desees. Igualmente, haré todo lo que pueda en tus deseos, eso sí.

Dime en que estás pensando y quizá pueda ayudarte.

Bien...bueno...tú inicialmente has dicho que pidiese lo que quisiese...
Adrián muestra una sonrisa en sus labios ante tal situación.

Bueno...puesto que te vas a poner tan quisquilloso, una arma afilada no me vendría nada mal... Adrián dice esto tendiéndole su arma con ambas manos al semigigante.

También ¿podías indicarme dónde encontrar al león, y si conoces de alguien que pueda ayudarme?No sé...alguien capaz de montar una trampa, competente en combate,... Quizá una red no me vendría mal para intentar atrapar al león

- Está bien, te haré el arma afilada, este arma solo te resultará util contra aquellas criaturas que tengan una anatomía discernible, gracias a su afiladura podrás causar más daño a esas criaturas.

Kurk se larga de allí con tu arma como si fuera un pequeño palo que no le resulta para nada pesada, la mueve como si estuviese hecha de papel. Después de un tiempo, regresa y te dice:

- Creo que tendrás que demorar tu misión para acabar con el León, ahora mismo necesito dos gemas para afilar el arma, y no las tengo. Tendrás que ir a buscarlas al pantano de los diablillos. Hasta entonces llevate tu arma contigo y ve hacia allí. En el centro de la laguna encontrarás las gemas que necesito. Pero ten cuidado, el pantano está infestado de diablillos y seguramente te ataquen. Cuando te hagas con la gema, sal lo más rápido que puedas corriendo y regresa aquí. Una vez la tenga no tardaré nada en devolverte tu arma con su nueva facultad.

Adrián asintió ante las palabras del semigigante. ¿Cómo las reconoceré?...y...bueno...esos diablillos ¿cómo son?

PArecía que las cosas de iban amontonando poco a poco.

Una vez respondidas su dudas Adrián se encaminó hacia dónde Kurk le indicaba.